Leo dos noticias en la prensa nacional. Una. “El presidente de La Caixa gana 2,6 millones al año tras cobrar una ‘jubilación’ de 24,5 millones”. Otra. “Javier Arenas ha ganado en política 2.574.713 euros desde 1990. Los datos aportados al juez por la Agencia Tributaria sitúan al político andaluz como uno de los políticos mejor pagados de la historia de la democracia.”
El presidente de La Caixa es Isidre Fainé, también presidente de la CECA, Confederación Española de Cajas de Ahorro, y un alto cargo en la dirección de la patronal española CEOE.
Si, la CEOE es esa cosa cuyo anterior presidente, Díaz Ferrán, está encarcelado en Soto del Real y cuyo vicepresidente, Arturo Fernández, está acusado de “pagar en negro” a sus empleados y servir menú a los diputados, en su congreso, al módico precio de 6,2 euros.
Y la CEOE es la misma mierda o cosa que hace unos días pedía que “se pudiera contratar por debajo del salario mínimo”.
Es decir que ellos cobran, aun estando jubilados e indemnizados, 440 millones de las antiguas pesetas al año, y quieren reducir las pensiones y pagar por debajo del salario mínimo.
Javier Arenas, eterno candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, y más aún , eterno perdedor, lleva ganados desde un cargo público en los últimos 23 años, 429 millones de pesetas, a un promedio de 43 millones por año.
Pero no queda ahí la cosa, según publicaba la prensa de ayer, este señorito andaluz “vivía como un marajá con largas estancias a gastos pagados en el Palace de Madrid y comidas en restaurantes de lujo, por un importe de hasta 770.000 pesetas al año”.
¿Dónde está el límite entre y hacía la más absoluta desvergüenza. Arenas lleva 23 años ganando 43 millones al año y pidiéndonos austeridad y recortes a los andaluces. ¿Tiene un solo gramo de legitimidad moral para tan siquiera abrir la boca?
Nuestra realidad se cimenta en el cinismo y la hipocresía. Personajes como Fainé o Arenas son peor que cualquier rescate, son un simulacro de personas, son, pura y simplemente, una escoria humana. Su ética es la de la saturación por la mentira. Su identidad la codicia. Su pila bautismal la insolidaridad extrema.
Nadie como Fainé, Arenas o Díaz Ferrán nos puede pedir nada a los españoles. Son genuinos representantes del vertedero moral que gobierna este país. Pero habitan en el desparpajo y, uno, después de “jubilarse” ganando 24,5 millones de indemnización quieren que la masa, la plebe, cobre por debajo del salario mínimo. Y otro se hace pagar hacer tres comilonas de lujo al día.
Leo, también, que un ministro japonés ha dimitido al demostrarse que ha cobrado una subvención ilegal de 400 euros. De aplicarse la escala, en España no quedaba ni el del botijo.
Tras tres mil años de “cultura” occidental y más de quinientos de “unidad nacional”, al final de la andadura, nos quedan, sólo, un alacena llena de chorizos.
Y a la alacena le llaman “Patria”.
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