Revista En Femenino

La familia que come unida...

Por Mamaenalemania
Aunque a veces doy la impresión de moderna chachi liberal, deben uds. saber que yo, en el fondo de la superficie, soy muy muy pero que muy conservadora.
Para según qué cosas, la Rottenmeier a mi lado parece Courtney Love haciendo pastelitos.
Y es que de mi casa me traje un „Familia que come unida, permanece unida“ como manía que roza lo insoportable y tras años de convivencia, integración y de saber que la vida es un renovarse o morir, lo adapté a mi día a día teutón rebautizándolo como „Familia que come (bien) unida, permanece unida.“
No se crean que es ninguna tontería, oigan, que obligar a tu hija (yo, mi hermana) pre- y adolescente a comer y cenar todos los días en casa, contigo, permite apreciar desvíos caminales en stream. Y arreglar algunos. O por lo menos cojonearlos, como una mosca.
Mas de momento y ¡ay! a la espera de esas conversaciones familiares animadísimas al calor de una tortilla, nuestros encuentros culinarios se reducen a un monólogo materno consistente exclusivamente en: „el codo“, „la servilleta“, „mastica con la boca cerrada“, „traga antes de hablar“, „no jueges con la comida“, „coge bien el cubierto“, „empuja con pan“, „no comas con la mano“, „sácate el macarrón de la nariz“... y mi más favorita de todas (papá, te visualizo cada vez que la pronuncio) „la comida va a la boca, no la boca a la comida.“
Les suena ¿verdad?
Pero es que cualquiera que se haya visto en la tesitura de tener familia, y para colmo alemañola, sabrá lo frustrante que es educar con pan, servilletas (¿parrra qué quierrrrrres serfilletas, si comemos con cuchillo y tenedorrrrrr?) y manejo cubertero a tres niños y un alemán.
Con manejo cubertero me refiero, sobre todo, a su manera de sujetar el tenedor cuando cortan...
Los que coméis con teutones sabéis de lo que hablo. Los que no, que sepáis que yo iba a ser gráfica y poner una foto de la mano del Maromen, pero 1. me dijo que tanto dar la koñen con los modales y luego sacar el telefonito en la mesa... (y tiene razón) y 2. tampoco es para tanto y él no es ningún mono de feria (tiene razón en lo segundo).
Haré un esfuerzo descriptivo: Imagínense que el filete está vivo y representa una amenaza. Coja el tenedor con su mano izquierda y arponéelo hasta que deje de moverse. Manténgalo bien apuñalado mientras lo corta. Coma. Unos siglos de evolución más tarde, cuando los filetes han dejado de ser gefährlich, se ha relajado notablemente el gesto sacrificante, pero el agarre tipo del tenedor se mantiene. A algunos les dará la impresión de que intentan esconder el mango del mismo detrás de su mano (si algún lector manda una foto, juro que la colgaré en el FB o editaré el post con la misma, como él guste).
Y a lo que iba: Que luchar contra una piara de cerdetes a la mesa desespera y frustra, sobre todo cuando uno de los adultos que debería dar ejemplo es el Ferkel mayor y además te lo discute. Pero luego ves que tus polluelos, cuando comes fuera de casa, así como por arte de magia comen más o menos bien y te inflas cual pavo orgulloso y te convences de que tu pesadez merece la pena.
Hasta que un día cualquiera, ayer mismo por ejemplo, recoges al Mayor de su primera comida en casa de su amigüita. Y cuando se te ocurre preguntar que qué tal ha comido, la Mutter te dice que... bueno... ejem... verás, comer ha comido bien, pero se ha enfadado con nosotros. ¿Con vosotros? Preguntas tú, peazo de gili, que conociendo al niño deberías de saber qué ha pasado. Sí, no sé por qué, pero les tiene como manía a los codos y nos ha estado diciendo que no sabemos cortar la carne.
Y tú no sabes dónde meterte, porque tu hijo lo ha oído y ha venido, ofendidísimo de nuevo, a pedirte que le confirmes a su exfutura Suegren que comer así es de cerdos. Tal cuál.

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