Un estudio de la Fundación sugiere que comer tres veces al día puede ser excesivo en climas como el andaluz
Típico niño andaluz
“Luego crecen y se vuelven vagos y se pasan el día en el bar tomando vinos”. Con esta frase concluyó Borja Pi la presentación pública del último estudio de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), organización comúnmente considerada como “laboratorio de ideas” del PP y cuyo presidente es Jose María Aznar.
Según el estudio, que se ha realizado gracias a una subvención de la Comisión Europea y en el que han participado grandes eminencias de la economía y la nutrición, “los niños andaluces han comido por encima de sus posibilidades. Durante el boom de la construcción, sus padres ganaban hasta 3.000 euros al mes y los fueron acostumbrando no solo a desayunar, almorzar y cenar todos los días, sino también a tomar algo a media mañana y a merendar a eso de las 18:00 horas. Esto no solo es económicamente insostenible para una economía subdesarrollada para la andaluza, sino que crea unos malos hábitos que luego son difíciles de reconducir”.
El estudio, titulado “¿Han comido los niños andaluces por encima de sus posibilidades?” y cuya conclusión final es rotunda (“Sí”), sugiere que en zonas del interior, sobre todo en provincias como Sevilla, Córdoba o Jaen, donde fácilmente se alcanzan los 40 grados en verano, se debería comer mucho menos. “Un desayuno a base de pan con aceite y una merienda-cena ligerita para que no les duela la barriguita al acostarse debiera ser más que suficiente”, defiende Pi. “El almuerzo es aconsejable saltárselo, porque con esas calores luego uno tiene que echarse la siesta y se va acostumbrando a volverse un vago, y así les va por el sur“.
Tras la presentación del estudio se han servido unos canapés, chistorra, jabalí asado, tablas de quesos, codorniz en pepitoria, cerdo al horno, pato a la naranja y mucho vino para que Aznar pudiera conducir de vuelta a casa.