Una vez dije que: " Conformarnos ante lo difícil de nuestros deseos es un ancla"... No me retracto, pero conformarse también tiene sus ventajas.

No es que a veces una parezca cierta y la otra no. Tampoco las uso a conveniencia, como puede parecer en ocasiones.
Lo que ocurre es que me parece que lo necesario para estar en paz con nosotros mismos es una combinación de amar lo que tenemos como si no hubiera nada más en el mundo, sin perder de vista lo que podríamos obtener. Ya, suena a infidelidad, pero es parte del inevitable cambio. Tenemos que crecer, tenemos que movernos y, conforme avanzamos, lo que nos hace felices cambia con nosotros.Así que están los sueños, los deseos y las ambiciones... que vienen a ser lo mismo.Pero eso no es la felicidad. No. Porque lo que nos falta no nos hace felices. La ceguera ante lo que ya conquistamos, recibimos o inventamos, es la receta para correr sin juicio en busca de imposibles. No digo que eso sea la peor pesadilla, hay gente a la que le funciona. Yo soy más de vivir en el hoy y cerrar los ojos al futuro. No es tan malo tampoco, excepto cuando me disgusta el ahora y no me siento capaz de creer en el mañana.Aún así, estoy convencida de que lo que hace falta, es una buena suma del amor a lo que tenemos y la búsqueda de lo que nos falta.¿Qué hay de ustedes?¿Cuál es su filosofía de la felicidad?