Como ya es de suponer, el totalitarismo siempre ha potenciado a sus escritores oficialistas, sobre todo a aquellos que presenten obras que exalten la epopeya donde participaron los líderes históricos o que ocurrieron bajo sus égidas.
Creo recordar que siempre en la Feria Internacional del Libro de La Habana estuvieron esos libros políticos; pero desde hace varios años comenzaron a superar a los literarios, y hoy ocupan la gran parte de las presentaciones, promoción y mejores salas expositivas. Los escritores son como entes agregados, gente que invitan porque no queda más remedio, pero la realidad es que de lo netamente cultural hoy se muestra poco en esas Ferias, en cuanto a la literatura ficcionada, aunque en toda la isla exista un amplio espectro creativo para publicar.
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Desde que abrí el blog vengo llamando la atención sobre este hecho y, en una ocasión, puse como ejemplo el Programa Oficial de la Feria, demostrando que los libros políticos ocupaban más del setenta por ciento de las presentaciones. Hace unos minutos escuché la inauguración de la Feria del Libro y, sin querer ver las cosas desde el lado negativo, pude comprobar esa tristeza que, como un aura, se ha instalado en lo que debería ser una fiesta. Las palabras dichas fueron huecas; al final, no se dijo nada aportador que festejara en realidad tal acontecimiento. Los rostros de los invitados también demostraban esa lejanía de quienes no pertenecen, o peor, de quienes añoran tiempos vividos que marcaron emoción y hermandad.
Luego de abrir mi blog no acudí más a la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, sede de la Feria Internacional del Libro de La Habana, pues realmente la nostalgia de los que de una u otra forma ya no están invadía mi mente. Sé que a algunos ya no los podremos hacer regresar, al menos físicamente, mas en sus libros, por supuesto, siempre estarán; pero sé que en algún momento tendremos una Feria Internacional del Libro de La Habana con todos esos escritores, intelectuales y artistas que andan dispersos por el mundo; que sin importar la ideología podremos compartir lo que significa una fiesta de las letras, sin que prime como ahora esa necesidad socialista de cumplir las reglas ideológicas impuestas por el poder, sin importar la alegría, las emociones, el verdadero sentir y disfrute de la lectura.
Hasta entonces declaro a Cuba sin una Feria del Libro genuina, enriquecedora y que vuelva a hermanar a sus creadores, fundidos en ese universo del arte como única bandera de un evento de tal magnitud. En ese entonces, Dios lo quiera, nos veremos el rostro.
Ángel Santiesteban-Prats
Prisión Unidad de Guardafronteras. La Habana. Febrero de 2015.