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Ya sabéis que la base de la revista es dar un pequeño repaso con las novedades que presentaban las listas de éxitos que he ido confeccionando desde hace cincuenta años. Cada nuevo número empezamos por la lista actual de cada semana y a continuación seguimos viajando hasta las listas de hace 50, 40, 30, 20 y 10 años. Todos los éxitos de la música desde el año 1967 irán apareciendo por aquí.
Junto a las listas distintas secciones a cada cual más recomendable. En “Los Pioneros” rememoramos la música y los artistas que inspiraron a todos los que vinieron después. Nuestro póster, a doble página en el centro desmenuza cada semana un disco que fue, es y será muy grande. En la sección “Comparte Que Algo Queda” disfrutamos de duetos de los de verdad, de grandes momentos compartidos de la múisca. Por último, la contraportada es el auténtico colofón con noticias de actualidad, efemérides y música española.
Echándole un vistazo a la portada de cada día os podéis hacer una idea del contenido de la revista. Junto a cada fotografía hay un texto que contiene un link que te lleva directamente a la página en cuestión, pero yo os recomiendo ir por orden, ir leyendo desde el principio al final porque la música lo merece. Y recordad que siempre estaré abierto a cualquier crítica, consejo, sugerencia o petición que vosotros, Graminoleños, me hagáis.
NUESTRA PORTADA
LA LISTA DE LA GRAMINOLA
Había un cuento que decía “tres era tres …” Pues eso, que son tres las novedades que presenta la lista de actualidad de “La Graminola” que estrenábamos el pasado 17 de febrero y como tampoco es que sean para tirar cohetes creo que lo mejor es meternos en harina cuanto antes. Las dos primeras nos llegan desde los Estados Unidos y la última desde Puerto Rico, así que os podéis imaginar que la traca final es lo de siempre. Empecemos con las dos entradas made in USA.
Los que me seguís habitualmente ya sabéis que soy bastante crítico con la música que se hace en la actualidad, o casi mejor sería decir con la música que triuna en la actualidad, porque buena música se sigue haciendo, lo que pasa que no vende ni se la promociona debidamente. Digo esto porque las canciones que entran en nuestra lista y, afortunadamente, no pertenecen al trap, reggaetón o música urbana están todas cortadas por el mismo patrón y los artistas que las protagonizan terminan pareciendo clones unos de otros. La joven cantante que protagoniza la primera entrada de la semana es uno de estos casos.
Se trata de Ava Max, una norteamericana de padres albaneses que emigraron hace unos cuantos años de su país por causas políticas, a la que le ha costado un par de años entrar en el mercado discográfico internacional y lo ha logrado con la fórmula habitual y utilizada por muchos, ir abriéndose camino a base de llamar la atención de los grandes de la música electrónica y similares para realizar alguna colaboración que termine lanzándoles a la fama.
En un primer momento se lanzó a conquistar el mercado europeo, aunque el intento resultó fallido. Cambió de estrategia y logró llamar la atención de gente como Jason Derulo o David Guetta con los que realizaría algunas colaboraciones que la llevarían a publicar su primer sencillo en solitario y con el que ha conseguido por fin llamar la atención del público.
La canción con la que se presenta en sociedad en solitario lleva el título de “Sweet But Psycho” y lo mejor que se puede decir de ella es que se deja escuchar, porque original no es que sea demasiado. De cualquier modo habrá que seguir de cerca la evolución de esta joven que a base de esfuerzo y tesón ha logrado triunfar por fin en los Estados Unidos.
La segunda entrada de la semana está a caballo entre Londres y Estados Unidos ya que se trata de una colaboración entre uno de los DJs más prestigiosos del Reino Unido y de mayor éxito del momento y una de las cantantes norteamericanas de mayor repercusión mediática desde hace tiempo aunque parece que con el paso de los años está empezando a madurar.
Desde hace ya algún tiempo Mark Ronson es uno de esos DJs con los que cualquier artista que se precie quiere trabajar ya que colaborar con él es sinónimo de éxito. Durante los últimos meses ha estado preparando su nuevo álbum, que saldrá al mercado en breve, y para promocionarlo debidamente ha elegido a una de las cantantes norteamericanas que más llaman la atención cada vez que saltan a la palestra.
La elegida no es otra que Miley Cyrus, la auténtica “femme fatal” de la música norteamericana, que hubo un momento en el que era más popular por sus escándalos y sus salidas de tono que por sus canciones. Desde hace algún tiempo está muy comedida aunque supongo que habrá que esperar a que publique un nuevo trabajo para comprobar si definitivamente ha sentado la cabeza. Si la cosa va bien seguirá con un comportamiento reposado pero si los resultados de ventas no son los esperados es de suponer que nos regale algún comportamiento de los suyos para lograr llamar la atención.
El resultado de esta colaboración lleva el título de “Nothing Breaks Like a Heart” y nos muestra el toque tan personal que Ronson suele dar a sus creaciones. Una introducción sinfónica al principio, el pop comercial de Miley a continuación y el sonido discotequero in crescendo hacen que esta composición cuanto menos se deje escuchar.
La figura de Mark Ronson va más allá de su talento como compositor y DJ. Desde que se inició en el mundo de la música ha estado volcado con distintos proyectos sociales de ayuda a jóvenes desfavorecidos y de protección a la infancia, algo que es de agradecer y que de algún modo engrandece su figura.
La tercera y última entrada que se producía en la lista que estrenábamos el pasado 17 de febrero es la peor de todas. Sé que puede sonar duro pero es lo que siento. Cada vez me cuesta más poder escribir sobre este tipo de música pero es lo que hay, así que haré de tripas corazón y os ofreceré el nuevo sencillo que se coloca en nuestro ránking de la mano del portorriqueño Bad Bunny.
Ahora le ha dado una vuelta de tuerca más a su carrera, y bien que lo lamentamos, ya que ha decidido publicar su primer álbum. Hasta el momento se había dedicado a publicar únicamente sencillos colaborando con otros artistas del gremio y a partir de este instante nos amenaza con nada más y nada menos que 15 canciones de golpe. Será difícil de digerir.
El álbum en cuestión lleva el título de “X 100pre”, que cruz con lo de los títulos, y la carta de presentación del mismo es este “Ni Bien Ni Mal”, el tema que nos coloca en lista esta semana y que suena monótono hasta decir basta. Jamás entenderé porque estos chicos tienen que cantar con voces como si fueran tontitos y vocalizar tan mal. Y lo dejo que me enciendo.
LOS PIONEROS
Ahora que está de actualidad el movimiento “Mee-Too”, las reivindicaciones de las mujeres y el feminismo en su máxima extensión, viene como anillo al dedo la protagonista de la sección de “Los Pioneros” de esta semana ya que se trata de una mujer que rompió todos los moldes a inicios de los 70 abriendo el camino a otras mujeres por los caminos del mundo del rock & roll.
Su nombre es Susana Kay aunque ha pasado a la historia de la música como Suzi Quatro, siendo la primera mujer capaz de convertirse en una máxima figura del rock acompañada por un grupo de hombres. El terreno del rock estaba hasta entonces reservado prácticamente en exclusiva al género masculino y ella, con su intensidad, con su ritmo y sus indumentarias de cuero negro ajustadas, rompió todos los moldes y se convirtió en autética pionera para gente como Pat Benatar, The Runaways, Joan Jett o Girlschool, entre otras, que vendrían después para demostrar a todo el mundo que las mujeres también sabían hacer buen y puro rock & roll.
Así pues, vamos a disfrutar de tres de sus canciones más representativas y conocer algo más de la historia de esta mujer de armas tomar que abrazó el mundo del glam-rock en sus primeros tiempos para ponernos a todos a cien e ir diluyéndose paulatinamente sumergiéndose en terrenos más comerciales y menos rockeros.
CAN THE CAN
Suzi se sumergió en el mundo de la música desde muy joven ya que su padre tocaba en un grupo de jazz y cuando solamente contaba con ocho años de edad empezó a acompañarle en sus actuaciones tocando los bongos. Sus tres hermanas también sentirían la atracción de la música y antes de lanzarse al estrellato formaría con ellas dos grupos denominados Pleasure Seekers y Cradle, aunque sin conseguir ninguna repercusión a nivel de público pero sí que servirían para que un cazatalentos se fijara en ella.
Sería tras una actuación con Cradle cuando uno de esos cazatalentos se fijaría en ella y le ofrecería un contrato con una discográfica pero con dos condiciones. La primera es que iniciaría su carrera en solitario al margen de sus hermanas y la segunda que tendría que trasladarse hasta Inglaterra para iniciar su recorrido desde allí e ir extendiéndolo por el resto de Europa, dando por hecho que en su Estados Unidos natal lo lograría sin mayores problemas. Ni que decir tiene que ella no dudaría un solo instante y de inmediato haría las maletas.
Nada más poner pie en tierras británicas publicaría un primer sencillo titulado “Rolling Stone” y de inmediato comprobaría que las cosas no iban a ser nada fáciles. Su repercusión sería muy floja y en su discográfica se percataron de que había algo que no marchaba y que había que darle un cambio total a su estilo. Sería entonces cuando se encargaría a los productores Mike Chapman y Nicky Chinn, dos auténticas eminencias del mundo del glam-rock, que dirigieran la carrera de Suzi y esta circunstancia sería decisiva para que su despegara de manera fulminante.
Para ello endurecerían su imagen que pasaría a ser más agresiva e intensa con unas vestimentas ajustadas en cuero negro. De igual forma también endurecerían su estilo musical aprovechando que ella sabía tocar perfectamente el bajo, algo ideal para moverse en el terreno del glam-rock. De esta manera le proporcionarían el primer gran éxito de su carrera y su primer número uno en tierras británicas, una canción repleta de rock con un ritmo intenso, pesado y trepidante titulada “Can the Can”.
Sin embargo, su fiesta no sería completa ya que en Estados Unidos, su país natal, esta canción no tendría ninguna repercusión. De hecho, esta circunstancia marcaría su carrera durante sus primeros años, logrando unos éxitos rotundos en el Reino Unido y el resto de Europa y permaneciendo casi como una desconocida al otro lado del Atlántico, algo que solamente cambiaría cuando dulcificó claramente su múscia como veremos más adelante.
DEVIL GATE DRIVE
Corría el año 1974 y su figura comenzó a hacerse muy popular en el Reino Unido. Sería el momento en el que sus prestigiosos productores le darían otra vuelta de tuerca a su carrera para que definitivamente se convirtiera en una figura en tierras británicas. Había llegado el momento de que fuese acompañada por un grupo de tres hombres, ataviados al más puro estilo rockero también con cuero negro, al objeto de resaltar todavía más la figura de Suzi y enseñar el liderazgo que ella podía ejercer sobre los hombres, algo nunca visto con anterioridad y que iba a ser fundamental para el mundo de la música.
Los músicos elegidos serían el teclista Alistair McKenzie, el batería Keith Hodge y el guitarrista Len Tuckey, iniciando con este último una relación sentimental que acabaría en matrimonio. A partir de ese instante la imagen de los cuatro vestidos de cuero con aire rockero y macarra por los cuatro costados pero dejando bien claro que la que mandaba era Suzi, y su sonido pesado e intenso de glam-rock, conquistarían al público británico y europeo de manera definitiva. Estaba claro que en aquel momento eran únicos en su especie.
Su despegue sería meteórico. Saldrían de gira como teloneros de bandas como Slade o Thin Lizzy, conectando con el público de manera contundente como si fueran ellos el plato principal. De manera inmediata grabarían su primer disco y llegaría el segundo número uno de la carrera de Suzi, con el que ya dejaría de ser una promesa para convertirse en una realidad.
Esa confirmación llegaría de la mano de “Devil Gate Drive”, uno de los grandes clásicos de la historia del glam-rock y una de sus canciones más representativas y preferidas por el público ya que su intensidad era ideal para ser interpretada en sus actuaciones en vivo. Me encanta esta canción y me encanta su contundente inicio.
IF YOU CAN’T GIVE ME LOVE
A partir de ese momento su popularidad seguiría subiendo como la espuma y su imagen se convertiría en icónica para la música de la década de los 70, aunque lo que realmente importaba era su sonido, y ahí no tenían competencia. Suzi Quatro ya se codeaban con los grandes en toda Europa y la figura de la cantante relucía por encima de todo lo demás.
Sin embargo, el mercado norteamericano seguía resistiéndose por lo que poco a poco fue dulcificando un tanto su sonido con el objeto de abrirse a más público. De esta manera empezarían a llegar las primeras baladas, los primeros medios tiempos y algunas canciones que dejaban el sonido eléctrico y contundente dando paso a toque más acústicos, como sucedería con el tema que viene a continuación y con el que vamos a cerrar la sección pionera de esta semana.
Nos situamos para ello en el año 1978 cuando salía al mercado su quinto álbum de estudio bajo el título de “If you Knew Suzi…” en el que empezaba a dar muestras de su evolución hacia sonidos más dulcificados y un tanto alejados del glam-rock que estaba empezando a perder algo de fuelle. La canción más destacada de este disco sería “If You Can’t Give Me Love”, una grandísima composición con la que conseguiría repetir éxito a pesar de moverse en un terreno bastante distinto al que había sido su estilo hasta ese instante.
Este cambio de estilo traería consigo que en Estados Unidos lograra cierto éxito, mostrando de alguna manera el camino a seguir si quería ser profeta en su tierra. De esta manera, un año después lograría por fin triunfar en su país gracias a “Sumblin’ In”, una canción en la que contaría con la colaboración de Chris Norman, cantante y líder indiscutible del grupo Smokie, que le abriría de par en par las puertas del mercado norteamericano, pero ésta es una historia que ya os contaré a su debido tiempo.
Desde este momento se desencadenaría una especie de “efecto revival” en su país por el que se reeditarían sus discos anteriores y en esta ocasión su música sí que llamó la atención del público de los Estados Unidos, pudiendo disfrutar por fin del éxito en el país que le vio nacer donde también adquirió una grandísima popularidad.
De lo que no cabe ninguna duda es de que la figura de Suzi Quatro fue fundamental para el definitivo reconocimiento de la mujer en el mundo del rock. Lo que habrían explotado su imagen todas las feministas de hoy en día, aunque curiosamente ella misma reniega del exceso de protagonismo que éstas están adquiriendo en la actualidad … por algo será.
LISTA DE LOS AÑOS 60
Cambiamos radicalmente de registro para iniciar el habitual repaso a las listas graminoleñas de otros tiempos. Para empezar nos situamos en el 17 de febrero de 1969 y recordar la única nueva entrada que registraba nuestra lista aquel día. Un tema que llegaba de la mano de nuestro cantautor por excelencia y que nos visita últimamente con bastante asiduidad ya que se encontraba en un grandísimo momento de su carrera. Me estoy refiriendo al eterno Joan Manuel Serrat.
En aquel momento, Serrat había aparcado a un lado sus polémicas políticas con respecto a cantar en catalán en Eurovisión y esas cosas, algo que se ha explicado aquí ampliamente, y se encontraba centrado totalmente en lo meramente musical. Para ello publicó un álbum titulado “La Paloma” que podía considerarse como una especie de recopilatorio ya que en él se incluían muchos de los éxitos cantados en español que habían aparecido como sencillos en los últimos tiempos e incluso algunas de sus caras B.
Una de las canciones más destacadas de este disco es la que colocaba en nuestra lista aquel día, una preciosa composición que se ha convertido en uno de sus grandes clásicos titulada “Tu Nombre Me Sabe a Yerba”, con la que nos acompañaría durante 29 semanas para alcanzar el top 11.
Mucho se especuló en su día sobre a quien estaba dedicada esta canción. Había quien decía que estaba inspirada en la historia de amor de sus padres y otros opinaban que estaba dedicada a la cantante Marisol con la que mantuvo algún que otro escarceo amoroso en aquella época. El propio autor nunca ha aclarado nada al respecto y un buen día, un tanto harto de tanta pregunta sobre el tema tuvo la genilidad de responder que hera un homenaje juvenil al canuto. Genio y figura.
LISTA DE LOS AÑOS 70
Nos situamos ya en la década de los 70 para disfrutar de las dos nuevas entradas que mostraba la lista que estrenábamos el 17 de febrero de 1979. Una de ellas es un tema fundamental para entender la música disco y la carrera de una de las grandes divas de la música y con ella es con la que vamos a empezar.
En el año 1967 salía al mercado un tema interpretado por el cantante Richard Harris como un proyecto muy ambicioso para los tiempos que corrían. Se trataba de una especie de suite de algo más de seis minutos de duración, con constantes cambios de ritmo y un espectacular acompañamiento orquestal cuyo propósito era el de sorprender al público y convertirse en todo un clásico. A pesar de la gran calidad de esta composición, su éxito estaría un tanto por debajo de las expectativas y tardaría algún tiempo en ver la luz ya que las casas discográficas no acababan de apostar por él y las emisoras radiofónicas, debido a su excesiva duración, no la emitían en antena lo debido.
Habría que esperar once años para que esa canción lograra ese reconocimiento que se esperaba con su versión original y sería gracias al talento de uno de los grandes productores de la historia de la música y a la diva por excelencia de la música disco. La canción caería en manos de Giorgio Moroder que mantendría su estructura pero la dotaría de unos arreglos de música disco excepcionales que la convertirían en una grandísima obra.
Solamente faltaba encontrar a la artista que la interpretara debidamente y le diera el toque definitivo. Ésa sería Donna Summer que con su gran interpretación sentaría un auténtico hito dentro del mundo de la música disco, logrando un éxito espectacular.
La canción en cuestión no es otra que “MacArthur Park” y rompería todos los moldes de la música disco. Contaría con un inicio pausado en el que la voz de Donna y el sonido del piano lo llenan todo y finalmente rompe con un ritmo trepidante ideal para bailar en las discotecas, convirtiéndose en uno de los grandes clásicos de la música-disco. Para poder ser emitida en las emisoras radiofónicas se grabaría una versión reducida de solamente cuatro minutos de duración pero fue tanto el éxito que cosechó que éstas terminaron emitiendo la versión completa de algo más de siete minutos.
En nuestra lista permanecería durante 18 semanas para alcanzar el top 17, unos números muy por debajo de la trascendencia que tuvo en el mundo de la música-disco.
Vamos ya con la segunda entrada que presentaba la lista graminoleña de aquel día. Otro de los movimientos musicales más representativos de finales de los 70, que además tuvo una tremenda aceptación en nuestro país, fue el denominado “Fenómeno Fans”. Artistas masculinos muy jóvenes, tanto nacionales como internacionales, con un físico llamativo, unas canciones sencillas, en unas ocasiones bailables en otras románticas, terminaron convirtiéndose en poco menos que una auténtica plaga durante aquellos años. El cantante que protagoniza esta entrada es uno de sus máximos abanderados.
Se trataba de un jovencísimo actor al que la popularidad terminó superando con resultados bastante trágicos como os contaré a continuación. Su nombre artístico es Leif Garrett y desde muy niño participó en numerosas películas y, sobre todo, series televisivas, siendo la más popular en nuestro país la titulada “Tres en la Carretera”, en la que compartía protagonismo con los actores Alex Rocco y Vicent Van Patten. Su melena rubia, su cara de niño y su desparpajo a la hora de actuar llamaron la atención de inmediato del público español y cuando irrumpió ya adolescente con su incursión en el mundo de la música, las jóvenes españolas empezaron a beber los vientos por él.
En el año 1978 aparecía en el mercado su segundo disco bajo el título de “Feel the Need” y en él se incluía una canción que lograría un éxito descomunal en nuestro país, con el que se daría a conocer y que sonaría una y otra vez en las emisoras radiofónicas. Una canción animosa que puede considerarse como el mayor éxito de su carrera, que llevaba el título de “I Was Made for Dancing” y que permanecería en nuestra lista durante 34 semanas para alcanzar el top 4.
Como suele suceder en estos casos, el hecho de que desde que fuera un niño se convirtiera en una estrella televisiva le llevaría a introducirse en una espiral de autodestrucción. Desde los trece años comenzó a consumir drogas y alcohol y protagonizó un sinfín de altercados, uno de los cuales terminaría de manera trágica. Cuando acababa de cumplir los 18 años, mientras conducía bajo los efectos de las drogas en compañía de su mejor amigo, Leif provocó un gravísimo accidente de tráfico del que saldría ileso pero su acompañante acabaría con unas lesiones irreparables que le dejarían parapléjico. A partir de ese instante su vida fue una continua montaña rusa de terapias de desintoxicación y continuas recaídas que terminaron con su carrera artística. Una pena.
EL ÁLBUM DE LA SEMANA
Para que una banda sea clasificada como una de las grandes se tienen que dar una serie de circunstancias. Por supuesto la más elemental es que tengan talento y hagan buena música, pero además debende ser innovadoras, sorprender al público con cada nuevo trabajo y ser capaces de mostrar una cosa y la contraria casi al mismo tiempo. Los protagonistas del póster central de “La Graminola” de esta semana, y más concretamente el disco que vamos a disfrutar, cumplen con estos requisitos de principio a fin.
Se trata de REM quienes en el año 1992 publicaban el que para muchos es el mejor disco de su carrera, “Automatic for The People”. Un grupo que no perdió esa especie de halo de banda de culto a pesar de convertirse en uno de los grupos que más discos vendía y que continuamente llenaba grandes estadios uno tras otro en sus giras, capaz de lograr un éxito comercial descomunal con un disco intimista, triste y sombrío como éste, contrastes solamente al alcance de los más grandes y ellos lo eran.
Así pues, vamos a disfrutar un día más de la grandísima música que nos ofrece nuestra doble página central. Después de lo que nos ofrecieron con “Out of Time”, que ya hemos analizado convenientemente en esta misma sección, muchos pensaron que no serían capaces de mejorarlo y los que así pensaban estaban muy equivocados. Con “Automatic for the People” rompieron muchos moldes y nos mostraron de alguna manera lo que se avecinaba con su siguiente disco, otra grandísima obra titulada “Monster”.
REM / AUTOMATIC FOR THE PEOPLE
Desde la escucha del tema que abre el disco, que además fue el primer sencillo que se publicaría del mismo, nos damos cuenta de que la música que va a contener este álbum no va a parecerse lo más mínimo a la que se incluía en “Out of Time”, el álbum con el que se consagraron definitivamente convirtiéndose en grandes estrellas. Estaba claro que este cambio era muy arriesgado ya que corrían el riesgo de retroceder todo lo avanzado hasta ese instante, pero lo cierto es que la calidad de la música que se incluye en “Automatic for the People” es tan grande que a pesar de esos tremendos cambios seguirían recibiendo los elogios generalizados de crítica y público.
Nos encontramos con un disco muy cuidado, con unos arreglos excepcionales y una música y unas letras más tristes, más sombrías, muy calmadas. El hilo conductor que utilizan como una especie de nexo de unión entre todas las composiciones, salvo alguna excepción como luego veremos, es la muerte, el sufrimiento y la depresión, algo que ellos explicaron diciendo que acababan de entrar todos en la treintena y era el momento de madurar y ver las cosas desde otra perspectiva.
El disco empiezaa a lo grande, con una canción que rompe todos los esquemas y que de alguna manera trajo por la calle de la amargura a los responsables de su casa discográfica ya que no creían que fuese la más indicada para abrir el álbum y mucho menos para ser publicada como primer sencillo, pero lo cierto es que habían adquirido ya un estatus tan elevado que podían permitírselo.
Se trata de “Drive” una canción calmada, pausada, repleta de melancolía y con unos arreglos orquestales excepcionales, que habla de como debemos de conducirnos desde que somos niños por la vida. Una composición que cuenta con una interpretación excepcional por parte de Mike Stipe que nos muestra la cara más amarga de su voz. Una auténtica joya.
Para darle mayor impulso a ese aire trágico que muestra todo el disco, el correspondiente videoclip muestra una imágenes inquietantes y está grabado en blanco y negro. Como veis no dejaron lugar para la improvisación.
Dado el carácter tan sombrío que presentaba este nuevo disco, la imaginación y las ganas de buscarle tres pies al gato por parte de algunas mentes bastante calenturientas, algo habitual en el mundo de la música, trajeron consigo una serie de rumores sin fundamento sobre el estado de salud de Stipe.
Por aquel entonces, el cantante presentaba un aspecto un tanto demacrado y había adelgazado considerablemente, algo que obedecía simplemente al tremendo estrés que les había supuesto la gira de promoción de su anterior disco, por lo que algunos quisieron ver alguna grave enfermedad al acecho e incluso algunos osados se atrevierona hablar de SIDA. Afortunadamente estaban totalmente equivocados, pero con estas manifestaciones la sombra de la duda siempre estuvo presente. De hecho, decidieron no realizar gira promocionar de este álbum ya que estaban literalmente agotados.
Los malévolos rumores se dispararían aún más al escuchar la segunda canción que se incluye en este magnífico álbum. Otra composición más con un marcado sonido acústico y en el que la interpretación de Stipe llega a ser hasta lastimosa, en una comunión total entre él y lo que en ella se cuenta. Su letra habla de las sensaciones y los pensamientos de una anciana de avanzada edad que se encuentra cansada de la vida y ve muy próximo el final. Como vemos el tema de la muerte vuelve a aparecer en escena, y no será la última vez.
Se trata de “Try Not To Breathe”, que traducido viene a significar “trata de no respirar”, cuyo título fue elegido gracias a una pequeña anécdota. Mientras estaban en el estudio de grabación interpretándola, Stipe se colocó más cerca del micrófono ya que quería darle una entonación que se asemejara a la de una mujer anciana pero los resultados no estaban siendo demasiado satisfactorios porque su respiración se oía en exceso. Los técnicos le informaron al respecto y el contestó “Ok, trataré de no respirar”. Sus compañeros se le quedarían mirando y supieron en ese momento que esa canción ya tenía título.
A continuación llega un momento que puede considerarse único dentro de este álbum ya que se trata de la única canción que rompe con la melancolía, la tristeza y el dramatismo que poseen el resto de composiciones. Una canción con un ritmo mucho más animado y un toque bastante más vital que Stipe y los suyos utilizaron para contrarrestar ese ambiente tétrico que irradia “Automatic for the People”.
En un primer momento pensaron que esa canción que rompiera con las demás fuera una versión de un clásico de principios de los 60 de un grupo llamado The Tokens pero finalmente tomaron la decisión de componer una canción totalmente nueva basándose en esta composición. Como no querían ningún tipo de complicaciones legales, directamente compraron suss derechos y de esta manera evitaron cualquier posible acusación de plagio y similares.
La canción en cuestión no es otra que “The Lion Sleeps Tonite” y aunque realmente no se parece prácticamente en nada a la nueva composición que ellos incluyeron en el álbum sí que hace algunos guiños al respecto. El más marcado de todos es el título, muy parecido, y la otra alusión es un inicio espectacular que recuerda de inmediato al tema de The Tokens.
El resultado final llevaría el título de “The Sidewinder Sleeps Tonite” y sería publicada como sencillo, convirtiéndose en una de las canciones más populares del álbum y en una de esas composiciones que nada más sonar sus primeras notas en cualquiera de sus conciertos el público la acogía con auténtico fervor.
Ya que habían comprado los derechos de la canción de The Tokens, pensaron que había que aprovechar la coyuntura y se dieron el gustazo de grabar su propia versión, la cual sería incluída como cara B de “The Sidewinder Sleeps Tonite”. Os la dejo a continuación para que os deleitéis con la genialidad que fueron capaces de ofrecer.
Para la grabación de varias de las canciones que se incluyen en el álbum contarían con un colaborador muy especial. John Paul Jones, el mítico bajista del no menos mítico grupo Led Zeppelin fue el responsable de los arreglos de guitarra de las canciones más destacadas, entre las que se encuentra la que viene a continuación, en mi modesta opinión, la mejor composición de toda la carrera de REM.
Se trata de una balada espectacular, de esas que emocionan al escucharla, en la que Stipes es capaz de ofrecer una interpretación simplemente sublime. La letra es también una preciosidad hablando de las frustraciones que los hombres van sufriendo a lo largo de sus vidas, todo ello con un acompañamiento musical excepcional y un videoclip de una calidad emotiva bastante pronunciada.
Me estoy refiriendo a “Everybody Hurts”, una preciosidad de canción, además de una de mis preferidas de REM, en la que la sensibilidad, la tristeza y el afán de superación se muestran en su estado más crudo. Es de esas canciones que habrá hecho derramar algunas lagrimillas a más de uno y más de dos con toda su emotividad. Además viene acompañada de un sensacional videoclip que plasma a la perfección lo que con ella nos quieren contar. Canciones como ésta son las que hacen grande a la música.
A continuación llega el que podría considerarse momento más minimalista de todo el disco. Durante su carrera, por lo menos en sus primeros tiempos, fue habitual que en cada uno de sus discos incluyeran algún tema instrumental y “Automatic for the People” no iba a ser una excepción. Lo que sí iba a ser nuevo es como “fabricaron” esta composición.
Para componer las canciones del disco se tomaron su tiempo y lo hicieron con calma. Como habían tomado la decisión de no salir de gira promocional los plazos no eran tan cortos como de costumbre y todo encajaba a la perfección para darle este toque casi oscuro a la mayoría de sus creaciones. Como consecuencia de todo ello llegaría el tema instrumental del álbum.
Durante un descanso entre sesión y sesión de grabación y mientras degustaban una botella de vino, Mike Mills comenzó a tocar de manera improvisada su piano sacando de sus teclas un sonido casi enigmático. De manera inmediata, Peter Buck se unió a él con sus cuerdas y poco a poco le fueron dando cuerpo a una canción totalmente instrumental que encajaba a la perfección como una especie de puente entre lo que habían ofrecido hasta ahora y lo que estaba por venir.
El resultado tomaría el título de “New Orleans Instrumental 1” y es la composición más extraña y menos uniforme de todo el disco, una improvisación en estado puro, una improvisación convertida en genialidad.
Como estamos viendo, para encajar a la perfección con lo que nos van contando, el disco está repleto de baladas y medios tiempos y el sonido acústico es el que lleva el mando de las operaciones, aunque en algunas de las canciones el toque eléctrico también tiene su cabida, eso sí, nunca con una intensidad demasiado marcada sino para adornar el ambiente sórdido, oscuro y triste que se respira en todo el disco.
Como os comentaba al principio, la muerte es el tema más recurrente en “Automatic for the People” pero hay otra temática que no le va a la zaga, el de la familia. La canción que aparece a continuación en el álbum redunda en este tema de manera trágica, adentrándose en las relaciones familiares y en los dramas originados en ellas en los que todos terminamos sumergiéndonos en alguna ocasión, como por ejemplo la muerte de nuestros padres.
En su estructura, esta canción es una balada con un tono dulce sin más. Lo que le da ese ambiente lúgubre y pleno de desesperación es el acompañamiento de violonchelo, un instrumento ideal para crear composiciones de este tipo. Su título es “Sweetness Follows” y juega con unos arreglos más eléctricos pero sin acompañamiento de batería, demostrando una vez más que REM siembre saben crear la atmósfera adecuada en cada uno de sus temas.
Lo curioso del caso es que el tono general del disco, en cuanto a estructura y sonido se refiere, no fue algo premeditado. Su intención era componer una serie de canciones con un toque más eléctrico y contundente rememorando la música de sus primeros tiempos y acrecentando el poderío de la guitarra eléctríca sobre todo lo demás, algo que sí se produciría en su siguiente álbum, “Monster”.
En un primer momento, cuando empezaron a darle cuerpo a las canciones del disco, intentaron moverse en esos terrenos más contundentes pero muy pronto se dieron cuenta de que su momento de inspiración y de ánimo les conducía a componer otro tipo de música, lo que provocaría un vuelco total en la estructura del álbum. No sabremos nunca lo que nos habría ofrecido con ese sonido más intenso y eléctrico que buscaban, pero de lo que no tenemos ninguna duda es de que el golpe de timón resultó siendo un acierto total.
Con todas estas premisas, no es de extrañar que alguna de las canciones se termine quedando a medio camino entre lo que quería hacer en un primer momento y lo que finalmente lograron, ofreciendo una mezcla excepcional, como sucede en la siguiente canción que aparece en el álbum.
Se trata de un tema dedicado a uno de los actores rodeados de mayor sufrimiento en la historia de Hollywood. Un excepcional artista llamado Montgomery Cliff, un auténtico incomprendido por su condición de homosexual en la época en la que esto era una auténtico estigma y que tuvo que vivir los últimos años de su vida apartado de las luces como consecuencia de un accidente de tráfico que le dejaría la cara desfigurada. Como vemos, su historia encaja a la perfección con el ambiente sórdido de todo el disco.
El título de esta composición es “Monty Got A Raw Deal” y está llena de contrastes. Cuenta con un inicio acústico y calmado que rompe después con unos arreglos que nos retrotraen a los tiempos del movimiento hippie, convirtiéndose en uno de los temas más originales de todo el álbum.
Llega el momento de la crítica social, de la denuncia política y para ello se sumergen en un ritmo más electrizante con la canción más frenética y cañera de todo el disco. Una composición con una letra agresiva hacia los políticos en general y a los mandatarios de los Estados Unidos en particular.
Con una letra desgarradora y un aire de enojo palpable, Stipes dar rienda suelta a toda su furia hacia los dirigentes políticos, arremetiendo contra la prensa politizada y a todos los que vitorean a estos dirigentes intentando sacar la mejor tajada posible. Una canción que se centra en la ignorancia humana, sobre todo de los que mandan.
Se trata de “Ignoreland”, no podían haber elegido mejor el título, que a un ritmo que bebe en las aguas del punk-rock nos señala cual es su opinión, su amarga e indignada opinión, sobre la clase política que nos gobierna.
Volvemos a la pausa y a la calma con una canción que habla de amor aunque en su versión más triste, vamos que de lo que habla realmente es del desamor. Me explico un poco más detalladamente que soy consciente de que lo estoy liando un poco.
Cualquier disco que se precie, y más si su ritmo es pausado y está repleto de baladas y medios tiempos, cuenta siempre con algún tema romántico. “Automatic for the People” tiene como canción más representativa de este romanticismo la que llega a continuación pero, como no podía ser de otra manera, está tratada desde un sentimiento bastante agridulce.
Efectivamente habla del amor, pero visto desde la perspectiva más amarga, del que presiente que tarde o temprano llegará a su fin y la relación se verá rota. Para aderezar esta lastimosa letra utilizan un ritmo todavía más pausado creando un ambiente que se podría cortar con un cuchillo. Para remantar la faena, Stipe más que cantar susurra, volviendo a adentrarse en un estado anímico bastante bajo, haciendo de “Star Me Kitten” la canción más angustiosa de todas las que se incluyen en este magnífico disco.
Seguimos avanzando por este espectacular álbum y nos encontramos con otra de las canciones estrella del mismo. Una composición de nuevo más animosa que habla de otra de los defectos que caracterizan al ser humano como es la mentira. Para ello se basan en la figura de un mediático actor y cómico norteamericano que se alimentó precisamente de la mentira para convertirse en uno de los personajes más populares de la televisión de su país durante las décadas de los 70 y los 80.
Andy Kauffman fue un polifacético artista que a base de sumergirse e las aguas de la provocación y el engaño fue labrándose una carrera artística bastante productiva. El escándalo y la mentira fueron sus señas de identidad y por este motivo los chicos de REM aprovecharon su historia para adentrarse en el terreno del defecto más arraigado en los hombres como es la mentira.
Lo hacen con una canción que se ha convertido en otro de los grandes clásicos de su carrera y en una de las más aclamadas por parte de la crítica. En su letra hacen referencia a algunos episodios de Kauffman, hablan de Elvis Presley, a quien el propio cómico imitó en sus primeros tiempos, o del primer viaje a la luna, cuestionando en todos los casos la verdad o la mentira que se esconde detrás de todos estos aspectos.
Como muchos os estaréis imaginando, esa canción no es otra que “Man on the Moon”, un tema que nos traslada de algún modo a las tierras del country y que supone un soplo de aire fresco que rompe con el aire turbio de la mayoría del resto de las canciones del álbum. Una auténtica genialidad … más.
Años después se rodaría una película sobre la vida de Kauffman que llevaría precisamente el título de esta composición, que formaría parte de su banda sonora. Os recomiendo a los que no la hayáis visto que le echéis un vistazo porque merece la pena y la interpretación de Jim Carrey es magistral. Para que os hagáis una idea de la calaña de este personaje, se supone que falleció en el año 1984 víctima de un cáncer, y digo se supone porque son muchas las voces que afirman que aún sigue vivo bajo otra identidad y apartado de toda actividad pública. Viendo su trayectoria todo podría ser posible. Esto se hace extensible a la aparición de Elvis en la canción (también se duda de su muerte) o de la llegada del hombre a la luna (algo que muchos cuestionan que realmente se haya producido).
Muchas veces las canciones surgen de la manera más sencilla e inesperada y es esa sencillez la que termina haciéndolas grandes. Esta situación puede aplicarse a la canción que viene a continuación, la penúltima del álbum y no por ello menos importante.
Para que esta circunstancia se produzca no cabe duda de que hay que tener talento y en este sentido todos y cada uno de los miembros de REM lo tienen en grandes cantidades. De nuevo sería en un pequeño receso entre grabación y grabación cuando surgiría ese momento especial que terminaría convirtiéndose en una preciosa y sencilla balada de esas que cala en el público de manera casi inmediata.
Se encontraba Mike Mills tocando las teclas de su piano simplemente para afinarlo y seguir calentando sus dedos cuando Michael Stipe entró en el estudio. Le sorprendió la melodía que estaba interpretando y de inmediato se puso a canturrear cosas inconexas para acompañarlo. Así sin proponérselo, acababan de crear otra de las canciones que iban a incluirse en “Automatic for the People”.
Mills le daría los retoques oportunos añadiendo una introducción y una variante en la parte central y Stipe escribiría una letra que hablaba de la pérdida de la inocencia y de esos amigos que se quedan en el camino con el paso del tiempo. Si a todo ello le añadimos unos arreglos de cuerda que corrieron a cargo de John Paul Jones y un meditabundo acompañamiento de oboe, el resultado es esta preciosidad titulada “Nightswimming”. Lo dicho, muchas veces lo sencillo se convierte en grande.
Tras este recorrido tan dramático, llega el momento de cerrar el álbum y para ello, como no podía ser de otra manera, ponen el punto y final con una nueva canción que redunda en el tema de la muerte. Si el final de la vida siempre acaba con la muerte, el final de un trabajo inspirado en ella tiene que acabar a la fuerza con una especie de epílogo vital, como una especie de testamento en forma de música.
No sé si es por casualidad o si es premeditado, pero de alguna manera con el tema que cierra el álbum parecen mandar un mensaje de esperanza. Que conste que es una interpretación mía, pero ésa es la sensación que me queda. Porque si bien es cierto que esta composición habla de la muerte lo hace de una manera delicada, casi optimista, como si de una religión se tratase, aunque ése no fuera su objetivo, claro está.
Para ello, utilizan una melodía acústica con un ritmo sumamente dulce como si quisieran indicar precisamente eso, que el camino hacia el fin de la vida se realizara de una manera pacífica y pausada. De lo que no cabe ninguna duda es de que “Find the River” es una canción que encaja a la perfección como el final de un recorrido musical a lo largo de nuestra existencia.
Así termina ese magistral disco que es “Automatic for the People”. Muchos podrán pensar que ese pesimismo y ese ambiente trágico que lo rodea está fuera de lugar, pero hemos de pensar que la carrera de REM está repleta de composiciones que poseen este halo oscuro. Además, podríamos considerarlo como una especie de despedida en sentido metafórico porque ese ritmo pausado y acústico que impregna todo el disco sería eliminato totalmente en “Monster”, su siguiente trabajo, en el que se mostraron más eléctricos y contundentes que nunca.
Además, hemos de situarnos en el contexto musical de la época. El grunge se encontraba en su máximo apogeo y un disco como el suyo, con un sonido acústico bastante marcado contrarrestaba la intensidad y la potencia del estilo surgido desde Seattle. Lo curioso del caso es que Kurt Cobain y Michael Stipe eran muy buenos amigos y ambos admiraban el trabajo del otro. Es lo que pasa cuando el talento se te cae por todos los lados, es lo que pasa cuando se publican discos tan grandes como “Automatic for the People”.
LISTA DE LOS AÑOS 80
Llega el momento de seguir con el recorrido semanal a través de las listas de otras épocas y lo hacemos situándonos en el 19 de febrero de 1989 y comprobar que la lista que se estrenaba ese día contaba con dos nuevas entradas que tenían el denominador común de proceder de dos grupos que lograron bastante éxito en aquellas fechas pero que no serían capaces de repetir resultados. No son dos casos flagrantes de “one hit wonder” pero se le acercan mucho. Vayamos con la primera de ellas.
La historia del dúo que abre el repaso a la lista correspondiente a la década de los 80 es bastante peculiar. Se trata de un matrimonio con una amplio recorrido profesional y un montón de éxitos cosechados en los Estados Unidos que sin embargo en Europa no ha calado tan profundamente a excepción precisamente del álbum en el que se incluía la canción que viene a continuación.
Se hacían llamar Womack & Womack y estaba formado por Cecil Womack, un cantante y compositor hijo de Bobby Womack, y su esposa Linda Cooke, hija del mítico Sam Cooke. Con estos antecedentes podría decirse que de casta le vendría al galgo y lo cierto es que estaban predestinados a acabar juntos tanto profesional como sentimentalmente, aunque tardarían un tiempo en darse cuenta.
Y es que a pesar de que ambos vivían muy cerca y de que entablaron desde niños una buena relación, sus vidas irían transcurriendo paralelamente durante muchos años. Cecil compondría alguna canción para Linda pero no sería hasta el año 1977 cuando contraerían matrimonio tras separarse él de su primera esposa. A partir de ese instante comenzaron a componer y a cantar juntos dando cuerpo a ese proyecto llamado “Womack & Womack”.
En su país natal alcanzarían cierta popularidad y lograrían algún que otro éxito relevante, pero en el Viejo Continente no contaban con el beneplácito del público. Sin embargo, las cosas cambiaron en el año 1988 cuando publicaron el álbum “Conscience” en el que se incluía una canción que conquistó totalmente al público del Reino Unido y de ahí al del resto de Europa. Una canción con ritmo titulada “Teardrops” con la que se pondrían en órbita también en nuestro país, dándose a conocer y convirtiéndose en uno de los dúos más populares durante algún tiempo. Con esta composición permanecieron en nuestra lista durante 31 semanas para alcanzar el top 11.
Con el paso del tiempo se han convertido en un grupo bastante peculiar. En el año 1999 viajaron a Nigeria y descubrieron que tenían raíces ancestrales en aquellas tierras. Adoptaron el nombre africano de “Zekkariya” y cambiaron sus nombres de pila por Zek y Zeriiya. Poco al poco irían entrando nuevos miembros en el grupo todos con vínculos familiares y en la actualidad además de ellos dos forman parte del mismo sus cinco hijos. Todo este exotismo no se ha visto traducido en éxito comercial y desde hace algunos años sus discos ni tan siquiera son publicados en Europa.
La segunda entrada que se producía en la lista que se estrenaba aquel 19 de febrero de 1989 llegaba de la mano de un grupo que irrumpió como un ciclón en 1988 con la publicación de su primer álbum, del que se publicarían tres sencillos a cual más exitoso, pero que de manera fulminante desaparecerían de la circulación ya que el carisma y el físico de su vocalista femenina llamarían la atención del mundo de la moda y del cine y su carrera musical se vería aparcada totalmente.
El grupo lo formaría en el año 1983 Jamie Kensit que reclutaría para la causa a su hermana Patsy, que en aquel momento solamente contaba con 16 años de edad. El protagonismo de la muchacha fue creciendo con el paso del tiempo hasta el punto de ser ella la que componía la mayoría de las canciones además de ser la vocalista del grupo. Su físico llamaba poderosamente la atención y poco a poco fueron adquiriendo cierta popularidad en su Inglaterra natal.
En el año 1988 publicaban el que a la postre iba a ser su único álbum, bajo el título de “Fearless”, con el que lograrían muy buenos resultados comerciales gracias en gran medida a la participación en tareas de producción del dúo Pet Shop Boys en alguna de las canciones que lo conformaban. Entre las más destacadas se encontraba la que colocaban en lista aquella semana.
Se trata de “Baby Baby”, un tema bailable a ritmo de sintetizadores que nos acompañaría en lista durante 40 semanas para alcanzar el top 4.
A partir de ese instante, Patsy se centraría en exclusiva en el mundo de la moda y el cine, aunque seguiría vinculada al de la música gracias a sus continuos matrimonios con artistas bastante conocidos. Dan Donovan de Big Audio Dynamite, Jim Kerr de Simple Minds, Liam Gallager de Oasis y el DJ Jeremy Healy han sido los afortunados.
LISTA DE LOS AÑOS 90
Nos situamos a continuación en el 21 de febrero de 1999 para disfrutar de la canción que pasaba a formar parte de la familia graminoleña aquel día. La única entrada en lista nos llelgaba desde el norte de España de la mano de un grupo que acababa de publicar su primer álbum y que se había convertido en uno de los acontecimientos del año 1998 en el panorama músical de nuestro país. Estoy hablando de La Oreja de Van Gogh.
Con “Dile al Sol” se habían presentado en sociedad y cada uno de los sencillos que de este álbum iban publicando se convertía de inmediato en un grandísimo éxito. El tercero de ellos no iba a ser una excepción. Se trata de una preciosa balada con la que demostraban que cuando querían eran capaces de cuidar mucho sus letras y darle un toque romántico a sus composiciones.
La canción en cuestión es “Cuéntame al Oído”, una balada en la que la protagonista le pide a su amiga que le cuente las sensaciones que ha experimentado al besar al hombre que ama a lo que esta contesta cosas tales como “El cielo acostado / detuvo el tiempo en el beso / y ese beso a mí en el tiempo”. En nuestra lista permanecería durante 26 semanas para alcanzar el top 14.
LISTA DEL NUEVO MILENIO
Dos son las canciones con las que vamos a finalizar el repaso a las listas graminoleñas de otras épocas, ya que dos son las canciones que entraban en nuestra lista el 15 de febrero de 2009. Así pues vamos con música del nuevo milenio en estado puro.
Para empezar viajamos hasta Noruega para recordar una canción que triunfó a lo grande en aquella época de la mano de un dúo de presentadores televisivos de este país que llevaban ya diez años juntos haciendo música pero cuya trascendencia se había circunscrito únicamente a tierras nórdicas. Gracias a una peculiar versión de un tema del año 1967 lograría traspasar la barrera noruega y alcanzar bastante popularidad en toda Europa.
Tshawe Baqwa y Yosef Wolde-Mariam son dos populares presentadores televisivos noruegos de ascendencia africana que decidieron dar el salto al mundo de la música bajo el nombre de Madcon. En Noruega cuentan con el cariño del público y musicalmente hablando sus discos siempre se han vendido bastante bien por allí. Sin embargo, fuera de Europa su trascendencia ha sido prácticamente nula, algo que cambiaría en el año 2008 cuando realizaron una versión de un clásico de los años 60 a ritmo de eurodance y hip-hop.
La canción elegida sería “Beggin’” un tema compuesto por Bob Gaudio para su grupo The Four Seasons, del que recientemente hemos disfrutado en la sección de “Los Pioneros”, que en el año 1967 se convirtió en uno de los temas más destacados de aquella época y que debidamente transformada su letra y adaptado su ritmo a tiempos modernos daría a conocer internacionalmente al dúo Madcon. Una versión que viene acompañada de un videoclip muy en la línea de las películas de James Bond y que permanecería con nostros durante 32 semanas para alcanzar el top 10.
La segunda entrada que se producía aquella semana nos llegaba desde Estados Unidos, porque allí es donde reside una artista nacida en Barbados que pasa por ser una de las auténticas estrellas del panorama musical internacional de actualidad. Por aquel entonces ya llevaba varios años en circulación y había publicado con anterioridad dos discos, pero sería con el tercero con el que daría el salto definitivo al estrellato. Estoy hablando de Rihanna.
El álbum que la consagró definitivamente fue publicado en el año 2007 bajo el título de “Good Girl Gone Bad” y como el éxito que con él cosechó fue tan rotundo se estiró el chiclé hasta la saciedad con la publicación a finales de 2008 de una nueva versión extendida del disco, incluyendo una serie de temas extras que llevaría el título de “Girl Gone Bad: Reloaded”. Esta artimaña de márketing es bastante habitual en la industria discográfica de nuestros días. Es lo que hay.
Entre las canciones nuevas que se incluían en este disco se encontraba una que había sido compuesta por Chris Brown con la intención inicial de ser interpretada por él mismo e incluida en su nuevo disco que estaba a punto de ser publicado. Sin embargo, una vez la tuvo terminada se dio cuenta de que encajaba mejor para ser interpretada por una voz femenina y su composición terminaría en las manos de Rihanna.
Se trata de “Disturbia”, uno de los grandes clásicos de su carrera, con el que cosecharía muy buenos resultados en todo el mundo, no siendo una excepción nuestra lista graminoleña donde permanecería durante 27 semanas para alcanzar el puesto 13 como mejor registro.
COMPARTE QUE ALGO QUEDA
Entramos ya en la recta final de la revista de esta semana y nos adentramos en el siempre atractivo terreno de las colaboraciones, siempre y cuando no sean las que vosotros sabéis. Hoy tenemos tres nuevos duetos que llevarnos a los oídos y ya os advierto que son tres canciones espectaculares.
DAVE STEWART & BARBARA GASKIN / IT’S MY PARTY
Como ya hemos visto antes en esta misma sección, en algunas ocasiones lo que en un principio nace como una colaboración esporádica y temporal termina convirtiéndose en un nuevo proyecto. Uno de los casos más extremos de esta situación lo protagonizan los dos artistas que abren la sección de duetos esta semana quienes en el año 1981 grabaron una versión de un clásico de los 60 sin mayores pretensiones, esto dio lugar a la grabación de un álbum y después vendría otros seis trabajos más juntos. Eso sí que es colaborar.
La protagonista femenina de este dúo es Barbara Gaskin, una cantante británica que inició su carrera musical como vocalista del grupo de folk Spirogyra, en el que permaneció durante seis años hasta su disolución en el año 1974. Después de esto viajó hasta Japón donde permaneció durante una muy larga temporada alejada de los focos mediáticos y empapándose de la cultura de ese país, trabajando como profesora de inglés y quitándose el gusanillo de la música ofreciendo algunas actuaciones en locales de aforo reducido.
En el año 1981 regresa a su país y conoce al teclista Dave Stewart que había militado en bandas como Egg, Hatfield & North o Bruford, entre otras. Por cierto, no hay que confudir a este caballero con el miembro de Eurythmics del mismo nombre, son dos personas distintas. A ambos se les ocurriría grabar una canción juntos y la sorpresa sería que con ella alcanzarían un éxito tremendo en toda Europa lo que les animaría a iniciar una trayectoria juntos que como ya os digo ha traído consigo la publicación de hasta siete álbumes.
Se trata del clásico de los 60 “It’s my Party” que triunfara a lo grande en las voces de Helen Shapiro o Lesley Gore. Una canción muy adecuada para los guateques que se celebraban en aquellos tiempos y que habla de una chica que sufre una tremenda desilusión en su fiesta de cumpleaños cuando comprueba que su novio la engaña con otra. Muy recurrente todo.
La versión que ellos grabaron tendría un toque más modernista y se adentraría de lleno en el sonido tecno que triunfaba en aquella época, demostrando de alguna manera que en esto de las colaboraciones todo es empezar. Por cierto, en el videoclip podemos comprobar la ambientación japonesa motivada por la estancia de Barbara en tierras niponas.
Como simple curiosidad os comentaré que la letra de esta canción decía “Es mi fiesta y lloro porque quiero”, una frase que en la década de los 60 se hizo muy popular para exteriorizar un estado de ánimo decaído.
SEETHER & AMY LEE / BROKEN
En muchas ocasiones las colaboraciones entre artistas se han producido porque sus protagonistas han entablado una relación sentimental, lo que les lleva a compartir sus vidas también de forma profesional. La que viene a continuación es un claro ejemplo aunque, todo hay que decirlo, esa relación duró apenas dos años, pero daría tiempo para que nos regalaran una espectacular canción.
Desde Sudáfrica llegaba una banda denominada Seether, cuyo vocalista, fundador y líder indiscutible es Shaun Morgan, quien en el año 2003 iniciaba una relación sentimental con una de las mujeres más cautivadoras del rock de nuestros tiempos como es Amy Lee, la vocalista de esa grandísima banda que son Evanescence. Como se suele decir, una cosa llevó a la otra y tan sólo un año después nos regalarían una canción juntos aprovechando el estreno de una nueva película de la factoria “Marvel”.
En el año 2004 se estrenaba la película “The Punisher” y se incluiría dentro de su banda sonora, como tema principal, una canción interpretada por Amy junto al grupo de su por aquel entonces novio titulada Broken, en la que ambos lo darían todo pero, como siempre, la magia, la voz y el encanto de Amy cobrarían todavía más protagonismo. Y es que si algo tiene la cantante estadounidense es que es capaz de eclipsar todo lo que se pone a su alrededor. Si lo hizo con Ben Moody en Evanescence, como no iba a lograrlo con los chicos de Seether.
Como os comentaba antes, la relación sentimental entre Shaun y Amy duró muy poco tiempo ya que ella puso fin a su noviazgo debido a la adicción a las drogas del sudafricano. Desde entonces ambos han escrito algunas canciones para sus respectivos grupos con continuas alusiones a sus sentimientos, pero el acercamiento definitivo no ha llegado a producirse … de momento.
IGGY POP & KATE PIERSON / CANDY
La última colaboración de esta semana es un auténtico lujo y nos llega de la mano de dos artistas antagónicos en cuanto a estilos y forma de entender la música, eso por no hablar de sus distintas formas de manejarse sobre un escenario, lo que viene a demostrar una vez más que cuando hay talento y dos de los grandes unen sus fuerzas no hay barreras que puedan impedir que surjan grandes canciones.
Seguimos con la fórmula chico-chica pero en esta ocasión lo hacemos con dos auténticas glorias de la historia de la música. El protagonista masculino es James Newell Osterberg, que dicho así no os sonará de nada, pero si os cuento que se trata de Iggy Pop la cosa cambia radicalmente. El “Padrino del Punk” uniría sus fuerzas en el año 1990 con una de las divas de la música de los 70 cuya imagen es icónica. Se trata de Kate Pierson, una de las dos componentes femeninas de esa original banda llamada The B-52’s. Muchos pensarán que semejante mezcla no encaja demasiado bien, pero lo cierto es que nos ofrecieron una colaboración espectacular.
El que fuera líder de ese enloquecido grupo que fueron The Stooges publicaba ese año un álbum titulado “Brick By Brick” en el que mostraba su versatilidad habitual sumergiéndose en las más suaves aguas del pop, dejando a un lado sus épocas más estridentes. Dentro de ese álbum se incluía un tema interpretado junto a Pierson que permitía a la cantante demostrarnos una vez más que su voz es inconfundible y difícil de emular.
El resultado de esta colaboración sería “Candy”, una de las canciones con las que Iggy Pop ha obtenido mejores resultados comerciales, lo que no quiere decir que sea la mejor de su carrera ni mucho menos, pero que demuestra que cuando un artista de los grandes se adentra en territorios que no son los suyos también es capaz de dejarnos grandes momentos. Dicho lo cual he de reconoceros que me encanta esta canción con la que cerramos por hoy la sección dedicada a esos duetos tan especiales que nos ha ido dejando la historia de la música.
LA ÚLTIMA DE LA GRAMINOLA
Nos despedimos por esta semana con una contraportada que nos trae las tres últimas grandes canciones del número de hoy. Sé que me váis a decir que soy un poco cansino, pero es que el lema que encajaría a la perfección con estas tres composicione sería el de “los 80 al poder”. Seguro que al final me lo agradeceréis.
EFEMÉRIDE
Este señor tan serio de aquí al lado es el bajista de The Stranglers y hoy es su cumpleaños. Para celebrarlo debidamente recordamos algunas cosas de su carrera y disfrutaremos de uno de los temás más representativos de su grupo de toda la vida.
El momento del recuerdo nos llega esta semana con motivo de la celebración del 67 aniversario del nacimiento de Jean-Jacques Burnel, un virtuoso del bajo que ha militado durante toda su carrera en uno de esos grupos que ha pasado por distintas etapas a lo largo de su carrera dejándonos grandes momentos en cada una de ellas como son The Stranglers.
Este grupo se formó en el año 1974 y en sus primeros tiempos mostró un sonido agresivo y contundente bebiendo en las aguas del punk-rock en gran medida gracias a la manera de tocar el bajo de Burnel que de alguna manera marcó tendencia durante los primeros años de carrera de The Stranglers influyendo en otros bajistas de la época.
Con el paso de los años su sonido se fue dulcificando y convirtiéndose en más elegante sin que sus seguidores renegasen de ellos y logrando llegar a cada vez más público. Comercialmente hablando nunca fueron unos superventas pero en mi modesta opinión durante toda la década de los 80 fueron uno de los grupos más interesantes de aquella época. De alguna manera se salían de lo habitual ya que todos sus miembros tenían formación académica y a pesar de moverse en los primeros tiempos en el terreno del punk eran capaces de escribir letras bastante cuidadas y con veladas críticas sociales y políticas.
Para celebrar el cumpleaños de Burnel quiero centrarme en su época más ligada a la new-wave con una canción que publicaron en el año 1986 y que se incluía en su álbum “Dreamtime”. Un tema que a mí particularmente me encanta y que muestra la elegancia con la que sabían manejarse en aquella época. Su título: “Always the Sun”.
LA EDAD DE ORO DE LA MÚSICA ESPAÑOLA
Hoy recordamos una banda que triunfó durante un corto periodo de tiempo allá por los 80. Se hacían llamar Aerolíneas Federales y nos dejaron algún que otro himno.
La música española de la contraportada de esta semana nos llega desde Vigo, de la mano de una peculiar banda con un recorrido no demasiado largo, con una continua entrada y salida de componentes y algunos bandazos en cuanto a estilo se refiere, pero que nos dejó algunas canciones de ésas que identificamos de inmediato nada más escuchar sus primeras notas. Estoy hablando de Aerolíneas Federales.
Este grupo fue fundado en el año 1981 por Miguel Costas como un proyecto paralelo a Siniestro Total grupo en el que formaba en aquel momento. Sus compañeros de aventura sería Juan Dotras “Flechi” y Silvino Díaz y en un primer momento se movieron en el terreno del punk con una puesta en escena muy parecida al del grupo de procedencia de Costas.
Tras publicar algunos sencillos moviéndose en ese terreno, coincidiendo con la marcha del grupo de “Flechi”, llegaría el momento definitivo para ellos con la entrada de dos chicas que le iban a dar el impulso definitivo a su carrera. Ellas eran Rosa Costas, hermana de Miguel, y Coral Alonso y lo que en un primer momento iba a ser un simple acompañamiento por parte de las dos se iría transformando de tal modo que serían ellas las que llevarían la voz cantante principal, firmando de esta manear las canciones más representativas de la banda.
En el momento en el que aparecieron por el grupo las chicas, su sonido se tornó hacía el pop español de los 80 y nos ofrecieron canciones como “No Me Beses En Los Labios”, su éxito más significativo y con el que recordamos hoy aquellos maravillosos tiempos en lo que a la música se refiere.
El grupo no tendría demasiado recorrido porque las entradas y salidas de sus miembros fueron continuas y el bueno de Miguel Costas terminó cansándose ya que no podía compatibilizar debidamente este proyecto con el de Siniestro Total y porque los derroteros en cuanto a estilo que habían tomado no le gustaban lo más mínimo.
NOVEDAD
Los Nikis nos han sorprendido a todos con la publicación de un EP con cuatro nuevas canciones y bien que lo celebramos. Por sorprender sorprenden hasta con la portada que no da la más mínima pista.
La época de la movida fue muy productiva y ofreció una cantidad inmensa de grupos que se desenvolvían en estilos muy distintos. Alguno de ellos recibieron de inmediato la etiqueta de “gamberros” ya que las letras de sus canciones eran verdaderamente ácidas y su puesta en escena cuando actuaban en directo eran muy intensas y atrevidas. Uno de los abanderados de esta manera de manejarse eran Los Nikis que vuelven a estar de actualidad con un regreso que realmente no lo es, algo que hay que explicar detenidamente, pero viniendo de ellos no nos debe de extrañar lo más mínimo esta contradicción.
Acaban de publicar un EP con cuatro canciones para demostrarle a todo el mundo que están vivos y que sigue corriendo por sus venas esa rebeldía que irradiaban en su mejor época, pero del mismo modo avisan de que esta reunión no va a tener continuidad ni para realizar una gira en plan revival como muchas viejas glorias de nuestro pop están llevando a cabo desde hace algún tiempo, ni para grabar un nuevo larga duración que vuelva a ponerles en circulación.
Su propósito es simplemente matar el gusanillo y darse el gustazo de volver a gamberrear juntos grabando cuatro canciones totalmente nuevas. Eso sí, para no decepcionar a nadie, el título de este EP lleva al equívoco ya que lo han nombrado como “Menos de lo Mismo, volumen 1”, dando a entender que porqué no puede haber próximamente un número 2. Que no se engañe nadie, es su manera de demostrar que en cuanto a gamberradas y tomaduras de pelo siguen muy en forma.
Escuchándoles se nota desde el primer momento que tampoco han perdido su esencia a la hora de componer e interpretar sus canciones. Nos encontramos con unos “Nikis” en estado puro, con sus guitarras sonando con la intensidad de siempre y un sonido que si cerramos los ojos nos transporta de inmediato a su época de mayor esplendor dando la impresión de que el tiempo se ha detenido. La muestra más evidente de este maravilloso estado de forma es “Me Confunden con un Hipster”, la canción más representativa de esta pequeña entrega que nos deja con sabor a poco.
En sus tiempos eran conocidos como “Los Ramones de Algete” y lo que puede sonar como una especie de mofa se ha terminado transformando en una auténtica realidad porque, salvando las distancias, la música que ofrecían y su comportamiento en el escenario recordaba totalmente a esa gran banda. Con solamente escuchar estas cuatro nuevas canciones me han venido a la memoria tiempos mejores en los que canciones como “El Imperio Cotraataca” o “La Naranja ya no es Mecánica” sonaban a todas horas en las emisoras de radio.
Por hoy esto es todo. Os espero en siete días con más música.
Hasta entonces, Graminoleños
JUAN JOSÉ GOMARIZ