En estos últimos días leo con asombro las últimas palabras de Rouco que desde su clásico púlpito vaticina que en el país la familia está en crisis. Viene a decir que sin ellos, dícese la Iglesia Católica y su moral la familia se destruye, vamos… que se va al carajo. El señor Rouco y su incontinencia verbal; ya podía contenerse un poco y arreglar lo que ellos llaman familia en el seno de la Iglesia.
El señor Rouco poco o nada, creo, puede entender de familia a no ser que sea un padre biológico y que no lo sepamos, poco o nada porque sus “hombres-de-negro” distan mucho de ser una familia normal. Vasta ver como se dan de galletas entre los sectores discrepantes dentro del seno de la propia Iglesia. Vuelvo al asunto, la familia. A mi entender la familia no está en peligro, han cambiado valores, han cambiado formas, también hay más conocimiento y menos ignorancia en la sociedad actual. Gracias al esfuerzo de la propia mujer ésta se ha emancipado de una sociedad machista, la mujer ha recobrado derechos que jamás la Iglesia reclamó a favor de ellas, no defendió los derechos de la mujer, nunca, mas bien lo contrario. Una iglesia misógina que ahora mira a la mujer de reojo porque no le queda otra opción.
La familia está en peligro, dice Rouco y, por qué… uno se pregunta. Casi que este señor iluminado por no se que espíritu santo parece un agorero apocalíptico. Dice que es por el divorcio, por la eutanasia y por el aborto entre otras causas o pesadillas en sus sueños. Si miramos el alto índice de divorcios en el Estado veremos que esto es algo que responde un factor principal, entre otros: que la mujer es más independiente económicamente y profesionalmente, y que no necesita del hombre para mantenerse en la sociedad.
Desde siempre y no desde ahora las relaciones en pareja fracasaban como fracasan las relaciones de amistad, es tan normal como nacer, vivir o morir. Antes, en el nacionalcatolicismo de la época del dictador, la Iglesia era la representación más hipócrita de una moral que pintaba de puertas afuera. En los hogares de aquella España cañí existían las riñas, los maltratos, las desavenencias y sobre todo un “soportar” por alguno de los cónyuges donde bien acababa con el adulterio, con el prostíbulo o con la sumisión con palizas en algunos casos, hoy se denuncia antes no se podía; puertas afuera era la familia feliz, la familia cristiana. De esto la Iglesia jamás levanto voz como lo hace ahora para defender sus intereses partidarios,
Desde la Iglesia gente como el señor Rouco, décadas atrás bajo el protectorado del dictador, hacían “ver” a la sociedad que la moral de la Iglesia Católica era el modelo a seguir para una familia feliz. Aún hoy en día me pregunto en qué consistía la felicidad: si la de los desgraciados que se tenían que soportar o en la de la Iglesia viendo como su modelo de hipocresía moral era sostenido por un régimen. El divorcio llegó con la transición y con la democracia muy a pesar de la Iglesia. Toda esa máscara de falsa moral, de falso modelo cristiano de familia se derrumbó con una gran demanda de divorcios. Hoy solo hace falta ver las estadísticas actuales en una España que se considera católica y creyente. ¿Qué falla pues?
Sobre la eutanasia hay mucho que comentar y argumentar, de hecho tengo varios artículos sobre el tema y poco más puedo añadir excepto en algunos puntos que trataré por encima. El cristianismo vive de la muerte, vive de la tanatosfobia. Quiten el miedo a la muerte y veremos cómo se sostiene una doctrina como la cristiana. Por otro lado el otro pilar de la doctrina católica es que “el dolor santifica”, sin ello no hay santidad, así reza su doctrina particular. Dicho esto, todo está muy bien si eso queda relegado dentro de los muros de piedra de sus iglesias y no se exporta al resto de la sociedad.
El problema una vez más es la hipocresía en el seno de las religiones, y ahora hacen un galimatías para confundir entre ortotanasia y eutanasia, y a su vez entre eutanasia y suicidio. Como se suele decir: crea confusión y ganarás. Seguro que tarde o temprano admitirán la eutanasia por presión de una sociedad más laica e informada. Repasemos cuando la Iglesia admitió las transfusiones (recordemos cuando condenaba las transfusiones siglos atrás) y los trasplantes a lo que se negaba en principio, la Iglesia Católica también se opuso desde sus altares. Por hacer una anotación más, el lector debería recordar cuando también la Iglesia condenaba las cremaciones (incineraciones), contrarias a otro de sus pilares doctrinales, la resurrección de los muertos. Me dirán ustedes como va a resucitar un “cadaver” de las cenizas. Dicho esto, ésta es otra batalla que perderá la enmohecida Iglesia Católica con el tiempo. Este señor como cualquier otro mortal, cuando llegue el día de su ida, es posible que pida drogas para mitigar el dolor o acelerar el desenlace final. Y me parece justo, por qué sufrir pudiendo evitar el dolor, prefiero ser menos santo y morir en plácido sueño en manos de Morpheo.
Sobre el aborto mucho tiene que callar la Iglesia que tiene bajo su organización de profesionales del Más Allá un montón de sacerdotes pederastas procesados en todos los países del mundo. A mi particularmente me da coraje ver con qué libertinaje se atreven a condenar el aborto y a estigmatizar a las mujeres que abortan sin analizar caso por caso, cuando hay cantidad de sacerdotes pederastas que se han aprovechado, bajo el silencio de la Iglesia, sexualmente de niños o niñas. A saber si alguno de esos “ilustrados de la moral familiar” ya dejó a alguna niña embarazada ¿abortando quizás? ¿quién sabe? ¡Qué horror! Yo creo que el señor Rouco por pudor si no ética debería de callar, al menos hasta que en su Iglesia no haya quedado un solo pederasta en nómina y limpia de toda esa lacra. El día que haga manifestaciones de igual calado y movilización contra la pederastia y los abusos en su propia Iglesia tendrá más credibilidad, hoy por hoy no es el caso.
El aborto no afecta directamente a la familia y sería mucho mejor informar sobre la Ley que regula el aborto así como sobre los medios anticonceptivos incluido el condón para evitar embarazos no deseados y más drásticamente, abortos. A mi no me gusta el aborto, quede claro, pero existe una ley en este país que lo permite en ciertos casos y como ley deberá ser aceptada pues hay expertos médicos que analizarán caso por caso, como debe ser. Tampoco me gusta ir a ciento veinte por hora por una autopista y debo acatar la ley. Cuando la Iglesia condena el aborto desde sus púlpitos, yo me pregunto rizando el rizo, quién es el autor del aborto espontáneo…¿la divina providencia, designios de dios? ¿un dios que produce abortos, no es cruel? Por lo demás solo me queda decir: la familia bien, gracias. Y la suya señor Rouco?
Jean Pierre Dubarri, enero 2011.
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