Revista 100% Verde
Dentro de mi , sabía que existía otra forma de vivir lejos del asfalto gris y frios muros del habítaculo que me resguardarba de la triste ciudad. Otra forma de sentirse vivo, latía en mi corazón. Sabía que plantando un hueso, la tierra te regalaba un árbol cargado de fruta, sabía que la tierra era generosa y que todo lo da gratis y que al verlo nacer y crecer viviría una aventura formidable, a cambio de cuidarla y respetarla. La tierra era lo más maravilloso que jamás conoceré, pero en la ciudad, la tapaban por todas partes, ahogaban su respiración con cemento, hormigón y asfalto, para mi era terrible, por qué sabía que la tierra enfermaría y con ella nosotros los habitantes de este hermoso planeta azul, ya que no podrían vivir ningún ser vivo de una forma natural al igual que nosotros. Sabía que existía otra forma de vida libre, donde el techo serían hermosas estrellas en un enorme firmamento, el agua cristalina correría libre por sus ríos y sería música para mis sentidos, también habría mucha tierra para plantar alimentos y crear belleza entre plantas, árboles y flores. En el fondo de mi alma sabía que existía otra forma de vida, así que soñé vivirla y así se hizo realidad, como hoy sé bien que escribo esto y soy consciente de mi existencia, creamos realidad y así sin aprenas darme cuenta, cree el sueño de mi vida y lo hice realidad.