Revista Ciencia
Cada vez me encuentro con más fotógrafos que se mimetizan con la gente que les rodea, lo que hace que su fotografía y estado de ánimo dependa de esas personas.
Todo va bien si te codeas con fotógrafos que son mejores que tú, que te digan esta foto no esta bien, es mediocre o muy mala. Que te señalen los aspectos a mejorar. Si cuentas con un grupo de amigos así, es lo mejor que te puede pasar, porque no te estancarás y tampoco retrocederás.
También está el lado opuesto, que desde mi punto de vista es muy malo. Todos los que te rodean te llaman maestro, profesor, crack... eso significa que la gente que tienes a tu alrededor son peores que tú o que realmente no te aprecian. Ahora empieza a actuar lo que yo llamo "el síndrome de Estocolmo del fotógrafo" porque llegas a creértelo y no tomas perspectiva para ver tus fotografías. No atiendes ningún tipo de crítica aunque te la hagan personas a las que antes respetabas y a las que sus fotos te gustan.
El siguiente paso es el de la iluminación pero no de la foto sino del cerebro. Es cuando empiezan a endiosarse y creen que han inventado un nuevo sistema de procesar, hacer fotografía... Aquí es cuando más necesitas que alguien te diga: no sigas por ese camino que tus fotos o procesados son basura. Pero como ya eres rehén de ti mismo y para los que te rodean eres el "maestro" no aguantas esas críticas y lo que haces es apartarlas de tu lado.
Acabas dentro de un circulo vicioso del que es muy difícil salir, en el que tu fotografía está estancada, no evolucionas, siempre haces lo mismo...
Personalmente siempre he pensado: no dejes que te alaben de manera innecesaria, busca gente buena que comente de manera sincera tus fotografías y haz más caso a las críticas que a las alabanzas.