Revista Música

La graminola – número 22 – 26 de abril de 2018

Publicado el 25 abril 2018 por Perendengon

LA GRAMINOLA – NÚMERO 22 – 26 DE ABRIL DE 2018

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Ya sabéis que la base de la revista es dar un pequeño repaso con las novedades que presentaban las listas de éxitos que he ido confeccionando desde hace cincuenta años. Cada nuevo número empezamos por la lista actual de cada semana y a continuación seguimos viajando hasta las listas de hace 50, 40, 30, 20 y 10 años. Todos los éxitos de la música desde el año 1967 irán apareciendo por aquí.

Junto a las listas distintas secciones a cada cual más recomendable. En “Los Pioneros” rememoramos la música y los artistas que inspiraron a todos los que vinieron después. Nuestro póster, a doble página en el centro desmenuza cada semana un disco que fue, es y será muy grande. En la sección “También es Música” le damos cabida a esas canciones y esos artistas que a su manera también han tenido protagonismo, en muchas ocasiones de manera inesperada. Y la contraportada es el colofón con noticias de actualidad musical, efemérides y música en directo.

Echándole un vistazo a la portada de cada día os podéis hacer una idea del contenido de la revista. Junto a cada fotografía hay un texto que contiene un link que te lleva directamente a la página en cuestión, pero yo os recomiendo ir por orden, ir leyendo desde el principio al final porque la música lo merece. Y recordad que siempre estaré abierto a cualquier crítica, consejo, sugerencia o petición que vosotros, Graminoleños, me hagáis.

NUESTRA PORTADA

LA GRAMINOLA – NÚMERO 22 – 26 DE ABRIL DE 2018

Todos sabíamos que era cuestión de tiempo y así ha sido. Nuestra lista de actualidad vuelve a sumergirse en el reggaetón, aunque afortunadamente con solo una canción. Nos la traen el grupo mexicano Reik, que comenzaron como una especie de boy band y han terminado siendo poseídos.

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Para quitarnos el saborcillo reggaetonero de boca y endulzarnos debidamente los oídos, llegan al rescate los cuatro genios de Liverpool para ofrecernos como auténticos pioneros algunas de las canciones que formaban parte de su segundo álbum, “With The Beatles”. Pues eso, que con ellos os dejo para que no haya ninguna queja.

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No llegaron a publicar ningún álbum como dúo pero tras su recorrido juntos en Pekenikes y Brincos nos dejaron unas cuantas grandes canciones, entre las que destaca la que protagoniza en exclusiva la lista sesentera de esta semana. Juan y Junior, parte de la historia de la música de nuestro país.

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Dos son los protagonistas de la lista de los años 70. El primero un auténtico precursor de la música de sintetizadores y padre del tecno y la música electrónica, que además asalta el número uno, Jean Michel Jarre. El segundo un artista de los pies a la cabeza con una voz profunda y un talento descomunal que coloca uno de sus éxitos en la lista, Neil Diamond.

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El póster central de esta semana tendrá continuidad la que viene ya que son muchas las cosas que hay que contar sobre ese tremendo álbum que es “Pet Sounds” de los inimitables The Beach Boys. Con este disco cambió todo tanto dentro de su carrera como en la manera de hacer música a partir de ese momento y todo ello por cortesía del señor Brian Wilson.

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La lista graminoleña de los 80 está protagonizado por dos artistas que fallecieron al pie del cañón. Uno, el italiano Mango. El otro, el inimitable Leonard Cohen. Dos nuevas entradas en lista, dos nuevas buenas canciones.

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Sin duda alguna, una de las imágenes más representativas de la música de los 90 es la de Madonna en el videoclip de “Frozen”, principal entrada de la lista noventera que repasamos hoy. Pero no viene sola ya que trae unos escoltas de lujo: OBK y Pearl Jam. Añorados 90.

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Los protagonistas absolutos de la lista del nuevo milenio son ellos: El Canto del Loco, que empezaban a dar sus últimos coletazos.

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La sección disparatada de La Graminola llega loca de verdad. Nos ofrecen su “otra música” dos patos, una banda sonora de una telenovela y un percusionista a base de onomatopeyas. No va más señores, hagan sus apuestas.

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La actualidad manda y hoy tenemos una contraportada que habría preferido no haber tenido que hacer. La Graminola homenajea al trágicamente desparecido Avicii. Disfrutemos de su legado.

LA LISTA DE LA GRAMINOLA

LA GRAMINOLA – NÚMERO 22 – 26 DE ABRIL DE 2018

Como cada semana, iniciamos nuestra revista musical preferida con el repaso a la lista de actualidad. En esta ocasión únicamente disfrutaremos de una canción, la única que ha entrado en el ránking graminoleño el pasado sábado 22 de abril. Y sí, como era de esperar, la tranquilidad ha durado poco y nuevamente volvemos a las andadas. Reggaetón puro y duro, que le vamos a hacer.

Lo curioso del caso es que esa nueva entrada nos llega de la mano de un grupo mexicano que lleva haciendo música desde el año 2005 y que en sus inicios no bebía en las fuentes de este estilo, sino que ofrecía un pop sencillo con arreglos latinos en algunas de sus canciones, pero que desgraciadamente con el paso del tiempo se ha ido transformando en un artículo más que ofrece más de lo mismo. Su nombre es Reik.

Para la ocasión se han hecho acompañar de dos de los artistas más identificados con el regaeeton del momento como son los portorriqueños Ozuna y Wisin y nos colocan en la lista una canción con un ritmo un tanto más pausado de lo habitual titulado “Me Niego” que además es el tema que suena en la cabecera de una de las telenovelas de mayor éxito en la actualidad en México que lleva el título de “Tenías que ser Tú”. Pues sí, tenían que ser ellos los que cambiaran de estilo para nuestro “regocijo”.

Mal está que estos chicos nos ofrezcan más de lo mismo sin ningún atisbo de originalidad o talento, pero que encima denominen su manera de hacer música como “género urbano” y presuman de que el pop tiene que aprenderlo todo del reggaetón creo que no hace más que demostrar que están bastante sobrados de ignorancia. A lo mejor lo que les pasa es que están necesitados de escucha buena música. Contactaré con ellos para que sigan “La Graminola” y se empapen un poco de lo que es bueno.

LOS PIONEROS

La semana pasada iniciábamos el merecido tributo que se merecen The Beatles como uno de los más destacados y significativos referentes de la historia de la música moderna. Como os comentaba entonces, algunas de sus canciones, la de sus primeros tiempos, no han quedado reflejadas en las listas graminoleñas habida cuenta de que son anteriores al año 1966 momento en el que inició su andadura nuestro ránking favorito.

Durante cuatro semanas vamos a dedicarle esta sección a sus cuatro discos pre-graminoleños y poder así disfrutar de absolutamente todo su repertorio. En esta ocasión viajamos hasta el año 1963 para hacernos eco de parte de la música que contenía el segundo disco de su carrera: “With the Beatles”.

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Que con tan sólo dos discos en el mercado ya se habían sumergido de lleno en lo que era la industria discográfica de aquella época quedaba claro con la aparición de este nuevo disco. La semana pasada os comentaba que con motivo de la grabación de su primer álbum tuvieron que soportar muchas presiones de la discográfica para que incluyeran alguna que otra versión de temas de otros artistas a lo que ellos se opusieron. En esta ocasión cederían a esos argumentos y publicarían un álbum que contenía 14 canciones de las cuales únicamente 8 eran temas originales nuevos.

Siempre se ha dicho que el primer disco que cualquier grupo o artista publica es el que ellos quieren publicar, que el segundo en aparecer en el mercado es el que quiere la discográfica y el tercero el que quiere el público. Con “With the Beatles” podría decirse que siguieron esta tendencia ya que el disco apareció en el mercado tan sólo cuatro meses después de su álbum de debut y da la impresión que lo hizo para aprovechar el tirón que habían tenido con el mismo. No es un mal disco pero no es de sus mejores trabajos, pese a lo cual se pueden destacar unas cuantas canciones entre las cuales se encuentran dos de las tres que os ofrezco en el día de hoy.

ALL MY LOVING

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El tirón que supuso la publicación de su primer disco, “Please Please Me” llevaría a su casa discográfica a que publicaran otro de manera inmediata, y lo que parecía ser una precipitación y un posible gran error teminaría convirtiéndose en todo un acierto ya que batirían todos los récords en cuanto a ventas en el Reino Unido hasta ese momento. Nadie había conseguido antes lo que ellos habían logrado, algo que dejaba bien a las claras que nos econtrábamos a un grupo que iba a hacer historia.

Además, iban a conseguir esos increibles registros con un disco que, en mi opinión y en la de otros muchos, estaba un tanto por debajo del nivel de su primer álbum y, por supuesto, de los que vendrían a continuación. A pesar de todo incluye canciones que tendrían bastante repercusión e incluirían ciertas novedades que con el paso del tiempo poco menos que se convertirían en circunstancias poco frecuentes.

Una de las canciones más populares de este disco sería un tema compuesto por McCartney que sería creado de una manera poco habitual en él. Durante prácticamente toda su carrera, siempre que se ha sentado a componer nuevas canciones primero ha creado la música y después la letra. Pues bien, en esta oportunidad lo haría al revés y la aportación de Harrison llevando las riendas como guitarrista principal la convertirían en otro de los clásicos del grupo. Estoy hablando de “All My Loving” y espero que nadie vaya a decir eso de “ah, la de Los Manolos”. Un respeto, por favor.

I WANNA BE YOUR MAN

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La segunda canción que quiero destacar de este segundo trabajo de “The Beatles” es una auténtica rareza, tanto por la canción en sí como por la historia que la rodea. Su título es “I Wanna Be Your Man” y en el corto periodo de tiempo de apenas un mes se convirtió en un éxito compartido con otra de las míticas bandas de la historia del rock que, además, todavía permanecen en activo. Me explico.

Siempre se habló de la rivalidad que existió entre The Beatles y The Rolling Stones, pero lo cierto es que ésta no era del todo real, por lo menos en los principios de ambos grupos. Podría decirse que cada uno de ellos se movía en su terreno sin pisar al otro siendo posible su convivencia en el mundo del estrellato musical. Prueba de ese buen rollito que tenían sería lo acontecido a finales de ese año 1963.

Los Rolling estaban buscando material nuevo para un nuevo disco y Lennon y McCartney les ofrecieron componer una canción para ellos, algo que aceptaron. Sin embargo, ésta no estuvo acabada a tiempo y no pudo ser incluída en el álbum, pese a lo cual Jagger y los suyos la publicarían como sencillo. Ya que el tema era suyo, los cuatro de Liverpool decidieron incluirla tambien en “With The Beatles” y cada uno en su estilo lograron que este tema cosechara un éxito compartido.

Para completar la rocambolesca historia, ésta sería una de las pocas oportunidades en las que la parte vocal recaería sobre Ringo Starr por lo que como os decía hace un momento puede considerarse como una de las canciones más raras de su trayectoria.

Para cerrar la sección “pionera” del día de hoy vamos con uno de los mayores éxitos de la carrera de The Beatles aunque no es una canción que se incluyera en su segundo disco ya que fue publicada como sencillo en aquella misma época.

SHE LOVES YOU

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En aquella época todavía no se había instaurado debidamente lo que podría denominarse “cultura del álbum”, o lo que es lo mismo, a la hora de gastarse el dinero en música, el público en general era más amigo de hacerlo en los sencillos que iban apareciendo de los diferentes artistas que de sus trabajos al completo. Por este motivo era muy habitual que entre álbum y álbum fueran apareciendo singles inéditos que convivían con éstos y que traían consigo que continuamente se estuviese escuchando en las distintas cadenas radiofónicas su música. The Beatles no serían una excepción en este sentido.

Si a esto le sumamos que la creatividad de Lennon y McCartney a la hora de componer nuevas canciones no tenía fin, no es de extrañar que fuesen uno de los grupos que publicaran sencillos al margen de sus álbumes de manera más continuada. Uno de estos temas es el que viene a continuación y que no solamente es uno de sus grandes clásicos sino que sería el que empezaría a abrirles las puertas del mercado discográfico norteamericano que tanto se les estaba resistiendo.

Lo más curioso del caso es que todo iba a empezar como una especie de broma para terminar convirtiéndose en uno de los mayores éxitos de toda su carrera. Fue compuesta por Lennon y McCartney mientras viajaban en autobús durante una de sus giras y se les ocurrió hacer una canción narrada en tercera persona en la que alguien hiciera una pregunta y el coro respondiera “yeah yeah yeah”. Acababa de nacer “She Loves You”.

Con tan sólo dos años de recorrido se habían convertido en todo un acontecimiento en el Reino Unido, en un auténtico ciclón mediático y su música se abría camino a pasos agigantados en el resto de Europa, pero Estados Unidos seguía resistiéndose. De hecho, ninguna discográfica apostaba ni tan siquiera por publicar sus álbumes al otro lado del Atlántico. Sin embargo, con la aparición como sencillo de “She Loves You” las cosas cambiarían radicalmente. Aunque inicialmente pasaría desapercibida para el público estadounidense, tres meses después de su publicación sería promocionada nuevamente y a partir de ese momento despegaría meteoricamente su carrera también en el Nuevo Continente.

Hastá aquí llega la sección “pionera” de hoy. Os recuerdo que la semana que viene seguiremos disfrutando de la música de The Beatles, en esta ocasión con uno de sus discos más emblemáticos y con el que darían el salto definitivo al estrellato en todo el mundo. Podría decirse que desde ese instante se convirtieron en los auténticos amos del asunto. Ya sabéis, solamente hay que esperar siete días. Podréis soportarlo, estoy seguro.

LISTA DE LOS AÑOS 60

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Llega el momento de empezar a viajar en el tiempo y recordar esas canciones que han formado parte de la historia de la música y que han dejado su impronta en nuestra lista graminoleña a lo largo del tiempo. Como siempre empezamos por el principio y nos trasladamos hasta la década de los 60, concretamente hasta el 21 de abril de 1968, para disfrutar de la única entrada que presentó nuestro ránking favorito aquel día, uno de los auténticos himnos del pop español de los 60.

Juan Pardo y Antonio Morales “Junior” eran grandes amigos y habían formado parte de dos de los grupos más importantes de la música española de los 60: Los Pekenikes y Los Brincos. Con éstos últimos se habían convertido poco más o menos que en el mejor grupo español del momento, pero la fuerte personalidad de Pardo provocaría constantes enfrentamientos con el fundador del grupo, Fernando Arbex, por lo que todo el mundo sabía que era cuestión de tiempo que la situación saltase por los aires.

Y así sería, Juan y Antonio decidirían abandonar la banda justo cuando se encontraba en su mejor momento para formar juntos un dúo que iba a tener un recorrido muy corto, solamente publicarían 6 sencillos, pero con un tremendo éxito. Adoptarían el nombre artístico de Juan y Junior y durante el poco tiempo en el que permanecieron activos terminarían eclipsando totalmente al grupo del que procedían que terminaría diluyéndose poco a poco.

Uno de los mayores éxitos que cosecharían juntos sería la canción que entraba en lista aquel 21 de abril, una preciosa balada que nos acompañaría durante 47 semanas llegando a ocupar el puesto número 2  y que conquistaría el corazón del público español en general. Hasta el mismísimo Pablo Picasso quedaría cautivado por la sensibilidad y la melodía de “Anduriña” hasta el extremo de que realizaría un dibujo que les cedería para la portada del sencillo. Buena música, gran portada.

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Como ya os cuento, su viaje musical juntos sería muy corto. Además de algún que otro enfrentamiento por temas sentimentales, ambos estaban enamorados de Rocío Dúrcal con quien Junior teminaría contrayendo matrimonio, una decisión tomada por Juan Pardo sería el detonante de la ruptura definitiva. Tras una de las grabaciones de una de sus canciones, Juan, en ausencia de Junior haría varias correcciones en el estudio a la voz de su compañero sin consultarle y éste se lo tomaría tan mal que decidiría que Juan y Junior dejaran de existir. A partir de ese momento ambos iniciaron con éxito sus carreras en solitario, sobre todo en el caso del primero.

LISTA DE LOS AÑOS 70

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Saltamos diez años hacia adelante para situarnos en el 22 de abril de 1978 y disfrutar de dos temas que fueron referencia en la música de la década de los 70. Una nueva entrada y el cambió en el liderato de la clasificación, por lo que como no puede ser de otra manera vamos a empezar por esa mágica canción que se colocaba como nuevo número uno de la lista graminoleña en ese momento. Una auténtica joya.

Tras dos semanas en el número 1, Elsa Baeza y su “Credo” entregaban el testigo a un descomunal músico francés que cuatro meses atrás había debutado en nuestra lista. Había publicado el que está considerado como su verdadero primer disco ya que aunque con anterioridad ya había sacado al mercado otros dos, éstos eran bandas sonoras para un par de documentales. Su llamémosle “redebut” fue todo un acontecimiento y nos descubrió a un auténtico genio. Estoy refiriéndome a Jean Michel Jarre.

Jarre grabó “Oxygene” con unos medios bastante rudimentarios en un estudio que había montado en su propio domicilio utilizando sintetizadores tanto digitales como analógicos y diversos efectos sonoros que él mismo había fabricado. El resultado sería un disco espectacular que está considerado como la verdadera semilla del tecno-pop de los 80 y de la música electrónica de la actualidad. El tema central de este álbum, que es el tema que se colocaba en el número 1 aquel 22 de abril, es una auténtica obra maestra.

Por cierto, el número 1 le duraría únicamente una semana por lo que ya sabéis, en el próximo número de “La Graminola” tendremos nuevo líder de la lista setentera.  ¿Quién será el afortunado? La respuesta en siete días.

El otro protagonista de la lista de los 70 es también uno de los grandes de la música, aunque con un estilo muy distinto al de Jarre. Pocede de los Estados Unidos y es uno de los cantautores de mayor prestigio de aquellas tierras que recientemente ha anunciado que lo deja aquejado de parkinson. Estoy hablando del inimitable Neil Diamond.

Acababa de publicar un nuevo álbum bajo el título de “I’m Glad You’re Here With Me Tonight” y como siempre tuvo una gran acogida, sobre todo en su país. De él se extraía como sencillo la canción que entraba aquel día en nuestra lista, un tema titulado “Desiree” que mostraba las habituales señas de identidad de su música, calidad, profesionalidad y talento. Buena música que nos acompañó durante 10 semanas para alcanzar el top 27.

EL ÁLBUM DE LA SEMANA

Hay discos que cuando se graban cambian radicalmente el futuro del grupo que lo ha creado. Hay trabajos que cuando son publicados cambián totalmente la forma de hacer música a partir de ese instante. También hay álbumes que cuando ven la luz provocan una evolución total en el sonido del grupo que lo ha grabado hasta el punto de dar un salto definitivo que, en ocasiones, puede traer consigo algunos problemas. Pues bien, el póster central de “La Graminola” hoy está protagonizado por un disco que cumple estas tres premisas de manera simultánea y que llega cargado de una música descomunal de la mano de un grandísimo grupo y del talento de uno de los mayores genios que haya proporcionado el mundo de la música. Hoy es de esos días que hay que saborear el álbum de la semana muy detenidamente.

Como este disco se publicó en los años 60 y estábamos en la era de los discos de vinilo de dos caras, y habida cuenta de que hay mucho, muchísimo que contar sobre todo lo que le rodea, hoy vamos a encargarnos de las siete canciones que se incluían en la cara A y la próxima semana remataremos la faena con las seis que formaban parte de la cara B. Doble disfrute del que todos saldremos ganando.

THE BEACH BOYS / PET SOUNDS (PRIMERA PARTE)

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Este disco está considerado como el mejor álbum de la carrera de “The Beach Boys”, algo con lo que estoy de acuerdo, pero aunque haya gente que no sea de la misma opinión, lo que sí está claro es que es el disco con el que dijeron adiós al sonido que les había llevado al éxito, el surf-rock, para evolucionar de una manera excepcional hacia una música más seria, más versátil y más ambiciosa, algo que a la larga les terminaría pasando factura, ya que este disco también está considerado como el principio del camino de autodestrucción del grandioso Brian Wilson acercándole al final de su continuidad con el resto del grupo.

Hacía tiempo que Brian Wilson tenía en mente dar un salto cualitativo en la forma de hacer música. Pensaba que la fórmula del surf-rock estaba agotada y que tenían que empezar a evolucionar hacia otro sonido, algo que él veía fácil gracias a su descomunal talento. Sin embargo, el resto de los miembros del grupo no pensaban de la misma manera ya que eran partidarios de seguir haciendo la misma música de siempre, la que les había llevado a poco menos que el estrellato y a ser referencia en el mundo del rock & roll.

Podía decirse que a Brian se le estaba quedando pequeño el grupo por seguir haciendo la misma música de siempre y necesitaba enseñar a todo el mundo todo lo que era capaz de hacer. Por si fuera poco, por aquellas fechas, estamos hablando del año 1966, The Beatles publicaban su “Rubber Soul” y el pequeño de los Wilson quedó prendado de inmediato con su sonido, tomando la decisión de que quería hacer un disco todavía mejor que ése, quería hacer el disco más grande de todos los tiempos. Y cerca estuvo.

Estos cambios que Brian prentendía introducir en el disco no acababan de convencer al resto del grupo lo que provocó un fuerte enfrentamiento que deterioró, más si cabe, sus relaciones. Sin embargo, cuando escucharon la primera canción que Brian compuso para el álbum se darían cuenta de que estaban ante algo muy grande. Se trataba de “Wouldn’t Be Nice”, una composición llena de optimismo y que es una de mis preferidas de siempre.

Brian se había convertido en un auténtico perfeccionista y quería que no hubiese ni el más mínimo fallo a la hora de grabar el disco. Además ahora tenía bastante tiempo para centrarse en la composición de las canciones habida cuenta de que tras haber sufrido un ataque de ansiedad a bordo de una avión cuando se trasladaban en una de sus giras ya no realizaba éstas con el resto del grupo, por lo que mientras los demás actuaban en vivo en distintos conciertos él se dedicaba a componer y experimentar.

Este perfeccionismo llegaba a exasperar a sus compañeros ya que las grabaciones de cada una de las canciones del discos se demoraban continuamente hasta que todo sonaba como Brian quería. El resto de los miembros de la banda más que un perfeccionista lo consideraban un grandísimo maniático, por lo que los nervios siempre estaban a flor de piel y las discusiones eran continuas.

Eso sí, una vez estaba todo a su gusto y la cancion en cuestión estaba finalizada, ésta sonaba de una manera única. Es lo que sucedería con “You Still Believe in Me”, una preciosa balada en la que se escucha un sonido de piano muy especial, ya que Brian llegó a colocar horquillas, clips y pinzas del pelo en sus cuerdas para lograr un sonido imposible de imitar. Otra más de sus muchas genialidades.

De lo que no cabía ninguna duda es de que el disco sonaba de una manera totalmente distinta a lo hecho hasta ese instante, en gran medida a que Brian se dedicaba prácticamente las 24 horas del día a componer olvidándose de la faceta de letrista, algo de lo que se iba a encargar una persona hasta ese instante totalmente al margen del grupo. Una novedad más, una razón más para alimentar las diferencias que tenía con los demás componentes de la banda.

Para esta labor se asoció con un popular compositor llamado Tony Asher que participó en todas y cada una de las canciones del álbum como autor de sus letras prácticamente de manera exclusiva. Cierto es que en algunas ocasiones el propio Brian era el que le orientaba a la hora de lo que cada una de sus composiciones tenía que decir, como en la canción que viene a continuación, pero la impresión que daba es que a él lo que verdaderamente le importaba era como sonara su música por encima de lo que dijeran sus letras, aunque como iremos viendo esto no era realmente así.

Fueron tiempos difíciles para el grupo y no solamente por las diferencias de criterios a la hora de decidir lo que hacer con su estilo, ya que Brian se había enganchado a las drogas como fuente de inspiración, algo que realmente no necesitaba, por lo que en alguna ocasión ofrecía un sonido muy cercano al rock psicodélico que estaba empezando a ponerse de moda. La canción que más se adentraría en este terreno sería “That’s Not Me”, mostrando el habitual sonido de órgano que solía ser santo y seña de muchas de las composiciones más conocidas y exitosas de la psicodelia de aquellos tiempos.

Estaba claro que el protagonismo del resto de los miembros del grupo estaba decreciendo de manera directamente proporcional al aumento del de Brian, más motivos para el enfrentamiento. Pero lo que estuvo muy cerca de hacer saltar todo por los aires fue la dificultad que entrañaba esta nueva manera de hacer música a la hora de interpretarla en directo sobre el escenario.

Brian utilizaba para componer sus canciones los objetos más insospechados y los instrumentos más complicados que uno pudiera imaginarse, usando asimismo sonidos pregrabados de campanas, timbres, botes o incluso ladridos de perro. Pero la mayor dificultad la proporcionaban los numerosos arreglos orquestales que utilizaría en todo el disco, algo que traía consigo que para poder interpretar las canciones como era debido en directo serían necesarios más de 20 músicos sobre el escenario, algo insospechado hasta ese instante.

Una de las canciones más representativas de esta situación es “Don’t Talk (Put Your Head on My Shoulder”, en la que se muestra un sonido pausado, melancólico, casi monótono, aderezado con unos arreglos orquestales bastante cargados que hacen de ella uno de los temas más raros de su carrera. Cuanto menos, el más raro que habían creado hasta ese instante.

El protagonismo de Brian era tan pronunciado en este disco que muchos lo consideran como un disco propiamente suyo más que de The Beach Boys, por lo que no es de extrañar el enfado que todos tenían con él. Pongámonos en su lugar, estaba repleto de música distinta a la que ellos querían hacer, no participaban practicamente nada en la composición y en las letras e incluso en algunas de las canciones su participación vocal era mínima ya que el propio Brian grababa varias veces su voz para sobreponerla en en varias capas. Eran argumentos de gran peso, pero es que se encontraban ante un disco descomunal, por lo que había que hacer de tripas corazón y seguir adelante.

Atrás había quedado no solamente ese sonido “surf” de sus anteriores discos, sino que también habían dejado de lado esas canciones optimistas y llenas de ritmo para bailar. “Pet Sounds” está repleto de baladas y medios tiempos que hablan de amores, desamores y situaciones dramáticas, en gran medida por las sensaciones que Brian percibía víctima de las drogas que consumía. Pese a todo su talento era tan grande que no hay ningún tema ni tan siquiera regular en todo el álbum.

Una de las pocas canciones en la que el protagonismo compositor no recae en exclusiva en Brian Wilson, realmente la única, lleva el título de “I’m Waiting for the Day” y en ella Mike Love le ayudaría a darle forma. Lo cierto es que hay cierta trampa detrás, ya que se trata de una canción que ya había sido compuesta un par de años atrás y que ahora fue debidamente modificada para incluirla en el álbum. Lo más curioso del caso es que el propio Brian siempre ha dicho de ella que no acababa de gustarle demasiado. Curioso, la única canción en la que comparte protagonismo a la hora de componer y no es de su gusto. Genio y figura.

Pero si quería rizar el rizo lo conseguiría con la siguiente canción que aparece en el disco, una composición totalmente instrumental en la que muestra en todo su esplendor lo que quería conseguir. Cualquiera que escuche esta composición sin saber a quien pertenece en la vida habría postado porque era un tema de The Beach Boys.

Se trata del tema más corto de todo el disco pero al mismo tiempo el más complejo de todos, ya que para su composición utilizaría nada más y nada menos que doce violines, un piano, cuatro saxos, un oboe, dos bajos y, para rematar la faena, una guitarra en cuyas cuerdas colocaría una botella de cristal para crear un sonido muy especial. Podría decirse que nunca tan pocos minutos (poco más de dos) habían necesitado de tanta creatividad.

La canción en cuestión es “Let’s Go Away For Awhile” y para que nos hagamos una idea de esa obsesión por centrarse en la música más que en la letra, baste con decir que en un primer momento iba a encargarle a Asher que escribiera la correspondiente letra pero al escuchar el resultado que había obtenido instrumentalmente hablando decidió que se quedara tal cual, sin letra, solamente música. Todo ello ante la estupefacción de los otros cuatro miembros del grupo … una vez más.

Vamos ya con la última canción que se incluía en la cara A de “Pet Sounds” y a cerrar por hoy nuestro maravilloso póster central. Y vamos a hacerlo con uno de los temas más destacados de todo el álbum, el único que no está compuesto por Brian Wilson y el único que es una versión de una canción tradicional caribeña.

Brian la adaptaría, cambiándole parte de la letra y dotándola de un sonido más acorde con el resto de las canciones que formaban parte del álbum. El resultado sería excepcional, convirtiéndose en un grandísimo éxito y en uno de los clásicos más representativos de la carrera de The Beach Boys.

Eso sí, la grabación de esta canción sería un auténtico infierno, ya que al ser una versión de otra composición a Brian no acababa de gustarle ninguna de las tomas instrumentales que fue grabando, logrando por fin los resultados deseados después de grabarla hasta en 14 ocasiones. Eso en cuanto a la parte instrumental, porque otro tanto sucedería con la parte vocal, cuando se encerró en el estudio con el resto de la banda para que éstos pusieran voz a la música. Tardarían hasta tres días en conseguir lo que buscaba pero la espera y el cansancio merecieron la pena por que con “Sloop John B” mostraron un sonido algo más cercano al que habían mostrado hasta entonces y en el que la componetración coral entre todos los miembros del grupo dio unos resultados excepcionales.

Aquí vamos a dejarlo por hoy. Como estamos comprobando la música que contiene “Pet Sounds” es única y las historias que rodean a todas y cada unas de sus canciones y al desarrollo de su grabación dignas de contarlas. Por eso, en una semana, en el próximo número de “La Graminola” finalizaremos a lo grande la narración contando y escuchando las seis canciones que faltan, las que inicialmente fueron incluidas en la cara B. Os espero.

LISTA DE LOS AÑOS 80

LA GRAMINOLA – NÚMERO 22 – 26 DE ABRIL DE 2018

Tras el espectacular póster central de esta semana que nos ha dejado con gana de más, continuamos con el repaso a las listas graminoleñas que todavía nos faltan y comenzamos con la de los años 80, mi preferida y la de muchos de los que nos siguen, para lo que vamos a situarnos en el 24 de abril de 1988 y disfrutar de la música que nos ofrecen las dos canciones que entraron en lista en esa fecha. Dos grandes canciones con dos intérpretes con una voz muy peculiar y ambos desaparecidos no hace mucho tiempo. Para empezar viajamos hasta tierras italianas.

El auge que la música romántica italiana tuvo en la década de los 70 había remitido un tanto en la de los 80, pero seguían surgiendo artistas de esa nacionalidad que mantenían la tradición de grabar sus canciones también en español para abrirse camino en el mercado de nuestro país. El protagonista de la primera entrada de la semana ochentera lograría un tremendo éxito con el tema que viene a continuación, aunque sería el único que lograría en España. Distinta sería su trayectoria en Italia, ya que allí siguió publicando discos con buenos resultados y componiendo canciones para otros artistas.

Este cantante y compositor italiano atendía al nombre artístico de “Mango” y se convertiría en una de las grandes sorpresas del verano de aquel año con una sencilla canción romántica, compuesta a medias con Lucio Dalla a ritmo de medio tiempo y en la que ofrecía un falsete que se haría bastante popular. La canción en cuestión llevaría el título de “Bella D’Estate”, pero en su versión en español tomaría el título de “Flor de Verano”, logrando una gran aceptación por parte del público de nuestro país. En nuestra lista permanecería durante 19 semanas alcanzando el top 12.

La tragedia en plan brutal le sacudiría hace algo menos de cuatro años. En diciembre de 2014, durante un concierto sufría un ataque al corazón sobre el escenario. Los servicios médicos le atendieron de inmediato y le trasladaron urgentemente en ambulancia hacia un hospital pero no hubo suerte y fallecería en el trayecto. Tenía 60 años. Por si fuera poco, un día después su hermano mayor fallecía también de un infarto en pleno velatorio tras no ser capaz de superar la muerte de su hermano pequeño. Una historia que parece de ficción pero que es totalmente real.

La segunda entrada de aquella semana de abril de 1988 es un auténtico lujo, ya que nos llega de la mano de un artista grande entre los grandes, un auténtico genio. Escritor, poeta, compositor, cantante, en una palabra un auténtico trovador. Estoy hablando del grandísimo Leonard Cohen. Su manera tan cautivadora de cantar, con esa voz tan personal que susurraba más que cantaba, que conquistaba más que gustaba, mostraba todo el talento que tenía dentro a la hora de componer. Si la música y la poesía se dan muchas veces la mano, con él lo que se daban realmente era un abrazo.

Leonard Cohen nunca fue un superventas absoluto, pero en el año 1988 con la publicación de su álbum  “I’m Your Man” llegó a mucha gente y rompió todas las barreras que había tenido hasta ese instante. Un espectacular disco que por fin iba a hacer justicia con su talento comercialmente hablando.

Cohen era capaz de hacer poesía hablando de cualquier tema y en “First We Take Manhattan”, la canción que colocaba en la lista graminoleña aquel día, abordaría uno que deasgraciadamente está muy de actualidad, el terrorismo. Con su manera de decir las cosas pareció presentir lo que estaba por venir a un ritmo ochentero total.

“Camino guiado por una señal del cielo / Camino guiado por esa marca de nacimiento en mi piel / Camino guiado por la belleza de nuestras armas / Primero tomaremos Manhattas, luego Berlín”.

También un ataque al corazón se lo llevaría por delante en noviembre del año 2016. Lo haría mientras dormía, tranquilo, en paz, como siempre ofreció su música. Se marchó con el mismo susurro con el que interpretaba su poesía, dejándonos un legado excepcional. Un poeta entre músicos, un poeta entre poetas.

LISTA DE LOS AÑOS 90

LA GRAMINOLA – NÚMERO 22 – 26 DE ABRIL DE 2018

Damos el habitual salto de diez años de rigor en nuestro repaso a las listas graminoleñas y nos colocamos rápidamente en el 26 de abril de 1998 para hacernos eco de hasta tres nuevas entradas que reflejaba la lista que se estrenaba ese día. Tres canciones radicalmente distintas entre sí de un grupo español, otro extranjero y una de las indiscutibles estrellas del panorama musical internacional que demuestran que los 90 a su manera también fueron diversidad. Vamos con ellas.

Para empezar nos quedamos en nuestro país, ya que el dúo que viene a continuación procede de Sant Feliu de Llobregat y estaba formado en aquel momento por Jordi Sánchez y Miguel Arjona, dos jóvenes influenciados hasta casi la obsesión por la música tecno de los 80 en especial por la de OMD y Depeche Mode. De hecho tomaron su nombre de una canción de éstos últimos titulada “Oberkorn (It’s a Small Town)” para hacerse llamar definitivamente OBK.

Se trata de uno de esos grupos que despiertan sentimientos encontrados entre el público, o los adoras o los odias, pero creo que en muchas ocasiones se ha sido muy injustos con las críticas atroces que han recibido, tachándolos de ñoños, cursis, insoportables … Como siempre digo, para gustos colores, y cierto es que en unas ocasiones han estado más acertados que en otras pero su música electrónica a golpe de sintetizador y la voz de Jordi Sánchez acompañando no es tan mala como algunos han querido hacernos ver.

Por aquellas fechas acababan de publicar su primer disco recopilatorio bajo el título de “Singles 91/98” y como sencillo promocional apareció en el mercado una versión actualizada de uno de los temas incluidos en su álbum de debut, “Llámalo Sueño”. Se trata de una canción de desamor que en esta nueva versión introduce unos arreglos de guitarra, algo poco habitual, y tiene un estilo más lento a ritmo de balada, a diferencia del original que mostraba algo más de intensidad. Se trata de ¿De Qué Me Sirve Llorar?, con la que nos acompañarían durante 32 semanas para alcanzar como mejor registro el puesto número 6. Si os soy sincero a mí me gusta más la versión original, pero el público manda.

Ya os he comentado que las tres novedades de la lista de los 90 muestran un tremendo contraste entre ellas, así que vamos a poder disfrutar de tres estilos totalmente distintos a la par que sugerentes. Hemos navegado en las aguas del tecno y la música electróncia con la primera y ahora toca sumergirse en el grounge y en el rock alternativo más potente de una de las principales bandas de Seattle. No todo era Nirvana, aunque ellos lo eclipsaran todo.

Se acercaba el final de los 90 y el grounge estaba empezando a perder fuelle, pese a lo que algunas bandas se resistían a desaparecer y luchaban por dar ese golpe de timón que les acercara a un sonido que pudiera segir manteniéndolos en el candelero. Una de esas bandas eran Pearl Jam quienes se habían convertido en los grandes abanderados de este estilo tras la desaparición de Kurt Cobain y que atravesaban un delicado momento en el que su disolución parecía más cerca que nunca.

Sin embargo, cuando su situación era más angustiosa se produciría una especie de reinvención con la publicación del que está considerado como su mejor álbum. Se trata de “Yield”, un disco que muestra un sonido más rockero y contundente además de contar con un nuevo batería de auténtico lujo, Matt Cameron, quien empezaría compaginar su labor con Pearl Jam y su banda de referencia Soundgarden.

El tema más destacado de este disco es la segunda entrada en lista del 26 de abril de 1998 y su título es “Given To Fly”, uno de los mayores éxitos de su carrera, en el que muestran un cierto lavado de cara en cuanto a sonido, el cual no se queda solamente ahí ya que para promocionarlo mejor e intentar recuperar el terreno perdido se mostrarían más cercanos que nunca a público y prensa. Reinventarse o morir. Los disfrutaríamos durante 12 semanas para verlos alcanzar el top 30.

La tercera entrada de aquella semana es un colofón de lujo para el repaso a la lista noventera de “La Graminola” de hoy. Nos viene de la mano de la auténtica reina del pop, de la verdadera dueña del cotarro, de una de esas artistas que se convirtió en muy poco tiempo en un fenómeno de masas y que cada una de sus giras es una oda a la genialidad, la originalidad y a la grandiosidad. Una cantante que ha inundado nuestras listas desde los 80 hasta la actualidad y que con simplemente decir su nombre ya sabemos que no nos dejará indiferentes. Estoy hablando, por supuesto, de Madonna.

Acababa de publicar su séptimo álbum bajo el título de “Ray of Light”, un disco que no hacía sino reflejar el estado personal en el que se encontraba en ese momento. Acababa de nacer su hija Lourdes y atravesaba un momento espiritual bastante profundo habiendo abrazado el misticismo oriental y la cábala. Con estas premisas, el sonido de su nuevo trabajo nos mostraba a una Madonna evolucionada y muy distinta a la que conocíamos hasta ese instante.

La canción que entraba en lista aquel día es el primer sencillo de este álbum y la verdad es que no pudo escoger mejor. Se trata de “Frozen”, una canción que habla de un ser oscuro, frío, opaco, sin sentimientos, todo ello con un ritmo por momentos axfisiante muy alejado de la música de baile tan habitual en su carrera. Por si fuera poco viene acompañada de un espectacular vídeo grabado en el desierto de Mojave en California que nos muestra a una Madonna vestida completamente de negro interpretando una peculiar coreografía inspirada en posturas de yoga. Todo muy espiritual como vemos.

Algunos consideran esta canción una obra maestra, afirmación posiblemente algo exagerada, pero de lo que no cabe ninguna duda es que lo que si puede considerarse una obra maestra es su carrera, inalcanzable para tantas y tantas cantantes que han intentado imitarla, competir con ella o superarla.

LISTA DEL NUEVO MILENIO

LA GRAMINOLA – NÚMERO 22 – 26 DE ABRIL DE 2018

Llega el momento de echar el cierre al repaso semanal que le damos a las listas graminoleñas de otras épocas y lo hacemos con la que se estrenaba el 20 de abril de 2008, hace diez añitos, que nos muestra como única novedad destacable una nueva entrada que llega de la mano de uno de los grupos españoles de mayor éxito en aquel momento pero que sin que muchos pudieran imaginárselo, estaban muy cerca de echar el cierre definitivo.

De la mano de Dani Martín y su primo David Otero, también conocido como “El Pescao”, El Canto del Loco se habían convertido en uno de los grupos españoles preferidos por el público de nuestro país. Su manera alocada de entender la música, sus canciones pegadizas y sencillas inspiradas en el pop español de los 80 y la popularidad que Dani había ido adquiriendo les convirtieron en uno de los favoritos del público español.

Acababa de publicar un nuevo álbum bajo el título de “Personas” e iban a repetir el éxito cosechado con sus anteriores trabajos. Se habían transformado en uno de esos grupos de los que se espera casi con ansia la publicación de un nuevo trabajo y cuando éste sale al mercado, sea como sea, muestre lo que muestre, de manera inmediata se convierte en un número uno.

El primer sencillo extraído de este disco sería “Eres Tonto”, una canción que muestra todas las señas de indentidad habituales del grupo y del que se grabaron hasta tres videoclips distintos que fueron emitiéndose simultáneamente por televisión. Con él lograron un tremendo éxito y en nuestra lista también ya que permanecería en ella durante 46 semas y en alguna de ellas lideraría el ránking. Lo dicho, hicieran lo que hicieran …

Nadie podía esperárselo, pero éste sería su último álbum. La intensidad y la rapidez con la que se habían desarrollado los acontecimiento en lo relativo a su subida a los altares de la fama estaba empezando a pasarles factura y antes de que las relaciones personales saltasen por los aires decidieron caminar cada uno por senderos distintos. Los dos primos, Dani Martín y David Otero iniciaron entonces sus respectivas carreras en solitario ofreciendo una música triste y meláncolica el primero y animosa y optimista el segundo. Dani es el que mejores resultados ha obtenido al margen del grupo pero si os soy sincero a mí personalmente me gusta más David.

TAMBIÉN ES MÚSICA

La mayoría de las semanas suelo presentar esta sección como “la más disparatada” y he de deciros que esta semana esa definición encaja a la perfección más que nunca. Las tres canciones que van a adornarla son tres auténticos disparates musicalmente hablando pero que tendrían una aceptación popular evidente vendiendo un buen número de copias. Analizándolo friamente creo que deberíamos hacernoslo mirar. Pero como dice el refrán: “un sonido vale más que mil palabras”, lo mejor es que nos metamos en harina y disfrutemos de esas otras músicas.

La primera de ellas nos llega desde Holanda de la mano de un productor de aquel país al que en el año 1974 se le ocurrió la feliz idea de inventarse un dúo formado por dos patos, sí, habéis leído bien, dos patos, que con sus “cuas cuas” iban a triunfar primero en su páis y luego en el resto de Europa. Dicho así suena rarísimo, pero escuchándo la música suenta todavía más aterrador.

Este señor se llamaba Eddy Govert y el dúo de patos que se sacó de la manga atendía al nombre de “Ronald & Donald”, vamos que no se quebró demasiado la cabeza. La canción que les lanzaría a la fama (lo que me cuesta escribir esto) no podía llevar otro título más que “Couac Couac” y de verdad os digo que aquí en España sonó en las radios hasta la saciedad.

La cosa no queda ahí porque estos dos patitos llegarían a publicar un álbum con sus canciones, algo que me resulta aterrador. Pero para rizar el rizo, resulta que se sacaron versiones en distintos idiomas porque, agarraos, el sonido que emiten los patos no se pronunica igual en español que en holandés o en alemán. Vamos que Ronald & Donald no solamente son los únicos patos cantantes de la historia de la música sino que también fueron los primeros en aprender idiomas. No haré más comentarios.

El segundo disparate de esta semana adquiere este calificativo más por el entorno en el que se creó y dió a conocer esta canción que en ella en sí misma. Posiblemente no me esté explicando debidamente pero voy a profundizar más en el tema y me váis a entender perfectamente. Os cuento.

A mediados de la década de los 80, con la aparición de las televisiones privadas en nuestro país, el mundo televisivo sufrió una profunda transformación, unas veces para bien, en otras para mal. Una de las novedades más significativas en esos primeros tiempos sería la emisión por algunas de estas televisiones y, de rebote, por la televisión de siempre, la española, de telenovelas interminables con un sinfín de capitulos que nos llegaban procedentes de Sudamérica, preferentemente desde Venezuela. Acababan de desembarcar en España los ya famosos “culebrones”.

De manera inmediata muchos de estos culebrones engancharían al público español siendo el que se llevaría la palma uno titulado “Cristal” y que estaba protagonizado por Lupita Ferrer, Jeanette Rodríguez y Carlos Mata. El éxito que tuvo esta telenovela fue desproporcionado y la historia de amor y desamor que narraba tendría preocupados a gran parte de la población española durante los dos años que se emitía de lunes a viernes, ahí es nada. Pues bien, este culebrón tenía su propia banda sonora y una canción de cabecera que sonaba en cada uno de sus episodios. Un tema que se haría muy popular y que también encaja a la perfección en esta sección.

Esta canción llevaba el título de “Mi Vida Eres Tú” y estaba interpretada por un desconocido cantante venezolano, excepto en su país, claro está, llamado Rudy La Scala que lograría calar en el público español a base de escuchar diariamente su lacrimógena letra: “mi vida eres tú y solamente tú, abrázame y verás que aún en nuestro ser hay fuego que apagar”. No quiero ser muy cruel pero os diré que afortunadamente el culebrón tuvo su fin y que Rudy no volvería a “adornarnos” los oídos después de esto. Eso sí, no os perdáis su interpretación … y su pelazo.

Para cerrar la sección de “También es Música” del número de hoy voy a cambiar radicalmente de tercio y a ponerme algo más serio. Y es que la canción que va a cerrarla es un tema interpretado a base de onomatopeyas y con mucha percusión y sintetizador, lo que puede hacerla rara, pero lo cierto es que es uno de los clásicos de la música discotequera de la década de los 80. Cualquiera que frecuentara una pista de baile en el año 1984 se volvía loco cuando sonaba.

Por aquel entonces yo contaba con tan sólo 19 años de edad, quien los pillara, y recuerdo perfectamente que era la canción elegida para abrir la sesión de la discoteca a la que iba de vez en cuando. Su inicio era pausado pero anunciaba de inmediato lo que venía y la pista comenzaba a llenarse. Primero se escuchaba un sonido gutural acompañado de un tambor tras un “ratatata” eterno, todo ello con las luces de la disco provocando efectos de movimiento a cámara lenta. A continuación una voz profunda repetía una y otra vez el soniquete de “din daa daa dou do”, para ir introduciendo más percusión y la voz de su autor recitando distintas onomatopeyas. La música seguía evolucionando y de repente rompía con un coro femenino y un trepidante sintetizador invitando a bailar. Ya os digo que a pesar de esta original estructura es un clásico de la música disco de los 80.

El responsable de esta obra atendía al nombre de George Kranz, un cantante y percusionista alemán del que únicamente se recuerda este éxito. Da la impresión de que con esta composición rompió el molde y no fue capaz de recostruirlo. Así pues para finalizar la sección os dejo al ritmo trepidante del baile que ofrece” Trommeltanz (Din Daa Daa)” y que levante la mano el que no sienta ganas de bailar de inmediato.

LA ÚLTIMA DE LA GRAMINOLA

Cuando ya tenía cerrado totalmente el número de “La Graminola” de hoy, la noticia ha hecho que nuestra contraportada saltara por los aires. El genial DJ Avicii fallecía el pasado viernes a los 28 años de edad de manera inesperada. Nos ha pillado con el pie cambiado y todavía cuesta bastante asimilar su pérdida y admitir que ya nunca más volveremos a disfrutar de su mágica e inimitable forma de hacer música. Así pues la contraportada de esta semana cambia totalmente de formato para rendirle el merecido homenaje. Esté donde esté en este instante a buen seguro que habrá puesto a bailar ya a los que le acompañen.

LA GRAMINOLA – NÚMERO 22 – 26 DE ABRIL DE 2018

El pasado viernes 20 de abril, Avicii era encontrado muerto en la habitación de un hotel de Mascate, capital de Omán, a los 28 años de edad. No se han dado más explicaciones sobre las causas de su muerte, pero lo cierto es que su estado físico estaba bastante deteriorado. Hace dos años anunció su retirada al encontrarse fatigado y agotado. Además, padecía desde hacía tiempo una pancreatitis como consecuencia de sus excesos con el alcohol. La vida del artista no es toda de color de rosa y los excesos se acaban pagando.

Sea cual sea el motivo de su fallecimiento, lo que está claro es que nos ha dejado uno de los DJ más creativos y originales de los últimos tiempos, capaz de acercar a la música electrónica incluso a los que más reniegan de este estilo y sin el que es imposible entender lo que ha sido la música para bailar de la última década. Vaya desde aqui el pequeño tributo que desde “La Graminola” quiero ofrecerle. Es de justicia.

Su verdadero nombre era Tim Berling y desde Suecia llegó para dejar bien claro que nos encontrábamos ante un Dj que se salía de lo normal y que con su original manera de producir y hacer música ha encandilado al planeta musical mundial. Un aire fresco, unas voces espectaculares y unas mezclas con estilos hasta hace poco impensables dentro de la música electrónica eran sus grandes señas de identidad.

Su nombre artístico le viene de su afición por las culturas religiosas de la antigüedad, ya que “Avici” es uno de los niveles del infierno budista. Su carrera comenzó en el año 2008 cuando ganó un importante concurso de DJs en su país. A partir de ahí las casas discográficas, viendo su potencial, se lo rifaban. Ciertamente, en su trayectoria nos ha ido dejando verdaderas joyas. Vamos con algunas de ellas.

Su primer gran éxito llegaría en el año 2011. Utilizando un sampler del tema de Etta James “Something’s Got A Hold On Me” publicaría el single “Levels”, que se convertiría en un éxito mundial y su carta de presentación en sociedad. A buen seguro que con su desafortunada desaparición este tema se ha convertido ya en un clásico de la música electrónica.

Pero el auténtico bombazo de su carrera llegaría en el año 2013 con la publicación de su álbum “True”, un disco que llegaría de inmediato al número uno y que nos dejaría dos temas verdaderamente espectaculares en los que fue capaz de unir un sonido country y de guitarra acústica con sus mezclas electrónicas. Con este trabajo seguiría encandilando a su habitual público pero además conquistaría a otro muy distinto que hasta ese instante apenas se había interesado por su música. Había nacido un nuevo Avicii, había nacido una nueva manera de crear música para bailar.

Dentro de este álbum se incluye la que posiblemente sea la mejor composición de toda su carrera. Cuanto menos fue la que le lanzó al estrellato más absoluto y con la que logró batir todos los records habidos y por haber. Se trata de “Wake Me Up”, un número uno a nivel mundial y uno de los grandes clásicos de la música electrónica gracias a su innovadora manera de mezclar dos estilos musicales tan distintos entre sí como el dance y el country. La combinación del mágico sonido de la música con la  peculiar voz de Aloe Blacc la hacen única.

Para cerrar este pequeño homenaje a su figura, vamos con otro de los temas estelares de su carrera que también estaba incluido en su álbum “True”, posiblemente el mejor disco de su corta carrera. Una composición que encaja a la perfección para despedirle como merece, un canto a la amistad, al amor y al cariño.

En esta ocasión la voz la pondría Dan Tyminski, el veterano miembro del grupo de bluegrass y country Union Station que siempre acompañaba a la gran Alisson Krauss. Si a esto le añadimos una preciosa letra tenemos un bombazo. Efectivamente hablo de “Hey Brother”, una original fusión de su música con el country más purista que sirve para declararle desde aquí nuestro reconocimiento y admiración. Su música siempre sera “graminoleña”.

Aquí lo dejamos por hoy. La contraportada de esta semana ha sido un aunténtico lujo, con un protagonista espectacular. Lástima que el motivo haya sido luctuoso, pero a buen seguro que la música de Avicii aparecerá en el futuro en algunos momentos en las páginas de “La Graminola”.

La semana que viene más música, más historias, más magia. Hasta entonces, Graminoleños.

JUAN JOSÉ GOMARIZ


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