Revista Música

La graminola – número 51 – 15 de noviembre de 2018

Publicado el 14 noviembre 2018 por Perendengon

LA GRAMINOLA – NÚMERO 51 – 15 DE NOVIEMBRE DE 2018

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Ya sabéis que la base de la revista es dar un pequeño repaso con las novedades que presentaban las listas de éxitos que he ido confeccionando desde hace cincuenta años. Cada nuevo número empezamos por la lista actual de cada semana y a continuación seguimos viajando hasta las listas de hace 50, 40, 30, 20 y 10 años. Todos los éxitos de la música desde el año 1967 irán apareciendo por aquí.

Junto a las listas distintas secciones a cada cual más recomendable. En “Los Pioneros” rememoramos la música y los artistas que inspiraron a todos los que vinieron después. Nuestro póster, a doble página en el centro desmenuza cada semana un disco que fue, es y será muy grande. En la sección “También es Música” le damos cabida a esas canciones y esos artistas que a su manera también han tenido protagonismo, en muchas ocasiones de manera inesperada. Y la contraportada es el colofón con noticias de actualidad musical, efemérides y música española.

Echándole un vistazo a la portada de cada día os podéis hacer una idea del contenido de la revista. Junto a cada fotografía hay un texto que contiene un link que te lleva directamente a la página en cuestión, pero yo os recomiendo ir por orden, ir leyendo desde el principio al final porque la música lo merece. Y recordad que siempre estaré abierto a cualquier crítica, consejo, sugerencia o petición que vosotros, Graminoleños, me hagáis.

NUESTRA PORTADA

LA GRAMINOLA – NÚMERO 51 – 15 DE NOVIEMBRE DE 2018

Para empezar el número de esta semana tenemos muy buenas noticias. No hay ninguna entrada por lo que sustituimos reggaetón por pop español de actualidad.

LA GRAMINOLA – NÚMERO 51 – 15 DE NOVIEMBRE DE 2018

El lujo y la buena música se siguen dando cita como cada semana en la sección de “Los Pioneros” que sigue estando protagonizada por artistas vinculados a la “Motown”. En esta ocasión nos visitan The Four Tops, Martha Reeves & The Vandellas y las chicas de aquí al lado, las grandes abanderadas de este sello discográfico, las inconfundibles The Supremes con Diana Ross al mando.

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La lista de los 60 que repasamos esta semana nos trae dos notables novedades. Por un lado uno de los grupos más asiduos a la misma de aquella época, Bee Gees, nos regalan una nueva balada y por otra un joven cantante granadino que años después se convertiría en nuestro particular “Rey del Rock” nos ofrecía una canción con un sonido muy distinto al que le llevaría al estrellato.

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La lista dedicada a los 70 de esta semana nos trae hasta tres nuevas entradas, todas ellas muy distintas entre sí. Barry Manylow y Richard Clayderman nos ofrecen su música, una bailable y la otra romántica, pero lo más llamativo es la canción que colocaban en la lista un grupo holandés con una imagen y un sonido muy futurista, algo que en apenas un par de años lo llenaría todo. Se trata de Mistral.

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Parece mentira que el último disco de una banda y que además fue grabado con un estado de confrontación casi insoportable entre sus miembros pudiera convertirse en el mejor trabajo de su carrera y uno de los grandes discos de los 80. The Police nos traen al póster central de esta semana ese increíble trabajo que es “Synchronicity” del que hay muchísimas cosas que contar.

La sección dedicada a la música de los 80 nos trae también tres novedades muy destacables. Por un lado un duelo entre dos de los grupos más exitosos del pop español de aquella época como eran El Último de la Fila y Hombres G. Por el otro el exotismo de una cantante judía que sorprendió a propios y extraños con el ritmo tan particular que era capaz de darle a canciones inspiradas en relatos de su cultura. Sin duda alguna, Ofra Haza fue una de las grandes triunfadoras del año 1988.

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El protagonismo de la música de los 90 de esta semana recae en exclusiva sobre Jennifer Paige que nos muestra en que consiste exactamente lo que se denomina habitualmente “one hit wonder”.

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El protagonismo femenino del número de esta semana es evidente. La lista del nuevo milenio  lo corrobora con una jovencísima Katy Perry.

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Es imposible que una revista dedicada al mundo de la música no tenga de vez en cuando la presencia de cantates vinculados al concurso más famoso de nuestra televisión. Tres cantantes que pasaron por Operación Triunfo nos visitan hoy en “También es Música”.

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Solo queda despedirnos con el habitual lujo de nuestra contraportada. Carpenters, Leño y Muse son sus protagonistas.

LA LISTA DE LA GRAMINOLA

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Nos damos un respiro. Habida cuenta de que esta semana no hay niguna novedad que llevarnos a los oídos en relación a la lista de actualidad de “La Graminola”, vamos a poder disfrutar de música de verdad de la mano de un ya veterano grupo español que acaba de publicar un nuevo álbum con el sonido limpio y cuidado que acostumbran a ofrecer en sus trabajos. Estoy hablando de La Sonrisa de Julia.

 “Maratón” es el título del nuevo trabajo de este grupo que lleva en activo desde el año 2003 y que gracias a ganar el afamado “Rock Villa de Madrid” en su día tuvieron la oportunidad de darse a conocer y tras muchas peleas y sinsabores publicar su primer disco, el cual llamaría de inmediato la atención del público hasta convertirse en uno de los grupos más destacados del pop español de los últimos tiempos.

Tras cinco años sin saber nada de ellos, con constantes rumores sobre su separación, regresan ahora para ofrecernos un gran disco con un sonido limpio, maduro y de calidad que recuerda por momentos a los mejores tiempos de bandas de rock americano, sin dejar de lado sus habituales cortes pop. Buena música para desintoxicarnos de tanto soniquete monótono como ofrece la canción que da nombre al disco, un gran álbum.

Aviso a navegantes. Lo de hoy es una gozada pero ya veréis como es la antesala a que la semana que viene tengamos ración doble de lo que ya sabéis. Avisados quedáis.

LOS PIONEROS

Como todos sabéis la sección de “Los Pioneros” de nuestra revista favorita lleva varias semanas dedicada al sello “Motown” y por aquí están desfilando algunos de los intérpretes más destacados que pasaron por esta discográfica para dejarnos momentos inolvidables dentro de la historia de la música. Como son muchos los que merecen estar por aquí, vamos a seguir alguna  semana más disfrutando de esa magnífica música y, como podréis comprobar desde hoy mismo, podríamos decir que lo mejor está por venir. Así pues, todos a saborear la buena música que el señor Berry Gordy quiso compartir con todos nosotros.

MARTHA REEVES & THE VANDELLAS / DANCING IN THE STREET

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La semana pasada finalizábamos la sección con el primer grupo femenino que lograba el éxito bajo la tutela de Gordy, The Marvelettes. Pues bien, pese a que las expectativas que se habían depositado en ellas eran muy grandes y se consideró en un primer momento que iban a ser las grandes abanderadas en el aspecto femenino de la “Motown”, se verían literalmente arrolladas por otros dos grupos formados íntegramente por mujeres de los que nos vamos a ocupar en el día de hoy. Para empezar vamos con el primero de ellos, capitaneado por una artista de los pies a la cabeza y poseedora de una voz excepcional.

Martha Reeves se inició como tantos y tantos otros de los cantantes de color pioneros en el mundo del gospell, por lo que no es de extrañar que tuviera una espectacular y potente voz que llamó poderosamente la atención de Gordy y los suyos. De manera inmediata decidieron contratarla y para perfeccionar todavía más su sonido que fuera acompañada por un coro femenino de voces también excepcionales. Habían nacido Martha Reeves & the Vandellas.

De sus voces surgiría una de las canciones más representativas del sello y del denominado “sonido Motown” que además se convertiría en un auténtico himno y hablo de manera literal, no sólo musicalmente hablando. Os cuento su historia.

La canción en cuestión fue compuesta por el equipo de Gordy para que fuera Marvin Gaye el encargado de interpretarla. Inicialmente tenía un ritmo pausado ya que era una balada, pero tanto su título como su letra eran más apropiados para una composición con mayor ritmo, de más intensidad. De esta manera Marvin la adaptaría convenientemente y la transformaría en lo que iba a ser uno de los más grandes éxitos del sello.

Una vez finalizados los retoques, se consideraría que su interpretación debería llevarse a cabo por un grupo más acorde con el estilo intenso y bailable que la composición había adquirido, por lo que serían Martha Reeves & The Vandellas las que tendrían el privilegio de publicar la canción logrando unos grandísimos resultados, convirtiéndose en el grupo femenino de mayor éxito de aquel momento. Ese espectacular tema no es otro que el mítico “Dancing in the Street”.

El caprichoso destino quiso que en aquel momento, corría el año 1964, se originasen en Detroit una serie de revueltas motivadas por las condiciones laborales que sufrían los trabajadores de las distintas empresas del motor que allí realizaban su actividad. De manera inmediata esta canción se tomó como una especie de himno oficial para los que participaron en las distintas manifestaciones, adquiriendo un tinte político inesperado.

De hecho, esta maravilla de canción estuvo vetada en algunas emisoras de radio toda vez que algún político local la consideró como un canto a la libertad y la igualdad en su lucha por la equidad de derechos de los negros con respecto a los blancos, cosas de la época. Politizada o no, de lo que no cabe ninguna duda es de que se trata de una de las canciones más representativas del sello “Motown” y, por consiguiente, de la historia de la música.

THE SUPREMES / YOU CAN’T HURRY LOVE

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Pero si hay un grupo femenino dentro del sello “Motown” que logró un éxito descomunal y que se convirtió en una especie de símbolo dentro del mismo, ése es el trío que viene a continuación. Hablar de la discográfica de Gordy es obligatoriamente hablar de The Supremes.

El grupo sería fundado por Florence Ballard e incorporaría al mismo de manera inmediata a su amiga de la infancia Mary Wilson y a una compañera de colegio de ambas que iba a ser fundamental para el desarrollo y éxito del grupo y que terminaría llevándose por delante a su fundadora. Su nombre, Diana Ross.

Pronto empezarían los problemas en el seno del grupo ya que la rivalidad que surgiría entre Ballard y Ross sería tremenda. La primera, como auténtica fundadora, quería ser la vocalista principal y acaparar todas las miradas, pero el talento y la personalidad de la segunda iban comiéndole terreno cada vez más notoriamente. Si a eso le sumamos que Diana se convirtió en el ojito derecho de Gordy, el futuro del trío y, sobre todo, el de Ballard estaba más que cantado.

Cierto es que Ballard fue la creadora del grupo pero hay que reconocer que en el momento en el que Ross asumió las funciones de vocalista, decisión adoptada por Gordy, el éxito y la popularidad del trío subirían como la espuma. Con estas premisas estaba cantado que Florence Ballard terminaría abandonando el grupo en el año 1967 siendo sustituida por Cindy Birdsong. Desde ese momento, el grupo pasaría a denominarse Diana Ross & The Supremes. Por cierto, el futuro de Ballard no sería demasiado afortunado. Iniciaría su carrera en solitario sin ningún tipo de éxito y moriría en el año 1976 totalmente arruinada víctima de un infarto de miocardio.

Muchos fueron los éxitos que cosecharon a lo largo de su carrera, la mayoría de ellos en el momento en el que Diana Ross tomó el mando como vocalista principal, por lo que es difícil decantarse por uno de ellos. Finalmente he decidido ofreceros uno de los que obtuvieron con la formación original en el año 1965, este mítico “Your Can’t Hurry Love”, tantas y tantas veces versionado.

Estaba claro que el futuro del grupo tenía fecha de caducidad ya que Diana Ross tarde o temprano iba a iniciar una carrera en solitario. Su salida se produciría en el año 1970 y sería sustituida por Jean Terrel. The Supremes continuarían en activo todavía hasta el año 1977 pero ya sin el tirón que habían logrado hasta la fecha, al contrario que su amiga Diana que triunfaría a lo grande como solista desde el primer instante.

Son muchos los que piensan que Martha Reeves & The Vandellas estaban muy por encima del nivel que ofrecían The Supremes, y posiblemente estén en lo cierto, pero éstas últimas supieron manejarse en un sonido más pop y llamativo para un público más extenso, además de contar con una cantante de la personalidad de Diana Ross. De lo que no cabe ninguna duda es que ambas bandas son las más importantes formadas por chicas pertenecientes al sello Motown. Eso sí, la rivalidad que se produciría entre ambos tríos sería tan grande que poco más o menos que no se podían ni ver.

THE FOUR TOPS / REACH OUT I’LL BE THERE

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Abandonamos el mundo de las “chicas-Motown” para cerrar la sección pionera del día de hoy con una banda formada por hombres que proporcionó muchos grandes momentos al sello y que nos regaló una de esas canciones que se identifican de manera inmediata con el denominado “Sonido-Motown”. Los encargados de poner el broche de oro en el día de hoy son The Four Tops.

La canción con la que acabamos hoy es muy especial por diferentes motivos que ahora os explicaré. El primero de todos es que sería el último éxito que proporcionaría al sello el aclamado equipo de composición Holland-Dozier-Holland, auténticos creadores de cabecera de Gordy hasta ese momento. Los desacuerdos económicos, con toda razón consideraban que debían ganar más dinero, provocarían que abandonaran la discográfica, dejando tras de sí un sinfín de grandísimos éxitos interpretados por muchos de los artistas que están pasando por aquí en las últimas semanas.

Lo más llamativo de este grupo era la forma de cantar de Levi Stubbs, su vocalista. Era capaz de llegar a registros bastante altos y cuando parecía que ya había llegado al límite era capaz de sacar todavía uno mayor, dando la impresión por momentos de que casi gritaba de sufrimiento. Sus compañeros de fatigas bromeaban acerca de su técnica comentando que su voz lloraba música, una expresión que encaja a la perfección con su manera de interpretar.

De entre sus muchos éxitos es imprescindible quedarse con el mayor de todos. Una canción que irradia sonido-Motown por los cuatro costados y que con simplemente oir su introducción ya nos retrotrae a aquella época. Un sonido mágico y espectacular como el que tiene este “Reach Out I’ll Be There”, todo un clásico.

He de reconoceros que esta canción es una de mis debilidades. Es una de las primeras que recuerdo de cuando era niño y el soniquete del principio y el genial estribillo me atrajeron desde el primer momento.

Hasta aquí la sección pionera de esta semana, pero en siete días volveremos con más clásicos de la “Motown”, un sello mágico e indispensable donde los haya.

LISTA DE LOS AÑOS 60

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Comenzamos ya el repaso habitual por las listas graminoleñas de otras épocas y para ello nos marchamos a la década de los 60. Nos situamos en el 11 de noviembre de 1968 para así disfrutar de las dos canciones que pasaban a formar parte de nuestra familia ese día. Un grupo internacional de los grandes, asiduo de nuestra lista, y uno de nuestros rockeros más representativos, cuando todavía no lo era, son los protagonistas.

Para empezar vamos con uno de los grupos que durante los 60 y los 70 prácticamente invadió nuestra lista. Se trata de The Bee Gees que por aquellas fechas estaba formado todavía por cinco miembros aunque cada vez estaba más cerca de que pasara a ser el proyecto en exclusiva de los hermanos Gibb. El ambiente estaba bastante enrarecido y tenían abiertos en aquellas fechas varios frentes que estuvieron cerca de mandarlo todo al garete como luego os comentaré.

Pero vamos a centrarnos en la canción que entraba en lista aquel 11 de noviembre de 1968. Se trata de una composición que habla de un tema tan peliagudo como la pena de muerte. Su letra narra la historia de un condenado a la silla eléctrica que pocos minutos antes de ser ejecutado le entrega al capellán de la prisión una carta para que se la remita a su esposa, una última misiva de despedida cargada de emotividad. Su título es “I’ve Gotta Get a Message to You” y permanecería en lista durante 7 semanas para alcanzar el top 32.

Como ya os cuento la situación en el seno del grupo era un tanto caótica. Robin Gibb siempre pensó que sus hermanos no le trataban con el respeto que merecía y que tenían más protagonismo que él, algo que llevaba bastante mal. Poco después llegaría incluso a abandonar la banda durante algún tiempo aunque la situación se reconduciría debidamente para convertirse, ya como trío, en uno de los grupos de referencia del momento.

Peor suerte correría Vince Melouny que pretendía que los tres hermanos con los que compartía grupo le dejaran componer alguna canción, algo a lo que éstos se oponían. Por si fuera poco pretendía que el sonido del grupo girara hacia un terreno más cercano al soul y esa sería su sentencia definitiva, dejando de formar parte del grupo poco tiempo después.

La segunda entrada que se producía en nuestra lista aquel día era el debut en la misma de un cantante granadino que parecía que todavía no había descubierto su verdadero espacio en el mundo de la música. Llevaba ya varios años en el candelero y era un artista muy popular en nuestro país pero había ido tocando varios palillos en cuanto a estilo sin acabar de centrarse definitivamente en ninguno de ellos. La canción que colocaba en la lista ese día no hace sino redundar en este aspecto.

Muchos os estaréis imaginando ya que me estoy refiriendo a Miguel Ríos quien tras iniciar sus pasos musicales a ritmo de rock & roll se pasó al twist pensando que el rock no tenía futuro. De esta manera tomaría el nombre artístico de Mike Ríos y poco a poco se iría adentrando en un terreno más melódico y romántico, logrando bastante éxito en el año 1968 con la canción que viene a continuación, antesala de lo que sucedería poco tiempo después con una adaptación de una composición de música clásica, algo que ya os contaré en su debido momento.

Retomado ya el nombre de Miguel Ríos para firmar sus trabajos, en el año 1968 cosecharía un rotundo éxito con una canción compuesta por Fernando Arbex, alma máter de Los Brincos, cuyo soniquete del principio es todo un clásico de la música española de los 60. Aquel siri-siri-siri era la antesala del éxito de una canción como “El Río” con la que permanecería en lista durante 38 semanas para alcanzar el top 3.

Parece mentira que poco tiempo después Miguel Ríos se convertiría en el máximo exponente del rock & roll de nuestro país, pero al mismo tiempo que “El Río” publicaría “Vuelvo a Granada”, la que puede considerarse como primera incursión en el rock de verdad y que daría paso a su momento más espectacular.

LISTA DE LOS AÑOS 70

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Tres son las canciones que vamos a analizar con motivo de su entrada en la lista graminoleña el 11 de noviembre de 1978. La primera de ellas hace pocas semanas que ya apareció por aquí con motivo del repaso que le dimos a las canciones del verano en la sección de “También Es Música”, pero como es una gran composición voy a refrescaros la memoria sobre ella.

El protagonista es Barry Manilow, un artista melódico que se hacía acompañar siempre por una orquesta que estaba muy bien considerado por el resto de cantantes que se movían en su mismo estilo y no tanto por los críticos especializados. Esta situación cambiaría radicalmente con la melodía que nos regalaría aquel año 1978, con la que nos haría viajar imaginariamente hasta parajes paradisiacos cubanos.

Se trata de “Copacabana” cuya letra narraba una historia de amores y desamores violentos que tenía lugar en el club nocturno más famoso de La Habana y que triunfó a lo grande en el verano de aquel 1978. La trascendencia, popularidad y éxito que alcanzaría esta canción sería enorme, convirtiéndose en una de esas canciones atemporales, es decir, que pasen los años que pasen sigue de actualidad. De hecho, en el año 1985 Manilow compondría una serie de canciones para completar un musical también titulado “Copacabana” que en un primer momento fue estrenado en televisión, dando posteriormente el salto al cine y, como no podía ser de otra manera, al teatro, donde lograría un éxito espectacular. En nuestra lista nos acompañaría durante 17 semanas alcanzando el top 20.

Como vamos a ir comprobando, las tres entradas de la lista setentera de esta semana son de lo más variadas y se adentran en terrenos muy distintos. Para comenzar con los contrastes pasamos a continuación de una canción veraniega y bailable a otra romántica e instrumental de la mano de un pianista francés que durante algunos años a finales de los 70 logró un tremendo éxito en nuestro país. Se trata de Richard Clayderman.

Ya os he comentado en alguna ocasión que en aquellos tiempos tenían mucha aceptación artistas que realizaban algún tipo de música instrumental, siendo los preferidos del público los pianistas. Clayderman comenzó a tocar el piano a los 12 años y tras pasar por el conservatorio logró perfeccionar su estilo hasta ser contratado como músico de acompañamiento y de estudio de una prestigiosa casa discográfica de su país. Ahí empezó todo.

Tras colaborar con artistas de la talla de Michel Sardou o Johnny Halliday, encontraría su oportunidad cuando el sello discográfico en el que trabajaba decidió hacer un cásting entre distintos pianistas para publicar un disco en plan romántico. Sus dotes convencerían a los responsables y de esta manera lanzaría su primer álbum en el que se incluían dos de los temas que iban a lanzarle al estrellato, “Ballade pour Adeline”, que ya ha pasado por estas páginas, y la que nos ocupa a continuación con motivo de su entrada en lista la semana de la que nos estamos ocupando.

Siguiendo las habituales premisas que siempre ha mostrado durante su carrera, Clayderman nos regalaría en esta ocasión “A Comme Amour”, con la que volvería a conquistar al público de nuestro país, permaneciendo en nuestra lista durante 34 semanas para alcanzar el quinto puesto como mejor registro.

Este tipo de música poco a poco iría perdiendo fuelle, por lo que no es de extrañar que ésta fuera la última ocasión en la que el pianista francés consiguió entrar en nuestra lista, aunque siguió publicando nuevos discos de manera periódica logrando bastante aceptación con ellos en su país.

La tercera y última entrada que se producía en la lista que se estrenaba aquel 11 de noviembre de 1978 cambia de registro de manera radical con lo que hemos escuchado hasta el momento y viene de la mano de un grupo holandés que tuvo un recorrido de poco más de un año pero que puede considerarse como un adelantado a su tiempo ya que se moverían en el hasta ese momento desconocido terreno de la música hecha con sintetizadores que en apenas dos años iba a convertirse en una auténtica revolución en el mundo de la música. Podría decirse incluso que fueron pioneros del tecno.

Este grupo atendía al nombre de Mistral y fue el nuevo proyecto creado por Robbie van Leeuwen, quien fuera guitarrista de Shocking Blue, aquella magnífica banda que nos regalaría una joya como fue “Venus”. En esta ocasión uniría sus fuerzas al también holandés Rick van der Linden contando con distintas vocalistas femeninas para cada uno de los sencillos que fue publicando, hasta un total de seis, en el periodo de dos años, no llegando nunca  a sacar al mercado ningún álbum.

Con una imagen futurista y mezclando el sonido de la guitarra acústica, aflamencada por momentos, con los teclados del sintetizador, estos chicos tuvieron cierta repercusión con el tema que colocaban en nuestra lista aquella semana. Se trata de “Starship 109”, con la que nos acompañarían durante 15 semanas para alcanzar el top 29.

Ésta sería su única presencia en nuestra lista y como ya os cuento en el año 1980 pondrían fin a este proyecto, lo que no quita para reconocerles el mérito de ser capaces de ver la música que se venía encima con la entrada de la nueva década, aunque ellos por sí solos no fueran capaces de romper definitivamente.

EL ÁLBUM DE LA SEMANA

Los últimos serán los primeros. Esta manifestación encaja a la perfección con el álbum que esta semana ocupa nuestra doble página central ya que fue el último de la carrera de un espectacular grupo y a la vez el primero en el ránking de preferencias del público, el más vendido de su carrera y el más aclamado por la crítica. Era cuestión de tiempo que este excepcional trabajo protagonizara el póster semana de “La Graminola”.

Andy Summers, Stewart Coppeland y Gordon Summer, más conocido como Sting, se convirtieron en uno de los mayores grupos de la música de los 80 regalándonos cinco extraordinarios discos entre los que destaca el que hoy nos ocupa, ese magnífico álbum que es “Synchronicity”, una especie de canto del cisne que pondría fin a su carrera bajo un ambiente de confrontación entre los tres verdaderamente irrespirable pero que saco lo mejor de cada uno de ellos para deleite de los amantes de la buena música.

Así pues, os propongo un viaje a través de la música que contiene este grandísimo disco publicado en el año 1983 y que nos dejó con la miel en los labios, con ganas de más de estos tres genios que cuando dejaban sus rencillas y sus egos al margen eran capaces de crear auténticas joyas.

THE POLICE / SYNCRHONICITY

LA GRAMINOLA – NÚMERO 51 – 15 DE NOVIEMBRE DE 2018

La característica más marcada de este álbum es la clara evolución que el grupo manifestaría con su música. Atrás quedaba ese sonido tan cercano al reggae que tanto conquistó al público para adentrarse en terrenos más próximos al pop volviendo a utilizar el sonido de los sintetizadores que todo lo llenaban en los primeros años de la década de los 80. El cambió pillaría a muchos por sorpresa pero sería acogido de muy buena manera tanto por la crítica como por el público.

Además, la atmósfera que rodea a este disco no es otra cosa que la representación más fidedigna del estado de ánimo y de confrontación en el que se encontraban los tres componentes del grupo. Sting atravesaba un momento bastante complicado con la separación de su mujer y las rivalidades y diferencias con los otros dos miembros de la banda eran tan enconadas que hubo momentos de una tensión extraordinaria. A pesar de todo fueron capaces de sacar lo mejor de ellos mismos y ofrecernos un disco muy grande.

El nuevo estilo en su música se aprecia de manera inmediata en la canción que lo abre. Se trata de “Synchronicity 1”, un tema filosófico inspirado en la teoría de la sincronicidad de Carl Jung y que habla del inconsciente colectivo y que se convirtió en el ideal para abrir cada uno de los conciertos de la gira promocional que llevaron a cabo. Estaba claro, las cosas en el seno de la banda estaban cambiando.

Quien escuche el disco por primera pensará que se les fue un poco la mano, y no solamene por el sonido sino por algunas reminiscencias que presentan sus letras, adentrándose en terrenos filosóficos y comprometidos como nunca antes lo habían hecho. No en balde Sting reconoció que su fuente de inspiración para crear este álbum fue la obra del escritor Arthur Koestler.

En este sentido, la segunda canción del álbum muestra bien a las claras ambas variantes, tanto la sonora como la “intelectual”. Una canción pausada, con mucha percusión que por momentos nos acerca imaginariamente a cualquier selva perdida y con una letra que critica a los políticos que rigen nuestros destinos.

Se trata de “Walking In Your Footsteps”, en la que utilizan de manera metafórica la figura de los dinosaurios para hablar, y no cordialmente, de los que dirigen nuestros pasos en la sociedad. A mí personalmente la comparación me parece bastante adecuada.

Aunque de alguna manera rompieron con el sonido que habían mostrado en sus anteriores trabajos, sobre todo en lo que a ese estilo claramente reggae de muchas de sus composiciones de más éxito y reconocimiento, era inevitable que algunas de ellas mantuvieran esas características. De hecho, en mi modesta opinión, hay un par de canciones que habrían encajado a la perfección en “Zenyatta Mondatta”, como sucede con la que viene a continuación.

En ella Sting vuelve a dar muestra de cual era su estado de ánimo en aquel momento. Al margen de los enfrentamientos tan feroces con los otros dos miembros del grupo, atravesaba un momento bastante complicado en su vida ya que se había seperado rencientemente de su mujer y no de manera amistosa, algo que le tenía deprimido y enfadado al mismo tiempo. Luego me adentraré más en este suceso, cuando le llegue el turno a la canción más representativa del disco y de su carrera.

Se trata de “O, My God”, un auténtico lamento por todas las desgracias padecidas, en el que mete a Dios por medio, que a mí me parece una de las mejores canciones del álbum, al margen claro está de las más aclamadas por público y crítica de las que me encargaré en breve.

A continuación llega el momento más raro de todo el disco y no lo digo solamente porque el vocalista de esta canción no sea Sting, sino que la composición en sí es toda ella una auténtica rareza, tanto en su estructura musical, como en su interpretación y letra.

Andy Summers era más veterano que sus dos compañeros de viaje y en sus constantes enfrentamientos había ejercido en muchas ocasiones como mediador, como la mano sabia y experta que ayudaba a que la sangre no llegara al río. Sin embargo, tanto enfrentamiento, tanta riña y tanta pelea habían acabado por saturarle y desde hacía tiempo había llegado a la conclusión de que no soportaba a ninguno de los dos. Su grado de desquiciamiento era bastante grande y podría decirse que fue él el que de algún modo obligó a sus compañeros a tomar la decisión de dejarlo después de este disco.

Ese estado de tensión en el que el bueno de Andy se había terminado por ver arrastrado se ponía de manifiesto en la única canción del álbum que no está interpretada vocalmente hablando por Sting. En ella nos encontramos con una letra angustiosa e incomprensible por momentos, acompañada de un sonido más duro y potente arrancado por su guitarra, que la convierten en una especie de cabo suelto en el álbum. Su título es “Mother” y posiblemente sea la composición de más difícil digestión

Otra de las cosas que llama la atención es la estructura del disco en lo que al orden de las canciones que lo integran se refiere. Os recuerdo que por aquella época lo que se llevaba era comprar los discos en formato vinilo, aunque ya existína los cds, con su cara A y su Cara B. Lo normal es que en la cara A fueran el grueso de las canciones más destacadas, de las que iban a aparecer como sencillos, aunque alguna de las de la B también pudieran ser publicadas como tales. Pues bien, las grandes canciones de “Syncrhonicity”, las que tiraron de alguna manera del público para que lo compraran aparecen todas en la cara B, siendo la primera de ellas la que aparece en séptimo lugar. Vamos que para el tema estrella del álbum hubo que esperar lo suyo.

Así pues habrá que esperar todavía un par de canciones más para llegar a los grandes momentos del álbum, aunque las dos canciones que vienen a continuación tienen calidad suficiente como para deleitarnos con su sonido. Vayamos con la primera.

Si acabamos de vivir el “momento Summers” ahora toca hacerlo con el momento “Copeland”, ya que la siguiente canción que aparece en el álbum está compuesta por el batería del grupo. Un artista muy peculiar, con un talento descomunal y que no soportaba que Sting acaparara tanto protagonismo. De hecho le llamaba despectivamente “Mozart” algo que al apodado no le gustaba lo más mínimo.

Copeland fue de los tres el que más pegas puso a cambiar de estilo y a dar el giro que dieron en “Synchronicity”, por lo que no resulta nada extraño que la única composición obra de su talento que se incluye en el álbum tenga ese sabor casi añejo al de sus primeros discos, algo que la convierte en muy especial.

Se trata de una canción que dura solamente 2 minutos pero en la que condensa una crítica a los regímenes totalitarios, de nuevo una crítica a los políticos. Por el título de la canción y por la ambientación de su letra muchos arrimaron el ascua a su sardina dando por hecho que la crítica iba dirigida hacia el comunismo, pero realmente la aludida era la clase política en general.

Esta canción lleva el título de “Miss Gradenko” y hace unos cuantos años leí en una entrevista realizada a Copeland que consideraba que era la mejor canción de la carrera de The Police. Eso también es arrimar el ascua a su sardina. Vosotros juzgáis.

La grabación del álbum fue un auténtico martirio para todos ya que las relaciones entre ellos estaban prácticamente rotas. De hecho cada uno grabó su parte por separado y aunque se recluyeron en unos estudios de grabación, en ningún momento coincidían en la misma habitación. A Copeland le situaron con su batería en el comedor, a Sting en la sala de control y el único que se ubicó realmente en el estudio de grabación fue Summers. De todos modos, cuando había que escuchar lo grabado y analizar los resultados no había más remedio que reunirlos en la misma sala y aquello casi siempre acababa como el rosario de la aurora.

Por este motivo es todavía más grande el álbum que fueron capaces de ofrecer porque el ambiente que les rodeaba era más propicio para que hubiesen grabado cualquier cosa para salir del paso y acabar cuanto antes, pero por el contrario nos ofrecieron el que está considerado el mejor trabajo de su carrera. La prueba más evidente de todo esto son las canciones que vienen a continuación, unas auténticas joyas situadas en el álbum una detrás de la otra en la parte final del disco, o para ser más concretos, en la cara B del álbum de vinilo. Vamos a disfrutar de todas ellas a partir de ya.

Para empezar llega la que puede considerarse como la segunda parte de la canción de título homónimo que abría el álbum. De nuevo la teoría de la sincronicidad de Carl Jung aparece en escena para ofrecernos una canción con un sonido espectacular, una letra filosófica a más no poder y un videoclip excepcional con su historia detrás, la misma historia de desencuentros que os acabo de contar. Os lo explico todo.

La canción a la que me refiero lleva el título de “Synchronicity 2” y habla de un hombre con problemas en asu matrimonio (de nuevo Sting pasa factura), lo que le lleva a padecer una enfermedad mental y a sacar todas las frustraciones y todo el odio que lleva dentro, en sentido metafórico, mediante un monstruo que se supone todos llevamos dentro. Si a eso le sumamos un videoclip con una imagen apocalíptica que nos recuerda a películas del tipo “Mad Max”, no cabe duda de que nos encontramos ante uno de los grandes momentos del álbum.

El videoclip estuvo dirigido por el dúo Godley & Creme, quienes fueran componentes del grupo 10CC, y en él puede verse a los tres miembros de la banda ubicados cada uno de ellos en una torre completamente separados y con una vestimenta muy a lo new wave. Hubo que fabricar tres torres porque no consintieron ninguno de ellos en ningún momento compartir ubicación en el videoclip. Una vez más sus diferencias provocarían graves quebraderos de cabeza a los que trabajaban con ellos, más si cabe cuando la torre de Copeland terminó en llamas por un cortocircuito y hubo que construir una nueva aprisa y corriendo al ser imposible convencerles de que se situaran los tres en la misma.

Sin solución de continuidad llega el momento culminante del álbum con la canción más representativa de toda la carrera de The Police. Una composición de Sting que es parte de la historia de la música y uno de esos temas que pase el tiempo que pase será reconocible por todos y elogiada por propios y extraños.

Me imagino que todos os imaginaréis ya a la canción que me refiero, pero antes de disfrutarla quiero contaros algunas cosas de ella. Cuando fue publicada se convirtió en un tremendo éxito de manera inmediata y el público en general la tomó como una maravillosa canción de amor que hablaba de lo bello que es disfrutar de la persona amada incluso cada vez que respira. Sin embargo el propósito con el que Sting la escribió era totalmente opuesto a esta opinión generalizada.

“Every Breath You Take” fue escrita por Sting en pleno proceso de separación de su mujer y en aquel momento no sentía otra cosa que no fuera odio hacia ella, motivo por el cual nos encontramos con una canción de desamor y no de romanticismo. En ella habla de lo difícil que es convivir con una persona celosa y que todo lo controla, incluso cada vez que respiramos. Sea de amor o desamor de lo que no cabe ninguna duda es de que nos encontramos ante una auténtica obra maestra.

Sin duda alguna esta fue la canción que más problemas ocasionó a la hora de su grabación, algo que la hace todavía más grande. Sting la compuso de tal modo que solamente el bajo que él tocaba y la batería de Copeland se hacían notar. La había compuesto sin contar con el sonido de la guitarra, instrumento que le correspondía tocar a Andy Summers, y cuando llegó el momento de grabarla, Sting  simplemente le dijo: “haz tu parte”. De esta manera, el guitarrista del grupo tuvo que improvisar sobre la marcha su interpretación y lo haría de tal modo que el sonido de su instrumento en esta composición se convirtió en una de las grandes interpretaciones de la música de los 80.

Pero lo peor de la grabación de esta canción no fue el feo detalle de su compositor hacia Summers, sino que las desavenencias de Copeland y Sting tocaron techo en ese momento. El batería no hacía más que poner pegas a los arreglos, al tono y al ritmo de la canción y ello llevaría a un enfrentamiento verbal entre los dos bastante grande que desencadenaría en una pelea a puñetazos que cerca estuvo de hacerlo saltar todo por los aires. Con las oportunas mediaciones de representante, casa discográfica y técnicos, la situación terminaría reconduciéndose y, afortunadamente para todos, el disco finalmente vería la luz.

Como ya os digo, esta parte del álbum es descomunal ya que se van sucediendo una detrás de otra las mejores canciones de todo el disco. Después del punto culminante que es “Every Breath You Take” llega otra composición de Sting que redunda en sus sensaciones personales tras el final de su primer matrimonio que no desmerece en absoluto a la canción estrella del álbum. Un espectacular tema que rezuma calidad por los cuatro costados y que está considerado por algunos críticos como una de las mejores canciones de la historia de la banda.

En esta ocasión nos encontramos con el Sting más derrotado y desamparado, leJos del visceral y rencoroso de la su tema estrella. El cantante abre su corazón de manera clara para contarnos como ha saltado por los aires hasta convertirse en el auténtico rey del dolor. Esta letra viene acompañada de una excepcional música con una estructura que la hace única.

Se trata de “King of Pain”, una canción con una melodía tenue y lastimosa en la voz de Sting mientras nos cuenta todo lo que siente, que da paso a un estribillo con el coro de sus dos compañeros de fatigas en un tono un tanto más animoso, por no hablar del acompañamiento de piano. No falta una parte en la que el vocalista canta sin el apoyo de la música, con algún pequeño silencio, algo que le añade aún más dramatismo a su interpretación. Otra joya más.

A continuación llega la canción que podría considerarse como cierre de esa especie de trilogía que Sting compuso basándose en su estado de ánimo y en su situación personal. Un broche de oro a sus lamentos gracias a otra descomunal composición que lograría también unos resultados excepcionales y que viene acompañada de uno de esos videoclips que nos dejaría algunas imágenes icónicas de la música de los 80.

Nos encontramos otra vez con una maravillosa balada con un sonido de esos que te conquista desde el primer momento, de esos que te envuelven desde la primera escucha y la convierten en una de tus favoritas. Eso es lo que me sucedería a mí al escucharla por primera vez, de inmediato me di cuenta de que iba a escucharla una y otra vez. Os aseguro que es la ideal para relajarse tranquilamente en casa.

Me estoy refiriendo a “Wrapped Around Your Finger”, otra magnífica canción que a mí personalmente me deja el regusto amargo de pensar que fue una auténtica faena que lo dejaran porque si iban a seguir publicando discos con canciones como ésta nos hemos perdido mucho, pero que mucho, mucho.

Por si fuera poco, el videoclip que acompaña a esta canción es otra maravilla. Nuevamente dirigido por Godley & Cream, crearon una atmósfera ideal para lo que estaba sonando, con los tres miembros del grupo tocando en un ambiente tenue y rodeados de velas y candelabros que se convirtió en uno de esos vídeos que siempre se recuerdan y que siempre te traen a la memoria muy buenos momentos.

Por cierto, como ya os digo esta canción también habla de la relación sentimental recientemente rota de Sting con su mujer, no desaprovechando ninguna oportunidad para criticarla abiertamente. la expresión que da título a esta canción traducida literalmente no encaja con lo que realmente quiere decir. En inglés, esta expresión viene a ser equivalente a nuestro “tener en la palma de mano” o “comer en su mano”. Así es como el cantante se sentía con su exesposa. Pobre.

Nos acercamos ya al final del disco y llega el momento de la última canción que forma parte de él, aunque como veréis en breve os traigo una sorpresa final, un bonus especial. Pero para eso tendréis que esperar un momento porque ahora toca deleitarnos con el último tema “oficial” de “Synchronicity”.

Como habréis podido comprobar a lo largo de la narración de todo lo que rodeó a este álbum, cuando Sting no se adentra en sus sentimientos personales lo hace en el terreno de la cultura, la psicología e incluso la filosofía. La teoría de la sincronicidad ha aparecido de manera continua y para cerrar el álbum se dejaría llevar por un libro y un autor que a él le encantan casi hasta llegar a la obsesión.

El autor en cuestión es Paul Bowles y el libro “The Sheltering Sky”, en español “El Cielo Protector”, en el que se incluye el relato de una historia en la que él se basaría para componer esta canción. Narra la historia de tres hermanas que esperan el regreso de un Príncipe que les ha prometido volver en su búsqueda mientras toman té, aunque ese esperado regreso nunca se produce.

Se trata de “Tea in the Sahara”, una canción calmada, incluso tenebrosa, en la que Sting nos muestra una balada suave y triste con una voz susurrante y el espectacular acompañamiento de la guitarra de Andy Summers que lograría un efecto de eco excepcional demostrando lo que siempre ha sido, un excepcional guitarrista.

El disco propiamente acaba aquí, pero cuando se lanzaron al mercado las ediciones en cd y cassette se incluiría una canción más. Un tema que había sido publicado como cara B de “Every Breath You Take” y que resulta un tanto inexplicable que en el formato vinilo no aparezca, ya que se trata de una gran canción que de algún modo mostraba el camino que Sting iba a seguir al iniciar su carrera en solitario.

Se trata de “Murder by Numbers”, una canción bastante descarnada en la que nos encontramos a un Sting cantando en un tono superior al habitual y con un sonido muy cercano al jazz, algo que se ha convertido en bastante habitual a lo largo de su carrera como solista.

Haciendo de tripas corazón llevarían a cabo la correspondiente gira promocional, que resultó ser todo un éxito, en la que demostraron su profesionalidad a la hora de seguir adelante a pesar de que sabían que su recorrido se acababa ahí. Como fiesta de despedida fue excepcional y a partir de ese instante cada uno de ellos seguiría con sus proyectos al margen de los otros dos miembros de la banda, aunque con repercusiones bastante distintas.

Sting iniciaría de inmediato su carrera en solitario cosechando desde el primer momento un tremendo éxito. Stewart Copeland protagonizaría distintos proyectos menores, componiendo algunas bandas sonoras o tocando con grupos como Oysterhead o Animal Logic, sin olvidar algunos EP’s publicados bajo el seudónimo de Klark Kent. Por su parte, Andy Summers se dedicaría a colaborar con distintos grupos vinculados al jazz y con el paso del tiempo limaría asperezas con Sting actuando incluso como artista invitado en alguno de sus conciertos.

Cuando se produjo su separación todos sabíamos que las posibilidades de un retorno eran mínimas, algo que se ha corroborado con el paso del tiempo. De todas maneras nos queda el consuelo de haber disfrutado de su música, algo que puede considerarse como un gran regalo.

LISTA DE LOS AÑOS 80

LA GRAMINOLA – NÚMERO 51 – 15 DE NOVIEMBRE DE 2018

Iniciamos ya la segunda parte del habitual repaso a las listas de otros tiempos para lo que nos situamos en el 13 de noviembre de 1998, momento en el que tres nuevas canciones pasaban a formar parte de la familia graminoleña. Dos de ellas nos llegan de la mano de dos de los grupos más mediáticos de nuestro país en aquellos tiempos y la tercera desde el exotismo de una cantante israelí. Tres auténticos bombazos del año 1988.

La primera de las novedades de aquella semana tenía el sello inconfundible de David Summers y los suyos. Hombres G estaban dando los últimos coletazos del éxito de su disco “Agitar Antes de Usar” y acababan de publicar el cuarto sencillo del mismo con el que iban a volver a dar en la tecla.

Con las habituales señas de identidad del grupo, nos ofrecían una canción con una melodía pop más que evidente, llena de ritmo y con una letra desenfadada y pegadiza con la que iban a acompañarnos durante 21 semanas para llegar al top 20. Se trata de la archiconocida “Suéltate el Pelo”.

No cabe ninguna duda de que Hombres G eran un auténtico fenómeno de masas desde su aparición en el panorama musical español y prueba de ello es que este último sencillo de “Agitar Antes de Usar” daría lugar al rodaje de una película titulada “Suéltate el Pelo”, dirigida por el padre de David, Manuel Summers, que no era otra cosa que la continuación de otra película rodada un par de años antes bajo el título de “Sufre Mamón”. Sus dotes como actores dejaban mucho que desear, pero sus resultados en taquilla sería más que aceptables, redundando en la manifestación de que eran mediáticos hasta decir basta.

La segunda entrada de la semana ochentera que hoy analizamos nos llega nada más y nada menos que desde Israel, lo que es algo extraordinario porque no es demasiado habitual que cantantes de esos lares tengan recorrido en las listas de éxitos europeas, pero su protagonista sorprendería a propios y extraños con un tema que se convertiría en uno de los grandes acontecimientos musicales del año 1988.

Ella era Ofra Haza, una cantante judía que fue capaz de convencer incluso a los más ortodoxos de su religión realizando algunas versiones de temas tradicionales de su país con un ritmo más pop que religioso. Aunque en un primer momento sufrió algún que otro ataque de los sectores más conservadores, finalmente conseguiría el reconocimiento unánime gracias a que a pesar de ponerle ritmo a esas tradiciones supo mantener el respeto y la esencia de las mismas.

En su país era una artista muy popular y ya había cosechado bastantes éxitos, llegando incluso a representar a Israel en el festival de Eurovision en su edición del año 1983 con una canción titulada “Jai” con la que acabaría en segunda posición. Su momento culminante llegaría en el año 1988 con la publicación de un álbum titulado “Yemenite Songs”, lo de Yemen es porque de ahí procedías sus padres quienes tuvieron que emigrar a Israel, en el que se incluía la canción que ahora nos ocupa y con la que conseguiría un tremendo éxito a nivel internacional.

Se trata de “Im Nin Alu”, cuya melodía sonaría una y otra vez en las emisoras de radio de toda Europa, incluidas claro está las de nuestro país, entrando en nuestra lista aquel 13 de noviembre de 1988 para permanecer con nosotros durante 44 semanas y rozar el poste conformándose con el top 2. La canción está basada en un poema hebreo que dice que “Incluso si las puertas de los ricos están cerradas, las puertas del cielo nunca se cerrarán”.

Ofra Haza seguiría triunfando en su país después de este éxito, convirtiéndose en una de las principales figuras de Israel, aunque su reconocimiento a nivel internacional se limitaría a esta canción. En el año 2000, a los 43 años de edad moriría en circunstancias no aclaradas nunca por su familia, aunque siempre se ha especulado con que su fallecimiento se produciría como consecuencia de una neumonía provocada por el SIDA que padecía. Una pena, una más.

Si la primera novedad de la lista que estamos analizando puede considerarse muy mediática, con la que vamos a cerrar el capítulo de entradas en la misma no le va a la zaga, ya que viene de la mano de uno de los mejores grupos de la historia de la música de nuestro país que acababan de publicar su cuarto álbum con el que estaban logrando un éxito excepcional. Se trata de El Último de la Fila.

El álbum en cuestión era “Como la Cabeza al Sombrero” y podría decirse que era el primero que publicaban desde que se habían convertido en un fenómeno de masas y considerados como uno de los mejores grupos del pop español del momento. Ya no les valía con sorprender, ya jugaban en primera división y tenían que convencer a todos confirmando que su talento era descomunal. No defraudarían a nadie.

Este álbum contiene algunas de las mejores canciones de su carrera y entre ellas destaca la que precisamente colocaban en nuestra lista aquel día. Una espectacular canción que contiene una letra que es pura poesía y que dice cosas tan maravillosas como “El tiro con fuego negro de cuervo de tu mirada / Ha sido el relámpago que anuncia el trueno en la tempestad / Me besabas con el ansía / Con el que se besan unos novios nuevos”. Por supuesto que me estoy refiriendo a “A Veces Se Enciende”.

Con esta canción permanecería en lista durante 24 semanas para alcanzar el top 17, números mucho más discretos de lo que realmente merece. Eso sí, desde este instante el seguimiento de su música sería masivo. Manolo García y Quimi Portet ya eran unos auténticos ídolos.

LISTA DE LOS AÑOS 90

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Vamos ya con la sección dedicada a la música de los 90 y para ellos nos ocupamos de la lista que estrenábamos el 15 de noviembre de 1998 que contaba como principal novedad la entrada de una canción que arrasó de manera considerable en todas las emisoras de radio gracias precisamente a la promoción que recibió de manos de una de las más prestigiosas de los Estados Unidos.

En el año 1998 le llegaría la gran oportunidad a una cantante y compositora que hasta ese momento no había tenido suerte en el mundo de la música. Desde los 6 años tocaba el piano y desde que tenía 13 componía sus propias canciones, lo que evidenciaba que tenía talento, pero no había logrado llamar la atención de ningún cazatalentos que intentara ayudarla a iniciar su carrera discográfica. Esta artista se llamaba Jennifer Paige y en ese año su vida cambiaría radicalmente.

Por fin un productor discográfico se fijaría en ella y se haría con la maqueta de una de sus composiciones sin saber realmente que tenía entre manos una auténtica bomba de relojería. Aprovechando sus contactos, llevaría esta canción a la prestigiosa emisora radiofónica norteamericana “Kiis-FM”, que la emitiría un par de veces encontrándose con la sorpresa de que el público la aceptó de manera inmediata y mediante llamadas telefónicas pedía que se emitiera una y otra vez.

La canción en cuestión no es otra que “Crush” y su única promoción sería ésa, su continua emisión radiofónica, ya que no había demasiadas esperanzas depositadas en ella y la distribuidora no realizaría ningún tipo de campaña para promocionarla debidamente. Ciertamente no le haría falta ya que su éxito sería total, también en nuestra lista, donde permanecería durante 31 semanas para alcanzar el top 9.

Gracias al éxito de esta composición grabaría su primer álbum bajo el título de “Jennifer Paige” con el que lograría muy buenos resultados por el tirón de su canción estrella. Después de esto poco más se puede decir de su carrera ya que nos encontramos ante un inequívoco caso de “one hit wonder”, o lo que es lo mismo, artista de un único éxito.

LISTA DEL NUEVO MILENIO

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Ponemos fin a continuación al repaso de hoy a las distintas listas graminoleñas y como siempre lo hacemos con la del nuevo milenio. Para ello viajamos hasta el 9 de noviembre de 2008 cuya lista presentaba dos nuevas entradas, una de ellas una especie de resumen de algunas canciones que habían pasado a fomar parte de nuestra familia en las últimas fechas y la más destacada el debut de una artista que iba a convertirse en una de las cantantes de mayor éxito del momento y auténtica figura a nivel mundial desde el primer instante. Empezamos por esta última.

Kate Hudson era por aquel entonces una joven cantante que intentaba abrirse paso en el mundo de la música. Procedía de una familia muy religiosa y ultraconservadora que la había guiado siendo todavía una niña hacia el mundo de la música evangélica, pero ella quería más, mucho más, y bien que iba a conseguirlo.

Poseía un físico excepcional, un atractivo bastante claro y muy pronto un productor discográfico se dio cuenta de que puliéndola debidamente podría lograr un auténtico diamante. De esta manera se pondría manos a la obra y trabajaría con ella de manera muy dura para publicar su primer álbum que iba a llevar el título de “One of the Boys”. Por cierto, que no os lo he dicho, estoy hablando de Katy Perry.

Habían estado trabajando con una melodía que Perry había creado hacía algún tiempo pero a la que no acababa de encontrar la manera de finalizarla. Cuando tuvieron grabadas todas las canciones que iban a formar parte del álbum se dieron cuenta de que eran pocas por lo que decidieron terminar esa composición definitivamente para incluirla casi como relleno en el mismo. Lo curioso del caso es que una vez terminada iba a convertirse en su presentación en sociedad, una presentación a lo grande.

La única pega que tenía esta canción era su letra ya que era un poco provocativa y posiblemente iba a levantar algunas ampollas. Su título era “I Kissed a Girl” y en un momento determinado decía “Yo besé a una chica y me gustó”, algo que cantado por una mujer se identificó por los de siempre como un canto a la homosexualidad por lo que vendría rodeada de la habitual campaña de crítica y desprestigio que no serviría de nada ya que supondría el primer gran éxito de su carrera y su lanzamiento a nivel internacional. En nuestra lista permaneció durante 47 semanas para alcanzar el top 4.

Como no podía ser de otra manera, la familia de Katy no entendería que su hija iniciase una carrera en el mundo del pop y mucho menos que lo hiciera con una canción tan llena de “pecado”, lo que enrarecería de algún modo la relación con sus padres. Sin embargo esto no había hecho más que empezar porque desde ese instante Katy Perry se convertiría en una auténtica estrella. Si a eso le sumamos que es sumamente atractiva ¿qué más se puede pedir?

La segunda entrada de la semana es una auténtica rareza. En primer lugar porque no es un sencillo propiamente dicho sino que se trata de un EP y en segundo lugar porque la canción que es realmente nueva dentro del mismo dura nada menos que 21 minutos y su sonido es bastante extraño, tanto casi como su título. Eso sí, llegándonos como nos llega de una banda tan espectacular como son The Cure está claro que no defraudará a nadie.

En dicho EP se recogen remixes de los sencillos que fueron publicando mensualmente contenidos en su álbum “4:13 Dream”, habiendo pasado todos por estas páginas con motivo de su entrada en nuestra lista. El título genérico de este EP sería “Hypnagogic States” y vendría acompañado de un sorpresa bastante especial.

Se trata de una canción con un sonido bastante extraño, con una duración de más de 21 minutos y cuyo título es “Exploding Head Syndrome”, convirtiéndose de inmediato en una especie de artículo de coleccionista, que nos acomañaría durante 12 semanas para alcanzar el top 29.

Como curiosidad os diré que este “Síndrome de cabeza Explosiva (EHS)” existe realmente y es una dolencia por la que una persona experimenta ruidos irreales intensos y de corta duración cuando se despierta. Quizás esto explica de algún modo la estructura de esta canción.

TAMBIÉN ES MÚSICA

Si hay un espectáculo televisivo musical que ha acaparado el interés general del público en los últimos año es Operación Triunfo. Sinceramente nunca he creído que sea algo extraordinario ya que los aspirantes a artistas que han ido pasando por ahí no dejan de ser productos prefabricados que se convierten en reyes de un karaoke retrasmitido por televisión a una audiencia muy numerosa, pero cuyos méritos dejan bastante que desear una vez que el programa llega a su fin. Si analizamos el porcentaje de participantes que han pasado por el concurso y no se han comido una rosca veremos que es bastante amplio.

Nunca he seguido de cerca el concurso en sus distintas ediciones salvo en una de ellas y he de reconocer que entre sus participantes ha habido alguno que otro que ha merecido mi atención y que en mi opinión ha mostrado con creces que su talento y valía era superior a la media, a pesar de lo cual quienes se lo han terminado llevando crudo hayan sido otros.

Por este motivo, la sección “También es Música” de esta semana está dedicada a tres de los participantes que pasaron por “Operación Triunfo” y que en mi modesto entender sí que tienen madera de artista, aunque como veremos de inmediato su éxito ha sido más bien poco salvo en uno de los casos. Sé que los Bisbal, Bustamante, Carrasco, Chenoa y similares son los que han triunfado a lo grande, pero los tres intérpretes que traigo hoy a la revista creo que les superan totalmente, solamente les ha faltado una promoción como Dios manda y ser más mediáticos.

VÍCTOR

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Os comentaba antes que solamente he seguido el concurso en una de sus ediciones, concretamente la cuarta que se celebró en el año 2005. Lo hice porque me llamó poderosamente la atención uno de los participantes de ese año, un chico que se salía de todos los parámetros del resto de concursantes y que tenía una tremenda personalidad además de una descomunal manera de cantar.

Se trata de Víctor Estévez, artísticamente Víctor a secas, quien con su larga melena y aspecto de cantante de heavy metal demostraría desde el primer momento su gran versatilidad para interpretar todo tipo de música, desenvolviéndose a las mil maravillas sobre todo con el rock o el soul. Con una voz rasgada y potente demostró desde el primer momento que estaba muy por encima del resto de participantes aunque finalmente tuviera que confirmarse con el tercer puesto.

Mediáticamente hablando no tenía la aceptación generalizada del público y eso provocó que terminara siendo flor de un día. Pese a ello, ese mismo año publicaría su álbum de debut bajo el título de “Rock & Swing”, una colección de canciones entre las que se alternaban versiones de grandes clásicos de grandes músicos y canciones propias pero siempre moviéndose en el terreno del rock y del swing, utilizando para ello en algunos de los temas que en él se encuentran el acompañamiento de una orquesta. Un disco con un sonido excepcional, con unas ventas aceptables pero que no serviría para convertirle en una figura como sucedería con otros de los participantes en el famoso concurso.

No estamos hablando de una obra maestra, ni muchísimo menos, pero sí que es un disco que se escucha con facilidad, como sucede con el que sería el primer sencillo en aparecer en el mercado, este “Juguemos Fuerte”, un tema muy por encima de tantos y tantos otros que han triunfado a lo grande de la mano de los que vosotros ya sabéis.

A partir de ese instante, Víctor ha seguido publicando algunos discos más pero circunscribiéndose casi en exclusiva a su Cataluña de procedencia hasta el punto de que ha terminado grabándolos únicamente en catalán. Desde el año 2008 formó un grupo denominado Víctor Electrik Band que tiene bastante popularidad en su tierra, pero como tantos y tantos otros de los participantes que han pasado por Operación Triunfo ha terminado poniéndole música al programa de televisión “Qué Tiempo Tan Feliz” presentado por María Teresa Campos, mientras ha permanecido en antena.

ALEJANDRO PARREÑO

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Un caso similar es el del valenciano Alejandro Parreño, participante en la primera edición del concurso celebrada en el año 2001, al que la excesiva competencia y poder mediático de sus compañeros de batalla primero, y la desgracia posteriormente, le pasarían factura hasta hacerle desaparecer prácticamente de la circulación, cuando su capacidad compositora, vocal e interpretativa estaba muy por encima de la de los grandes triunfadores de aquella edición. Su menor carisma sería definitivo para su futuro.

Hay que situarse en el contexto de que sus rivales en el concurso fueron entre otros David Bisbal, David Bustamante, Chenoa, Rosa López o Manu Tenorio, por lo que no es de extrañar su papel secundario. Pese a todo publicaría dos discos que tendrían cierto tirón entre el público y en los que se incluyen algunas canciones de verdadero mérito ya que su talento para componer era más que evidente.

En el año 2002 aparecería en el mercado su álbum de debut bajo el título de “Perdido en el Paraíso” y tan sólo un año después publicaría “Me Río”, su segundo disco y en el que me quiero centrar a continuación.

Siempre he pensado que si su casa discográfica, la famosa “Vale Music”, se hubiese volcado con él como hizo con otros habría logrado unos resultados más que considerables, pero para su sello no era más que un segundo plato y ése fue el tratamiento que le dio a pesar de ser capaz de ofrecer canciones como este “Shalala”con una preciosa melodía y una letra que define bien a las claras lo que es Alejandro Parreño, pura sensibilidad.

Tras ir perdiendo fuelle, en el año 2007 se embarcaría en un nuevo proyecto al constituir un grupo llamado Nómada del que formaba parte también su hermano Gonzalo. Desgraciadamente éste caería gravemente enfermo y Alejandro dejaría de lado su carrera musical para volcarse de lleno en la recuperación de su hermano. Como os comentaba hace un instante, Alejandro nunca ha tenido la suerte que ha merecido.

VEGA

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Para cerrar la sección que hoy estamos dedicando a esos “otros” artistas participantes en alguna de las ediciones de Operación Triunfo vamos con una cordobesa que sí que ha logrado bastante éxito a nivel comercial y que siempre ha recibido muy buenas críticas de los especialistas en la materia. Además nos encontramos con una mujer de armas tomar, con mucha personalidad y posiblemente la más rebelde de todos los que han pasado en sus distintas ediciones por el concurso.

Estoy hablando de Mercedes Miguel Carpio, conocida artísticamente como Vega, quien partició en la segunda edición del concurso celebrada en el año 2002 y que desde el primer momento demostró de que pasta estaba hecha. Pese a acabar en novena posición levantó bastante expectación con motivo de sus continuos enfrentamientos con los profesores de la academia sobre todo en lo relativo al reparto de las canciones de cada uno de los concursantes.

De hecho, tras salir de la academia e iniciar su carrera profesional, Vega siempre ha rechazado ser considerada como una “triunfita”, calificativo que nunca le ha gustado y que realmente nunca ha ido con ella, ya que siempre se ha mostrado muy independiente al respecto intentando que se la juzgue como artista al margen de donde se dio a conocer. Esa personalidad tan marcada siempre se ha plasmado en su música y en sus composiciones.

Desde el primer momento llamó la atención de los críticos ya que ella componía todas las canciones que se incluían en sus discos, logrando buenos resultados de ventas con todos ellos, sin llegar a los números de los Bisbal y compañía, pero lo suficientemente buenos como para asegurarse una carrera continuada y duradera.

Entre los distintos trabajos publicados por Vega, en mi modesto entender, “La Cuenta Atrás”, publicado en el año 2012, es el mejor de todos ellos y dentro de él se incluye una canción que muestra en esencia lo que ella es como artista. Un tema trabajado al máximo, con una letra contundente y una melodía cercana al medio tiempo que nos muestra bien a las claras que no siempre han obtenido los mejores resultados en el concurso los artistas más grandes y preparados. Esta estupenda composición lleva el título de “Réquiem”.

Éstos son algunos de los ejemplos de artistas que han pasado por Operación Triunfo sin haber logrado la promoción o los resultados en el concurso que realmente merecían. No seré yo quien juzgué la manera de decidir quien gana o no y si todo está preparado de antemano, pero lo cierto es que lo sucedido hace una semana en una de las galas de la edición que actualmente se está celebrando no ayuda a dar demasiada credibilidad a la justicia final de ganadores y perdedores. El que se haya filtrado una imagen en la que el jurado ya tiene anotado quien va a ser nominado o quien va a ser el favorito antes de que empiece la gala es cuanto menos poco ético. Si a eso le sumamos el abuso de los ritmos latinos y la falta de los grandes clásicos de la música entre las canciones que los concursantes tienen que defender … Y ahí lo dejo.

LA ÚLTIMA DE LA GRAMINOLA

No sé si a vosotros os pasa lo mismo, pero a mí el llegar a la contraportada de cada semana me produce sensaciones encontradas. Por un lado siento pena por haber llegado al final, pero por otro me encanta el buen sabor de boca que siempre deja la música tan buena que pone broche de oro en cada nuevo número. Basta con escuchar las tres últimas canciones de hoy para corroborar lo que os digo. ¿O no?

EFEMÉRIDE

LA GRAMINOLA – NÚMERO 51 – 15 DE NOVIEMBRE DE 2018

Con motivo del cumpleaños de Richard Carpenter, rememoramos la historia que vivió junto a su hermana Karen dando cuerpo a ese magnífico dúo que fueron The Carpenters.

La efeméride de esta semana nos va a servir para recordar a un dúo de hermanos que durante la década de los 70 logró un éxito tremendo y que mostraron una imagen angelical e impoluta, además de una música por momentos empalagosa, pero que escondían detrás de ellos una realidad bastante distinta repleta de dramas y desencuentros. Aprovechando que tal día como hoy del año 1946 nacía el componente masculino del grupo vamos a rememorar a ese fabuloso dúo que fueron The Carpenters.

El grupo estaba formado por los hermanos Richard y Karen Carpenter y su creación llegó de la manera más inesperada. Ninguno de los dos se había interesado nunca por el mundo de la música hasta que Karen decidió apuntarse a un coro de su barrio arrastrando a su hermano poco tiempo después. En un primer momento formaron un trió acompañados de un amigo de la infancia de Richard y posteriormente formarían un par de bandas más pero sin acabar de encontrar el éxito.

Por fin darían en la tecla en el año 1969 cuando decidieron que lo mejor era intentarlo ellos dos solos y lo cierto es que la decisión les llevaría a lograr el éxito de manera inmediata. La dulce voz de Karen y las composiciones y el piano de su hermano Richard calaron en el público y durante la década de los 70 se convirtieron en uno de los grupos preferidos por el público norteamericano gracias a sus melodías sencillas y llenas de sensibilidad.

La salud de Karen se fue deteriorando con el paso de los años, ya que el ritmo que llevaban era intensísimo. Sus éxitos se sucedían uno tras otro y continuamente estaban o de gira, o de promoción o grabando nuevas canciones, por lo que el estrés llevaría a la cantante a padecer una anorexia nerviosa que años después le traería fatídicas consecuencias. Mientras tanto, Richard se hizo adicto a los barbitúricos y tuvo que pasar en más de una ocasión por alguna clínica de desintoxicación. Su imagen ejemplar y maravillosa no se correspondía con la realidad.

Sus melodías llegaron siempre a los primeros puestos de las listas de éxito pero si hay que quedarse con una de ellas, ésa es sin lugar a dudas “Close to You”, una tierna balada con la que conquistaron el corazón del público y que pasa por ser su canción más representativa.

Las desavenencias entre los dos hermanos fueron acrecentándose y llegarían a su punto culminante cuando Karen grabó canciones para publicar un disco en solitario bajo la producción de Phil Ramone. Todo parecía preparado para el lanzamiento pero entonces Richard presionaría a la casa discográfica para que el disco no saliera al mercado aduciendo que su calidad no era la suficiente, escondiendo detrás el temor de que fuese el principio del fin del dúo. Lo que no sabía es que ese comportamiento terminaría haciendo saltar por los aires a The Carpenters en el año 1981.

Tras su separación Karen seguiría un tratamiento bastante intenso para luchar contra la anorexia que padecía. Desgraciadamente, en el año 1983 sería encontrada sin vida por su madre en su cama tras sufrir un paro cardiaco provocado por la enfermedad. Solamente tenía 33 años de edad.

LA EDAD DE ORO DE LA MÚSICA ESPAÑOLA

LA GRAMINOLA – NÚMERO 51 – 15 DE NOVIEMBRE DE 2018

Vienen a la sección dedicada a la música española de la contraportada de hoy uno de los grupos de referencia para cualquier rockero que se precie. Ellos son Leño con el inigualabel Rosendo a la cabeza.

La música española de la contraportada de esta semana se tiñe de rock & roll para recordar la música de un grupo que pese a tener una andadura de poco más de cinco años sería capaz de convertirse en la banda de cabecera de los rockeros de nuestro país, en gran medida por el tremendo carisma de su líder y vocalista. Hoy nos ponemos todos de pie para recordar la música y las andaduras de los míticos Leño.

Hablar de Rosendo Mercado es hablar de una de las figuras más representativas del rock hispano. Tras salir por la puerta de atrás de otro de los grandes grupos de nuestro país como fueron Ñu, daría cuerpo a su nuevo proyecto acompañado en un primer momento por Chiqui Mariscal, de la misma procedencia, y de Ramiro Penas, excomponente de Coz. Corría el año 1978 y en medio de la grabación de su primer disco, Mariscal retornaría a Ñu siendo sustituido por Tony Urbano también procedente de Coz.

Parece mentira que un grupo con una andadura tan corta fuera capaz de calar tanto en el público de nuestro país hasta convertirse en una de las bandas de referencia del rock español. Entre sus canciones nos encontramos con auténticos himnos como el que quiero ofreceros a continuación.

En el año 1980 publicaron un álbum titulado “Más Madera” bajo la producción de Teddy Bautista. No quedaron demasiado satisfechos con el resultado final del disco ya que Bautista introdujo arreglos con teclados demasiado “modernos” y con un sonido demasiado cercano al pop y de algún modo creían que habían perdido su esencia puramente rockera. Por este motivo, un año después publicaban un álbum grabado en directo en el que se incluía una nueva canción que iba a convertirse en una especie de himno para los jóvenes rockeros de nuestro país.

Se trata de “Maneras de Vivir”, santo y seña de su carrera, en la que dan rienda suelta a lo que verdaderamente era este histórico grupo. Una canción que sería publicada como sencillo en su versión de estudio pero que nunca sería incluída en ninguno de los trabajos que el grupo publicó.

Después de algunas desavenencias entre sus miembros, Leño pondrían fin a su andadura en una gira conjunta que realizarían junto a Miguel Ríos y Luz Casal, convirtiéndose desde ese instante en auténticos mitos del rock español. A cambio, Rosendo iniciaría una magnífica carrera en solitario en la que ha mantenido todas las señas de identidad del grupo.

NOVEDAD

LA GRAMINOLA – NÚMERO 51 – 15 DE NOVIEMBRE DE 2018

Por fin está en el mercado uno de los discos más esperados del año, entre otras cosas porque esto significará que habrá gira promocional y ya sabemos todos como las gastan los chicos de Muse en sus actuaciones en vivo y en directo. Después de tres años de silencio están de vuelta con “Simulation Theory”, un disco que no va a defraudar absolutamente a nadie.

Las figuras de Matt Bellamy, Dominic Howard y Christopher Wolstenholme hace tiempo que se escriben con letras mayúsculas. La armonía que logran juntos es espectacular, la manera de interpretar de Bellamy única y sus directos están a una altura a la que muy pocos llegan. Parece mentira que solamente tres músicos sean capaces de crear la atmósfera que crean en cada uno de sus conciertos.

Cada nuevo disco que publican son capaces de introducir algo novedoso en su música y su evolución es constante. “Simulation Theory” es pues un trabajo en el que mantienen su esencia de siempre pero en el que han sido capaces de volver a introducir variantes que les sigan haciendo atractivos al público en general. Las canciones de este álbum están envueltas en un ambiente futurista y el sonido de los sintetizadores se convierte en el hilo conductor del mismo, sin dejar de hacerle guiños a otros estilos, atreviéndose incluso en algún momento con la introducción de coros al más puro estilo gospell. Indudablemente son únicos.

De lo cabe ninguna duda es de que la música que se incluye en el nuevo disco es ideal para ser interpretada en directo, por lo que sus conciertos volverán a ser espectaculares. Habrá que seguirlos de cerca para comprobar cual va a ser su puesta en escena en esta ocasión. Como muestra aquí os dejo el primer sencillo que se ha publicado de este álbum, “Dig Down”.

Todas las semanas me pasa lo mismo. Me queda la satisfacción de que pese a empezar casi siempre con música ratonera, siempre ponemos un broche de oro con la música que nos ofrece la novedad de la contraportada de cada número. Esto sí que es música.

Esto es todo por hoy, en siete días os espero a todos otra vez, pasaré lista.

Hasta entonces, Graminoleños.

JUAN JOSÉ GOMARIZ


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