Revista Música

La graminola – número 53 – 29 de noviembre de 2018

Publicado el 28 noviembre 2018 por Perendengon

LA GRAMINOLA – NÚMERO 53 – 29 DE NOVIEMBRE DE 2018

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Ya sabéis que la base de la revista es dar un pequeño repaso con las novedades que presentaban las listas de éxitos que he ido confeccionando desde hace cincuenta años. Cada nuevo número empezamos por la lista actual de cada semana y a continuación seguimos viajando hasta las listas de hace 50, 40, 30, 20 y 10 años. Todos los éxitos de la música desde el año 1967 irán apareciendo por aquí.

Junto a las listas distintas secciones a cada cual más recomendable. En “Los Pioneros” rememoramos la música y los artistas que inspiraron a todos los que vinieron después. Nuestro póster, a doble página en el centro desmenuza cada semana un disco que fue, es y será muy grande. En la sección “También es Música” le damos cabida a esas canciones y esos artistas que a su manera también han tenido protagonismo, en muchas ocasiones de manera inesperada. Y la contraportada es el colofón con noticias de actualidad musical, efemérides y música española.

Echándole un vistazo a la portada de cada día os podéis hacer una idea del contenido de la revista. Junto a cada fotografía hay un texto que contiene un link que te lleva directamente a la página en cuestión, pero yo os recomiendo ir por orden, ir leyendo desde el principio al final porque la música lo merece. Y recordad que siempre estaré abierto a cualquier crítica, consejo, sugerencia o petición que vosotros, Graminoleños, me hagáis.

NUESTRA PORTADA

LA GRAMINOLA – NÚMERO 53 – 29 DE NOVIEMBRE DE 2018

Una nueva entrada registra la lista de actualidad de esta semana. En la línea de siempre la protagonizan Ozuna & Romeo Santos.

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Fue un auténtico revolucionario y uno de los grandes pioneros del country y el Honky-Tonk, pero vivió siempre al límite y terminó pagándolo muy caro. Hank Williams y su guitarra le ponen sonido a la sección de “Los Pioneros” de esta semana demostrando su grandísimo talento a pesar de sus circunstancias.

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La sección dedicada a la música de los 60 nos trae tres canciones de la época que entraban en nuestra lista en aquellos tiempos y que tienen el denominador común del romanticismo. Ideales para bailar “agarrados”. Nos llegan de la mano de especialistas en la materia como son Tom Jones, Raphael y Juan Y Junior.

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La música de los 70 corre a cargo en exclusiva de un curioso proyecto que anunciaba bien a las claras que la música-disco era lo que se llevaba en aquel momento. Con una canción difícil de calificar, Celi Bee & The Buzzy Bunch entrarían en nuestra lista y triunfarían en media Europa. En aquellos tiempos también sucedían cosas incomprevisibles y éste es un clarísimo ejemplo de que en la música a veces vale todo.

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Si se junta el talento de cinco superclases de la historia de la música y juntos graban un álbum con una complicidad excepcional, el resultado es un póster central de auténtico lujo. Se hacían llamar Traveling Wilburys y su colaboración estuvo rodeada de muchas historias que contar, pero sobre todo de una música descomunal y muy difícil de superar. Lo dicho, un lujo.

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La lista de los 80 de la que nos encargamos en el número de hoy no traía ninguna novedad destacable por lo que aprovechamos para recordar la música de Poison.

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Hay que ver lo que cambián algunos, como uno de los artistas que protagonizan la sección dedicada a la música de los 90 ¿verdad Robbie Williams? Para no perdérsela.

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Con decir que el protagonismo de la música del nuevo milenio corre a cargo de Coldplay no hace falta dar mas explicaciones, simplemente hay que leer y escuchar.

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Dos de las tres canciones que os encontraréis en la sección de “También es Música” están relacionadas con el mundo del fútbol. La tercera está directamente relacionada con el del disparate. Para recordar otros tiempos y … algo más.

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Lo más destacado de la contraportada de hoy son los chicos de aquí al lado. Hasta en su imagen recuerdan a Led Zeppelin. Se hacen llamar Greta Van Fleet y son buenísimos.

LA LISTA DE LA GRAMINOLA

LA GRAMINOLA – NÚMERO 53 – 29 DE NOVIEMBRE DE 2018

Esta semana tenemos una nueva entrada en la lista de actualidad de nuestra revista que, como no, procede de Latinoamérica aunque con cierto sabor español, tanto por el título de la canción que la protagoniza como por el entorno donde se ha grabado el correspondiente videoclip. Eso sí, ya os advierto que es más de los mismo, más de lo de siempre.

El protagonista principal es el portorriqueño Ozuna quien con esta canción tiene ya nada más y nada menos que tres temas en nuestra lista. Alucinante. Por supuesto que no está solo ya que cuenta, como es habitual, con la colaboración de otro artista vinculado a estos menesteres como es Romeo Santos, el que está considerado como “El Rey de la Bachata” por el éxito cosechado en su momento cuando estuvo al frente del grupo Aventura, aquellos que hicieron sonar hasta la extenuación aquella composición titulada “Obsesión”. Eso sí, lo de afirmar que es el rey de este estilo con el señor Juan Luis Guerra por ahí no sé si es un tanto osado.

El resultado de su colaboración es este “Ibiza”, una canción que no aporta demasiado al panorama musical de nuestros días y cuyo videoclip ha sido grabado íntegramente en dicha isla, siendo aprovechada la coyuntura para promocionarla turísticamente en su justa medida.

Por cierto, estos artistas vinculados al trap y al reggaetón son como auténticos conejos, paren canciones sin parar. Para que nos hagamos una idea, el álbum en el que se incluye esta canción, recientemente publicado bajo el título de “Aura” contiene nada más y nada menos que 20 temas, número que se suele alcanzar únicamente en recopilatorios y similares. Son excesivos en todo.

LOS PIONEROS

El protagonista de la sección de “Los Pioneros” del día de hoy está considerado como uno de los auténticos padres del country y del honky tonk. De él se ha llegado a decir que tenía un talento de un millón de dólares pero un cerebro que apenas costaba diez centavos. Uno de esos artistas descomunales que vivieron siempre en el filo y terminaron de manera trágica antes de tiempo. El és Hank Williams, referente absoluto para los grandes amantes del country.

Su vida estuvo repleta de escándalos y de constantes altibajos, pero lo que nadie discutirá nunca es que su manera de manejarse en el escenario y la calidad de sus canciones llamarían poderosamente la atención del público a pesar de que una y otra vez Hank los defraudaba con las continuas cancelaciones de conciertos o espectáculos esperpénticos sobre el escenario provocados por su alcoholismo. Cuando estaba sobrio, sin embargo, era un auténtico genio.

Así pues vamos a deleitarnos con tres de sus canciones más representativas, todas ellas versionadas una y otra vez, y esbozar algunos pasajes de su vida que no harán sino engrandecer su figura, que pudo ser más grande todavía si no hubiese quedado atrapado tan pronto por las garras del alcohol y las drogas.

HEY, GOOD LOOKIN’

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Williams siempre fue un músico atípico. Nunca aprendió a leer una partitura y todo lo que sabía y todo lo que componía lo había aprendido de manera casi autodidáctica. Su gran maestro sería un músico callejero llamado Rufus Payne que le enseñaría a tocar la guitarra a cambio de comida ya que vivía en la calle en la más pura miseria, situación en la que fallecería años más tarde. Como vemos todo lo que rodeaba a Williams era dramático y drástico.

Uno de los grandes clásicos de su carrera llegaría en el año 1951. Se trata de una de las canciones más influyentes en el terreno del country y que ha sido versionada hasta la saciedad por distintos artistas vinculados a este estilo. Para su composición, Williams se inspiraría en un tema del mismo título que había creado el mítico Cole Porter en el año 1942.

Se trata de “Hey Good Lookin’”, auténtico catecismo del honky-tonk, con una letra repleta de dobles sentidos, una interpretación magistral y un ritmo frenético que muestra bien a las claras por qué Hank Williams está considerado como uno de los más grandes.

JAMBALAYA (ON THE BAYOU)

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Williams siempre padeció graves dolencias de espalda lo que le iba a ocasionar unos problemas tremendos. Nació con la columna vertebral dañada y a lo largo de su vida sufrió varias caídas que le dejaron bastante tocado y con unos grandes dolores. Esos percances en ocasiones fueron inevitables, sirvió en el ejército norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial, pero en otros casos fueron producto de sus excesos, caídas en el escenario por la borrachera que llevaba en ese momento o como en una ocasión en la que no se le ocurrió otra cosa que participar en un rodeo.

Los dolores eran tan intensos que constantemente tenía que tomar calmantes, lo que le llevaría a convertirse en un adicto a a ellos, acompañándolos en la mayoría de las ocasiones de alcohol, algo que originaría que su estado de salud se fuera deteriorando continuamente. Fueron muchas las ocasiones en las que tuvo que suspender a última hora conciertos, intervenciones en programas de televisión o entrevistas radiofónicas por el estado en que se encontraba y también muchas en las que protagonizaba actuaciones estrambóticas sobre el escenario como producto del estado de embriaguez con el que se subía al mismo.

Los que tuvieron que sufrir en sus carnes este comportamiento con mayor desesperación fue su habitual grupo de acompañamiento, The Drifting Cowboys, quienes en más de una ocasión realizaron algún plante ante Williams negándose a continuar con él si no corregía sus adicciones. Lo que sucedía es que era tanto el talento y el carisma que tenía que los miembros de la banda siempre terminaban perdonándole y volviendo al redil, pero la situación era cada vez más insostenible.

A pesar de todos estos condicionantes, la compenetración que el artista tenía con su banda era espectacular y eran capaces de dejarnos auténticas joyas. Sobre el escenario eran únicos y cuando se encerraban en el estudio eran capaces de sonar a un nivel al alcance de muy pocos, como por ejemplo con otro de los grandes clásicos de la carrera de Hank Williams como es “Jambalaya (On the Bayou)”, un tema publicado en el año 1952 y que está inspirado en una composición de música tradicional norteamericana.

LOVESICK BLUES

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Sus comienzos en el mundo de la música fueron bastante originales. Ya os comentaba antes que aprendió a tocar la guitarra gracias a un músico callejero llamado Rufus Payne que le ofrecía sus servicios a cambio de que Williams le llevara comida ya que estaba viviendo en la más auténtica de las miserias. La destreza que adquiriría con el paso del tiempo se la debe a él en exclusiva.

Posteriormente sería el propio Williams quien daría sus primeros pasos tocando en la calle y muy pronto empezó a llamar la atención de todos los que le escuchaban. Era bastante habitual que se formara un considerable corro de personas a su alrededor para escucharle tocar y cantar y su popularidad fue subiendo gracias al boca a boca.

Sería cuestión de tiempo que algunas emisoras de radio enviaran a alguno de sus locutores a escucharle y de manera inmediata una de ellas le ofrecería un contrato para protagonizar un programa semanal en el que tocara en directo su música, algo bastante habitual en aquella época y forma más utilizada por los nuevos artistas para promocionar su música.

Su relación con esta emisora fue de verdadero amor-odio ya que si bien su programa conseguía semana tras semana una audiencia excepcional y su música llegaba al público de manera más que notable, su alcoholismo volvería a gastarle malas pasadas ya que en alguna ocasión no acudiría al programa, lo haría tarde o completamente borracho, ofreciendo situaciones bochornosas, situación que llevaría a los dirigentes de la cadena radiofónica a rescindir su contrato y ponerle de patitas en la calle.

De cualquier forma, en las ocasiones en las que era capaz de acudir a tocar al programa estando sobrio su manera de manejarse era descomunal. Una de las composiciones preferidas por el público sería “Lovesick Blues”, un tema que databa del año 1922 y que había sido versionada por distintos artistas pero que adquiriría el calificativo de joya gracias a la versión que Williams haría de ella, ofreciendo unas espectaculares inflexiones de voz que provocarían que esté considerada como una de las mejores interpretaciones de country de todos los tiempos.

Con todos los condicionantes que llevaba su vida, se podría decir que Williams era carne de cañón. Todo el mundo sabía que tarde o temprano la bomba de relojería en la que se había convertido su cuerpo terminaría por explotar. La continua ingesta de alcohol, el abuso de medicamentos y la indiscriminada utilización de morfina para calmar sus dolores terminarían por llevárselo por delante.

El día 1 de enero de 1953 estaba previsto que actuara junto a otros artistas vinculados al country en un festival especial de Año Nuevo en Charleston. Había nevado y no pudo trasladarse hasta allí en avión por lo que realizaría el trayecto en coche, situándose en el asiento trasero de un magnífico cadillac. Antes de partir fue inyectado con morfina por los tremendos dolores de espalda que sufría y durante el camino su corazón diría basta. Cuando llegaron a su destino, el conductor pudo comprobar como lo que en aparencia era un Hank Williams dormido en realidad se trataba de su fallecimiento. Se marchó inesperadamente y sin hacer ruido.

Para que os hagáis una idea de la opinión generalizada que había sobre su comportamiento, os diré que mientras se celebraba el concierto en el que él debía participar se anunció su fallecimiento y el público irrumpió en carcajadas pensando que era una excusa más debido a una nueva borrachera. Cuando el resto de artistas participantes en el evento comenzarón a cantar “I Saw the Light”, algunos de ellos con lágrimas en los ojos, se dieron cuenta de que no se trataba de otro desaire más del genio sino de su definitiva despedida.

De esta forma, se consumaría una crónica de una muerte anunciada, pasando desde ese momento a ser considerado como un auténtico mito y uno de los músicos de culto más grandes del country, referencia absoluta de muchos de los grandes que vendrían después y auténtico pionero. Lástima que no le diera tiempo a hacernos disfrutar todavía más.

LISTA DE LOS AÑOS 60

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Iniciamos ya el repaso habitual a las listas graminoleñas de otros tiempos y para ello nos situamos en el 25 de noviembre de 1968, momento en el que se producía la entrada de tres nuevas canciones protagonizadas por artistas de gran prestigio y reconocimiento. Empezamos por la primera que nos llega desde Gales.

Su apodo de “El Tigre de Gales” le venía como anillo al dedo ya que Tom Jones interpretaba su música y se manejaba en el escenario como un auténtico ciclón apoyándose en su poderosa voz. Pocos meses antes había llegado al cénit de su carrera con el tremendo éxito cosechado con “Delilah” y su popularidad se encontraba en un momento inmejorable. Había que aprovechar el tirón y él lo haría sin dudar un instante.

La canción que colocaba en nuestra lista aquel día era una versión de una composición que ese mismo año había triunfado en el Festival de Sanremo de la mano de Dino y Wilma Goich titulada “Gli Occhi Miei”. Debidamente adaptada para la manera de cantar del galés, su versión arrasaría totalmente al original.

Debidamente traducida al inglés y dotándola de un ritmo más animoso y del habitual acompañamiento orquestal que adornaba la mayoría de las canciones de Tom Jones, daría como resultado “Help Yourself”, con la que volvería a triunfar a lo grande, permaneciendo en nuestra lista durante  35 semanas para alcanzar el top 4.

Jones continuaría en el candelero algunos años más hasta que con la llegada de la música disco en la década de los 70 artistas de su estilo empezaron a ser considerados como pasados de moda, aunque la realidad es que su grandeza estaba por encima de cualquier duda.

Las otras dos entradas que se producían aquella semana llegan desde nuestro país de la mano de artistas con una popularidad grandísima. Vayamos con la primera. Desde el momento en el que Juan y Junior decidieron emanciparse de Los Brincos existía la sospecha de que su proyecto tenía una fecha de caducidad bastante corta, habida cuenta de la gran personalidad y el tremendo afán de liderazgo que ambos tenían. También compartían un gran talento por lo que no es de extrañar que el tiempo que permanecieron juntos fuera suficiente para que nos regalaran seis sencillos a cada cual de mayor éxito.

Mientras permanecieron juntos se convirtieron en auténticos especialistas de baladas románticas, como la que situaban en nuestra lista aquel 25 de noviembre de 1968, poco tiempo antes de que todo saltara por los aires. Se trata de “Tiempo de Amor”, su última aparición en nuestro ránking, con la que nos acompañarían durante 28 semanas para alcanzar el top 11.

La rivalidad entre Juan Pardo y Junior era bastante más que evidente. Ambos estaban enamorados de Rocío Dúrcal, siendo el último el que terminaría casándose con ella, algo que ya originaba bastantes roces. A mediados del año 1969 se produciría una situación que sería la gota que colmaría el vaso. Juan corregiría sin contar con su amigo su voz en el estudio de grabación tras una sesión bastante intensa, lo que traería consigo una tremenda discusión entre ambos y el final de un dúo que había encandilado hasta ese instante al público español.

Si la popularidad que tenían Juan y Junior era enorme, la del cantante que protagoniza la tercera y última entrada que se producía en la lista que estrenábamos aquel 25 de noviembre de 1968 era descomunal. Uno de esos cantantes que no dejaban indiferente a nadie y que 50 años después sigue en activo ofreciendo todo su arte. Me estoy refiriendo a Raphael.

Se encontraba por aquel entonces en uno de los momentos más importantes de su carrera, y ha tenido unos cuantos, y no solamente era un auténtico acontecimiento de masas en lo estrictamente musical sino que el mundo del cine también le había abierto la puerta de par en par, protagonizando durante aquellos años una serie de películas en las que ofrecía sus canciones demostrando la potencia de su voz y su peculiar manera de interpretar.

Aquel año se esteenó una película titulada “El Golfo”, de la que ya os he hablado en alguna oportunidad ya que fueron varias las canciones de su banda sonora, todas interpretadas por él mismo, que entraron en nuestra lista a lo largo de 1968. Entre ellas se encuentra la que nos ocupa a continuación, titulada “Cuando Llega Mi Amor” con la que cosecharía nuevamente un gran éxito y que nos acompañaría durante 13 semanas para alcanzar el puesto número 25 como mejor registro.

Para muchos Raphael es el auténtico “rey del postureo y la mueca”, objeto de burlas y acusado de exageración en sus gestos y su puesta en escena, pero lo cierto es que su “arte” está por encima de todo ello y entender su figura sin esa particular manera de interpretar es prácticamente imposible. Auténtico, genuino, artista, simplemente él.

LISTA DE LOS AÑOS 70

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Avanzamos los diez años de rigor en el tiempo para hacernos eco de la música que sonaba en la década de los 70. Para ello nos situamos concretamente en el 25 de noviembre de 1978 y damos cuenta de la única nueva entrada que registraba la lista que estrenábamos ese día. Una canción difícil de calificar aunque muy vinculada al sonido disco que lo llenaba todo en aquella época.

Esta canción podría aparecer perfectamente en la sección de “También es Música”. De hecho ya lo hizo en su día pero en la versión realizada por Susana Estrada, así que ya os podéis imaginar por donde pueden ir los tiros.

Celinda Camacho es una neoyorquina de ascendencia portorriqueña que llevaba tiempo intentado triunfar en Latinoamerica con su música, bajo la producción y acompañamiento de su marido Pepe Luis Soto. Habían logrado algún que otro éxito menor en Puerto Rico pero no acababan de dar el salto a nivel internacional. En el año 1968 todo iba a acambiar radicalmente.

Ese año darían un pequeño giro a su manera de hacer música presentando a una Celinda más sexy que nunca, dando cuerpo a un proyecto denominado Celi Bee & The Buzzy Bunch, sacando al mercado un sencillo que irradiaba sonido a música disco por los cuatro costados y con el que por fin iban a vender lo que no estaba escrito en Sudameríca.

Esta canción llevaría el título de “Macho (Real Real One)” y es un auténtico disparate tanto en su estructura como en su letra, pero ya os digo, también es música. Eso debió de pensar el público español que la aceptó de buen grado provocando que en nuestra lista permaneciera 26 semanas para alcanzar el top 10. No diré nada más.

EL ÁLBUM DE LA SEMANA

La historia de la música está repleta de casos en los que un grupo de artistas de distinta procedencia deciden llevar a cabo un nuevo proyecto uniendo sus fuerzas, lo que se ha dado en denominar “macrobandas”. El póster central de “La Graminola” del número de hoy entra en ese terreno y lo hace con un excepcional grupo con un nivel tan enorme de cada uno de sus componentes que creo que es imposible encontrar un caso parecido. Seguro que algunos de vosotros recordaréis tal o cual banda que era mejor, o igual, o parecida, pero el talento que irradiaban estos cinco mostruos de la música se acerca mucho a la perfección.

Unir a George Harrison, Jeff Lynne, Tom Petty, Roy Orbison y Bob Dyaln en una misma sesión de grabación y ponerlos de acuerdo para que publicaran juntos un disco parecía un sueño imposible y sin embargo en el año 1988 se llevaría a efecto de la manera más casual e inesperada. Lo que en un primer momento era una simple reunión de amigos para pasar un buen rato se convirtió en una de las sensaciones de la década de los 80 y uno de los grupos más descomunales de la historia de la música moderna.

Este maravilloso grupo tomaría el nombre de Traveling Wilburys y publicarían un primer disco, el más auténtico y genuino, en el año 1988. Así pues hoy toca disfrutar a lo grande con nuestro póster y desentrañar todo lo que rodeó a la grabación de este trabajo, que fue mucho. Abrid bien los oídos, merece la pena.

TRAVELING WILBURYS, VOL. 1

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La creación de esta banda no estaba prevista, ni muchísimo menos. Surgió de la manera más inesperada ya que todos los que iban a terminar formando parte de ella estaban enfrascados en sus correspondientes proyectos personales. Podríamos decir que el “culpable” de todo sería George Harrison quien se encontraba en un extraordinario momento de forma con la publicación de su último trabajo, “Cloud Nine”, y que estaba a punto de publicar el segundo sencillo del mismo, una canción titulada “This Is Love”.

Su sello dicográfico le encargaría la composición de una canción totalmente nueva para que se convirtiera en la cara B de este sencillo, ya que no querían incluir como tal ninguna de las otras canciones que aparecían en el álbum. De esta manera Harrison se reuniría con dos de sus más grandes amigos buscando ideas para esa nueva canción. Así pues, un fin de semana se trasladó al domicilio de Jeff Lyne donde ambos se reunieron con Tom Petty con el objetivo de que el talento de los tres diera lugar a una buena canción que se convirtiera en la cara B que Harrison buscaba.

Por aquel entonces Lynne acababa de producir “Mistery Girl”, el álbum que suponía el regreso al primer plano a lo grande de Roy Orbison y éste apareció por allí de manera inesperada. Así pues, los cuatro músicos se encerraron en el garaje y comenzaron a dar cuerpo a una canción que iba a convertirse en fundamental dentro de sus carreras. Cuando la tenían más o menos encarrilada, Lynne decidiría trasladarse al domicilio de Bob Dylan, que vivía muy cerca de allí, para que éste les cediera el pequeño estudio de grabación que allí tenía montado. Los cuatro se dirigieron a la casa de Dylan quien les cedió de buena gana su estudio y los cuatro gigantes se pusieron a trabajar rápidamente.

En un primer momento Dylan se mantuvo al margen de lo que realizaban sus amigos, encargándose únicamente labores de “observador”. Sin embargo, cuanto todo estuvo acabado le pidieron consejo sobre si podía mejorar la letra y algunos arreglos a lo que no pudo negarse. De esta manera acababa de nacer sin ellos saberlo todavía una nueva banda que iba a poner patas arriba el panorama musical del momento. Todo gracias a esta descomunal canción que es “Handle With Care”.

Cuando Harrison se presentó en su casa discográfica con la maqueta que habían grabado debajo del brazo y los responsables la escucharon, se quedaron con la boca abierta. De inmediato se dieron cuenta de que la calidad de esa canción estaba muy por encima de la que se pueda exigir para cualquier cara B de un sencillo y le ofrecieron sin dudarlo la posibilidad de publicar no una canción sino un álbum al completo. Podría decirse que en ese mismo instante habían nacido The Traveling Wilburys.

Todos pensaron que el más difícil de convencer para embarcarse en este maravilloso proyecto iba a ser Bob Dylan. De todos ellos era el de personalidad más introvertida, vamos el más raro, ya que los otros cuatro participantes estaban simplemente eufóricos por la posibilidad de publicar un disco en estas condiciones. Sin embargo, Dylan iba a sorprender a propios y extraños ya que no pondría ninguna pega a participar en el proyecto y además se involucraría de una manera muy especial.

Todos sabían de la importancia de su participación en su proyecto porque aunque los cuatro son muy buenos compositores, el talento del Premio Nobel está por encima de todos ellos, lo que añadía de manera inmediata un llamémosle toque de distinción. Lo cierto es que los cinco se tomaron las cosas con grandísimo interés y entusiasmo y los resultados fueron espectaculares.

Para hacernos una idea del ímpetu con el que Dylan se enfrascó en el asunto baste decir que la segunda canción que grabarían sería compuesta por él en una especie de arrebato eufórico. De repente le dijo a sus compañeros que quería componer una canción como las de Prince, no en cuanto a estilo, claro está, sino en lo que a su letra llena de sexo y ambición se refería. Lo que sucede es que lo haría en plan irónico total dando como resultado esta mágica “Dirty World”.

Cuando ya estaban metidos en harina y el entusiasmo les invadía, se percataron de que todavía no habían elegido un nombre para el grupo. Durante la grabación del álbum de Harrison “Cloud Nine”, bajo la producción de Lynne, recordaron que cada vez que se producía algún percance en la mesa de mezclas los denominaban “Wilburys”. En ese instante se les ocurrió la idea de inventarse unos personajes imaginarios, cinco hermanos que atendían a ese apellido, con una vida llena de bandidajes y fechorías. El nombre elegido sería Traveling Wilburys.

Según ellos, Charles Truscott Wilbury era un mujeriego y libertino bandido que tenía cinco hijos que seguían sus pasos en cuanto a comportamiento en la vida. De esta manera, cada uno de los miembros de la banda tomaría un nombre ficticio interpretando el papel de cada uno de los hijos de este hombre. De esta manera Bob Dylan sería Lucky Wilbury, George Harrison se llamaría Speke Wilbury, Roy Orbison sería Lefty Wilbury, Tom Petty sería Charlie Wilbury y finalmente Jeff Lynne interpretaría el papel de Otis Wilbury. Como podemos imaginarnos, durante la grabación del álbum se lo pasaron a lo grande.

Con todo este montaje, la imagen que uno podía proyectar de estos cinco personajes a los que ellos “ponían música”, encajaba de algún modo con esos aventureros vestidos con guardapolvos a los lomos de sus caballos, por lo que si hay un estilo que encaja a la perfección con esa visión es el rockabilly, de tal modo que la canción que aparece a continuación en el álbum pueda considerarse como una especie de presentación en sociedad de los cinco hermanos Wilbury.

En esta ocasión es Lynne el que lleva la voz cantante y toma los mandos en “Rattled”, otra grandísima canción que integra este excepcional álbum.

Todo lo que rodeó a la grabación de este álbum fue especial y en ocasiones bastante peculiar. Por momentos daba la impresión de que se trataba más de un disco grabado por un grupo de jovenzuelos inespertos que no buscaban nada más que pasárselo bien, a un trabajo de grandes mitos de la historia de la música colaborando entre sí. Eso sí, todas estas dudas quedan disipadas en el momento en que se escuchan las canciones que lo integran, todas ellas espectaculares.

A la peculiaridad de ese invento de personajes hay que añadir la de la elección del título del disco. Como ya digo, por momentos parecían unos quinceañeros gamberros gastando bromas continuamente. El título elegido sería “Traveling Wilburys Vol. 1”, dando a entender que había más discos preparados, cuando en aquel momento no se les pasaba ni por la imaginación que el proyecto fuera duradero. Para rizar el rizo, cuando decidieron publicar un segundo álbum como homenaje a Roy Orbison, tristemente desaparecido, le darían el título de “Traveling Wilburys Vol. 3”, cuando por lógica debería ser el volumen 2. Lo dicho, unos auténticos gamberros.

Pero lo que no se tomarían a broma en absoluto es lo de sacar al exterior todo el talento que tenían dentro. Desde el primer momento mostraron una tremenda compenetración y las ideas fluían sn parar, por lo que el disco está repleto de grandísimos momentos, como el que viene a continuación, una de mis canciones preferidas.

Se trata de “Last Night”, que mantiene una estructura bastante habitual en la mayoría de las canciones que conforman el disco, todos haciendo coros y cada uno de ellos cantando como vocalista principal una de las estrofas. Me encanta su ritmo reggae.

Muchos pueden pensar que los egos de estos cinco genios traerían consigo algún que otro enfrentamiento durante la grabación del álbum y a la hora de elegir letras, arreglos y melodías, pero la realidad fue muy distinta. Todos ellos colaboraron en su justa medida y aunque cada canción estaba compuesta por uno de sus miembros y cada una de ellas tenía a un intérprete que llevaba la voz principal, a la hora de firmar los créditos de los temas que componen el álbum lo hacían los cinco en comandita, con el objeto de que nadie estuviese por encima de los demás.

Una de sus preocupaciones fue que cada uno de ellos ejerciera la voz principal en al menos una de las canciones del álbum y cuando llegó el momento de componer una en la que Orbison fuera el cantante tendrían bastantes problemas, siendo la labor más complicada que tuvieron que afrontar.

No se trata de que hubiera riñas o diferencias en cuanto a la estructura de la canción en sí, ni muchísimo menos. Los problemas se centraban en que la manera de cantar de Orbison, con sus habituales y peculiares inflexiones de voz, y ese ritmo más pausado, a veces cansino y triste que le daba a sus interpretaciones no acababa de encajar con el tipo de melodías que querían incluirse en el álbum. Afortunadamente, el talento era tan desbordante que finalmente encontraron la solución.

Como ya os he comentado, Lynne estaba trabajando codo con codo en el nuevo álbum de Orbison y los arreglos que incluían algunas de las canciones que en él se incluían sonaban totalmente a la Electric Light Orchestra, por lo que era evidente que el exlíder de este grupo era el ideal para convertirse en el compositor del tema en el que más luciera su amigo.

El resultado final sería “Not Alone Anymore”, una canción en la que todos lucen en sus tareas vocales de acompañamiento y en la que Orbison le pone ese toque tan personal que sabía darle a sus canciones. Otra auténtica genialidad.

La verdad es que podríamos considerar a Traveling Wilburys como un auténtico “dream team” del mundo de la música. Cualquiera de sus miembros era una figura indiscutible en aquel momento y todos ellos poseían un talento descomunal. Pero es que a la hora de realizar labores de producción contarían con una excepcional ayuda, la de Dave Stewart, el que fuera la parte masculina de otro gran grupo como fueron Eurythmics. Con estos mimbres el cesto tenía que ser de lujo, y así fue.

Las letras de sus canciones están repletas de ironía, como sucede con la que llega a continuación, uno de los temas que podríamos considerar más corales y en el que todos colaboraron de manera más equitativa, tanto a a la hora de darle forma como a la de interpretarla.

Se trata de una de las canciones con menos ritmo de todo el disco, de las más pausadas, en las que la parte en la que todos cantan al unísono es más extensa e identificable. El efecto que provocan las voces tan especiales de Petty y Dylan le dan un aire atormentado muy especial, a lo que acompaña una letra en la que dan las gracias a la mujer amada pero de manera irónica por lo mal que se han sentido tratados. Su título: “Congratulations”.

A continuación le toca el turno en lo que a tareas de composición se refiere a George Harrison, que nos ofrece una canción bastante personalista y que recibió el elogio unánime de la crítica especializada, siendo considerada por muchos como la mejor canción del álbum, aseveración que puede resultar bastante osada habida cuenta de la gran calidad que ofrecen todos los cortes del disco.

Nos encontramos con una canción que podría haber sido incluida pefectamente en el último disco de Harrison, con un sonido bastante identificable y en la que los arreglos y la producción de Lynne se hacen más que evidentes. Una vez más, la conexión entre los cinco genios es excepcional.

Nos encontramos ante una canción considerada autobiográfica ya que en ella Harrison habla de un hombre que ve la luz tras estar en la oscuridad más absoluta y haber pasado malos momentos que empiezan a ser superados. Un mensaje de optimismo hacia el futuro que quedaba claramente confirmado con el gran momento artístico que presentaba en ese instante.

No podemos olvidar que Harrison había vivido en los últimos años momentos bastante complicados con una gran falta de creatividad e inspiración y una especie de lucha consigo mismo intentando volver a ser el de siempre, algo que había logrado con su regreso a la primera línea con la publicación de “Cloud Nine”. Todo esto, con sus habituales dosis de espiritualidad, lo cuenta en “Heading for the Light” y lo canta con sus hermanos Wilbury.

Como os comentaba antes, cada una de las canciones estaba escrita por uno de los miembros del grupo aunque en los créditos figuraban los cinco como autores para evitar problemas de egos y de batallas legales entre las distintas casas discográficas. Sin embargo hay una excepción, una bendita excepción.

Se trata de una canción con nombre de mujer que es la única realmente escrita por los cinco “hermanos Wilbury”. Fue la última en ser grabada, motivo por el cual muchos la consideran como un relleno, y obedeció a que ninguno de ellos quería desaprovechar la gran oportunidad que se les brindaba de poder escribir juntos una canción.

Su título es “Margarita” y no estoy ni muchísimo menos de acuerdo con aquellos que opinan que es una canción de relleno y un simple capricho. Personalmente me parece una maravillosa composición, con una llamativa parte instrumental en la que lucen todos y una interpretación coral espectacular. Vamos, que no desentona lo más mínimo con el resto de las que aparecen en el álbum.

Sin solución de continuidad pasamos de la única canción compuesta por los cinco miembros al unísono a la única que aparece en el álbum que no cuenta con la participación de uno de ellos, concretamente con la de Roy Orbison. En esta ocasión los mandos corren a cargo de Dylan que además es el vocalista principal.

Se trata de una canción muy especial porque rinde tributo a otro grande del rock como es el mismísimo Bruce Springsteen. Cuando el Boss comenzó su carrera muchos afirmaron que era el nuevo Bob Dylan y con esta canción parece que él mismo da su beneplácito a la comparación, ya que él fue el compositor.

La letra de esta canción narra la historia de un delincuente de poca monta y utiliza como hilo conductor los títulos de algunas de las canciones más representantivas de la carrera de Springsteen como “Stolen Car”, “Mansion on the Hill”, “Thunder Road”, “State Trooper”, “Factory” y “The River”, por lo que en mi modesta opinión podemos darle el calificativo de auténtica genialidad.

Su título es “Tweeter and the Monkey Man” y presenta una melodía pesada y contundente en la que Dylan ejerce de vocalista principal y sus tres compañeros le hacen los coros de manera magistral demostrando una vez más su compenetración y complicidad.

Llega ya el momento de cerrar el disco y lo hacen a lo grande con una canción que terminaría siendo premonitoria ya que nadie podía esperarse que tan sólo un mes después de que el álbum fuera publicado, uno de sus componentes iba a fallecer víctima de un infarto. Se trata de Roy Orbison que se encontraba en uno de sus mejores momentos y que había revitalizado su carrera y de que manera. Lamentablemente no podría asistir al tremendo éxito que cosecharían tanto “Mistery Girl”, su último disco, como este álbum con The Traveling Wilburys.

La última canción del álbum es una especie de testamento vital en la que filosofan un poco lo que es la vida y como hay que saber tomarse las cosas según vienen y aprender de los errores, algo que todos ellos habían vivido en primera persona ya que los altibajos en sus carreras y problemas de distinta índole les habían acompañado en los últimos años.

Con motivo del fallecimiento de su amigo, los otros cuatro Wilburys decidirían rendirle el merecido tributo con la publicación como sencillo de “End of the Line”, cuya letra encajaba a la perfección en la situación que estaban viviendo. Para ello grabarían además un emotivo videoclip en el que cuando Orbison canta su parte aparece su guitarra apoyada en una mecedora, imagen casi icónica, con una mesa al lado en la que figura una fotografía suya. Si a eso le sumamos un sonido excepcional podemos decir que el cierre nos deja con ganas de mucho más.

El éxito que tendría este disco sería espectacular. Lograrían unas ventas más que considerables y unas críticas excepcionales. Además se quedaron con ganas de más pero de algún modo la desaparición de Orbison les haría dudar sobre la posiblidad de publicar un segundo disco juntos.

Después de darle muchas vueltas llegarían a la conclusión de que su amigo habría estado encantando de que ellos cuatro publicaran otro disco bajo el nombre de Traveling Wilburys y en un primer momento se plantearon la posibilidad de sustituirle, siendo el elegido Del Shannon, aunque finalmente creyeron que una nueva incorporación podría hacerles perder su esencia y el tirón que tenían.

Así pues, el segundo disco de Traveling Wilburys sería grabado y publicado en el año 1990 bajo el nombre de Traveling Wilburys Vol. 3, para quedarse con el personal, y aunque vendría cargado igualmente de muy buena música tendría menor repercusión que el primero. La ausencia de Orbison y la química inicial que fueron capaces de crear fue imposible de alcanzar, lo que no quita que en un futuro pueda ocupar nuestro póster central.

LISTA DE LOS AÑOS 80

LA GRAMINOLA – NÚMERO 53 – 29 DE NOVIEMBRE DE 2018

Retomamos ya el repaso que le damos a las listas graminoleñas de otros tiempos cada semana y comenzamos con la de los 80. En esta ocasión tocaría hacernos eco de las novedades que presentaba la lista publicada el 27 de noviembre de 1988, pero como no hubo ninguna os ofrezco a cambio una balada de un grupo que no acostumbraba a hacerlas y que sin embargo cosechó un descomunal éxito con el experimento.

Siempre se ha dicho que cuando una banda de hard-rock se sumerge en las aguas de la balada termina ofreciendo auténticas obras de arte. En el caso que nos ocupa a continuación no sé si denominarla como tal, quizás sea algo exagerado, pero sí que es cierto que se convirtió en el éxito más representativo, comercialmente hablando, de su carrera.

Poison no habían dejado de llamar la atención desde su aparición en escena allá por el año 1983. Su manera de hacer rock potente y su imagen totalmente glam, además de su puesta en escena, en ocasiones hasta cómica, en cada una de sus actuaciones en directo. les convertirían en uno de los grupos más populares de aquella época dentro del rock duro. La tremenda personalidad de su vocalista Bret Michaels y el virtuosismo de su guitarrista principal C.C. DeVille llamaban poderosamente la atención del público.

En el año 1988 lanzaban su segundo álbum bajo el título de “Open Up And Say … Ahh” y en él iban a incluir la primera balada de su carrera. Un tema que llegaría al álbum de manera casual y un poco a regañadientes ya que no se sentían cómodos interpretando este tipo de música. La canción fue compuesta por Michaels en pleno proceso de depresión tras dejarlo con su novia que le había estado engañando. En un primer momento compuso la canción para sí mismo, sin ninguna intención de que fuese incluída en ningún disco, pero cuando su sello discográfico la escuchó pensó que tenía un considerable potencial.

Se trata de “Every Rose has Its Thorn”, una balada que desentona en cuanto a estilo con todo lo que han hecho habitualmente e incluso con las baladas al uso que componían los grandes grupos de rock duro, ya que ésta posee un cierto regusto a country que la hacen muy especial. Curiosamente, este tema es el más conocido y de mayor éxito de Poison, una habitualmente banda dura donde las haya.

Poison cumplía todos los requisitos habituales de los grupos de glam-rock de la década de los 80. Música potente, imagen estrafalaria y llena de colorido, melenas imposibles, maquillaje en la cara y polémica con las portadas de sus discos. En esta ocasión la “liaron” con una imagen de una mujer en plan diablesa con una tremenda lengua saliendo de su boca. La censura hizo su labor y la portada sería debidamente modificada. Una vez más comprobamos como la sociedad de aquel entonces se rasgaba las vestiduras con mucha facilidad … algo parecido a lo de ahora, todo hay que decirlo.

LISTA DE LOS AÑOS 90

LA GRAMINOLA – NÚMERO 53 – 29 DE NOVIEMBRE DE 2018

La lista de los años 90 de la que nos vamos a ocupar en el número de hoy sí que traía novedades en forma de nuevas entrada. Concretamente dos eran las canciones que pasaban a formar parte de la familia graminoleña el 29 de noviembre de 1998, ambas con el denominador común de la elegancia.

Para empezar viajamos hasta el Reino Unido de donde nos llega el primer protagonista noventero. Se trata de un antiguo miembro de una de las más famosas  “Boy Bands” de la historia, como fueron Take That, con los que compartió cartel entre los años 1990 y 1995, para acabar saliendo de manera abrupta por unas tremendas desavenencias con el resto de los miembros del grupo, aunque algunos años después todos ellos regresarían al redil. Como supongo que muchos os estaréis imaginando me estoy refiriendo a Robbie Williams.

En el año 1988 publicaba su segundo álbum en solitario titulado “I’ve Been Expecting You” en el que se incluía la canción que iba a suponer su debut en nuestra lista. Un tema que mostraba una seriedad y madurez nunca vista antes y que nos mostraba a un Robbie Williams muy distinto del que habíamos conocido en Take That. Eso sí, que nadie se engañe, seguía siendo tan insoportable e impertinente como siempre.

La canción que nos regalaba es “Millenium”, uno de sus grandes clásicos, y con ella nos acompañaría durante 16 semanas para alcanzar el top 22.

Como habréis comprobado, en el videoclip parodia las películas de James Bond y no se trata de una casualidad. La canción está basada en el tema “You Only Live Twice” que Nancy Sinatra interpretaba en la película del agente 007 titulada “Sólo Se Vive Dos Veces”.

La segunda entrada que se producía en la lista graminoleña que estrenábamos aquel 29 de noviembre de 1998 nos llegaba de la mano de una de nuestras compositoras de mayor prestigio que en aquel momento no hacía sino confirmar todas las expectativas que dos años atrás había levantado con su álbum de debut, al publicar el que era el segundo trabajo de su carrera. Estoy hablando de la canaria Rosana.

Acababa de publicar “Luna Nueva” con la intención de que las canciones que lo contenían lograran el mismo éxito que consiguió con “El Talismán” en el año 1996. Cierto es que repetir esos resultados era tarea complicada habida cuenta de que posiblemente ésa sea la canción más representativa de toda su carrera, pero lo cierto es que en su segundo disco había unas cuantas canciones con las que también logró llamar la atención del público.

Nos encontramos ante un disco más maduro, más hecho y con música más calmada y romántica. Entre las canciones que lo componen destaca la que colocaba en nuestra lista aquel día, una balada espectacular, con una preciosidad de letra y en la que Rosana  se mostraba con una sensibilidad a flor de piel. Se trata de “Contigo”, con la que permanecería con nosotros durante 47 semanas para alcanzar el top 4.

La progresión de Rosana dentro del panorama musical español fue espectacular en muy pocos años. Pasó de componer canciones para gente como Azúcar Moreno a interpretar sus propias composiciones y de ahí a presentarse en sociedad con un primer disco excepcional y confirmar con el segundo que iba a convertirse en lo que es hoy en día, una de nuestras mejores cantantes y compositoras.

LISTA DEL NUEVO MILENIO

LA GRAMINOLA – NÚMERO 53 – 29 DE NOVIEMBRE DE 2018

Nos encaminamos ya a finalizar el repaso que cada semana le damos a las listas graminoleñas de siempre y nos situamos en el 23 de noviembre de 2008, momento en el que vivíamos la entrada de una de las canciones más importantes de aquel año, de la mano de una de las bandas más grandes de los últimos tiempos y con una permanencia en nuestro ránking que ya quisieran muchos para sí mismos. Vamos con ella.

Hablar de Coldplay es hablar de una de las bandas más importantes de los últimos años. Uno de esos grupos que se han convertido en un auténtico fenómeno de masas y que nos ha ido regalando una música excepcional y unas actuaciones en vivo dentro de sus giras promocionales a la altura únicamente de los más grandes. Además, en aquella época estaban atravesando el que posiblemente haya sido el mejor momento de su carrera.

Acababan de publicar su álbum titulado “Viva la Vida o Death and All His Friends”, que iba a convertirse en uno de los grandes acontecimientos del año 2008 y en su trabajo más aclamado y con el que mejores cifras de ventas le ha reportado en toda su carrera. Un álbum lleno de grandísimas canciones entre las que destaca sobremanera la que colocaban en nuestra lista aquel 23 de noviembre de 2008.

Se trata de una canción con una melodía de ésas que te engancha desde la primera escucha y que iba a permanecer con nosotros nada más y nada menos que 68 semanas. Lo curioso es que no logró llegar al número 1 y tuvo que conformarse con el top 4, pero su éxito fue apoteósico. No sé si por envidia, por casualidad, o por intentar aprovecharse, Coldplay tuvo que sufrir varias acusaciones de plagio. La primera llegaría desde el grupo Creaky Boards y pasaría más bien desapercibida. Posteriormente sería Joe Satriani quien realizaría la misma acusación llegando el caso en esta ocasión hasta los tribunales. Pese a que él afirmaba que la canción de Chris Martin y los suyos sonaba igual que su “If I Could Fly”, un tribunal opinaría lo contrario. Por último sería el mismísimo Cat Stevens quien afirmaría que sonaba como su “Foreign Suite”, aunque no le daría la mayor importancia afirmando que sería una casualidad.

Muchas me parecen las canciones que esta gente dice que suenan igual, pero lo cierto es que no se pudo probar nada legalmente y “Viva la Vida” se terminó convirtiendo en un auténtico himno y en un éxito descomunal, viniendo acompañada de un videoclip con un maravilloso colorido y una invitación al optimismo.

Llama la atención el título de esta canción en español. Todo obedece a que se inspiraron para confeccionar su letra en una obra de la pintora mexicana Frida Kahlo que representaba el clamor hacia la vida a pesar de que ésta puede estar llena de sufrimiento. De hecho su vida fue bastante trágica ya que padeció poliomelitis que la dejó bastante mermada y por si fuera poco sufrió una fractura de columna vertebral, por lo que durante toda su vida sufriría unos tremendos dolores sin que eso le impidiera seguir adelante con el mayor optimismo posible. Todo un ejemplo.

TAMBIÉN ES MÚSICA

Siempre se ha dicho que hasta el mejor escribano echa de vez en cuando un borrón y esto lo demostramos en el día de hoy con dos de las canciones que vienen a la sección de “También Es Música”. Eso sí, para empezar tenemos un borrón que  … mejor lo leéis y escucháis para que lo entendáis.

LA BANDA DEL CAPITÁN CANALLA / BICHO MALO PILLÉ

LA GRAMINOLA – NÚMERO 53 – 29 DE NOVIEMBRE DE 2018

Hace pocas semanas pasaba por esta sección una banda valenciana que a lo largo de toda su carrera nos ha ido dejando disparatadas canciones que encajan a la perfección en lo que denominamos “las otras músicas”. Me estoy refiriendo a “Los Inhumanos”. Pues bien, ya os comentaba que en un momento determinado, concretamente en el año 1998, su fundador y gran líder decidía iniciar un nuevo proyecto con los mismos parámetros a la hora de hacer música, así que he pensado que hoy podía ser él con aquella nueva formación el que habrá nuestra sección más disparatada.

Tras dejar atrás su etapa “inhumana”, Toño Sanchís dio forma a La Banda del Capitán Canalla. Con semejante nombre podemos imaginarnos que la música que iba a seguir realizando iba a ser bastante similar a la que había realizado con la banda con la que se dio a conocer, aunque si cabe lo haría en clave todavía más esperpéntica y provocativa, al menos con la canción con la que empezaron su recorrido y con la que pegaron bastante fuerte en el verano de aquel 1998.

Para abrir boca nos regalarían un tema titulado “Bicho Malo Pillé” y habla de un bicho verdaderamente malo que se pilla cuando no se toman las precauciones adecuadas. Si escucháis la letra sabréis de inmediato a que se está refiriendo, aunque lo hace en una especie de dialecto africano que dice lindezas tales como “Chinga chinga a pelo piqué / Bicho malo pillé / Minga chunga ladilla pillé / Chichi chungo trinqué”. Sin comentarios. Simplemente os diré que en algún sitio leí que ésta era la típica canción del verano por la que te entraban unos deseos tremendos de que llegara el invierno.

El recorrido de este proyecto no sería demasiado largo, como era de esperar, pero el bueno de Toño Sanchís no tardaría en darle un giro a su carrera profesional y abandonar la música para emprender el camino por unos derroteros que le están proporcionando muy buenas ganancias de dinero. Crearía su propia agencia de representación, encontrándose entre sus clientes gente como Boris Izaguirre, Kiko Matamoros, Mila Ximénez, Jimmy Jiménez Arnau o la mismísma Belén Esteban. Vamos que se lo ha sabido montar el tío.

LA FRONTERA / NO VUELVAS SIN ELLA

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El mundo de la publicidad siempre ha dado mucho juego en el mundo de la música. De la misma manera, el deporte en general y el fútbol en particular también han propiciado momentos relacionados con el panorama musical en la mayoría de los casos con bastante éxito, aunque hay excepciones como la que nos ocupa a continuación. Me cuesta bastante incluir a la banda que viene a continuación en esta sección ya que es una de mis preferidas de siempre, pero lo cierto es que en el año 2000 no estuvieron demasiado acertados como vamos a ver a continuación.

La Frontera, con Javier Andreu a la cabeza, regresaban de manera casi inesperada en el año 2000 tras seis años sin publicar un nuevo disco de estudio. En esta ocasión sacaban al mercado un álbum titulado “Nuevas Aventuras” que se suponía iba a ser su regreso triunfal al primer plano del panorama musical de nuestro país. Lo cierto es que no cumplirían con las expectativas ya que pasarían con más pena que gloria, a pesar de la gran promoción que traería consigo el sencillo de presentación del disco.

Esta canción sería elegida como banda sonora de una campaña publicitaria de uno de los refrescos de cola más populares del mundo, Pepsi, y por si fuera poco también se convertiría en una especie de himno-arenga para la selección española de fútbol que iba a participar en aquel momento en la Eurocopa. Con estas premisas está claro que sonaría hasta la saciedad en radio y televisión, por lo que debería de haber logrado unos resultados lo suficientemente buenos como para tirar del álbum en cuanto a ventas. Lamentablemente la realidad sería muy distinta.

La canción en cuestión llevaría el título de “No Vuelvas Sin Ella” y no lograría enganchar a la gente como ellos esperaban, haciendo cierta esa manifestación de “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Por cierto, los de la selección española volverían sin ella, así que el desastre sería musical y futbolístico.

CAFÉ QUIJANO / SÍRVAME UNA COPITA

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Siguiendo el hilo de canciones que han sido utilizadas para arengar a la selección nacional de fútbol en sus aventuras y desventuras por los campeonatos en los que participaba, viajamos a continuación hasta el momento de la disputa de la siguiente Eurocopa que tuvo lugar en el verano de 2004 en Portugal. De nuevo se utilizaría el talento de un grupo español para ponerle banda sonora a dicha participación y de nuevo se repetirían las pautas de poco éxito tanto musical como deportivo.

En esta oportunidad viajamos hasta León de donde procede el grupo formado por los hermanos Quijano, o lo que es lo mismo, Café Quijano. Habían adquirido bastante popularidad en los últimos años, aunque las ventas de sus discos habían ido disminuyendo con el paso del tiempo. Vamos, que la impresión que daba es que empezaban a estar de retirada y la canción que publicaron para promocionar a la selección española en Portugal es una prueba evidente de ello.

La canción elegida para la causa sería “Sírvame una Copita” y demostraría bien a las claras que la inspiración de los tres hermanos leoneses estaba bajo mínimos en aquel instante. Ni que decir tiene que nuestra selección de fútbol no nos serviría ni una copita ni tan siquiera un chupito. Ná de ná.

A partir de ese instante se iniciaría una especie de camino hacían ninguna parte por parte del trío, primero con su incursión en el mundo de los boleros y posteriormente con su separación y el inicio de la carrera en solitario del mayor de los hermanos, Manuel que tomaría el nombre artístico de Quijano. Como suele suceder en estos casos, recientemente se ha producido su reconciliación con la publicación de un nuevo álbum, pero ya os digo yo eso de “segundas partes nunca fueron buenas”.

LA ÚLTIMA DE LA GRAMINOLA

Pasito a pasito hemos llegado a la contraportada del número de esta semana y, como siempre, nos encontramos con un lujazo de música. Las tres canciones que cierran “La Graminola” de hoy son espectaculares, cada una en su estilo y cada una en su contexto. Así que ha terminar de disfrutar.

EFEMÉRIDE

LA GRAMINOLA – NÚMERO 53 – 29 DE NOVIEMBRE DE 2018

La efeméride de hoy rememora una triste desaparición pero viene a demostrar que la música siempre queda, como en el caso de George Harrison que repite protagonismo.

La efeméride de esta semana está relacionada íntimamente con uno de los protagonistas del póster central del número de esta semana. Y es que tal día como hoy del año 2001 nos dejaba uno de los artistas más importantes de la historia de la música  que formó parte de ese mítico grupo que fueron The Beatles. Estoy hablando de George Harrison.

El 29 de noviembre de 2001 Harrison nos dejaba víctima de un cáncer de pulmón. Tras de sí quedaba su carrera como miembro de los cuatro de Liverpool así como un grandísimo legado en solitario digno de escuchar una y otra vez. Infravalorado en muchas ocasiones recibiría el merecido reconocimiento una vez desaparecido, como ha sucedido en tantas y tantas ocasiones ya que el sonido “beatle” con su inconfundible manera de tocar la guitarra era verdaderamente único.

Difícil es elegir una de sus canciones para recordar su amplia y exitosa trayectoria y tributarle el homenaje que merece con motivo de su desaparición hace ahora 17 años, pero después de darle muchas vueltas me he decidido por un tema del año 1979 extraído como sencillo de su álbum titulado “George Harrison”, una auténtica joya.

Se trata de “Blow Away” una canción que muestra en esencia lo que fue la carrera (y la vida) de George Harrison, con constantes subidas y bajadas pero siempre saliendo adelante gracias a intentar verlo todo desde la perspectiva más optimista. Me encanta esta canción, tanto por su música como por su letra.

LA EDAD DE ORO DE LA MÚSICA ESPAÑOLA

LA GRAMINOLA – NÚMERO 53 – 29 DE NOVIEMBRE DE 2018

Por momentos irreverentes, por momentos provocativos, por momentos originales. Los protagonistas de la música en español de esta semana no pasaban desapercibidos para nadie y nos dejaron algunas canciones para el recuerdo en aquella mágica década de los 80 y en la época de “La Movida”. Hoy nos visitan con uno de los grandes clásicos del pop español los inimitables Glutamato Ye-Yé.

La sección dedicada a la música española del número de hoy es bastante curiosa. Nos llega de la mano un grupo que se formó un poco al margen de lo que fue “La Movida” para terminar convirtiéndose en una de las bandas más identificadas con este movimiento, muy a su pesar suyo. Renegaban de todos los grupos que formaban parte del mismo pero finalmente debieron pensar aquello de que si no puedes con tu enemigo únete a él y les iría bastante bien con esta premisa.

El grupo protagonista atendían al nombre de Glutamato Ye-Ye y lo cierto es que lo de ser políticamente correctos no iba con ellos. No lo digo por su comportamiento o por algunas de las letras de sus canciones, que también, sino sobre todo por la imagen de Iñaki Fernández, su vocalista, que se convirtió en un personaje muy popular por lucir un bigote idéntico al de Adolf Hitler. No quiero ni imaginarme lo que sucedería en la actualidad si alguien se atreviera a subirse a un escenario con ese aspecto.

Por si fuera poco, la canción más representativa de su carrera seguro que en la actualidad también levantaría ampollas. Ellos la cantaban en plan reivindicativo y esas cosas pero lo cierto es que asistir a una actuación musical y que el cantante que aparece en el escenario lo haga con un bigote a lo Hitler cantando sobre lo mal que lo pasan los negritos en África, pues como que puede causar un shock a más de uno y más de dos en nuestros días.

La canción en cuestión es “Todos los Negritos Tienen Hambre y Frío” y se convirtió en uno de los auténticos himnos de la época de “La Movida”, así como su éxito más representativo, casi podríamos decir que el único ya que no tendrían demasiado recorrido.

NOVEDAD

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Cuando salen al mercado estos discos, cuando conoces de la existencia de estos grupos, el ánimo se viene arriba pensando que la música que vivimos todavía tiene solución. Greta Van Fleet acaban de publicar un nuevo disco que es un pedazo de álbum. Rock que recuerda el sabor del que se hacía en los 70 y los 80. A ver si con gente como ellos la situación remonta de una vez.

La novedad que os ofrezco esta semana es excepcional, porque como tal hay que considerar que todavía haya jóvenes que se interesen por el rock de toda la vida y sean capaces de exponer todo su talento haciendo música de la de verdad aunque vayan a contracorriente. Con ellos y gente como ellos todavía nos quedan esperanzas de pensar que no todo está perdido y que la situación puede revertirse. Ojalá.

Este grupo se formó en el año 2012 en Míchigan y sus miembros son los hermanos John, Jake y Sam Kiszka y un buen amigo suyo llamado Danny Wagner. El auténtico líder del grupo es John, quien puso en órbita a sus hermanos escuchando a su padre tocar la guitarra y prometiéndose a sí mismo que ellos iban a hacerlo mejor que él y convertirse en músicos profesionales, algo que han cumplido a rajatabla.

Siempre se dice que las comparaciones son odiosas, pero la que se hace con estos chicos no lo es para nada. Están considerados como los Led Zeppelin de la actualidad y aunque la manifestación pueda resultar demasiado osada no va mal encaminada ya que su forma de hacer música y de enteder el rock es muy similar al de este mítico grupo. Por si fuera poco, la manera de cantar de John Kiszka se asemeja considerablemente a la que utilizaba ese genio llamado Robert Plant.

Como algunos os estaréis imaginando me estoy refiriendo a Greta Van Fleet, una banda que ha irrumpido como un soplo de aire fresco en el panorama musical internacional a base de hacer rock del de siempre y que acaban de publicar un Nuevo disco titulado “Anthem of the Peaceful Army” que puede considerarse como uno de los grandes trabajos a nivel mundial del año que está cerca de terminar. Un grandísimo disco.

Como carta de presentación de este magnífico álbum ha aparecido en el mercado como sencillo “When the Curtain Falls” que muestra bien a las claras cual es la esencia y el sonido tan mágico y atrayente que realizan estos jóvenes músicos. Muchos deberían aprender de ellos.

Por cierto, estos chicos toman su nombre por una circunstancia bastante curiosa. Su padre acostumbraba a limpiarle el jardín a una vecina ya de cierta edad que vivía justo al lado de ellos. Esta honorable mujer se llamaba Gretna Van Fleet y de ahí han terminado de tomar su nombre artístico.

Con este auténtico lujazo cerramos el número de hoy. La semana que viene volvemos con más música, que nadie se olvide.

Hasta entonces, Graminoleños

JUAN JOSÉ GOMARIZ


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