Revista Música

La graminola – número 54 – 6 de diciembre de 2018

Publicado el 05 diciembre 2018 por Perendengon

LA GRAMINOLA – NÚMERO 54 – 6 DE DICIEMBRE DE 2018

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Ya sabéis que la base de la revista es dar un pequeño repaso con las novedades que presentaban las listas de éxitos que he ido confeccionando desde hace cincuenta años. Cada nuevo número empezamos por la lista actual de cada semana y a continuación seguimos viajando hasta las listas de hace 50, 40, 30, 20 y 10 años. Todos los éxitos de la música desde el año 1967 irán apareciendo por aquí.

Junto a las listas distintas secciones a cada cual más recomendable. En “Los Pioneros” rememoramos la música y los artistas que inspiraron a todos los que vinieron después. Nuestro póster, a doble página en el centro desmenuza cada semana un disco que fue, es y será muy grande. En la sección “También es Música” le damos cabida a esas canciones y esos artistas que a su manera también han tenido protagonismo, en muchas ocasiones de manera inesperada. Y la contraportada es el colofón con noticias de actualidad musical, efemérides y música española.

Echándole un vistazo a la portada de cada día os podéis hacer una idea del contenido de la revista. Junto a cada fotografía hay un texto que contiene un link que te lleva directamente a la página en cuestión, pero yo os recomiendo ir por orden, ir leyendo desde el principio al final porque la música lo merece. Y recordad que siempre estaré abierto a cualquier crítica, consejo, sugerencia o petición que vosotros, Graminoleños, me hagáis.

NUESTRA PORTADA

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Ya está aquí. Era cuestión de tiempo que Rosalía protagonizara una de las nuevas entradas en la lista de actualidad. Lo hace esta semana y con ello eclipsa a Beret.

La sección de “Los Pioneros” se desdobla esta semana de alguna manera porque en ella abordaremos el primero de los dos capítulos que vamos a dedicarle al máximo pionero del glam rock como es el mítico Marc Bolan. Con su grupo T.Rex revolucionaron la música y se convirtieron en auténtica referencia de los que abrazarían poco después el rock en su estado más duro.

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Esta semana el protagonismo de la música de los 60 recae en exclusiva en una de las grandes divas del soul que nos ha dejado recientemente. Aretha Franklin, como siempre, lo llena absolutamente todo.

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La lista dedicada a los 70 nos vuelve a traer dos temas relacionados con la música disco que arrasaba en aquel momento. Por un lado nos visitan Boney M, en un gran momento, y por otro debutan La Bionda, un dúo que puede considerarse como pionero.

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El póster central de la revista de esta semana se viste de etiqueta para degustar debidamente uno de los grandísimos discos que nos dejo la década de los 80. The Alan Parsons Project tocarían techo con un descomunal álbum que nos envolvió realmente a todos. Disfrutaremos a lo grande con la música que contiene este magnífico “Eye in the Sky”.

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La lista de los años 80 que analizamos en el día de hoy no presenta ninguna nueva entrada por lo que el protagonismo recae sobre Ilegales, que en aquel instante acababan de publicar su disco más original y trabajado titulado “Chicos Pálidos Para la Máquina”. En él se incluye una espectacular canción de la que podéis disfrutar en la correspondiente sección.

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El protagonismo de la lista de los 90 recae sobre dos de los grandes como son U2 y George Michael. Este último, además, pasa factura con un polémico videoclip.

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Hasta tres novedades presenta la lista del nuevo milenio de esta semana. Todas ellas procedentes de artistas españoles aunque con distintas trayectorias y transcendencia. Amaia Montero, Andy  y Lucas y Loquillo aportan su granito de arena.

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El protagonista de la sección de “También es Música” es un auténtico desconocido pero ya os digo que pone el listón del despropósito casi inalcanzable. Procede de Perú y os cuento algo de él y de su manera de ¿cantar? en inglés.

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Son ya unos veteranos y ellos nos traen la novedad de la semana. Suede están de vuelta y se hacen ver en nuestra contraportada junto a Everything But the Girl y Palmera.

LA LISTA DE LA GRAMINOLA

LA GRAMINOLA – NÚMERO 54 – 6 DE DICIEMBRE DE 2018

Comenzamos el recorrido por el número de “La Graminola” de esta semana como lo hacemos siempre, dando cuenta de las novedades que presenta la lista de actualidad de la revista. En esta ocasión tenemos dos nuevas entradas que se mueven en los terrenos habituales aunque con algunas ligeras variantes que las convierten al menos en originales. Las dos proceden de nuestro país y una de ellas se ha convertido ya en un auténtico terremoto mediático, difícil de comprender en mi opinión, pero esa es la realidad. Vayamos con ellas.

Para empezar vamos con un sevillano que en los últimos tiempos está pegando fuerte y que ha adquirido gran popularidad gracias a la promoción que él mismo realiza de sus trabajos a través de la plataforma YouTube. En eso por lo menos el chico se lo curra ya que, de momento, no tiene detrás el apoyo de ninguna discográfica multinacional pudiendo decirse que es como Juan Palomo. Su nombre artístico es “Beret”.

Su fuente inicial fue el rap, siempre ha manifestado ser un gran admirador del trabajo de SFDK, pero no ha podido resistir las tentaciones del mundillo del trap para terminar haciendo mayormente lo que se da en denominar “música urbana”. Estos son los derroteros por los que se maneja en la canción que forma parte de nuestra lista desde el pasado día 2 de diciembre. Un tema titulado “Lo Siento” que si bien tiene el soniquete habitual presenta un ritmo algo más pausado que hace que se salga un poco de lo normal.

La segunda entrada que registra nuestra lista esta semana se veía venir. Ya os había avisado hace un par de semanas que se nos venía encima un auténtico huracán en forma de joven cantante que está rompiendo todos los esquemas y se ha convertido en uno de los acontecimientos musicales más mediáticos de este año que está a punto de acabar. Como muchos os estaréis imaginando me estoy refiriendo a Rosalía.

Esta chica apuntó maneras desde bien joven. Sin ir más lejos participaría con tan sólo 15 años de edad en el talent-show televisivo “Tú Sí Que Vales” en el que ya dio muestras de lo bien que se manejaba sobre un escenario. A partir de ese momento iría creciendo artísticamente hasta convertirse en una de esas artistas que verdaderamente nacen de pie y que gracias a su manera de hacer música logran el favor generalizado de la crítica especializada, del público español y, lo que es más sorprendente, del norteamericano, lo que la ha convertido en una de las figuras emergentes nacionales con mayor proyección del momento.

Su meteórica ascensión a los altares no ha estado exenta de alguna que otra polémica. Su fusión del flamenco con el trap no ha gustado demasiado a los más puristas del estilo hispano por excelencia, a lo que hay que sumar que a la hora de cantar lo hace con un profundo acento andaluz a pesar de que ella es de Barcelona, algo que le ha ocasionado algunas críticas, en ocasiones desmesuradas.

Polémicas al margen, lo que está claro es que se ha convertido en una de las artistas nacionales a seguir dado que su proyección internacional crece cada vez más. Acaba de publicar su nuevo álbum bajo el título de “El Mal Querer”, con el que está arrasando, en el que sigue ofreciendo flamenco fusionado con los estilos más populares del momento y como muestra valga este “Malamente”, el tema que coloca en la lista de esta semana y al que le auguro un largo recorrido.

Sé que una vez más voy a ir a contracorriente y no seré yo quien dude del talento y el arte de esta chica, pero me parece desproporcionado el éxito y la aclamación generalizada que está recibiendo. Esperemos que no se trate de un producto más de márquetin que no tardando mucho pase de moda. En ese caso, más dura será la caída.

LOS PIONEROS

He de reconoceros que uno de los estilos musicales que más me gustan es el que va a protagonizar la sección de “Los Pioneros” del número de hoy. Soy un auténtico enamorado de todo lo que rodea al glam-rock. Y si de este tipo de música hablamos, hay que retrotraerse al momento en el que este peculiar sonido se convirtió en toda una tendencia y para ello hay que centrarse en la figura de T. Rex y, por supuesto, de ese mito en el que se convirtió Marc Bolan.

Me encanta el glam-rock y me encanta todo lo que rodea a la figura de Bolan, auténtico pionero de este sonido que posteriormente abrazarían gente como Sweet, Slade o el mismísimo David Bowie. Dada la importancia y la trascendencia que tendría dentro del mundo de la música, esta semana y la próxima será la música de T. Rex la que protagonice esta sección, así que poneros los cinturones de seguridad porque vienen curvas (nunca mejor dicho como podréis comprobar la semana que viene cuando rematemos la faena).

RIDE A WHITE SWAN

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El grupo se fundó en el año 1967 e inicialmente llevaría el nombre de Tyrannosaurus Rex. Bolan crearía este proyecto junto a su buen amigo Steve Peregrin Took y en un primer momento su música se movería en terrenos muy distintos a los que les llevarían a la cúspide. El folk-rock e incluso el rock psicodélico eran sus señas de identidad en aquellos primeros tiempos, por lo que habría que esperar tres años para que llegara el momento en que se produciría su evolución hacia el glam-rock y su eclosión definitiva.

En el año 1970 se produciría el gran cambio. Bolan dejaría de lado la guitarra acústica para centrarse en la eléctrica introduciendo además un tono grave y pesado que iba a convertirse en santo y seña de una nueva manera de entender la música. Para ello acortaría el nombre del grupo que quedaría en el definitivo y conocido T. Rex e incorporaría nuevos músicos a su proyecto. De esta manera Howard Kaylan y Mark Volman, miembros del grupo The Turtles, colaborarían sobre todo en el aspecto coral, mientras que Steve Currie y Bill Legend se incorporarían al grupo como miembros de pleno derecho.

En ese momento publicaron el álbum “T. Rex” en el que mostraban bien a las claras su evolución, aunque se incluían todavía algunas canciones vinculadas al sonido con el que dieron sus primeros pasos. Fue una especie de prueba del algodón para medir el impacto que podía tener en el público el nuevo sonido y lo cierto es que las canciones que sonaban más duras, más potentes, con ciertos toques de hard-rock, fueron las más aceptadas tanto por el público en general como por la crítica especializada.

La canción más destacada de este disco sería “Ride a White Swan” que de alguna manera iba a convertirse en el primer tema de glam-rock de la historia y el que mostraría el camino a seguir por Bolan y sus compañeros de viaje a partir de ese instante. Un sonido vibrante y contundente que conquistó a propios y extraños.

Bolan ya estaba decidido de antemano a seguir por este nuevo camino, pero cualquier tipo de duda que pudiera haberle asaltado en algún momento quedaría disipada de inmediato con el tremendo éxito que logró con esta composición. Podría decirse que desde ese instante era ya oficial el nacimiento del glam rock. Y lo mejor estaba por venir.

HOT LOVE

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Tras esta primera toma de contacto, sería en el año 1971 cuando Bolan y su renovado grupo darían el salto definitivo hacia el glam-rock con la publicación de su álbum más emblemático. Un disco que está considerado como el verdadero catecismo de este estilo y en el que se basaron todos los que lo hicieron suyo en los siguientes años. Un disco imprescindible para entender la historia de la música, la figura de Bolan y al glam-rock en general.

Este álbum llevaría el título de “Electric Warrior” y podemos considerarlo como uno de los discos más innovadores de la música moderna. En primer lugar por su música, con ese sonido de guitarra tan contundente, pesado e inconfundible que caracterizaría desde ese instante a T. Rex, que mostrarían como mayor innovación la introducción de una batería al completo a la hora de interpretar su música. Por otra parte nos mostraría otra de las grandes facetas que caracterizaría tanto a Bolan y los suyos como al resto de artistas que se vincularían al glam-rock. Y es que si dentro de lo que fue el glam-rock la música fue importante, la imagen estaría al mismo nivel y por primera vez Bolan presentaría maquillaje en su cara y una forma de vestir inconfundible en la que se basarían los artistas que vendrían detrás de él. Está claro, si hay un disco innovador dentro de la década de los 70 ése es “Electric Warrior”.

En este disco se incluyen grandes canciones, pero entre ellas destacan dos sobremanera. La primera de ellas es la que os ofrezco a continuación, auténtica pionera en cuanto a imagen se refiere de lo que iba a significar la carrera de T. Rex a partir de ese instante y que sería presentada en televisión con una puesta en escena que sorprendería a propios y extraños y que marcaría un antes y un después.

La canción que interpretaron aquel día poco más o menos que se convirtió en un auténtico himno del glam-rock y no es otra que “Hot Love”, que acompañada de Bolan y los suyos con maquillaje en su cara y ropa de satén brillante con mucho colorido termino convirtiéndose en un auténtico icono de la música de los 70.

GET IT ON

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Pero si hay una canción que identifica bien a las claras tanto la carrera de T. Rex como al glam-rock en general ésa es la que viene a continuación y con la que vamos a cerrar la sección pionera de esta semana. Un auténtico himno y una de las canciones más grandes del mundo del rock. Una auténtica pasada.

Con esta canción podría decirse que dieron el gran salto hacia el estrellato pero también supondría el fin de la relación que Bolan y su inseparable Pilgrine habían mantenido durante tanto tiempo. Todo saltaría por los aires porque este último no estaba de acuerdo con el giro que estaban tomando los acontecimientos, aunque como pudo comprobarse de inmediato el que tenía razón era Bolan.

Pilgrine no había visto con buenos ojos el giro en cuanto a estilo que estaba tomando el grupo ni que éste hubiese visto incrementado sus miembros. Él quería seguir haciendo el folk de sus primeros trabajos y abandonar ese estilo más eléctrico y contundente que presentaba “Electric Warrior”. Evidentemente iba a contracorriente y podría decirse que la gota que colmó el vaso sería la canción a la que me estoy refiriendo ahora.

Bolan no escatimaría esfuerzos para grabar esta composición y para ello contaría con músicos de grandísimo prestigio. El saxo correría a cargo de Ian McDonald  de King Crimson y de los teclados se encargaría Rick Wakeman de Yes. Estaba claro que con gente de tanto talento no podía salir otra cosa que no fuera una tremenda genialidad.

Se trata de un tema excepcional y con un inconfundible riff de guitarra. Una de esas canciones que te atrapan de inmediato nada más empezar a sonar sus primeras notas y en la que el sonido pesado de las guitarras y la voz susurrante de Bolan combinan a la perfección, con un acompañamiento de coros extraordinario para rematar la faena. Así pues, todos a disfrutar de ese temazo que es “Get it On”.

Como ya os cuento, Pilgrine no estaba cómodo con la situación. A pesar de que estaban logrando el éxito que nunca habían podido imaginar, su manera de entender la música era muy distinta y esta circunstancia le iría apartando paulatinamente de su amigo hasta que algún tiempo después terminaría abandonando la banda de manera traumática ya que nunca más se volverían a dirigir la palabra.

La figura de Bolan crecería de manera exponencial a partir de este instante, inventándose un personaje que él interpretaba en cada una de sus actuaciones y al que puso el nombre de “T. Rextacy”, llevando siempre un sombrero de copa y unos zapatos con unos tacones descomunales, además de su brillante maquillaje y sus vestimentas de satén. Una imagen icónica que iba a convertirle en una de las figuras más espectaculares e inconfundibles de la música de los 70.

Esto sería simplemente el comienzo. A partir de este momento el grupo seguiría evolucionando, seguiría cambiando, seguiría creciendo y… Esto os lo cuento la semana que viene porque el glam-rock va a seguir protagonizando la sección pionera de “La Graminola” con la inimitable música de T. Rex. Os espero a todos.

LISTA DE LOS AÑOS 60

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Llega el momento de iniciar el repaso a las listas graminoleñas de otros tiempos y para empezar lo hacemos a lo grande. Nos situamos de inmediato en el 2 de diciembre de 1968 momento en el que se producía una única nueva entrada en la lista que se estrenaba aquel día, una canción grande donde las haya interpretada por una cantante descomunal se mire por donde se mire.

Como ha sucedido en tantas ocasiones, esta canción le llegaría a nuestra protagonista de una manera casual y casi festiva. Me explico. Un año antes, en 1967, Burt Bacharach creaba esta composición para la inigualable Dionne Warwick quien realizó, como siempre, una magistral interpretación y llevo la canción a la que me refiero a lo más alto de las listas de éxitos. Muchos pensaréis que con todas estas premisas no puede haber más historia porque sería muy difícil mejorar lo conseguido por ella, pero apenas un año después la realidad iba a decirnos lo contrario.

En el año 1968, Aretha Franklin estaba grabando las canciones que iban a ser incluidas en su nuevo álbum que iba a llevar el título de “Aretha Now”. En un pequeño descanso durante las sesiones de grabación, la gran diva y sus músicos y coristas de acompañamiento fueron improvisando algunas canciones de éxito de aquella época en plan festivo total. Entre ellas interpretaron el tema que un año antes Warwick había llevado a los primeros puestos de las listas de éxitos, que no es otro que “I Say a Little Prayer (For You)”. La versión que se sacó de la manga Aretha fue tan grande que de inmediato decidieron incluir esta canción en el nuevo álbum y grabarla debidamente.

El éxito que lograría Aretha sería muy superior al que logró la versión inicial de Warwick, haciendo prácticamente suya esta canción y convirtiéndola en uno de los clásicos más representativos de su carrera. En nuestra lista nos acompañaría durante 22 semanas para alcanzar el top 16.

LISTA DE LOS AÑOS 70

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Avanzamos en el tiempo los diez años de rigor para disfrutar de un poco de música de finales de los 70. Nos situamos en el 2 de diciembre de 1978 para dar cuenta de las dos nuevas entradas que registraba la lista graminoleña que se publicaba aquel día. Hablando de esa época no es de extrañar que ambas estén vinculadas con la música-disco y sean dos auténticos clásicos de este estilo. Así pues a ponerse todo el mundo sus mejores galas para bailar desenfrenadamente.

Si hablamos de la música de finales de los 70 y nos centramos en la música-disco, está claro que uno de los grupos más representativos de este sonido es Boney M. Su música bailable, su imagen, su puesta en escena y la inconfundible y compulsiva forma de bailar de su componente masculino, Bobby Farrell les convirtieron en uno de los grandes referentes de la música en aquel entonces y la aceptación que les dispensó el público en toda Europa y, sobre todo, en nuestro país fue bastante grande, convirtiéndose en uno de los grupos más queridos y seguidos por el público español.

Aquel año publicaban su segundo larga duración bajo el título de “Nightflight to Venus” y con él iban a demostrar que el éxito logrado con su álbum de debut no era más que el principio de una exitosa carrera musical. Dentro de este disco se incluyen algunas de sus canciones más representativas entre la que destaca la que colocaban en nuestra lista aquel 2 de diciembre de 1978, un tema trepidante para bailar pero con un sonido y una letra bastante originales.

Se trata de “Rasputín”, una canción que habla precisamente de la figura del famoso político ruso y que para ambientarla debidamente cuenta con un llamativo principio en el que el sonido de la percusión viene acompañado de uno de los instrumentos más característicos de la cultura rusa como es la balalaica. Una canción concebida para bailar y que logró un tremendo éxito, acompañándonos en nuestra lista durante 34 semanas para alcanzar el top 5.

Aunque la letra de la canción habla bien a las claras de las andanzas del polémico político, su inspiración les llegó de la persona de un profesor que conocieron y que se manejaba en su profesión de una manera bastante turbia y ladina. De lo que no cabe ninguna duda es de que la canción hablaba claramente del verdadero Rasputín, hasta el punto de que fue prohibida en Rusia durante mucho tiempo, de tal modo que fue excluida de la edición rusa del álbum y no fue interpretada nunca en directo por el grupo en ninguno de sus viajes a este país. Con la censura hemos topado.

No abandonamos el territorio de la música-disco con la segunda entrada que se producía en la lista de la que nos estamos encargando, pero nos trasladamos ahora hasta Italia, de donde procede esta pareja de hermanos que triunfaron a lo grande durante unos cuantos años y que sin ellos saberlo estaban sembrando la semilla de lo que iba a ser la música para bailar en Europa con la llegada de la década de los 80.

Estoy hablando de Carmelo y Michelangelo Bionda, artísticamente conocidos como La Bionda, que debutaban en nuestra lista a lo grande con una canción sencilla pero con una intensidad considerable en la que el ritmo que marca el piano y el continuo coro femenino la convirtieron en una de las triunfadoras del verano de aquel año 1978. Un auténtico clásico de la música-disco de los 70.

Esta trepidante canción no es otra que “One For You, One For Me” y con ella adquirirían una tremenda popularidad y alcanzarían un rotundo éxito. En nuestra lista permanecerían 27 semanas alcanzando el puesto número 12 como mejor registro.

Durante cuatro años más, los dos hermanos continuaron cosechando grandes éxitos vinculados a la música-disco, hasta que en el año 1980 dieron un pequeño salto con la publicación de un sencillo titulado “I Wanna Be Your Lover” que se convirtió en el pistoletazo de lo que iba a ser el “Italo-Disco” que triunfaría a lo grande en los 80. A partir de ese momento su labor profesional se centraría sobre todo en labores de producción, estando detrás de un sinfín de composiciones que triunfaron haciéndonos bailar al estilo más italiano posible.

EL ÁLBUM DE LA SEMANA

Hacía tiempo que quería traer a este póster central un disco que me impresionó bastante desde que salió al mercado. Un álbum obra de un grandísimo dúo cuyos componentes poseen un talento descomunal y que en el año 1982 publicaron un trabajo con una música espectacular y todo rodeado de un halo muy especial, como os voy a ir contando a partir de este momento. El dúo del que estoy hablando no es otro que The Alan Parsons Project y antes de meternos en profundidad con el álbum que va a protagonizar el póster central del número de hoy es necesario hacer un poco de historia sobre sus antecedentes.

Su historia es bastante curiosa. El grupo está compuesto por Alan Parsons y Eric Woolfson y se formó en Londres en 1975. Sin embargo, es imposible entender su existencia sin la colaboración de Andre Powell, un arreglista que mejoraba todo lo que ellos iban componiendo. A todo esto había que sumar la colaboración de grandes músicos de estudio y distintos vocalistas en cada uno de los discos que fueron publicando.

Otra de sus grandes curiosidades era que ni Alan ni Eric eran “músicos” propiamente dichos. Me explico. Parsons era un técnico de sonido de bastante prestigio que había tenido la ocasión de trabajar con artistas como The Hollies, Pink Floyd o los mismísimos The Beatles. De hecho, dejaría su pequeña aportación en “Abbey Road” y en el vídeo de “Let It Be”, en el que todos recordaréis que aparecían los cuatro de Liverpool en una azotea tocando. Si os fijaís bien, podéis ver al bueno de Alan haciendo su trabajo. Tras la disolución del grupo trabajaría junto a Paul McCartney y sus Wings en sus primeros discos hasta dar el paso definitivo y ponerse al otro lado de la barrera creando su propio grupo.

En el año 1974 conocería a Eric Woolfson, pianista de sesión con el que iría coincidiendo en repetidas ocasiones y que por aquél entonces estaba trabajando en una composición basada en los famosos relatos de Edgar Allan Poe. Conectarían de inmediato y la idea de trabajar juntos iría tomando forma, hasta que un año después se uniría a ellos el que podría considerarse tercer extraoficial miembro del grupo, Andrew Powell.

Powell era un prestigioso arreglista que venía de trabajar con artistas de la talla de Kate Bush o Kansas y ayudaría a sus dos nuevos amigos a dar cuerpo a los discos que fueron publicando hasta convertirse en un “oficioso” tercer miembro del grupo, aunque nunca tuvo ese tratamiento de facto.

Desde ese momento irían publicando grandísimos discos, casi todos ellos concebidos de manera conceptual, en los que la parte instrumental siempre tenía un grandísimo protagonismo. En el año 1982 publicarían uno de los más aclamados y con el que romperían todos sus registros de ventas y que es el que viene a nuestro póster de esta semana. Así pues, todos a disfrutar de la tremenda música que nos regala este maravilloso “Eye in the Sky”.

THE ALAN PARSONS PROJECT / EYE IN THE SKY

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Una de las cosas más llamativas que nos traería este álbum sería una imagen que aparecería en la portada y que se convirtió en uno  de los grandes iconos de la música de los 80. Se trata del “Ojo de Horus”, una imagen que simboliza el orden y la perfección y a la que se atribuyen poderes protectores, sanadores y purificadores. Una imagen que he de reconoceros que a mí siempre me resultó inquietante y después de conocer el contenido de las letras del disco todavía más.

Cuando el disco salió al mercado fueron muchos los que hablaban de que habían dado un giro a su carrera y que el conceptualismo de los trabajos que habían ido publicado era ya pasado. Consideraban que “Eye in the Sky” era una simple colección de muy buenas canciones para escucharlas sin mayores pretensiones, compuestas para triunfar a lo grande comercialmente hablando. Los que así pensaban estaban bastante equivocados.

Como iremos viendo, las letras de las canciones y el simbolismo de las imágenes que se contienen en la parte interior del álbum, recordemos que era la época del vinilo, son más que inquietantes y todo se resume de algún modo en que ese “ojo en el cielo” es el que todo lo vigila, el que todo lo organiza, ese “Gran Hermano” del que nos habló en su día Orwell. ¿Entendéis ahora por qué siempre me inquietó todo lo que rodea a este álbum?

El disco se abre con un tema instrumental espectacular titulado “Sirius”. Su inicio a ritmo de las notas de un sintetizador para romper a continuación con un inconfundible riff de guitarra se hizo tan popular que ha sido utilizado en multitud de ocasiones en eventos deportivos. Un tema que empieza a mostrarnos el enigma que el álbum esconde en su interior ya que éste es el nombre que los egipcios le daban a “La Estrella del Perro”, cuya simbología  señalaba que todo, absolutamente todo, giraba alrededor de ella.

Sin solución de continuidad llega la canción que da nombre al álbum y que enlaza con la que lo abre. Una canción que logró un éxito rotundo nada más salir al mercado y que se convirtió en uno de los grandes clásicos de The Alan Parsons Project. Es el tema central del disco y piedra angular de esa historia que esconde detrás.

Dado que en un primer momento la opinión generalizada era de que este disco no tenía la categoría de conceptual, se interpretó que su letra simplemente hablaba de desamor, de las sensaciones que alguien manifestaba cuando la persona amada se terminaba alejando. Sin embargo, contextualizándolo debidamente y considerando el álbum como todo en uno, su significado puede ser muy diferente.

La figura de ese “ojo” que todo lo vigila y que todo lo controla se manifiesta en su máxima expresión con esta composición, una auténtica genialidad en la que Eric Woolfson pone la voz, labor que como veremos más adelante comparte con otros vocalistas de auténtico lujo. Y es que si por algo se caracterizó el famoso proyecto de Parson y Woolfson es por contar con distintos vocalistas y músicos de estudio para grabar e interpretar las canciones de sus discos.

Interpretaciones al margen, de lo que no cabe ninguna duda es de que “Eye in the Sky” es una de las canciones más destacadas de la carrera de The Alan Parsons Project y uno de los temas más representativos de la música de los 80. Una auténtica joya.

A continuación viene la primera canción en la que las labores de vocalista principal no están desarrolladas por Woolfson, aunque éste sí que se encarga de los coros. El elegido para la ocasión es David Paton, un músico excepcional que formó parte de proyectos tales como Bay City Rollers o Camel. Como vemos sabían elegir perfectamente a sus colaboradores.

Nos encontramos ante otra enigmática canción escrita en sentido totalmente metafórico que habla de un misterioso hombre ciego que habita en la luna y que guiará los pasos de los niños que allí habitan. ¿Quién es ese hombre ciego realmente? Esa es la gran pregunta y se admiten todo tipo de interpretaciones tanto divinas como mundanas. Si esto no es un disco conceptual que venga ese ciego y lo vea.

La canción en cuestión lleva el título de “Children of the Moon” y muestra un excepcional sonido, con los teclados llevando el mando y unos espectaculares arreglos made in Andrew Powell que le dan una especie de aire magnánimo.

La luna sigue siendo de algún modo el hilo conductor con el siguiente tema que aparece en el disco. Sí que es cierto que hay que hilar muy fino para buscar una relación exacta con la canción que acabamos de disfrutar, pero una vez explicado debidamente todas las piezas encajan. Como os decía al principio, este disco es sublime en cuanto a su música e inquietante en cuanto a lo que nos cuenta.

Para la ocasión, Parson y Woolfson contaron con un nuevo vocalista de lujo. Se trata de Chris Rainbow, quien fallecería víctima del parkinson en el año 2015. Colaborador habitual en giras de grupos como Camel o Yes, consigue darle un aire muy especial a la canción que le encomendaron sus compañeros.

El título de esta canción es “Gemini” que, curiosamente era el nombre que llevaba el programa espacial norteamericano para ira a la luna que acabaría transformándose en el proyecto “Apolo”. La luna vuelve a cobrar protagonismo con una canción con un sonido que recuerda a la manera de entender la música de Brian Wilson y sus Beach Boys cuando ponían toda la carne en el asador para dar cuerpo a sus maravillosas baladas.

Para rizar el rizo con esta canción nos encontramos con una estructura bastante peculiar, ya que la mayoría de las palabras que forman parte de su letra están escritas en gerundio.

Cada una de las canciones de este disco escuchadas por separado pueden ser interpretadas de una manera, mientras que si lo hacemos en el contexto del álbum al completo la situación cambia radicalmente. De tal manera, un tema que en apariencia es una balada romántica sin más, puede transformarse en una enigmática manifestación.

Esta interpretación puede dársele perfectamente a la canción que aparece a continuación en el álbum. Cuando la escuchabas sin más, separada de todas las demás, daba la impresión de ser una simple balada que contaba la historia de alguien que ha vivido situaciones dolorosas. Sin embargo, si la escuchamos junto al resto de las canciones que conforman el álbum y en su orden correspondiente, nos encontramos con una persona que ha visto muchas cosas y que sufre por no poder contarlas. Nuevamente nos encontramos con enigmas sin resolver.

Lo que no cambiaba, se escuchara como se escuchara esta canción, era su calidad y la habitual sensibilidad con la que Woolfston interpretaba los temas en los que sobre él recaían las tareas de vocalista principal, sobre todo si se trataba de temas tranquilos, dulces y pausados como este “Silence and I”, con un acompañamiento orquestal que nos recuerda al mejor rock sinfónico que hayan podido hacer.

Hasta el momento, la música que nos está ofreciendo “Eye in the Sky” se está moviendo en terrenos calmados, pausados y de un ritmo poco intenso. Los arreglos orquestales y la profundidad de sus letras nos están mostrando un camino más cercano a las baladas y los medios tiempos, algo que rompe de manera contundente con el siguiente tema que aparece en el álbum.

Para la ocasión vuelven a cambiar de vocalista. Si lo que buscaban era contundencia, está claro que la elección de Lenny Zakatek como cantante principal para esta canción es la ideal. El que fuera líder del grupo González era popularmente conocido como “The Voice” y las razones eran más que evidentes. Siempre mostró una capacidad vocal considerable, pero posiblemente sería durante los 10 años en los que colaboró con The Alan Parsons Project cuando mostró sus mejores capacidades.

La canción que interpreta lleva el título de “You’re Gonna Get Your Fingers Burned” y es la más intensa, la de mayor ritmo y la más guitarrera de todo el disco. Un tema con un sonido más cercano al rock y en el que su letra se muestra un tanto amenazante. Ese protagonista del que hablamos y que ha visto tantas cosas que no acaba de contarnos podría acabar con sus dedos quemados. Advertido queda.

Nos encontramos en la parte más intensa del álbum. Tras un comienzo más pausado y melódico en el que de alguna manera nos han ido introduciendo en la historia que están narrando, hemos pasado a la acción con temas más contundentes como el que viene a continuación en el que nuevamente cambian de voz cantante.

El elegido en esta ocasión es Dave Terry, aunque como mejor era conocido artísticamente era por el nombre de Elmer Gantry, denominación que tomaba del personaje que Burt Lancaster interpretó en su día en la película del mismo nombre. Un cantante experimentado que había colaborado en su día con los mismísimos Fleetwood Mac y que solía darle a sus interpretaciones un toque de distinción e intensidad. Una nueva gran elección, sin duda alguna.

Por si fuera poco, la canción que a él le encomendaron es otro de los puntos culminantes del disco. Tras la que le da título es la que mayor popularidad alcanzó al ser también publicada como sencillo y lo llamativo de su título influiría para que se convirtiera en otro de los temas más identificativos de “Eye in the Sky”.

Se trata de “Psychobabble” que traducido literalmente significaría algo así como “balbuceo psicópata” y cuya letra habla del inquietante tema del control mental y los mensajes subliminales. Otra vuelta de tuerca más al relato que Alan y Eric nos están contando.

De todos es sabido que si hay un terreno en el que Alan y Eric se han desenvuelto a la perfección durante toda su carrera es en el de la música instrumental, por lo que no es de extrañar que en sus discos siempre se incluyeran temas de este tipo. A continuación llega el segundo que se incluye en este álbum y que adquirió una tremenda popularidad.

Nos encontramos ante una canción con un título indescifrable, y no es una casualidad que sea así, con un sonido vinculado totalmente al synth-pop que estaba triunfando a lo grande en aquella época y con el acompañamiento del bajo que le da un aire todavía más especial. No estamos ante una composición puramente tecno de los 80, pero muchos la consideraron así, habiendo sido incluida en varios recopilatorios publicados al respecto.

Estoy refiriéndome a “Mammagamma”, uno de los temas instrumentales más reconocibles de la carrera de The Alan Parsons Project, que adquirió gran popularidad en gran medida porque se llegó a publicar una remezcla en la que se unían en una sola composición los temas “Sirius/Eye in the Sky/Mammagamma”, algo bastante habitual en los comienzos de la década de los 80.

De lo que no cabe ninguna duda es de que no daban puntada sin hilo. Si la canción anterior, “Psychobabble”, hablaba del control de la mente con fines que sería mejor no conocer, el ritmo de “Mammagamma”, por no hablar de su título, es bastante repetitivo, siendo una técnica ideal para hacer un buen lavado de cerebro. ¿Veis como tengo razón al sentirme inquieto con este disco?

Poco a poco nos vamos acercando a la parte final del álbum y dejamos atrás la intensidad de los tres temas que acabamos de degustar para retomar un sonido más tranquilo con el que se va a relatar el final de esta inquietante historia.

Para empezar, Alan y Eric requieren nuevamente los servicios de Lenny Zakatek, por lo que ritmo pausado e intensidad vocal se dan la mano en una canción repleta de contrastes. Nos muestra un inicio tranquilo para reavivarse a continuación y ofrecernos unos coros espectaculares. Una grandísima composición.

Se trata de “Step By Step” una canción con la que su protagonista muestra una especie de declaración de intenciones.

Llega el momento de cerrar el disco y lo normal es que un álbum como éste lo haga a lo grande. En este aspecto no decepcionan en absoluto ya que nos van a ofrecer una de las mejores canciones de su carrera, en mi modesta opinión, con la que acaban de narrar la historia dejándonos sumidos en un tremendo suspense y con ganas de más, mucho más.

Para una canción de lujo había que elegir un vocalista de lujo, y el elegido para la ocasión iba a ser un cantante con una amplia experiencia en el mundo de la música y una voz muy característica capaz de emocionar como nadie. Estoy hablando de Collin Blunstone.

Collin fue durante varios años el vocalista del grupo The Zombies con el que nos dejó grandísimos momentos en la década de los 70. Un auténtico profesional que se involucraría con esta maravillosa canción hasta hacerla casi propia, hasta el punto de que años después publicaría un recopilatorio en el que recogía todos los éxitos de su carrera al que daría el mismo título, incluyendo como una de las composiciones estrella el punto y final a este sugestivo “Eye in the Sky”.

Esta canción lleva el título de “Old and Wise” y la interpretación de Blunstone es magistral, con esa voz dulce y melodiosa que siempre le caracterizó, ofreciendo un cierre majestuoso en el que el protagonista de la historia termina por rendirse. Si ha llegado a viejo ha sido por la sabiduría que ha adquirido con el paso del tiempo, siendo capaz de delimitar entre lo que se puede contar y lo que no. Un cierre espectacular en todos los sentidos para este gran álbum.

Como os comentaba al principio, este disco me cautivó desde el primer instante. Su música me atrapó de inmediato, pero las imágenes que mostraba me causaban siempre una sensación muy especial. La portada es bastante inquietante de por sí, pero las imágenes que incluye el álbum lo son todavía más. Os recuerdo que en aquella época no existían ni los cd, ni el mp3 ni soportes similares. Lo que se utilizaba era el mágico vinilo que solía traer en el interio de su cubierta fotos que en esta oportunidad aportaban bastante arte.

El “Ojo de Horus” aparece por todos lados, incluso dibujado en la frente de Alan y Eric y hasta sirve como emblema de lo que parecen ser empleados de una empresa de seguridad. Lo que os digo, todo muy inquietante a la par que atrayente.

Con historia subliminal o sin ella de lo que no cabe ninguna duda es de que este disco es una auténtica obra maestra. Claro que siendo obra del talento de Alan Parson y Eric Wolfston todo es más fácil.

LISTA DE LOS AÑOS 80

LA GRAMINOLA – NÚMERO 54 – 6 DE DICIEMBRE DE 2018

Retomamos el repaso a las listas graminoleñas de otras épocas y para ello nos situamos en el 4 de diciembre de 1988. Aquel día nuestra clasificación semanal no presentaba ninguna nueva entrada, por lo que os ofrezco como compensación una canción muy especial de uno de mis grupos españoles favorito como son Ilegales.

A finales de aquel año, Jorge Martínez y los suyos publicaban un nuevo disco en el que mostraban una cara un tanto diferente a la que encontrábamos habitualmente en sus trabajos. Sin perder su esencia de siempre y con las letras corrosivas que tantas ampollas causaban, incluían por primera vez en el grupo a un teclista y un saxofonista, mostrando un sonido más maduro y con más influencias que nunca.

Lo curioso del caso es que justo cuando intentaron llegar a más gente cosecharon los resultados comerciales más bajos. Está claro que el paladar de muchos no supo saborear debidamente la gran música que se incluía en “Chicos Pálidos para la Máquina”, un disco para escuchar detenidamente y con pausa, siendo ésta posiblemente la causa de que algunos de sus seguidores de siempre se vieran un tanto decepcionados o cuanto menos sorprendidos con los cambios.

La canción que se elegiría como sencillo promocional de este álbum mostraría bien a las claras las variantes que el grupo introducía en su música. Una canción escrita en tono pacifista como sólo Martínez es capaz de hacerlo y con un sonido que a mí me parece simplemente excepcional. Se trata de “Ángel Exterminador”, para mí una auténtica joya.

Cierto es que en sus siguientes discos retomarían la esencia sencilla de siempre, quedando este álbum como una especie de rareza dentro de su carrera. De cualquier modo, respetando todas las opiniones, la música que contiene este álbum ya la quisieran para sí tantos y tantos grupos vinculados al pop y al rock nacional.

LISTA DE LOS AÑOS 90

LA GRAMINOLA – NÚMERO 54 – 6 DE DICIEMBRE DE 2018

Nos situamos ya en la década de los 90. Lo hacemos concretamente en el día 6 de diciembre de 1998, momento en el que estrenábamos nueva lista en la que se producían dos entradas procedentes del Reino Unido y que nos llegaban de la mano de grandes e indiscutibles artistas que iban a colocar estas canciones en la zona noble de nuestro ránking. Vayamos con la primera y con la historia que trae tras de sí.

George Michael acababa de publicar un recopilatorio de grandes éxitos bajo el título de “Ladies & Gentlemen: The Best of George Michael”, y como no podía ser de otra manera, entre sus canciones se incluía algún tema inédito, como el que viene a continuación y con el que iba a levantar un considerable revuelo.

Seis meses atrás, Michael había vivido una situación bastante desagradable cuando fue sorprendido por un agente de la ley en California manteniendo relaciones sexuales con otro hombre en unos urinarios púbicos, siendo procesado y condenado por escándalo público. Esta situación traería consigo que hiciera pública su homosexualidad, algo que no había reconocido nunca hasta ese instante. Con la canción de la que nos ocupamos ahora se tomaría cumplida venganza.

Este tema inédito llevaría el título de “Outside” y en él realiza un ejercicio de desprecio hacia la falsedad de la sociedad que lleva a que muchos tengan que ocultarse sin poder mostrar como son realmente. Una composición con la que lograría un grandísimo éxito, algo que también se produciría en nuestra lista en la que permanecería durante 59 semanas alcanzando el puesto de honor en algunas de ellas.

La letra de la canción ya originó alguna que otra polémica, pero sería el videoclip el que levantaría ampollas, ya que en él recrearía de manera crítica e irónica el momento de su detención, burlándose del agente que la llevó a cabo. Por si fuera poco, algunas de las actrices porno más populares del momento como Rebeca Lord o Britanny Edwars participarían en él. Ni que decir tiene la cantidad de rasgaduras de ropa que provocó.

Desgraciadamente, esta situación sería el pistoletazo de salida que llevaría a Michael a sumergirse en una serie de adicciones que como todos sabemos ha terminado constándole muy caro. Una pena.

La segunda entrada que registraba la lista graminoleña de aquel 6 de diciembre de 1982 tenía muchos puntos en común con la que acabamos de disfrutar. En esta ocasión los responsables son un grupo, procedente también del Reino Unido, la canción también procedía de un recopilatorio de grandes éxitos y de igual manera logró unos resultados en cuanto a éxito bastante rotundos.

En esta oportunidad los protagonistas son los irlandeses U2 que acababan de sacar al mercado un disco de grandes éxitos titulado “The Best of 1980-1990”, en el que no faltaba la típica canción inédita que sirviera para promocionarlo debidamente, aunque en esta ocasión la cosa tenía truco ya que no se trataba de una canción totalmente novedosa sino más bien de una versión actualizada de una ya existente.

Esta canción fue incluida como cara B del maravilloso sencillo publicado en el año 1987 “Where the Streets Have No Name” de ese grandísimo álbum que es “The Joshua Tree”.  Se trataba de una canción que Bono dedicó a su esposa disculpándose por lo abandonada que la tuvo durante la grabación de este disco. Me estoy refiriendo a “Sweetest Thing”, una preciosa balada que nos acompañaría durante 52 semanas para alcanzar el top 2.

Para promocionar adecuadamente esta canción, su discográfica tendría la idea de distribuir unas pequeñas barras de chocolate con el mismo nombre que estaban envueltas como si de un disco sencillo se tratase. Con el paso de los años, estas barritas se han convertido en artículos de coleccionista por el que muchos han pagado cantidades verdaderamente desorbitadas.

LISTA DEL NUEVO MILENIO

LA GRAMINOLA – NÚMERO 54 – 6 DE DICIEMBRE DE 2018

Nos aprestamos ya a rematar la faena en lo que a repasar las listas graminoleñas de otros tiempos se refiere. Para ello nos situamos en el 30 de noviembre de 2008 y podamos conocer cuales eran las tres canciones que se incorporaban a la lista que se estrenaba aquel día, todas ellas con marcado acento español, aunque con estilos bastante distintos. Como hay tarea empezamos con ellas sin más dilación.

Para abrir boca nos encontramos con un esperado debut. La Oreja de Van Gogh había sido uno de los grandes triunfadores de los últimos tiempos y acababan de llevar a cabo un lavado de cara con la marcha del grupo de su vocalista Amaia Montero que a finales de ese año 2008 publicaba el primer disco en solitario de su carrera de título homónimo.

Había mucha expectación por conocer lo que Amaia podía ofrecernos en solitario y aunque si bien es cierto que con este primer álbum al margen de su grupo de siempre ofrecía en líneas generales un sonido muy parecido, el tema que se eligió como primer sencillo tendría un gran tirón porque de algún modo se apartaba de estas premisas.

Para empezar, Amaia nos ofrecía un medio tiempo nostálgico, con unos arreglos muy sencillos y la guitarra española marcando los tiempos, cuya letra nos mostraba una declaración de intenciones, aunque algunos quisieron ver una especie de mensaje crítico hacia los que habían sido sus compañeros de fatigas hasta hacía muy poco tiempo.

Su título era “Quiero Ser” y si por un lado nos decía las cosas que Amaia quería ser en lo relativo al amor, en algún momento apelaba a la libertad, lo que parecía ser una especie de reproche hacia sus antiguos compañeros ya que de todos es conocido que ella siempre quiso realizar más tareas de composición de las que le fueron permitidas. Con polémica o sin ella, lo cierto es que esta canción tendría una gran acogida entre el público español y en nuestra lista triunfaría a lo grande ya que permanecería en ella durante 48 semanas llegando a ocupar el número uno en algunas de ellas.

La segunda entrada que tenía lugar aquel 6 de diciembre de 2008 nos llegaba desde Cádiz, de la mano de un dúo que había alcanzado bastante éxito y adquirido gran popularidad aunque todos sabíamos que su recorrido no iba a tardar en ceder terreno a otros artistas. Quince años después de darse a conocer continúan en activo y publicando discos pero sin alcanzar ni de lejos los números de ventas que cosecharon con sus dos primeros discos. Me estoy refiriendo a Andy y Lucas.

Ese año publicaban un nuevo álbum bajo el título de “Con los Pies en la Tierra” y aunque seguían teniendo tirón sobre el público, sobre todo en el más joven, ya no atraían como antes. Cinco años después de su debut su estrella se empezaba a decaer, en gran medida porque ofrecían siempre el mismo tipo de música, sin ningún tipo de innovación y empezaban a sonar siempre igual.

Su música se basaba en hacer canciones románticas, en su mayoría baladas y medios tiempos, en las que solían adornarse con tonos aflamencados. No sería una excepción el tema que colocaban en la lista aquel día, “Tú Que Quires Que Yo Le Haga” que nos acompañaría durante solamente siete semanas para alcanzar el puesto 33 como mejor registro. Como veis unos números bastante discretos.

Por cierto, una maldad. Con el paso del tiempo Andy ha ido poniéndose fuertecito hasta parecer más bien el hombre que se comió a Andy. Será la madurez.

La tercera y última entrada que tenía lugar en nuestra lista graminoleña del nuevo milenio es un auténtico lujo, en mi opinión la mejor de las tres. No en vano nos la trae uno de nuestros mejores artistas y personajes más carismáticos de nuestra música como es Loquillo.

En el año 2008 publicaba su segundo disco en solitario una vez abandonada definitivamente su andadura con Trogloditas. Un álbum que tardaría más de tres años en tenerlo terminado pero que terminaría convirtiéndose en una auténtica joya. Como sucede en el panorama musical desde hace tiempo este disco no fue un gran superventas pero sí que puede considerarse como uno de los mejores discos nacionales de aquel año. Su título: Balmoral.

Además, Loquillo contaría con una colaboración muy especial en las tareas de composición de algunas de las canciones que se incluyen en este álbum ya que su antiguo compañero de correrías en Trogloditas, Sabino Méndez, demostraría que no había perdido ni un ápice de su talento, ofreciéndonos el lujo que es la canción que se eligió como primer sencillo del álbum.

Se trata de “Sol”, una espectacular canción con una gran letra y en la que Loquillo demuestra que no solamente es nuestro rockero de cabecera sino que es capaz de moverse a la perfección en otros terrenos. Por cierto, en el videoclip aparece totalmente vestido de negro, como debe ser, como siempre él ha querido.

La colaboración de Sabino Méndez en este álbum no es un tema menor. No solamente porque su talento como compositor, casi habría que decir como escritor de canciones, está al alcance de muy pocos, sino porque su relación se había visto bastante deteriorada en su camino juntos con Trogloditas. Está claro que los genios están llamados a entenderse siempre.

TAMBIÉN ES MÚSICA

Durante el último año, por la sección de “También es Música” hemos ido viviendo algunos momentos cuanto menos hilarantes, aunque en algunos casos podríamos calificarlos incluso de estrambóticos. Pues bien, si creías que lo habías visto todo estáis muy equivocados porque por pura casualidad ha llegado a mi conocimiento un personaje que estoy convencido va a provocaros auténticas carcajadas cuando contempléis su “arte” en los tres videoclips que os ofrezco esta semana.

Todo el mérito del descubrimiento de este espécimen recae sobre nuestro amigo Kim, que se ha convertido en un colaborador de lujo para esta revista con sus continuas y espléndidas aportaciones en la página que “La Graminola” tiene en Facebook. Así pues, gracias Kim porque gracias a ti vamos a pasar un momento único en la historia de nuestra revista y en esta particular sección.

Este señor procede de Perú y su nombre artístico en un primer momento era Tongo. Su especialidad eran las cumbias y en los primeros momentos de su carrera, tras probar con la formación de un par de grupos, se iría abriendo camino como solista, adquiriendo bastante popularidad en su país y logrando algunos éxitos comerciales, siendo el más significativo una canción que triunfó a lo grande en Perú titulada “La Pituca”.

Su popularidad iría creciendo y en el año 2001 tendría algunos problemas con la justicia de su país por temas políticos, momento en el cual le daría un giro a su carrera pasando a interpretar sus canciones en inglés y realizando una versión de “La Pituca” en ese idioma. Hasta ahí todo puede parecer normal, pero lo malo es que este hombre no tiene ni idea de inglés y su pronunciación es tremenda, hasta el punto de que calificó su manera de cantar en esta lengua como “Tonglish”.

A partir de ese momento cambiaría su nombre para pasar a denominarse “Le Tongué” y realizar versiones de grandes clásicos del rock y del pop internacional cantados con su peculiar estilo y con una pronunciación indescriptible. Os ofrezco tres ejemplos que os van a dejar con la boca abierta y que a buen seguro os van a arrebatar más de una carcajada.

SWEET CHILD OF MINE

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Para empezar lo hacemos a lo grande. El tío se atreve con una versión de un tema de los mismísimos Guns ‘N’ Roses, el archiconocido “Sweet Child of Mine”. Para la ocasión se nos viste al más puro estilo Axl Rose con su famoso pañuelo en la cabeza y su melenón. Verdaderamente cuesta unos segundos reaccionar.

Yo no sé a vosotros la impresión que os darán las imágenes que aparecen en el vídeo pero a mí por su manera de cantar me recuerda a Cañita Brava y mira que el bueno de Axl Rose no es que tenga demasiado color, pero interpretado por este peruano parece que ha desteñido un poco.

HOTEL CALIFORNIA

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Como ya os cuento, este hombre se atreve con todo. Cualquier clásico de la historia de la música tiene su lugar en un canal de YouTube que ha abierto y donde cuelga sus particulares videoclips con una escenificación que supera con creces las películas al más puro estilo “Torrente” y que lanza bajo la denominación de “Estreno Mundial”.

Por si fuera poco, los videoclips vienen adornados con los subtítulos de karaoke para interpretarlos a dúo con él. Lo mejor de todo es que lo que aparece en pantalla no es la letra en inglés sino literalmente lo que Le Tongué  va diciendo con lo cual la situación es más descacharrante todavía.

Todo esto lo podemos apreciar en otra de sus canciones estrellas, el “Hotel California” de “The Eagles” en el que nos deja expresiones tales como “guar smell of colitas”. Por si fuera poco, su versión dura casi ocho minutos así que más que el Hotel California parece una ciudad de vacaciones.

Supongo que con los dos primeros vídeos habréis alucinado a la vez que disfrutado a lo grande. Pues para cerrar con broche de oro la sección disparatada del número de hoy vamos con otro de los “estrenos mundiales” de nuestro amigo Tongo. Su manera de cantar es total, pero creo que la puesta en escena de sus interpretaciones lo es todavía más.

Para cerrar capítulo, nos ofrece su particular versión de “Zombie” de The Cranberries, para lo que se caracteriza como un faraón y simula tocar la guitarra de aquella manera. De verdad que es auténtico. Por cierto, ¿alguien sabría decirme que narices significa “andeiland cau sed”? Necesito un traductor de tonglish a español ya mismo.

El mundo de la música es infinito y cualquier excusa es buena para que algunos hagan lo que les plazca sin ningún sentido del ridículo. Ahora que lo pienso, casi prefiero a Tongo que a los chirriantes reggaetoneros de hoy en día. Al fin y al cabo él por lo menos nos hace reir.

LA ÚLTIMA DE LA GRAMINOLA

Hay que cerrar el chiringuito por hoy y lo hacemos con una contraportada con música de lo más variada. Tiempo para el recuerdo y tiempo para la actualidad en la última página de la revista de hoy.

EFEMÉRIDE

Como pasa el tiempo y sobre todo en el mundo de la música. Hoy celebramos el cumpleaños de uno de los miembros del dúo Everything But The Girl que nos dejaron muy buenos momentos en las décadas de los 80 y los 90. Se trata de Ben Watt que pasó de guitarrista y vocalista a ver los toros desde el otro lado de la barrera convirtiéndose en arreglista y DJ hasta adquirir el tremendo prestigio que tiene en todo el Reino Unido en nuestros días. Para la ocasión recordamos uno de sus temas más representativos.

Para celebrar la efeméride de esta semana viajamos hasta el año 1962 y nos situamos en Gran Bretaña. Tal día como hoy de hace 56 años nacía el componente masculino de uno de los dúos más interesantes del pop de los 80 y los 90 que de algún modo rompieron ciertos moldes. Él se llama Ben Watt y junto a Tracey Thorn formaron ese maravilloso dúo que respondía al nombre de Everything But The Girl.

Se dieron a conocer en el año 1982 y tuvieron una andadura de prácticamente 18 años durante los cuales fueron dejándonos muy buena música. Watt y Thorn se convirtieron en unos de los abandonaros del pop británico distinto, en el que dejaban a un lado sus pretensiones comerciales para realizar una música con influencias tales como el jazz en aras de lograr una mayor calidad y diferenciarse del pop que realizaban la mayoría de los grupos que se movían en este estilo en aquella época. La sencillez y la discreción fueron siempre sus banderas.

Fueron muchas las canciones que destacaron durante su andadura, pero sin lugar a dudas las más significativa sería “Missing”, incluida en el álbum publicado en el año 1994 bajo el título de “Amplified Heart” con la que se dejaron llevar de alguna manera ofreciendo un sonido más bailable de lo habitual.

Como ya os digo, una de sus pautas siempre ha sido la discreción hasta el punto de que no trascendió hasta bien llevado a cabo su recorrido que Ben y Tracey formaban pareja sentimental, algo que siguen manteniendo en nuestros días, por lo que su cese de actividad a partir del año 2000 no obedece a ningún tipo de crisis en su relación, simplemente a intentar llevar a cabo otras actividades. Sin ir más lejos Ben Watt es uno de los más reconocidos remezcladores británicos del momento.

LA EDAD DE ORO DE LA MÚSICA ESPAÑOLA

LA GRAMINOLA – NÚMERO 54 – 6 DE DICIEMBRE DE 2018

Solamente publicarían dos discos y únicamente triunfarían con una canción pero a cambio nos dejaron una de esas frases que se hicieron muy populares en cualquier conversación desenfadada de los años 80. Se hacían llamar Palmera y procedían de Santa Cruz de Tenerife.

La banda que protagoniza la música en español de nuestra contraportada nos hace viajar hasta las Islas Afortunadas ya que procede de Santa Cruz de Tenerife. Un grupo que tuvo un recorrido muy corto y no demasiado reseñable pero que a cambio nos dejó una canción que se convirtió en un gran éxito gracias a su título y su estribillo que además de pegadizo nos dejó una de esas frases que quedan para la posteridad.

Este grupo se formó en el año 1996 y atendía inicialmente al nombre tan peculiar de “El Eructo del Bisonte”. Sus miembros eran Dany Pacheco, Tomás Pacheco, Óscar Santana y Carlos Real. En el año 1980 se dieron cuenta de que no iban a ningún sitio con ese nombre y decidieron cambiarlo al definitivo de Palmera. La principal causa eran los equívocos que provocaba su primera denominación ya que muchos pensaban que se trataba de un grupo vinculado al punk más purista y sin embargo su territorio se movía por los derroteros del pop más normalito que pudiéramos encontrar.

Solamente sacarían al mercado dos discos. El primero pasaría desapercibido pero el segundo sería el que les haría alcanzar cierta popularidad. Llegaría en el año 1982 y su título era el mismo que el de la canción que nos iba a dejar una de las frases más populares de la década de los 80. Su título era “Las Llaves de la Moto” y decía aquello de “devuélveme las llaves de la moto y quédate con todo lo demás”. La de veces que habremos soltado esta expresión los que somos de mi generación.

A pesar de la popularidad que adquirieron con esta canción su recorrido se quedaría ahí, pudiendo considerarlos como un inequívoco caso de “one hit wonder”.

NOVEDAD

LA GRAMINOLA – NÚMERO 54 – 6 DE DICIEMBRE DE 2018

El fin de año está siendo prolífico en lo que se refiere a la publicación de grandes discos de artistas y grupos de los de siempre. Otro de los ejemplos es el álbum que acaban de sacar al mercado Suede una banda que una vez recentrada y recompuesta ha vuelto a demostrar que es capaz de hacer buena música pase el tiempo que pase. Un disco muy recomendable.

Como siempre vamos a cerrar el número de “La Graminola” con los lujazos que nos ofrece cada semana la sección dedicada a las novedades más recientes dentro del mundo de la música. En esta oportunidad nos llega de la mano de un grandísimo grupo, que ha contado con constantes altibajos durante su ya dilatada trayectoria, pero que sigue manteniendo intacto su talento a la hora de seguir haciéndonos vibrar a los que nos gusta la buena música. Ellos son los británicos Suede.

En sus primeros tiempos fueron considerados como una de las bandas más destacadas del britpop pero a mí personalmente siempre me dio la impresión de que eran bastante más que eso. Con Brett Anderson, su indiscutible líder, a la cabeza gracias a su inconfundible voz, fueron convirtiéndose en una de las bandas de referencias del pop internacional durante mucho tiempo, aunque en el año 2001 sufrieron un pequeño bache que les llevo a dejarlo aunque no definitivamente ya que diez años después regresarían a lo grande demostrando que el tiempo no había pasado por ellos.

Acaban de publicar un nuevo álbum bajo el título de “The Blue Hour” que viene a decirnos que están muy vivos y que son capaces de seguir evolucionando y reinventándose conforme van pasando los años y cambiando los tiempos. En esta ocasión se permiten el lujo de la colaboración de la Orquesta Sinfónica de Praga que le da un aire más magnánimo a muchas de sus canciones.

Con la aparición en el mercado de este álbum han publicado el tercer sencillo del mismo. Un tema titulado “Wastelands” que viene a demostrar aquello de que quien tuvo retuvo.

Durante algún tiempo la pareja que Brett Anderson formaba con Justine Frischmann, vocalista de Elastica, parecía abocada a un final trágico como hemos visto en otras ocasiones a lo largo de la historia de la música por motivo de los excesos y las drogas. Afortunadamente la situación sería superada y Anderson sigue dejándonos grandes momentos.

Hasta aquí llegamos hoy. En siete días más y mejor. Os espero a todos, Graminoleños.

JUAN JOSÉ GOMARIZ


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