El deseo desmesurado de ser admirados y recibir atenciones de los demás puede convertirse en una enfermedad. Hay casos en que los narcisistas se victimizan para ser valorados y llamar la atención. La mayoría de ellos son incapaces de pensar en los demás.
Vivimos una cultura del narcisismo? ¿Será que las sociedades actuales han engendrado seres con una superlativa consideración hacia sí mismos? ¿Es una epidemia de nuestro tiempo?Para quienes abordan al narcisismo DESDE la psicología, se trata de una enfermedad cuyas víctimas, más que los propios afectados, son las personas que se relacionan con ellos.En las últimas décadas, el mundo de la psiquiatría ha abordado el tema con distintas denominaciones: la idolatría del yo, la era del narcisismo, la generación del Narciso.En ESTA cultura del yo, los individuos experimentan una necesidad desmesurada de admiración. La Asociación Americana de Psiquiatría es clara al definir al narcisista: “es una persona absorta en sí misma y convencida de su propia importancia más allá de toda duda razonable y con una necesidad patológica de recibir muestras de admiración y atenciones de los demás”.Este deseo por ser admirado —que forma parte de ciertas PERSONALIDADESPero ¿qué ocurre cuando están solos y no TIENEN quién los alabe? En ese caso, se evaden a un mundo ficticio en el que todo son triunfos y éxitos. Así, viven estas situaciones a través de la imaginación, COMO un modo compensatorio de llevar a cabo los deseos que la vida real no es capaz de satisfacerles.Por lo general, son personas con una gran tendencia a compararse con los demás. Les molestan los triunfos ajenos como si estos desluciesen su imagen.En estos días, el trastorno narcisista —como los psiquiatras llaman a ESTA enfermedad— es un tema de debate en el mundo por una razón muy sencilla: esta patología pudo haber desencadenado la tragedia que tuvo lugar el pasado 24 de marzo cuando el avión de Germanwings se estrelló en los Alpes franceses.Los psiquiatras y psicólogos que se han aproximado a este caso sostienen que el comportamiento del copiloto Andreas Lubitz está MÁS RELACIONADO con un trastorno narcisista que con un cuadro depresivo.Aunque es complicado dar un diagnóstico certero sin haber tratado el caso, los especialistas se atreven a asegurar que quienes presentan este trastorno tienen una elevada tasa de suicidio.Sobre este aspecto, la psicóloga ecuatoriana Adriana Oñate advierte que cuando estas personas buscan cometer un suicidio, podrían encontrar el modo de hacerlo “a lo grande, de una manera ostentosa”.Algunos trastornos de PERSONALIDAD, como el narcisismo extremo, pueden convertirse en un factor PARA que las personas que buscan quitarse la vida, maten a otras al mismo tiempo.Según la especialista, el 1% de la población, en su mayoría varones, sufre este trastorno. “Los narcisistas tienen un vacío tan grande en su interior que se alimentan del exterior”. Adriana también se refiere a algunos casos en los cuales las personas que sufren este trastorno se victimizan para ser valoradas.“Las personas que recurren a la victimización lo hacen porque no tienen otra manera de relacionarse con el otro. De esta manera, logran llamar la atención”.La psicóloga precisa que los narcisistas carecen de empatía, es decir, no se ponen en el lugar del otro y no son capaces de comprenderlo. Les importa poco lo que les ocurra a las personas de su entorno, porque solo están preocupados por sí mismos. En otras palabras, los demás solo son útiles cuando los alaban y así ratifica su ego.Entre otros aspectos, este trastorno se distingue por una alteración de la personalidad caracterizada por un egoísmo sin límites y una arrogancia extrema.Según un estudio desarrollado por el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Berlín, en Alemania, uno de los rasgos fundamentales de los pacientes narcisistas es su marcada falta de empatía. Aunque son capaces de reconocer los sentimientos ajenos, exteriorizan una actitud de poca compasión.Según los investigadores alemanes, el grado de empatía que alguien es capaz de mostrar, se PUEDE vincular con el volumen de materia gris en el cerebro, tanto en individuos sanos como en narcisistas.En algún momento de la vida, todos somos narcisistas, pero, según Oñate, es preciso diferenciar entre ese TIPO narcisismo y el trastorno narcisista.“Para que haya un trastorno es necesario que exista un patrón de grandiosidad”, precisa la psicóloga.Eso significa que tiene un exagerado sentido de autoimportancia; engrandece los logros y espera ser reconocido como superior. Pero, además, son pretensiosos y están a la expectativa de recibir un trato diferente al de los demás. En muchas ocasiones, creen que los demás los envidian. “El problema es que cuando los confrontas o pones en tela de juicio su conducta, se enfurecen”.Hay muchas herramientas psicológicas que ayudan a evaluar trastornos de personalidad. Por esta razón le resulta sorprendente que la aerolínea Germanwings no lo haya identificado y haya permitido que Andreas Lubitz ocupara el puesto de copiloto. “El suicida busca matarse solo y a veces en la intimidad de su habitación. Seguramente este copiloto era depresivo, pero también sufría de un trastorno narcisista, porque necesitaba mostrar cómo se mata”. Estas personas —dice— suelen pensar que el mundo les ha hecho algo tan terrible que el acto de suicidio es la respuesta a lo que han vivido.Un artículo publicado en el diario The New York Times revela que los narcisistas pocas veces acuden a una consulta con el psicólogo porque no creen tener trastorno alguno; en contraste, buscan estar siempre presentes en la vida pública.El año pasado, la Asociación Americana de Psiquiatría consideró que actualmente hay más herramientas PARA que los narcisistas PUEDAN potenciar su amor por sí mismos. Una de ellas son las selfies, autorretratos realizados con una cámara fotográfica o con el mismo teléfono celular.Los psiquiatras han encontrado un vínculo entre las autofotos y los trastornos derivados de desórdenes de narcisismo. La dependencia en la búsqueda de atención social está presente en la costumbre de compartir este TIPO de imágenes.Esta organización ha llamado la atención sobre el momento en el que hacerse fotos a sí mismo y compartirlas se convierte en algo obsesivo-compulsivo. De alguna manera, al hacerlo, las personas buscan compensar una baja autoestima o una deficiencia en el manejo de la intimidad.Sobre este tema, el periodista estadounidense Jeffrey Kluger en su libro El narcisista de al lado, se pregunta ¿en qué momento nos transformamos en una sociedad que casi todo el tiempo necesita mirarse en el espejo para reafirmarse una y otra vez? Para este periodista especializado en temas científicos, la respuesta está, por ejemplo, en todas las veces en las que gritamos: “por FAVOR, fíjate en mí”, en Facebook, o “sígueme”, en Twitter y del modo en que nos hemos convertido en artistas del selfie.Cultura narcisistaEn la década de los setenta, el sociólogo Christopher Lasch publicó el ensayo La cultura del narcisismo, en el que sostiene que en esta cultura hay una obsesión dominante en vivir para sí mismos, no para los predecesores ni para los venideros. Como lo señala en su libro, cada época desarrolla su propia forma particular de patología. En los tiempos actuales, el narcisista sería, según los aseguran los sociólogos, el producto final del individualismo.“El narcisismo se caracteriza por el desarrollo de lo propio, de la incapacidad para aceptar la vejez o la limitación humana y la necesidad de triunfo y reconocimiento que es propio de las relaciones humanas”, advierte Lasch en su ensayo. En este sentido, los psicólogos coinciden en afirmar que las personas narcisistas no son capaces de reconocerse a sí mismas, sino a través del conocimiento y reconocimiento del otro.Cuando se cierra en sí mismo y rechaza a los demás, corre el riesgo de tener un único reflejo: su propia figura, siempre destructiva, pero, sobre todo, mortal.Cuando abordan este trastorno, muchos psicólogos coinciden en asegurar que a los narcisistas no les ha ido mal, porque, con frecuencia, ascienden en el TRABAJO, gracias al carisma que suelen proyectar y a lo bien que se venden a sí mismos.En este contexto, según lo señala el periodista Jeffrey Kluger, las personas tímidas y humildes, al parecer, no van a ninguna parte. De alguna manera, los narcisistas tienen una suerte de ‘gancho’ para el resto; consiguen que los demás los admiren y que incluso quieran ser como ellos.Joël Dor, psicoanalista francés, advirtió, en uno de sus ensayos, que el narcisismo no es en sí una estructura clínica como la histeria, la perversión o la neurosis obsesiva. Tampoco estaba de acuerdo en describirlo como un arrollador amor por uno mismo. Es, básicamente, una incapacidad de ver al otro y, en consecuencia, amarlo.Ningún narcisista PUEDE valorar a los demás; solo desea ser valorado y reconocido por los otros.Aunque parezca paradójico, en ciertas ocasiones, se podrían mostrar solidarios con los sufrimientos ajenos siempre que estos no interfieran con su vida y no los comprometan a nada.En realidad, sufren de un vacío interior del que buscan escapar a través de actitudes que, en muchos casos, los delatan: se quejan del mundo que los rodea y, en ocasiones, están convencidos que el mundo se alía contra ellos.El especialista