Recuerdo que tenía yo trece años cuando mis padres me llevaron por primera vez a La Fonda del Recuerdo, en la
colonia Verónica Anzures, que se caracterizaba por ofrecer a los comensales buena comida regional veracruzana y música en vivo con grupos jarochos. En ese entonces La Fonda del Recuerdo aún no había comenzado a crecer de manera desmedida hasta convertirse en el restaurante de tres pisos que llegó a ser, con una cocina gigantesca, muchas mesas repletas de festejantes y turistas, muchos meseros y hasta tres agrupaciones musicales sonando al mismo tiempo en las diferentes secciones, chinacos, jarochos y champurrados norteños.
El crecimiento le hizo mal. Donde antes había verdaderos bollitos de elote, ahora hay unos tamalillos alargados y cilíndricos -tipo corn dogs (!)- con un queso corriente encima y una margarina


en las sillas de afuera esperando su turno. En pocas palabras, La Fonda del Recuerdo pasó de ser un niño prodigio, a un adulto babosón, torpe y sin chiste, que conserva de alguna forma algunos elementos del pasado, pero que al desvirtuarlos para la rápida producción en masa, se volvió una especie de fast food jarocho que por su deficiente calidad no es ya más que uno más de los restaurantes merecedores de aparecer en este blog por ser auténticamente engañabobos.

Calificación de Police Gourmet (del 1 al 10): 4
NOTA.- Mi hija y yo tenemos criterios diferentes respecto a muchas cosas, de modo que no asumo responsabilidad alguna respecto a lo que ella escriba.
COMENTARIOS DE MI HIJA, LA MENOR (es adolescente):
Fonda es, pero el recuerdo, ya cayó junto con el de los demás restaurantes de comida mexicana donde se dedican a buscar la tradición simple de la preparación de un platillo para acabar haciéndolo como los de sus competidores. El mole verde que dan, era más bien polvo de

pipián bastante feo, disuelto en agua (aunque no sé qué agua usaron o qué polvo de pipián, porque a los dos bocados ya tenía la boca más seca que la de una persona en el desierto), con el cual bañan un pollo, bueno, la piernita y el muslito de un pollito pues las piececitas de pollo eran muy pequeñititas.
La mayoría de los platillos tradicionales mexicanos son muy sabrosos, pero necesitas a alguien que los cocine bien, sobre todo si son de diferentes regiones. Aparte de un servicio deficiente que incluyó desde una recepción poco agradable hasta unos platos rotos, literal, los platillos no precisamente fueron placenteros. Longaniza verde aguada y sin sabor, cecina cruda, un chile relleno de picadillo cuando lo pedí de queso, un
Meseros de aquí para allá como pollos sin cabeza, sobre todo uno, que por estar preocupado por si realmente comeríamos

Al final entiendes que el grupo jarocho y el grupo de chinacos (que siempre anda desafinado), sirven para animar a la gente

No se engañen, si buscan buena comida mexicana, y les recomiendan La Fonda del Recuerdo, recuerden este artículo, que por su bien, escribimos, para que no experimenten lo que nosotros. Busquen otro lugar.
De la Fonda del Recuerdo, ni acordarse!
Calificación (del 1 al 10) : 5

