Daniel Luque incubando una faena. Iván de Andrés.
Madrid. Plaza de toros de Las Ventas. Domingo de Resurrección. Más de media plaza. Toros de Nuñez del Cuvillo y Juan Pedro Domecq para Daniel Luque en solitario.
Han pisado el redondel siete mansos, media docena descastados, con cuernos y uno que venía de gallito y lo único que ha demostrado es ser una gallina clueca. Encerrarse con esta clase de ganaderías y querer llamarlo gesta es como el que se revienta un grano y quiere que lo nombren cirujano. Hubo un par de cuvillos chochones que se dejaron pegar dos mil pases, dió igual, en esa hora Luque no se hallaba en el planeta Tierra. De Juan Pedro salió un manso con genio con el que tampoco quiso cuentas. Lo malo de estas ganaderías es que las virtudes de sus productos son contagiosas, por eso de la bondad, simpleza y docilidad de los públicos que se tragan toda esta cochambre sin decir ni mú.
Hace un año dí por hecho que no volvería a ver una encerrona más roñosa y pueril que la de Talavante. Como rectificar es de sabios, es menester señalar esta fecha con rotulador rojo en el calendario. Tal dia, por hoy, fue cuando Luque nos tomó el pelo y se descojonó del aficionado de la plaza más importante del mundo. Los insultos y las malas formas de Pachi Rivera o Padilla no son nada comparado con lo del sevillano esta tarde. Este chaval, que tiene de torero lo mismo que yo de astronauta, no debería de volver a pisar este ruedo en años. Pero como en Taurodelta son tan especiales le brindan la oportunidad de estoquear, si es que aprende, doce toros esta temporada. Eso contando con que no vuelva en la Feria de Otoño.
Seis silencios; ningun toro matado como Cúchares manda; cuadrados y subyugados todos en la suerte contraria, porque sí; veintipocos años y no le valen ni los empalagosos cuvillos ni el manso juanpedro; con el capote anduvo variado: estuvo mal, muy mal y peor que muy mal; es de agradecer que sólo gesticulara y cabeceara en tres toros; lo mejor de la tarde para él es que pudo salir por su propio pie sin ser escoltado por la policía nacional. Hace un tiempo tendrían que haber venido a rescatarlo los GEOS, y a por los GEOS tendría que haber venido el Ejército. ¿dónde están las broncas? ¿y las almohadillas? ¿las hemos cambiado todas por el pañuelo blanco y la Guía de la Cadena Ser? Sinceramente creo, y más leyendo lo que ha pasado en Málaga y Sevilla, que tenemos lo que nos merecemos. Merecemos que el toreo sufra esta lenta agonía porque los aficionados nos hemos comportado como luques lidiando con taurinos. No le hemos echado lo que había que echarle y ahora nos quejamos, como Luque, de algo que sabíamos que era seguro iba a llegar.