CARLOS MARTÍNEZ GARCÍA
El documento es contundente y letal, sus repercusiones son de largo alcance y no pueden ser ignoradas por la cúpula de la Iglesia católica. La carta que el teólogo Hans Küng dirige a los obispos de la Iglesia católica instándoles a que dejen de obedecer ciegamente a Benedicto XVI, es un llamado que sltamente se había hecho antes en el siglo XVI, con la reforma iniciada por Martín Lutero.
Hans Küng sabe bien de qué habla cuando se refiere al autoritarismo del Papa en turno. Él fue quien muy al principio del papado de Juan Pablo II criticó que el régimen del clérigo polaco estaba restaurando el estado de cosas anterior al Concilio Vaticano II. Por sus posturas a Hans Küng en 1979 le fue retirada la licencia para enseñar como teólogo católico. El organismo encargado de la sanción fue la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuya antecesora, la Santa Inquisición, tiene amplia historia en la persecución de los disidentes.
Entre las opiniones de Küng mal vistas por el Vaticano está la que ha sostenido sobre Lutero y el movimiento de Reforma que desató en el siglo XVI.
Puede leer aquí el artículo completo de este periodista y sociólogo de fe protestante, titulado La explosiva misiva de Hans Küng