Por Emiliano Terán B.
Razón Áurea.
Una noche estrellada, con un cielo despejado, ejerce sobre nosotros una atracción tan antigua como la historia misma de esos astros. Esta fascinación por los cuerpos celestes nos ha llevado al extremo de asociarles una influencia directa sobre nuestras vidas. Una de las culturas más influenciada por el firmamento fue la maya, que llegó a someter la vida de sus ciudadanos a los designios de los planetas y las estrellas.
En tiempos modernos aún quedan vestigios de esas costumbres, y muchos de nosotros confiamos en que la posición de las estrellas, al momento de nuestro nacimiento, determina o influye en los sucesos diarios de nuestra vida. La mayoría de nosotros alguna vez por curiosidad, otras veces por rutina, hemos consultado la sección del periódico -o revista- relativa al horóscopo con la esperanza de encontrar alientos y ánimos para continuar el día.
Esta práctica de apariencia inocente encierra un engaño que a muchos nos ha llegado a sorprender por su supuesta precisión. No obstante, no existe evidencia científica que la soporte, en lugar de eso, podemos encontrar una gran cantidad de trabajos científicos que la desacreditan.
El horóscopo
En la astrología, el horóscopo es un gráfico o diagrama que representa las posiciones de los planetas, el Sol, la Luna, y su relación con el nacimiento de una persona. La palabra horóscopo se deriva de palabras griegas que significan “un vistazo a las horas”. Se utiliza como un método de adivinación en la astrología. Sin embargo, ningún estudio ha mostrado algún apoyo científico a la exactitud de los horóscopos, y los métodos utilizados para hacer sus interpretaciones, en el mejor de los casos, son pseudo-científicos. Es decir, no han superado las pruebas necesarias para ser considerados aceptables científicamente.
En la astrología occidental, el horóscopo está representado por 12 signos zodiacales: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Cada uno de ellos se obtiene después de dividir la banda celeste que describen las trayectorias del sol y la luna y los planetas en doce partes iguales. Cada signo zodiacal representa la constelación más destacada de cada una de estas partes. Los signos zodiacales se suelen juntar en grupos de tres, cada uno de estos grupos tiene un elemento en común: agua, tierra, aire o fuego.
La adivinación basada en las estrellas es una imagen poética exquisita, pero esta imagen poética ha tergiversado su concepción estética hacia una visión determinista de la vida. Los horóscopos son un fraude que pone de manifiesto un error muy común en la interpretación de los eventos cotidianos.
El error al que hago alusión es conocido como el efecto Forer o efecto Barnum. “El efecto Forer (también llamado falacia de validación personal) es la observación de que los individuos darán aprobación de alta precisión a descripciones de su personalidad que supuestamente han sido realizadas específicamente para ellos, pero que en realidad son generales y suficientemente vagas como para poder ser aplicadas a un amplio espectro de gente.”
El Efecto Forer
En el año de 1948 inicio del periodo de posguerra la sociedad vivía momentos de gran escepticismo. En esta etapa de grandes cuestionamientos a las estructuras sociales, producto del desgaste anímico de las luchas que se libraron alrededor del mundo, fue cuando se llevo a cabo un estudio que puso en evidencia la falacia de los horóscopos.
En la Clínica de Higiene Mental y Administración de Veteranos el psicólogo estadounidense, Bertram R. Forer, realizó un estudio con un grupo de 39 estudiantes. Este estudio puso en evidencia la facilidad con la que es posible tomar como propia una descripción de personalidad general. El estudio consistía en responder un test de personalidad, y con base en los resultados del test se elaboraría una carta con la descripción de la personalidad del evaluado.
Finalmente se respondería con calificación del 0, muy baja, al 5 -excelente- el grado de certeza de la carta. El promedio de los evaluados fue de 4.23, i.e., un 84% de precisión. En otras palabras la gran mayoría de los estudiantes coincidían en que la descripción era muy precisa. Lo sorprendente fue que se entregó la misma carta a todos los estudiantes.
La carta decía lo siguiente:
Tienes la necesidad de que otras personas te quieran y admiren, y sin embargo eres crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades en tu personalidad, generalmente eres capaz de compensarlas. Tienes una considerable capacidad sin usar que no has aprovechado. Disciplinado y controlado hacia afuera, tiendes a ser preocupado e inseguro por dentro. A veces tienes serias dudas sobre si has obrado bien o tomado las decisiones correctas. Prefieres una cierta cantidad de cambios y variedad y te sientes defraudado cuando te ves rodeado de restricciones y limitaciones. También estás orgulloso de ser un pensador independiente; y de no aceptar las afirmaciones de los otros sin pruebas suficientes. Pero encuentras poco sabio el ser muy franco en revelarte a los otros. A veces eres extrovertido, afable, y sociable, mientras que otras veces eres introvertido, precavido y reservado. Algunas de tus aspiraciones tienden a ser bastante irrealistas.
La carta fue escrita tomando partes de diferentes horóscopos. El estudio se ha repetido incontable número de veces y el resultado en promedio es 4.2 de 5 o con una precisión del 84%. Se sabe que otros factores que vuelven más alto el supuesto grado de precisión de la carta son:
• el sujeto cree que el análisis se aplica sólo a él
• el sujeto cree en la autoridad del evaluador
• el análisis enumera mayormente atributos positivos
Cabe mencionar que no se encontró ninguna relación entre los resultados y la edad, sexo, ocupación o grado de escolaridad de los involucrados.
Por un lado, este estudio mostró que Forer convenció a los estudiantes de que era capaz de describir sus personalidades -sin hacerlo en realidad. Así pues, estos resultados muestran la razón porque las seudociencias parecen funcionar. La astrología, cartomancia, lectura del tarot, horóscopos y otros parecen funcionar porque aparentan dar resultados con un alto grado de precisión. No obstante, el estudio de Forer así como otros prueban científicamente que estas seudociencias son un engaño.
La explicación del efecto Forer está basada en la necesidad de darle sentido a nuestras experiencias, así como a nuestras ilusiones y esperanzas. Parece haber dentro de nosotros mismos una imperiosa necesidad de asirnos a una estructura de ideas que nos proporcionen cierto confort. Esa necesidad es el detonante que vuelve subjetivo nuestro razonamiento, atándose a las escasas ideas que los sustentan y descartando las que lo niegan.
Estudios más recientes
En el 2006 se publicó un estudio que mostraba las relaciones entre la fecha de nacimiento y las diferencias individuales en la personalidad e inteligencia de dos grandes grupos de personas. Entre los dos grupos suman más de 15,000 individuos. Los resultados fueron contundentes: no hay ninguna relación entre la fecha de nacimiento y la personalidad o la inteligencia.
Se consideraron dos grandes fuentes para hacer este estudio. La primera corresponde a un grupo hombres de mediana edad formado por 4,321 individuos. Este grupo es representativo de la población masculina estadounidense con respecto a la educación, ingresos, ocupación y raza. Se evaluó dos veces a este grupo: primero entre 1965-71 con un promedio de edad 19.92 años y después entre 1985-86 con un promedio de 38.35 años. El segundo grupo contaba con 11,448 miembros de los cuales 5699 eran hombres y 5749 mujeres. El rango de edad oscilaba entre los 15 y 24 años la edad con un promedio de 19.6 años.
El estudio adopta dos estrategias diferentes. La primera está basada en el concepto común de tiempo (mes y época del año de nacimiento). La segunda está basada en el concepto, seudocientífico, de la astrología (Por ejemplo, signo zodiacal, los elementos y el género). Los resultados no presentan ninguna tendencia o relación con el mes o la época de año de nacimiento con la personalidad o la inteligencia. Así mismo los resultados no muestran ningún efecto del signo zodiacal, el elemento, o el género en el enorme conjunto de personas entrevistadas lo que da al traste con los argumentos que soportan la astrología.
Conclusiones
Hemos visto que la razón por la que las predicciones hechas por los horóscopos nos parecen tan precisas no son más que una ilusión que puede ser explicada a través del efecto Forer. También que la fecha de nacimiento no guarda ninguna relación con los rasgos de personalidad de un individuo ni tampoco con su inteligencia. De igual manera la fecha de nacimiento no tiene ninguna conexión con las descripciones hechas por los signos zodiacales.
Carl Sagan apunta: Se pueden formular un buen número de críticas válidas de la astrología: por ejemplo, su aceptación de la precesión de los equinoccios al anunciar una «era de Acuario» y su rechazo de la precesión de los equinoccios al hacer horóscopos; su ignorancia de la refracción atmosférica; su lista de objetos supuestamente celestiales que se limita principalmente a objetos conocidos por Tolomeo en el siglo II e ignora una enorme variedad de nuevos objetos astronómicos descubiertos desde entonces; la incoherente demanda de información detallada sobre el momento del nacimiento en comparación con la latitud y la longitud de nacimiento; la imposibilidad de la astrología de pasar el test de los gemelos idénticos, las importantes diferencias en horóscopos hechos a partir de la misma información de nacimiento por diferentes astrólogos y la ausencia demostrada de correlación entre los horóscopos y los tests psicológicos.
Los horóscopos son un juego y como eso los debemos tomar ya que sus predicciones y dichos no son más que un ardid que pone en evidencia la fragilidad que presenta a veces nuestro juicio.
Referencias
- Forer, B. R. (1949). The fallacy of personal validation: A classroom demonstration of gullibility. Journal of Abnormal and Social Psychology, 44, 118-123.
- Peter Hartmann, Martin Reuter, Helmuth Nyborg, The relationship between date of birth and individual differences in personality and general intelligence: A large-scale study, Personality and Individual Differences, Volume 40, Issue 7, May 2006, Pages 1349-1362, ISSN 0191-8869
- Carl Sagan (2000), “El mundo y sus demonios”. Barcelona: Planeta, (pág. 330)
Abr 6th, 2011 | By ET | Category: Ensayo
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Fuente: Razón Áurea
Imagen: Astrólogo
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