¿Os habéis parado a pensar en lo geniales que son los bebés? Geniales de genios, claro. Yo a mis 37 años no estoy haciendo nada más genial que lo que está haciendo mi hija en estos momentos: empezar a entender una lengua, y comunicarse con ella. Habrá bebés que lo hagan un mes antes, dos meses después… qué más da, ¡sigue siendo igual de genial!
Esa es la base desde la que creo que todos deberíamos partir. No es que “toque” empezar a hablar, es que es un milagro que alguien tan chiquitito sea capaz de comprender un lenguaje e intentar imitarlo para hacerse entender además de con sus gestos… Si tuviéramos un perro no esperaríamos que hablara, pero como es un bebé, sí esperamos que lo haga… ¡Claro! ¿Pero os imagináis lo complejo que tiene que ser para ellos? Es digno de admiración, sea cuando sea que empiece a hacerlo. Siempre.
Tenemos que tener en cuenta además dos aspectos: una cosa es el habla, y otra el lenguaje. El primero tendría que ver con la pronunciación y sonidos y el segundo con la comprensión de su significado. Hay niños que empiezan más tarde a hablar, pero sí conocen el lenguaje y son capaces de entender frases sencillas. Eso es parte de un proceso tan complejo. Y son tan geniales como quienes empiezan a hablar antes.
En nuestro caso, llevaba desde el mes pasado observando una clara inflexión de mi hija en el habla, y este mes se ha hecho más evidente. Una característica en el habla es que cuando comienza, crece a ritmo exponencial, es decir que de una palabra pueden pasar a cinco, y de cinco a 15… Guauuuu, ¡es grandioso! Por eso no hay que preocuparse cuando vemos a niños de la edad de los nuestros que ya hablan más… sus ritmos son diferentes y dependen mucho de ellos mismos y de sus circunstancias. Lo importante es detectar si entienden o no tus mensajes sencillos y directos. Mi hija no dice “magdalena”, pero ¡vamos que si lo entiende cuando le digo: ¿quieres un trocito de magdalena?!
Algo que ayuda mucho a estimular el habla son:
- los mensajes sencillos.
- los mensajes claros.
- los mensajes directos.
- los mensajes repetidos.
Os voy a contar un poco como ha sido este proceso en mi hija, que ahora tiene 17 meses. Este mes he observado que cuando bajábamos las escaleras y le decía: uno, ella continuaba diciendo “do, te”. ¿Cuántas veces al día decíamos los números del 1 al 3? Pues mirad: al bajar escaleras, al jugar con cualquier cosa que tuviera un mínimo de tres unidades, al hacer una cuenta para empezar algo: 1-2 y 3, al prepararla cuando va de la mano con su padre y conmigo para saltar un bordillo o jugar a saltar… Es lógico que con tanta repetición un bebé acabe entendiendo que detrás del uno va el dos y luego el tres, ¿verdad? Es que es un juego lingüístico que se repite muy a menudo, y es sencillo.
Por eso, cuando se oye hablar de estimular a los bebés en el lenguaje no significa que los pongamos en una sillita y les demos una lección; simplemente es que utilizamos un lenguaje básico, sencillo y conciso, y repetido en muchas ocasiones a lo largo de muchos meses. Y la mayoría de las veces de forma atractiva y en forma de juego. Es inevitable que empiecen las asociaciones y sea capaz de imitar aquellos sonidos con mayor afinidad.
Además de papá, mamá, abua (agua), de las primeras palabras que mi hija empezó a decir fue “ahí”. ¿Por qué precisamente esa? Porque en su habitación le tenemos decorada la pared con dibujos de animales y llevábamos mucho tiempo jugando con ella: ¿dónde está el león? Ahí… ¿y el elefante? Ahí…
También dice nena (realmente dice “anena”). ¿Por qué nena y no nene? ¿Y por qué “anena”? Porque yo la suelo llamar así: ¿qué quiere la nena?, ¿dónde va la nena?, ¡mira la nena!… En este caso está asociando el artículo y el sustantivo a la vez, que tanto repito, y por eso dice “anena” cuando ve su reflejo en un cristal o espejo.
Otra anécdota: el otro día estábamos viendo uno de los dibujos de Baby Einstein en inglés (el capítulo de aprender a contar) Y según dijo el tigre “one”, escuché como ella decía: “tu” (two). Sabía que ya reconocía las canciones y sonidos de antemano, pero no dejó de sorprenderme que se anticipara a aquel tigre que luego continuó diciendo “Two”. No me extraña que le guste tanto el CD de DansingKids y que sea capaz de tararear a su manera: ¡es que llevaba meses escuchando aquellas canciones! Siempre os he recomendado los Baby Einstein porque son muy sencillos; un bebé no puede entender Peppa Pig, por ejemplo, como lo hace un niño más mayor, por eso también es importante qué estímulos elegimos para nuestros hijos.
¿Qué más palabras sabe decir? Mano: cada vez que nos vestimos juego a que al ponerle una manga le digo: ¿qué sale por aquí? ¡mano! Y lo mismo con “pe” (pie), Papato (zapato): ¿quiere andar la nena? ¿nos ponemos los zapatos? Cole, cole (corre, corre): una de las plazas de coche está lejos de nuestra entrada a casa, y siempre jugamos en ese trayecto: mi hijo mayor nos deja unos metros de ventaja, y yo (que la llevo en brazos) echo a correr y digo: corre, corre, ¡que viene Yago!, quien la pilla y hace cosquillas (y eso nos da para tres repeticiones mínimo al día en ese trayecto, más las que le improvisa su hermano por casa…) Si os dais cuenta en este caso no dice cole, sino cole-cole, porque es justo lo que llevo repitiendo meses Otras palabras serían: papano (plátano), vaca, pato, gato, mono, no, ya, acale (a la calle), apate (al parque), Ema (emma), Yabo (Yago)…
En fin, con estos ejemplos solo quería comentaros por qué creo que un lenguaje claro, conciso, sencillo y repetido es clave para ayudar a estimular el lenguaje y habla de los niños. Si además, los dibujos animados que ven se ajustan a su edad, y se utilizan canciones en sus juegos (nosotros siempre tenemos música de fondo mientras jugamos), estás creando un ambiente propicio para ello. Es decir, que para aprender a hablar se necesita de dos factores: el suyo propio (relacionado con su salud: audición, aparato fonador) y el ambiental (siempre hay una tendencia imitadora que os he contado con los ejemplos), con el que nosotros podemos influir y mucho.
¿Creéis que nuestra forma de hablarles, de comunicarnos con ellos, los condiciona a la hora de empezar a hablar? ¿Elegís por ejemplo los dibujos que ven? ¿Jugáis con las canciones?