
Ante la falta de competencia en ligas europeas, la sección de “La Figura” tuvo que situarse en el campeonato local; y dando por sentado que la actuación de Juan Román Riquelme merecía, al menos, un post aparte, hemos decidido dedicarle la entrega del día de hoy a un personaje que ha sabido ganarse el corazón de la hinchada en muy poco tiempo.
Diez partidos son los que Julio Buffarini jugó con la 7 de San Lorenzo en la espalda; sin embargo ya se ha retirado de la cancha con más de una ovación. Es que en este tiempo de vacas y promedios flacos, los sanlorenzistas ven en el ex volante de Ferro a un jugador que, además de ser funcional al equipo, sacrifica hasta la última gota de sudor en ese ida y vuelta por la banda derecha. Algo que, a falta de juego, significa en el simpatizante “dejar todo en la cancha”.
Y con eso le ha alcanzado al volante, más allá de los resultados, para entrar en el corazón de los de Boedo. Su larga melena rubia lo lleva a recibir cargadas de su compañeros de plantel y ha destacarse, por sobre el resto, dentro de la cancha. A eso le suma una capacidad física y una velocidad poco habitual que lo condicionan perfectamente para el puesto que ocupa.
Si bien todavía le falta el gol, una de sus cualidades principales es la de llegar al fondo y asistir a sus compañeros. Y bien lo ha hecho en la decena de partidos que lleva en el Ciclón. De hecho, es el máximo asisitidor de su equipo y el de mayor promedio en partidos jugados: el cordobés lleva 4 pases-gol (incluido el de ayer a Bueno), todos similares: centro y de cabezazo a la red.
Indudablemente, San Lorenzo ha encontrado en él a una pieza clave en su funcionamiento, y una bocanada de aire fresco en su lucha por no descender… y pensar que arrancó la temporada como refuerzo de Ferro para disputar el Nacional B.

HACE MESES: con la camiseta de Ferro ante River. Fue en octubre de 2011
Su nombre se posicionó luego de la buena actuación en el empate ante River por 0 a 0. Allí, ya había sorprendido por su despliegue y fue el elegido de la dirigencia azulgrana cuando el juvenil Sebastián Luna se rompió los ligamentos en el partido con Estudiantes y abrió el cupo para un refuerzo.
Los rumores indican que Caruso Lombardi, cuando todavía dirigía Quilmes, lo había solicitado como condición para firmar su contrato. Fue por eso que llamaron la atención las declaraciones de Leonardo Carol Madelón que había asegurado “no haberlo pedido“.
Así, Buffarini y San Lorenzo cruzaron sus vidas en uno de los momentos más difíciles de la historia del Ciclón. El lunes les sonríe a ambos luego de otra gran actuación.
