Quien más quien menos, es capaz de ubicar la isla de Guernsey en el Canal de la Mancha, entre el Reino Unido y Francia. El conocimiento de este que escribe se circunscribía a esa circunstancia y la sorpresa, al tirar de la versión moderna del sempiterno atlas, el Google Maps, ha sido hallarla mucho más cerca del continente, frente a las costas de la Baja Normandía, que del suelo de Gran Bretaña, a cuyo territorio pertenece. Esta localización, hoy en día un paraíso fiscal, resultó clave y perjudicial para sus habitantes durante la Segunda Guerra Mundial. El ejército alemán, que ya había ocupado el país galo, se hizo fácilmente con la ínsula en su afán por acercarse a Londres en un episodio tan poco conocido como interesante.
Nada más llegar, los soldados nazis requisaron todos los cerdos de las granjas y los enviaron como abastecimiento para las tropas que quedaban en Europa. A cambio, obligaron a los locales a cultivar patatas y a alimentarse de ellas. La creación de la sociedad literaria que da título a esta película encubrió un banquete clandestino con un delicioso cochino asado y un no tan exquisito pastel de piel de patata al servir como pretexto para evitar la detención a manos de una patrulla teutona.
Este contexto histórico sirve de base a la trama que narra el viaje a Guernsey en la inmediata posguerra de una escritora en plena crisis creativa que, en su intención por conocer a los miembros de tan singular club de lectura y escribir un libro sobre sus experiencias durante la contienda, crea un inesperado vínculo con los residentes.
Este guión se encuadra en la tradición de novelas epistolares adaptadas a la gran pantalla, siguiendo los pasos de Las amistades peligrosas, La pesca del salmón en Yemen o, la más cercana en cuanto al fondo literario de las misivas, 84, Charing Cross Road. Bajo la sabia dirección de un Mike Newell que vuelve a sus mejores registros, los de Donnie Brasco y Cuatro bodas y un funeral, se construye, con un estilo académico, un relato de suspense en el que van surgiendo detalle por detalle, como miguitas de pan, los elementos que van a reconstruir el misterio que reside entre esas gentes que han tenido que hacer frente a situaciones límite como las que propicia un conflicto armado. De esa forma se dan cita, y conviven sin problemas de entendimiento, géneros como el bélico, el dramático y el romántico, sin renunciar a unos toques de comedia.
Con un reparto sobresaliente que une prestigiosos veteranos y jóvenes talentos del panorama interpretativo británico, Newell ha pergeñado una oda a la lectura, a sus efectos curativos en la persona, pero también en el grupo que se reúne para compartirla, además de a la creación literaria, a las maravillas que negro sobre blanco nos llevan asombrando desde la invención de Gutenberg y, en última instancia, a la necesidad de escribir como modo (terapéutico) de dar salida a nuestro torrente interior.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos
Copyright imágenes © Blueprint Pictures, Mazur/Kaplan Company, Studio Canal. Cortesía de A Contracorriente Films. Reservados todos los derechos.
La sociedad literaria y el pastel de piel de patata
Dirección: Mike Newell
Guión: Don Roos, Kevin Hood y Thomas Bezucha, basado en la novela de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows
Intérpretes: Lily James, Michiel Huisman, Tom Courtenay
Música: Alexandra Harwood
Fotografía: Zac Nicholson
Duración: 124 min.
Reino Unido, Francia, Estados Unidos, 2018
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