Alguna vez te has fijado en los gestos que realizan los niños. Resulta que van cambiando según la edad que tienen. Pero, curiosamente, muchos de estos gestos que demuestran expresiones coinciden con el resto de niños. Algo muy curioso. Lo que me hace preguntarme si hay un lenguaje expresivo internacional. El cual los niños conocen sin necesidad de aprender. Hoy vamos a analizar los gestos y como evoluciona el lenguaje no verbal de los niños, en los primeros años de vida.
¿Cómo aprende los gestos mi hijo?
Solo tenemos que ir a un parque y fijarnos en los niños. Después, nos fijaremos en los padres. Y veremos varios detalles muy curiosos. Primero, la mayoría de los niños son muchísimo más expresivos que los adultos. Siempre hay alguna excepción. Los niños se pasan el día gesticulando e interpretando. En parte, es debido a su imaginación. Aunque eso
es un tema que dejaremos para otro post. Lo que nos ocupa, es saber de donde vienen esos gestos y por que los vamos perdiendo con los años.Desde que nacen, los bebés, tienen una serie de expresiones que vienen con ellas aprendidas. Es el caso de alunar la boca (como si fuera una sonrisa antes de empezar a reírse) Cerrar los ojos ante impulsos. La cara de “asco” cuando no les gusta o no quieren la comida. Y la que más importante me parece. La cara de dolor.
Esto es natural. Los niños tardan meses en comenzar a comunicarse con el lenguaje verbal con el mundo que les rodea. Con lo que deben estar preparados para poder trasmitir su estado por otro medio. Si los niños fueran inexpresivos, tan solo tendríamos el ruido del llanto para saber que les pasa. Por ello, la importancia de las expresiones faciales en los primeros meses, que llevará a tener un cuerpo de lo más expresivo.
¿Influyen los padres en las expresiones?
Hace poco, me planteaba una cuestión curiosa. Mirando a mi hija, empezaba a ver algunos gestos y expresiones que me resultaban muy familiares. Lo que me hizo pensar, si el código genético, ya le había marcado esos gestos, así como los que tendrá en un futuro. O por el contrario, son expresiones que se van aprendiendo en función de nuestro entorno.
¿Por qué se parece a nosotros nuestro niño? Dicen que los que duermen en el mismo
colchón se vuelven de la misma condición. Podría pasar esto con los gestos. Empece a analizar mis experiencias pasadas. Y es cierto, que he cambiado mis propias expresiones en mis 3o y pico años. Cuando más lo note, ha sido con los cambios de ciudad. Cuando con 14 años de edad, mis padres dicen que hablaba y me expresaba de
forma diferente a cuando pase unos meses en Madrid. Pero, curiosamente, hace 3 años, cuando volví a Salamanca, me sucedió lo mismo. Volví a cambiar. También he notado cambios cuando he comenzado a salir con amigos nuevos. Imitando sin querer no solo frases, sino gestos y actitudes.
Yo creo, que en los niños, ocurre algo similar. Es cierto que nuestro código genético nos marca en gran parte lo que somos y como somos. Pero, no debemos olvidar las experiencias vividas que son las que nos hacen lo que hoy somos. Así, seguro que si veis un niño, muy poco expresivo, detrás veréis un padre con pocas expresiones.
¿Por qué se pierde la expresividad?
Es algo curioso, como año a año, los niños van perdiendo la expresividad. Que en los primeros años es una marca clara. Todo lo expresan con gestos y con emoción. Los humanos, aprendemos a través de la relación. Con lo que las expresiones son básicas para el aprendizaje del lenguaje. Si no demostramos nada el niño no aprenderá. De hecho, los seres humanos, tenemos un instinto que pocas personas conoces. Que consiste en hablar “como estúpidos” jeje, me refiero gesticulando y haciendo mucha monería a los bebés. Lo hemos visto y nos hemos repetido mil veces que cuando nosotros seamos padres, no lo haremos. Pero, es imposible no hacerlo. Ya que es vital para el aprendizaje del niño.
Es el motivo que los niños sean tan expresivos. A esto debemos sumar la imaginación y la ilusión y la dificultad que tienen para controlar las emociones. En muchos casos son emociones nuevas para ellos. Cuando llegamos a adultos, ya hemos experimentado casi todo tipo de sensaciones y emociones, con lo que no es lo mismo. Para ellos son nuevas y emocionantes. Lo que se les hace más difícil de controlar. En los primeros años, sus deberes son jugar y divertirse. Con los años, les exigiremos estar más tiempo serios, mantener la compostura en muchas más situaciones. Esto, va “matando” parte de su espíritu infantil. En muchos casos, me planteo, si no habría una manera de mantener la imaginación y la expresividad de los niños de alguna manera. Ya que son grandes virtudes que se pierden con el tiempo.