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Ya sabéis que la base de la revista es dar un pequeño repaso con las novedades que presentaban las listas de éxitos que he ido confeccionando desde hace cincuenta años. Cada nuevo número empezamos por la lista actual de cada semana y a continuación seguimos viajando hasta las listas de hace 50, 40, 30, 20 y 10 años. Todos los éxitos de la música desde el año 1967 irán apareciendo por aquí.
Junto a las listas distintas secciones a cada cual más recomendable. En “Los Pioneros” rememoramos la música y los artistas que inspiraron a todos los que vinieron después. Nuestro póster, a doble página en el centro desmenuza cada semana un disco que fue, es y será muy grande. En la sección “Comparte Que Algo Queda” disfrutamos de duetos de los de verdad, de grandes momentos compartidos de la múisca. Por último, la contraportada es el auténtico colofón con noticias de actualidad, efemérides y música española.
Echándole un vistazo a la portada de cada día os podéis hacer una idea del contenido de la revista. Junto a cada fotografía hay un texto que contiene un link que te lleva directamente a la página en cuestión, pero yo os recomiendo ir por orden, ir leyendo desde el principio al final porque la música lo merece. Y recordad que siempre estaré abierto a cualquier crítica, consejo, sugerencia o petición que vosotros, Graminoleños, me hagáis.
NUESTRA PORTADA
LA LISTA DE LA GRAMINOLA
La lista graminoleña de actualidad de esta semana cuenta con una sola entrada cuyo protagonista es uno de los participantes en la segunda edicicón de “Operación Triunfo” que ya pasó por aquí hace apenas siete días cuando dimos el repaso a las listas graminoleñas de otros tiempos. Hoy repite con uno de los sencillos extraidos de su último larga duración que ya está empezando a batir records de ventas y eso que el listón lo había colocado muy alto con su anterior trabajo. Estoy hablando de Manuel Carrasco.
Acaba de publicar “La Cruz del Mapa”, un álbum con el que está siguiendo la senda del tremendo éxito cosechado con “Bailar el Viento”, confirmando que ya es uno de los grandes artistas del panorama musical español, por lo menos a lo que ventas se refiere, sin olvidar la tremenda aceptación que tiene entre el público en sus giras. Un disco con unos parámetros idénticos al anterior siguiendo aquello de “si algo funciona para qué cambiarlo”.
El tema que colocaba en nuestra lista de actualidad el pasado 17 de marzo lleva el título de “Déjame Ser” y podríamos decir que es más de lo mismo. Y es que ya sabéis lo que pienso sobre esta serie de solistas románticos de la actualidad, cortados todos por el mismo patrón y con una música que podrían intercambiarse entre ellos sin ningún problema. Es lo que hay y no es reguetón, algo es algo.
LOS PIONEROS
A lo largo de la historia de la música han aparecido grupos de todo tipo, como nos podemos imaginar. Algunos de ellos han sido bastante peculiares por todo lo que les ha rodeado y el que protagoniza la sección de “Los Pioneros” de esta semana encaja a la perfección en esta descripción. Una grandísima banda, supongo que desconocida para muchos, sobre todo para los más jóvenes, pero que a finales de los 60 y principios de los 70 dejó su impronta ofreciéndonos unos momentos inolvidables.
Se trata de Blood, Sweat & Tears una banda que contó con un sinfín de integrantes a lo largo de su corto recorrido y que fue capaz de llamar la atención del público gracias a la fusión, originalidad y versatilidad que fueron capaces de ofrecer con su música, dejando algunas versiones de clásicos de la época que emocionaban cada vez que las interpretaban. Una grandísima banda que terminaría devorándose a sí misma de una manera muy rápida.
Así pues, vamos a disfrutar de tres de sus canciones más representativas en las que muestran la tremenda calidad que ofrecían y que durante algunos años les convirtieron en una da las mejores bandas de finales de los 60.
YOU’VE MADE ME SO VERY HAPPY
La primera peculiaridad de este grupo es que fue a conseguir el éxito precisamente en el momento en el que su fundador y responsable de su existencia, un artista con un tremendo talento para componer como era Al Kooper, abandonaba la banda tras haber publicado con ella solamente un disco. La impresión que quedaría es que él era el que de algún modo impedía que el resto de los miembros del grupo desarrollaran todo sus potencial, afirmación que me parece un tanto exagerada, pero lo cierto es que sin él Blood, Sweat & Tears explotaron a lo grande con la publicación de su segundo álbum.
En los primeros momentos de su carrera, el propio Kooper fue el encargado de realizar las funciones de vocalista principal, siendo lo más habitual que versionaran a su manera temas de otros artistas de la época. Una de las canciones elegidas para ello era uno de los temas de Brenda Holloway, una de las artistas pertenecientes al mítico sello “Tamla-Motown” del no menos mítico Berry Gordy.
El resultado final de esta versión no fue del gusto de los miembros del grupo y finalmente fue descartada su inclusión en su álbum de debut. La explicación oficial era que al tratarse de una canción de la factoria de Gordy y haber intentado ellos darle un toque de jazz, terreno en el que se manejaban a la perfección, era bastante complicado obtener resultados satisfactorios. Sin embargo, la realidad era bastante distinta y es que la forma de cantar de Kooper no acababa de llenar al resto de sus compañeros de viaje, algo que terminaría siendo fundamental para el futuro de la banda.
Un año después, en 1969, con Kooper ya fuera del grupo y la presencia como nuevo vocalista de David Clayton-Thomas, volverían a grabarla obteniendo entonces unos resultados excepcionales que les llevarían a incluirla como canción destacada dentro de su segundo álbum. La magnífica puesta en escena y la voz del nuevo cantante iban a proporcionarles un tremendo éxito, el primero de su carrera.
La canción en cuestión es “You’ve Made Me Very Happy” y en ella nos encontramos con la descomunal voz de Clayton-Thomas dándolo todo, arropado por un auténtico festival de sonidos apabullantes gracias a impresionante interpretación de la sección de metal y un toque de jazz que no tenía el original, mejorándolo notablemente. Una grandísima canción obra de una magnífica banda.
AND WHEN I’M DIE
Es curioso que la estancia de Kooper en la banda fuera tan corta cuando él era el que formó el grupo inicialmente, pero lo cierto es que decidió tirar la toalla porque no aguantaba los continuos comentarios y críticas del resto de los miembros del grupo acerca de su forma de cantar. Prácticamente por unanimidad todos pensaban que debía centrarse en sus labores de composición y guitarrista dando paso a un nuevo vocalista. La situación finalmente acabaría con su salida del grupo de manera definitiva, algo que sería fundamental para la evolución del mismo y su transoformación en una de las bandas más importantes y prestigiosas de finales de los 60.
Sería entonces cuando la figura de una joven cantante y compositora llamada Laura Nyro iba a convertirse en fundamental para solventar este problema y, además, para proporcionarles otro grandísimo éxito. Ella iba a ser quien por casualidad escuchara un día a David Clayton-Thomas cantar en un club nocturno y de manera inmediata les comunicó a los chicos de Blood, Sweat & Tears que debían escucharle a sabiendas que estaban a la caza y captura de un nuevo vocalista.
Con él al mando darían el salto de calidad que necesitaban y además iban a ofrecernos un momento brillante gracias a una de las composiciones de Nyro que de algún modo había empezado a colaborar con ellos. La compositora se percató de inmediato que una de sus canciones más conocidas encajaba a la perfección con la voz del nuevo vocalista y con el sonido que el grupo estaba empezando a ofrecer de cara a publicar su segundo álbum, un estilo que sin abandonar su esencia de jazz-rock de siempre, se había dulcificado un tanto con algún que otro toque de folk y pop para poder llegar a un público más amplio.
La canción en cuestión había sido compuesta dos años atrás con el objeto de ser interpretada por la propia Nyro, aunque finalmente sería el trío Peter, Paul & Mary quienes la grabarían y la publicarían como sencillo, obteniendo unos resultados de ventas simplemente aceptables. Su autora la arregló convenientemente para que encajara con la voz de Clayton-Thomas y daría como resultado una genialidad titulada “And When I Die”, una joya musical que a mí personalmente me encanta y que es capaz de hablar de la muerte pero dándole un sentido casi optimista. Grandísima canción, gran interpretación.
HI DE HO
A partir de este momento llegaría su encumbramiento definitivo, convirtiéndose en una de las bandas de mayor prestigio en los Estados Unidos, algo que se haría extensible a Europa aunque con una gira que no estaría exenta de polémica y que de alguna manera terminaría pasándoles una gran factura, algo que os cuento a continuación.
El caché adquirido les daría la oportunidad de ser cabeza de cartel en el mítico festival de Woodstock lo que acabó por ponerles la vitola de banda de referencia de la época. Triunfar en ese evento era sinónimo de prestigio y reconocimiento y ellos lo habían conseguido. Sin embargo, una maniobra mal medida que realizaron para expandir su éxito por Europa les iba a costar demasiado caro.
En aquellos tiempos, recordemos que era la época de la Guerra de Vietnam o el movimiento hippie defendiendo la paz y el amor, cualquier posicionamiento en contra del Gobierno y sus políticas estaba bien visto por la juventud norteamericana, motivo por el cual la mayoría de los artistas punteros de aquel entonces se mostraban críticos con los mandatarios de su país. Sin embargo, Blood, Sweat & Tears iban a hacer lo contrario, algo que no comprendería ni siquiera su sello discográfico que intentó por todos los medios convencerles de su equivocación aunque sin éxito porque la decisión ya estaba tomada.
El Gobierno de los Estados Unidos les propuso llevar a cabo una gira por los países del Este de Europa en pleno apogeo de la Guerra Fría, con una importante subvención y la promesa de unas considerables ganancias económicas. Ellos aceptaron el ofrecimiento y si bien les serviría para abrirse de par en par el mercado europeo, también les pasaría factura en su propio país donde su imagen quedaría bastante deteriorada entre esos jóvenes que hasta ese instante bebían los vientos por ellos.
Llegaría entonces un nuevo disco en el que dejarían de lado las versiones de grandes temas de otros artistas para centrarse en composiciones propias y aunque siguieron mostrando un grandísimo talento, sus ventas se verían mermadas. Empezaba el declive y no supieron verlo.
Entre las canciones destacadas de este nuevo álbum se encuentra una composición de Carole King que se la cedería para que la convirtieran en otra auténtica joya. Un tema titulado “Hi De Ho”, en el que la voz de Clayton-Thomas suena más meditabunda que nunca acompañado de una espectacular sección de metal.
A partir de ese momento su popularidad iría decreciendo paulatinamente. Su posicionamiento cercano al Gobierno se fue haciendo cada vez más evidente ya que no fueron capaces de hacer ningún tipo de autocrítica. La fama se les había subido a la cabeza y llegaron a pensar que estaban por encima del bien y del mal y que simplemente con su talento iban a logar que sus seguidores no miraran más allá y no se bajaran del barco.
La realidad sería muy distinta. Las entradas y salidas de miembros del grupo sería una constante a partir de ese instante y aunque publicarían algún disco más y seguirían ofreciendo unos actuaciones en vivo impecables, el éxito iría descendiendo paulatinamente hasta que a principios de los años 70 terminaría su andadura. Un grupo excepcional que cuando estuvo en la cumbre no supo tener las miras adecuadas y acabaría despeñándose casi a la misma velocidad con la que llegó a la cima. Afortunadamente, mientras tanto nos dejaron momentos verdaderamente mágicos como los tres que acabaomos de disfrutar.
LISTA DE LOS AÑOS 60
Nos preparamos ya para iniciar el repaso a las listas graminoleñas de otros tiempos comenzando como de costumbre con la que nos ofrece música de la década de los 60. Nos situamos pues en el 17 de marzo de 1969 para recordar una canción procedente de Italia que se convirtió en la única entrada que registraba la lista que estrenábamos ese día, todo un clásico de la música transalpina de la época.
Por aquel entonces existían una serie de festivales en los que solían participar grandes figuras de la música. Salir ganador de alguno de esos prestigiosos concursos era sinónimo de éxito a nivel internacional garantizado y entre los más destacadados se encontraba el “Festival de San Remo”. Pues bien, el artista que protagoniza esta única nueva entrada se convirtió en un auténtico adicto a participar en este evento ya que lo hizo hasta en once ocasiones, saliendo ganador en dos de ellas, una de las cuales lo conseguiría precisamente con el tema que viene a continuación. Estoy hablando de Bobby Solo.
Se trata de un cantante que era conocido en su país como “El Elvis Presley Italiano” habida cuenta de su imagen, muy similar al del Rey del Rock, y a un tono y una forma de cantar que recordaban, en la distancia eso sí, a los suyos. No es que fuera un imitador pero se aproximaba bastante.
Como ya os digo, en el año 1969 ganaba el “Festival de San Remo” con “Zingara”, uno de los mayores éxitos de su carrera, canción con la que triunfaría a lo grande en Italia, haciéndolo extensivo a nuestro país. En lista permanecería durante 11 semanas para alcanzar el top 27. Para que nos hagamos una idea de lo que lograría en el país transalpino os diré que se llegaría a rodar una película del mismo nombre protagonizaa por el propio Bobby Solo.
Os contaré una anécdota sobre el italiano. En su primera participación en el año 1964 en el “Festival de San Remo” con otra de sus grandes canciones, “Una Lacrima Sul Viso” fue protagonista de un sonado escándalo. Cuanto tuvo que subir al escenario a interpretar este tema se había quedado sin voz por lo que lo hizo en playback, algo que terminó trascendiendo y no gustándole en absoluto al público. A partir de ese instante las normas del festival cambiaron radicalmente para evitar que situaciones como éstas pudieran repetirse.
LISTA DE LOS AÑOS 70
Viajamos en el tiempo los diez años de rigor y nos situamos a continuación en el 17 de marzo de 1979. Ese día estrenábamos lista que contaba con dos nuevas entradas, ambas con el denominador común de venir acompañadas de un romanticismo y una sensibilidad muy especiales. Dos grandes baladas que son parte de la historia de la música en nuestro país y que pasamos a disfrutar de inmediato.
Hay canciones que cuando escuchamos su letra quedamos atrapados de inmediato por su encanto, pero muchas veces resulta que lo que realmente está contando es una historia mucho más humana de lo que pensamos. Son canciones que se basan en personas reales, personas que existen de verdad y que por ello su atractivo crece de manera más que notable. La primera entrada de la semana que estamos analizando en este momento es un claro ejemplo de esta situación.
Víctor Manuel se encontraba por aquel entonces en un momento creativo espectacular. Con la llegada de la democracia había aparcado sus problemas políticos de antaño y estaba mostrando todo ese talento creativo que siempre había tenido como cantautor. Por casualidad, tuvo conocimiento de una tierna historia de amor entre dos personajes muy peculiares que le llamó poderosamente la atención. Se documentó al respecto convenientemente, conoció en persona a los protagonistas y nos regaló una de las mejores canciones de su carrera.
Los protagonistas de esta historia son Mari Luz y Antonio, dos personas con discapacidad intelectual que en aquel momento estaban acogidos por la “Fundación Promi” con sede en el municipio cordobés de Cabra. A pesar de sus limitaciones, estaban perdidamente enamorados el uno del otro, algo que en aquel momento estaba considerado por la sociedad casi escándaloso. Por si fuera poco, su idea era la de contraer matrimonio y esa lucha y esa historia llamarían la atención del asturiano que daría cuerpo a esa maravilla titulada “Sólo Pienso en Ti” en la que narraba su historia. Una grandísima composición que nos acompañaría en lista durante 36 semanas y, como no podía ser de otra manera, alcanzaría el top 1.
La historia es conmovedora. Dos años después de la publicación de esta canción conseguirían su propósito y contraerían matrimonio, después de unas largas y duras batallas legales de por medio. Su amor sería tan grande que tendrían tres hijos, aunque todos ellos terminarían siendo criados por familiares de la pareja habida cuenta de sus limitaciones. Cuarenta años después ya no viven bajo el mismo techo ya que están ubicados por razones médicas en distintos pabellones dentro de la Fundación, pero desde las nueve de la mañana y hasta las cinco y media de la tarde no se separan el uno del otro.
No abandonamos la emotividad con la segunda entrada que se producía en la lista graminoleña que se estrenaba aquel 17 de marzo de 1979 ya que la canción protagonista es una preciosa balada de los suecos ABBA que se sumaban de esta manera a un maravilloso proyecto benéfico de ayuda a los más pequeños del que ya os hablé la semana pasada con motivo de la entrada en lista de una canción de The Bee Gees que se movía en los mismos parámetros.
El año 1979 fue declarado “Año Internacional del Niño” y la labor de UNICEF se haría más intensa que nunca por este motivo. Entre sus actuaciones se encontraría el contactar con algunos de los grupos y artistas internacionales del mundo de la música que más éxito cosechaban con el objeto de que cedieran alguna de sus canciones para recaudar fondos para la ayuda de niños en situaciones desfavorecidas. Uno de esos grupos serían lo suecos ABBA que aprovechando la ocasión iba a regalarnos una de las canciones más tiernas y representativas de su carrera.
Los suecos estaban en aquel momento buscando la inspiración para escribir una nueva canción que fuera publicada como sencillo y la propuesta de UNICEF iba a venirles como anillo al dedo ya que provocaría que sus pasos fueran dirigidos hacia los niños. De esta manera idearon en un primer momento una especie de cuento protagonizado por una niña llamada Angelina en el que basarse para escribir esa nueva canción.
Sin embargo, el resultado final no les gustó demasiado y tuvieron que darle muchas vueltas al asunto hasta encontrar una letra que hablaba de una niña que era consolada en sus momentos de mayor tristeza, acompañada de una melodía espectacular que caló en el público de manera inmediata. Como muchos os estaréis imaginando se trata de “Chiquitita”, uno de los mayores éxitos de su carrera y su única canción en alcanzar el número 1 en nuestra lista tras permanecer en ella 40 semanas.
Su repercusión en España fue tan grande que unos meses después publicarían la correspondiente versión en nuestro idioma, que también entraría a formar parte de nuestra lista en su momento, por lo que en unas pocas semanas volveremos a hablar de ella por aquí.
EL ÁLBUM DE LA SEMANA
Cuando los miembros de una gran banda comienzan a publicar discos al margen del grupo o inicián algún tipo de proyecto paralelo, lo normal es echarse a temblar porque en la mayoría de los casos es la antesala a su disolución. Si encima el que se embarca en un trabajo en solitario es el vocalista y líder principal del grupo las posibilidades de final de trayecto se amplián considerablemente.
Sin embargo, hay ocasiones en las que ese disco al margen de los compañeros de fatiga termina suponiendo un escape para el que lo crea y mejora la convivencia y la creatividad del grupo, que una vez que retoma la rutina habitual es capaz de dar lo mejor de sí mismo y lograr los mejores resultados de su carrera. Todo esto se puede aplicar al álbum que protagoniza el póster central de “La Graminola” de esta semana.
Se trata de “Face Value”, el álbum de debut de Phil Collins que aparecía en el mercado en el año 1981 y que iba a suponer un antes y un después tanto en su propia carrera como en la del grupo del que formaba parte, los míticos Genesis. Así pues, vamos a disfrutar a partir de este momento de la grandísima música que se contiene en este disco que sorprendería a propios y extraños y elevaría al bueno de Collins a la categoría de gran figura internacional.
PHIL COLLINS / FACE VALUE
Lo primero que hay que hacer es situarnos en el contexto en el que se grabó ya que marcaría profundamente tanto el sonido como, sobre todo, las letras de las canciones que integran el álbum. Collins acababa de separarse de su primera esposa y no lo había hecho de manera demasiado cordial, por lo que su estado de ánimo se acercaba al de la furia no contenida, algo que puso de evidencia de manera muy clara, pasando factura a su exmujer una y otra vez.
Lo mejor de todo, es que la canción que más evidencia ese estado de ánimo de Collins es precisamente la que abre el álbum y, además, la que le iba a convertir prácticamente del día a la mañana en una reconocida estrella. Una canción con la que iba a lograr un éxito y una aceptación infinitamente mayores que la que había conseguido hasta el momento con Genesis. Con ella iba a batir todos los records de su carrera y regalarnos uno de las mejores canciones de la historia del rock.
Se trata de una canción que lo tiene absolutamente todo. Una estructura rompedora, un sonido casi misterioso, una letra metafórica y crítica y hasta una leyenda urbana detrás. Una composición de una calidad tremenda que nos dejaría un sonido innovador de batería que a partir de ese instante iba a ser utilizado hasta la saciedad por gran parte de los grandes grupos de pop-rock de la década de los 80.
He de reconoceros que esta canción siempre me ha impresionado. Recuerdo que la primera vez que la escuché noté una sensación muy especial. Ese principio pausado, con un Collins cantando por momentos con una voz enlatada acompañado de un casi monóntono sonido de la caja de ritmos y ese desenfreno del final con su manera tan extraordinaria de tocar la batería y la guitarra dándolo todo. Si el calificativo de “mágica” se puede aplicar a una canción ésa es la que abre el álbum.
Supongo que a estas alturas de la película la mayoría de vosotros ya os imaginaréis que estoy hablando de “In The Air Tonight”, la canción que cambiaría totalmente la carrera de Phil Collins y serviría de máximo atractivo para que el público se interesara por su álbum de debut, descubriendo de esta manera el gran talento que atesoraba y la magnífica música que se incluía en este grandísimo disco.
Como os comentaba al principio, se creó una leyenda urbana acerca de sobre que hablaba esta canción. En una de sus estrofas habla de no ayudar a alguien que se está ahogando y comenzó a correrse la voz de que se inspiraba en un suceso que presenció in situ en una playa como una persona pereció ahogada sin que un hombre que se encontraba a su lado hiciera nada por ayudarla. Como os podéis imaginar no solamente no es ésta la fuente de inspiración sino que ese suceso ni siquiera tuvo lugar. El estado de ánimo a nivel sentimental de Collins fue el resonsable de esta descomunal canción, sencillamente.
La mayoría de las canciones que conforman “Face Value” son pausadas y tranquilas en cuanto a sonido, abundando baladas y medios tiempos. Estaba claro que los ánimos de Collins no eran los mejores cuando compuso estos temas y todo ello se refleja claramente en cuanto a intensidad musical. Por este motivo hay momentos en los que lo sombrió y lo oscuro cobran mayor protagonismo aunque siempre dejando una puerta abierta al optimismo, como sucede con la segunda canción del álbum.
Cuando Collins contrajo matrimonio con Andrea pensó que era el amor de su vida y que sería la mujer con la que compartiría todo hasta que la muerte les separase. Sin embargo, la situación cambiaría sobremanera cuando se convirtió en el auténtico líder de Genesis y la frenética actividad del grupo absorvía prácticamente todo su tiempo. Cuando no estaba de grabación estaba de promoción y cuando no eran las larguísimas giras que realizaban las que ocupaban su tiempo. Cuando todo esto terminaba, Collins necesitaba aislarse para trabajar en el siguiente disco y así una y otra vez. Evidentemente, su relación sentimental se vería gravemente afectada.
Ella se sentía abandonada y su distanciamiento se fue haciendo cada vez más evidente hasta que en un momento dado iniciaría una relación sentimental con otro hombre terminando por dar el paso de marcharse de casa. Cuando Collins regresó de la gira promocional de “Duke” con sus colegas de Genesis se encontró con la desagradable sorpresa y para canalizar su ira y su frustración decidió componer algunas canciones al respecto.
Sin embargo, como suele decirse en estos casos “un clavo saca a otro clavo” y el bueno de Collins conocería pronto a otra mujer llamada Jill, quien se convertiría en su segunda esposa algún tiempo después, que le animaría a ver la vida de otra manera, a recuperar la fe en el amor y a componer alguna canción con un tono más vitalista y optimista como la que viene a continuación.
Se trata de una canción en la que reincide con el sonido mostrado con el tema que abre el álbum. Sonido pausado desde el principio con un ritmo de balada muy calmada y en la que Collins canta en un tono muy bajo, casi susurrante abriéndole la puerta a la esperanza de un nuevo amor. Su título: “This Must Be Love”.
La publicación de este trabajo fue interpretada por muchos como el comienzo del fin de Genesis, sensación que se vería acrecentada cuando el número de ventas que el disco cosechó fue tan elevado y que la aclamación que logró Collins en solitario superó todas las expectativas y sobre todo el éxito que jamás hubiera logrado con sus amigos Mike Rutherford y Tony Banks. Sin embargo, por su cabeza no se pasaba ni por asomo la posibilidad de que el grupo se separase y a la larga, este álbum serviría para que su banda de siempre se convirtiera de además de un grupo de culto y aclamado por la crítica en un auténtico fenomeno de masas.
Con la siguiente canción que aparece en el álbum da la impresión de que intentó hacerle un guiño a sus compañeros de grupo mostrando una complicidad del tipo “tranquilos que nuestra andadura juntos no corre peligro”. Se trata de una particular versión de uno de los temas incluidos en el último disco que habían publicado juntos, “Duke”, que no hacía otra cosa más que mostrar que el buen rollito entre los tres no se había visto alterado y que todavía tenían muchas cosas que decir juntos en el mundo de la música.
La canción en cuestión era parte de una sofisticada suite que se incluía en el citado álbum en la que se narraba como era la vida de una estrella de la música desde distintos puntos de vista. Estaba formada por varias canciones y la que nos ocupa en esta ocasión era la que contaba el punto de vista de un fan. Durante su grabación, Collins se dio cuenta de que interpretada a un ritmo distinto y con unos arreglos que él tenía en mente podía adquirir otra dimensión.
Otra de las notas características de este disco es la utilización del acompañamiento de una sección de metal, algo bastante habitual en la carrera de Collins, que iba a dotar a la música que en él se incluye de una elegancia muy especial. De todos es sabido que uno de los estilos que más ha atraído siempre al cantante es el jazz, hasta el punto de haber formado parte de ese magnífico grupo que fueron Brand X. Por todo ello, no es de extrañar que la canción que viene a continuación tome estos derroteros.
Así pues, la versión que se incluye en el álbum de “Behind the Lines” es totalmente distinta al original y es la primera que presenta un estilo más animado e intenso, con un sonido que por momentos recuerda al funk, algo que no es de extrañar ya que los músicos encargados de la sección de metal eran los que normalmente acompañaban a los norteamericanos “Earth, Wind & Fire”. Una canción que es fundamental para entender el giro que Genesis le daría a su carrera en un futuro no demasiado lejano, abandonando el rock progresivo para sumergirse en las aguas de un estilo más comercial.
Algunas de las canciones del disco muestran bien a las claras que la sencillez puede ofrecer resultados espectaculares. La voz de Collins y el simple acompañamiento de un piano dotan de atractivo a algunas de las melodías que en él nos encontramos. Si a ello le sumamos un colaboración de lujo a la guitarra, para que queremos más. Estos son los parámetros que marcan el tema que viene a continuación.
Otra de las características fundamentales que tiene que tener un álbum de debut en solitario de un componente de un grupo de reconocido prestigio es la de contar con colaboradores excepcionales, es decir, saber rodearse de grandes músicos y si alguno de ellos es conocido y aclamado por el público pues mucho mejor. En este aspecto, Collins supo rodearse de una serie de músicos de categoría, contando para esta canción con un guitarrista de los que cuyo nombre se escribe con letras mayúsculas.
Nos encontramos ante una sencillísima balada en la que Collins vuelve a ponerse meláncolico con el acompañamiento del piano y una magistral aportación a la guitarra de Eric Clapton que reincide en ese aire de tristeza aderezado con esperanza, con una letra que habla de un hombre sumido en la triseza y la pobreza pero que ve un futuro mejor, algo que se podía aplicar a su situación personal como estamos comprobando.
Como ya os he comentado en algunas ocasiones, en la década de los 80 era bastante habitual que los discos contaran con al menos un tema totalmente instrumental, algo que echo bastante de menos porque en muchas ocasiones estas composiciones se salían de lo que marcaban el resto de las que formaban parte del álbum y ofrecían una calidad excepcional y unos registros muy especiales. Collins no sería una excepción y ofrecería no una sino dos canciones de este tipo y enlazadas la una con la otra.
En este sentido, nos ofrece en primer lugar una composición instrumental bastante peculiar, ya que introduce unos sonidos muy diferentes a los que caracterizan al resto de las canciones del álbum. Nos encontramos con un tema que por momentos se adentra en el terreno de la música étnica procedente de África y por momentos nos recuerda a la rumba tan tradicional nuestra. Original, rara, espectacular.
Esta composición instrumental llevaría el título de “Droned” y es producto de aquello de “Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como”. Me explico. Collins sería el encargado de las labores de producción ya que aunque en un primer momento buscó el amparo de algunos de los productores de mayor prestigio del momento, finalmente recuriría únicamente a estrechos colaboradores ya que lo que realmente quería es rodearse de profesionales que no le pusieran demasiadas pegas a lo que quería llevar a cabo. Creo que mereció la pena que esto fuera así.
Lo mejor de todo es que este tema enlaza con el siguiente, otra composición instrumental todavía más espectacular si cabe. No es muy habitual que un tema instrumental pueda pasar por ser uno de los mejores de un álbum, pero en esta ocasión es así, hasta el punto de que esta canción se convertiría en la que abriría los conciertos de sus giras durante una larga temporada. No me extraña lo más mínimo ya que es una auténtica joya.
Según “Droned” va desapareciendo y difuminándose, comienza la aparición de “Hand in Hand” con un sonido excepcional. Collins saca a relucir su batería con ese sonido suyo tan característico, se hace acompañar de un tierno coro de niños que ayuda a que la canción vaya cogiendo mayor ritmo. Por fin aparece de nuevo la sección de metal y viento para dar como resultado un tema que puede considerarse como uno de los mejores que haya creado en toda su carrera.
Llama poderosamente la atención que en un primer momento Collins no mostró demasiado entusiasmo por este disco. Al verse sumido en unos sentimientos que entremezclaban la tristeza y la ira con motivo de su separación matrimonial, su primera idea era la de componer dos o tres canciones a lo sumo que le sirvieran para mostrar lo que sentía en ese momento y desahogarse convenientemente, pero sin mayores pretensiones ya que tampoco tenía ni ganas ni ánimo para mucho más.
Sin embargo, mientras estaba en el estudio de grabación dando cuerpo a esas dos o tres nuevas ideas, uno de los jefes de su sello discográfico escucharía lo que acababa de crear quedando gratamente impresionado. De inmediato se pondría en contacto con él y le presionaría para que diera cuerpo a un disco al completo, algo que no acababa de convencerle. Sin embargo las ideas fueron fluyendo una tras otra y lo que había comenzado como una especie de despecho iba a convertirse en un grandísimo álbum y en el salto hacia el estrellato de Collins. Nunca el refrán de “no hay mal que por bien no venga” se ha podido aplicar más apropiadamente.
Lo cierto es que el resultado final sería excepcional y esa pequeña dejadez del principio llevaría después a una involucración total que nos ofrecería canciones tan espectaculares como la que fue publicada como segundo sencillo del álbum. Un tema que vuelve a tratar el tema de su separación desde una perspectiva de esperanza y hasta de ironía gracias al videoclip que lo acompañaría.
Se trata de “I Missed Again”, uno de los mejores temas del álbum, en el que nuevamente la sección de metal cobra gran protagonismo. Hace unos cuantos años tuve la oportunidad de ver a Phil Collins en directo en la madrileña Plaza de Toros de Las Ventas y cuando llegaba el turno de esas canciones tan suyas con sección de metal os aseguro que la espectacularidad era total, por lo que este sonido podríamos decir que terminaría convirtiéndose en “marca de la casa”.
Los videoclips de Phil Collins han estado carecterizados casi siempre por un marcado sentido del humor. Posiblemente el gran precedente de ello sea precisamente el que acompaña a la canción que acabamos de disfrutar.
Después de la tempestad viene la calma. Lo que quiero decir es que después de unos temas un tanto más intensos y animosos, Collins vuelve a caer en el terreno de la depresión y la desesperación. Da la impresión de que como su estado de ánimo en aquel momento era bastante cambiante el disco muestra los mismos parámetros, además de que llega el momento de hacer aflorar sus verdaderos sentimientos. Pese a que quiera ser optimista, los ánimos son los que son.
Hasta el momento hemos podido encontrarnos con un Collins que mostraba su amargura y su tristeza por su separación pero intentando mostrar su talante más optimista y vitalista, por lo que por momentos podía dar la impresión que el asunto no le había afectado tanto como quería hacer ver. Por este motivo, entra a continuación en un terreno algo más pesimista y deprimente, ofreciéndonos una baladas excepcional como la que viene a continuación.
En esta ocasión el cantante se muestra más lastimero que nunca y nos ofrece un aire muy sombrío a solas con el sonido del piano sin ningún acompañamiento adicional. Con una voz en un tono bajo y lángido, nos deleita con una balada titulada “You Know What I Mean” que según los entendidos en la materia es una de las mejores de su carrera.
Yo no sé si será de las mejores o no, pero lo cierto es que es una de las baladas en las que el sentimiento de frustración más se hace notar en su interpretación. Es como si con esta canción por fin hubiera soltado todo lo que llevaba dentro.
La siguiente canción del álbum define de alguna manera las influencias que recibe este disco y el sonido con el que más se iba a identificar Collins en su carrera en solitario. La sección de metal y viento vuelve a tomar el mando y un sonido cercano al de la “Motown” lo inunda todo para ofrecernos otro de los temas destacados del disco.
Se trata de una canción que podríamos decir que va por libre dentro del disco porque se sale de los parámetros que han marcado a las que hemos escuchado hasta el momento. Un tema independiente con un sonido movido y bailable al que quizás no se le dio la repercusión que debería. Vamos que de haberlo promocionado convenientemente tenía potencial suficiente como para haberse colocado bastante bien en las listas de éxitos.
Su título es “Thunder and Lightning” y podríamos decir que es el tema que marcaría la tendencia y las señas de identidad de la música de Phil Collins en su carrera en solitario en el futuro.
Supongo que muchos de vosotros os preguntaréis como acogieron sus copañeros de Genesis el éxito que Collins cosechó con su álbum de debut. Aunque de cara a la galería tanto Banks como Rutherford se congratulaban de lo bien que le iba a su amigo, la realidad era bastante distinta ya que los celos eran más que evidentes. Ninguno de los dos esperaba ni por asomo que su compañero fuese a lograr en solitario mejores ventas y mejores críticas que con ellos, y eso era basante duro de llevar.
Lo que está claro es que Collins siempre había huido del exceso de protagonismo en el grupo ya que fue bastante reacio a convertirse en el nuevo vocalista de la banda cuando Peter Gabriel decidió marcharse. Él estaba muy cómodo en su papel de batería y ahora no solamente era el líder de la banda sino que se acababa de convertir en toda una estrella con su primer disco en solitario. Daba la impresión de que todo iba demasiado deprisa.
Y si hablamos de ir deprisa, a continuación llega el tema de más ritmo de todo el álbum. Una canción en la que nos encontramos a un Collins más animado que nunca y con un ritmo que bebe de las aguas del funk para ponernos a bailar de manera inmediata. Una canción en la que introduce dos de los artificios que utilizaría para grabar el disco.
De todos es sabido que Collins se maneja de una manera excepcional con la batería, a pesar de que haya muchos que le consideran un batería bastante discreto, manifestación con la que no estoy de acuerdo porque en directo es descomunal lo que es capaz de hacer con sus bombos y platillos, algo de lo que hablo con conocimiento de causa. Pues bien, para darle todavía un aire más contundente al sonido de la batería programó varias grabaciones para mezclarlas adecuadamente y conseguir un efecto único hasta ese instante. Además, en la canción que viene a continuación le añadiría unas voces distorsionadas con ayuda de un sintetizador y grabadas en varias capas, consiguiendo un resultado excepcional.
Así pues, escuchemos “I’m Not Moving”, la canción más innovadora y trabajada de todo el álbum que rompe a lo grande con todo lo escuchado hasta el momento.
Poco a poco nos vamos acercando al final del álbum, da un poco de pena, y para empezar Collins vuelve a sentirse deprimido y herido a partes iguales, obsequiándonos con un baladón de esos de pañuelo de lágrimas en el que volvería a contar con la colaboración de lujo del señor Eric Clapton a la guitarra.
Se trata de una canción que cuenta con un solo de saxo verdaderamente emotivo y un estribillo en el que Collins se empleó con un tono menor casi de falsete. El bajo también se hace notar y en su conjunto podríamos decir que nos encontramos con una melodía plácida e ideal para escucharla tranquilamente en casa tomando relajadamente una cerveza para disfrutar de ella en cada una de sus notas.
Su título es “If Leaving Me Is Easy” y con ella evidentemente vuelve a mostrar su estado de ánimo tras el abandono de su mujer. Podría decirse que esta composición es la que mejor cuenta tanto en lo relativo a su letra como a su ritmo cual era el estado de ánimo del cantante en aquel momento y lo hace con una sensibilidad maravillosa.
Os contaré una anécdota sobre esta canción. Fue publicada como sencillo, aunque solamente en Europa, y cuando la presentó en el programa “Top of the Pops”, un auténtico referente de la BBC en aquella época, se colocó frente a las teclas de un piano sobre el que aparecía un bote de pintura y una brocha. Todo obedecía a que su mujer le había abandonado por un pintor y decorador. Poned vosotros los calificativos, a mí ya se me escapan.
Llega entonces el momento de cerrar el disco y lo va a hacer de una manera un tanto extraña. Siempre reconoció que su gran fuente de inspiración fueron The Beatles y por ello quiso cerrar el álbum con un tema de los cuatro de Liverpool y pienso que se le fue la mano, ya que escogió una de las canciones más extrañas de todo su repertorio para versionarla de manera todavía más extraña y dar como resultado una composición que yo no me atrevo a calificar, aunque en algunos momentos quiere sonar como alguno de los temas de los Genesis más auténticos.
En esta canción da rienda suelta a su batería, por lo que la contundencia en cuanto a sonido está garantizada. La canción elegida es el tema con el que The Beatles cerraron su mítico álbum “Revolver”. Una composición obra de John Lennon titulada “Tomorrow Never Knows” que hablaba de los efectos del LSD que por aquella época consumía, así que os podéis imaginar que tal mezcla no podía dar como resultado más que un sonido un tanto psicodélico que Collins retuerce aún más en su versión. Una auténtica rareza para cerrar un álbum de lujo.
Como os comentaba al principio, Tony Banks y Mike Rutherford no encajaron demasiado bien que su compañero en Genesis lograra los tremendos resultados de ventas, popularidad y crítica que habían conseguido pero lo cierto es que se darían cuenta de que ése iba a ser el camino para que la banda que formaban los tres pudiera acercarse a los mismos. No veían con mala cara lo de hacer un sonido algo más “comercial” y menos rebuscado porque aunque no lo reconocían, durante la época de Peter Gabriel se sintieron bastante incómodos con la parafernalia y puesta en escena que el por aquel entonces líder de la banda llevaba a cabo.
De lo que no cabe ninguna duda es de que hay un antes y un después tras la publicación de “Face Value” en la carrera de Phil Collins, algo que se haría extensible a la de Genesis. La figura de Collins crecería a lo grande disipando cualquier duda sobre quien era el líder de la banda y a partir de ese instante cada nuevo disco en solitario se convirtió en un grandísimo éxito transformándole casi de la noche a la mañana en un figura de las grandes en el panorama musical internacional, algo de justicia y que le llegó quizás más tarde de lo que merecía.
LISTA DE LOS AÑOS 80
Nos toca ya seguir repasando las listas graminoleñas de otros tiempos y empezamos por la década de los 80. No situamos en el 19 de marzo de 1989 momento en el que estrenábamos nueva lista que nos traía una entrada que con el paso del tiempo iba a convertirse en histórica por el escándalo que rodearía a sus responsables. Os cuento toda la historia.
Frank Farian fue un productor alemán que se convirtió en el responsable de uno de los grupos más exitosos y populares de la música disco de los 70 como fueron Boney M. Tras la caída en desgracia de este estilo llevaba tiempo detrás de volver a promocionar algún grupo que le devolviera el éxito y el prestigio perdidos y justamente a finales del año 1988 iba a lograrlo gracias a un dúo formado por un alemán y un francés que se convirtieron en uno de los acontecimientos músicales de aquel momento.
Estos dos jóvenes se llamaban Rob Pilatus y Fab Morvan y la verdad es que lo tenían todo. Eran altos y guapos, sabían bailar y moverse en un escenario y no cantaban mal … o al menos eso es lo que creía todo el mundo porque lo cierto es que cantar no cantaban absolutamente nada porque simplemente ponían su imagen al servicio de las voces de otros artistas que eran los que verdaderamente cantaban. Como os estaréis imaginando estoy hablando de Milli Vanilli, una de las tomaduras de pelo más grandes de la historia de la música moderna.
Con su primer disco, “All Or Nothing” revolucionaron el panorama musical internacional en lo que a música de baile se refiere, vendiendo lo que no estaba escrito y colocando los sencillos que de él se fueron publicando en los primeros puestos de las listas de éxitos de todo el mundo. Sin embargo, el pastel terminaría descubriéndose porque llamaba mucho la atención que no quisieran actuar en directo y que cuando eran entrevistados sus voces no se parecían absolutamente en nada a las que mostraban en sus canciones.
Los que verdaderamente ponían la voz atendían a los nombres de Brad Howell y Charles Shaw y nunca aparecieron en los créditos de los discos. El escándalo sería mayúsculo pero Farian volvería a conseguir unas grandes ganancias económicas gracias a canciones como “Don’t Forget My Number”, que permanecería en nuestra lista durante 28 semanas para alcanzar el top 4.
Para que os hagáis una idea del alcance del escándalo, Milli Vanilli han pasado a la historia por ser el único grupo que ha sido desposeído de los premios “Grammy” que logró durante sus años de engaño.
LISTA DE LOS AÑOS 90
Avanzamos los diez años de rigor, nos situamos en el 21 de marzo de 1999 y nos disponemos a disfrutar de tres canciones que destacaban en la lista que estrenábamos ese día. Tenemos cambio en el número uno y dos nuevas entradas con claro protagonismo femenino. Vayamos con ellas.
Tras nada más y nada menos que 21 semanas en lo más alto de nuestro ránking, los mexicanos Molotov y su “Gimme Tha Power” abandonaban tan privilegiada posición, cediéndole el testigo al señor George Michael con esa polémica, para algunos, canción titulada “Outside” de la que ya os hablé en su momento y de la que os recuerdo algunas cosas sobre ella.
George Michael acababa de publicar un recopilatorio de grandes éxitos bajo el título de “Ladies & Gentlemen: The Best of George Michael”, y como no podía ser de otra manera, entre sus canciones se incluía algún tema inédito, como era el nuevo número 1 y con el que iba a levantar un considerable revuelo.
Seis meses atrás, Michael había vivido una situación bastante desagradable cuando fue sorprendido por un agente de la ley en California manteniendo relaciones sexuales con otro hombre en unos urinarios púbicos, siendo procesado y condenado por escándalo público. Esta situación traería consigo que hiciera pública su homosexualidad, algo que no había reconocido nunca hasta ese instante. Con “Outside” se tomaría cumplida venganza, despreciando en su letra la falsedad de la sociedad y mostrando en el videoclip su versión de lo acontecido.
Como ya os digo, aquel 21 de marzo se situaría en lo más alto de nuestra lista donde permanecería durante 6 semanas.
Vamos ya con las dos entradas que registraba la lista noventera que estamos analizando y para empezar vamos con una de las grandes divas de la música como es “Whitney Houston” que por aquel entonces se encontraba en un gran momento dentro de su carrera aunque ya había comenzado a meterse en esos terrenos peligrosos que la harían acabar de la funesta manera que lo hizo en gran medida por su relación sentimental con “Bobby Brown”.
La canción en cuestión estaba incluida en su cuarto álbum de estudio, titulado “My Love Is Your Love” y aunque ella siempre lo desmintió, posiblemente se trate de un toque de atención a su marido con motivo de las continuas infidelidades que éste llevaba a cabo en su relación, eso por no hablar de los malos tratos.
Y es que la letra de esta canción habla de una mujer que tras escuchar las justificaciones de su esposo infiel le va poniendo en su sitio hasta terminar echándole de casa. Eso sí, la puesta en escena del videoclip es impecable, como siempre, y Whitney luce su voz en estado puro en este “It’s No Right But It’s Okay”, con el que nos acompañaría en lista durante 61 semanas para alcanzar el top 2.
Como ya os digo, Whitney todavía no había entrado en esa fase de autodestrucción pero su declive estaba empezando a aparecer. Prueba de ello es que ésta sería la última ocasión en la que colocaría un sencillo en nuestra lista.
La segunda entrada que se producía aquella semana era un inesperado retorno de un grupo que se encuentra entre mis favoritos de toda la vida y que tras nada más y nada menos que 17 años de retiro había regresado para deleite de sus admiradores. Una banda en la que el protagonismo de su vocalista femenina lo eclipsaba todo en sus mejores tiempos y en el momento del retorno también. Estoy hablando de Blondie con la maravillosa y ya veterana Debbie Harry a la cabeza.
Un año atrás habían decidio volver a reunirse y recordar viejos tiempos para iniciar una gira sin mayores pretensiones. Sin embargo, fue tanta la química que recuperaron y tal la aceptación que tuvieron entre el público, tanto el veterano que los había disfrutado en sus buenos tiempos como el más joven que apenas los conocía, que decidirían continuar juntos durante más tiempo y dar cuerpo a un nuevo álbum. La ocurrencia terminaría siendo todo un acierto.
Así pues, en el año 1999 saldría al mercado “No Exit” un disco que presentaba las habituales señas de identidad del grupo capaz de ofrecer buen pop, rock, reggae e incluso rapear si era necesario. Ya no eran unos niños, sin ir más lejos Debbie contaba en aquel momento con 53 años de edad, pero demostraron con creces que el talento no se pierde y que seguían siendo muy grandes.
Ni que decir tiene que su regreso sería uno de los acontecimientos musicales de aquel año y el álbum tendría una grandísima acogida tanto por parte del público como de la crítica especializada en la materia. Mucho ayudaría el tremendo éxito cosechado con el tema que sería publicado como sencillo, una composición obra del teclista Jimmy Destri que destilaba sonido Blondie por los cuatro costados.
De hecho, “María” se convetiría casi de inmediato en otro de los grandes clásicos de la banda y en una de las canciones más escuchadas en las emisoras de radio aquel año 1999. Un grandísimo tema que nos acompañaría durante 65 semanas para llegar a ocupar el número 1 en algunas de ellas. Un magnífico regreso.
LISTA DEL NUEVO MILENIO
Finalizamos ya el repaso a las listas graminoleñas de otros tiempos y no abandonamos el protagonismo femenino ya que la única entrada que se producía en la lista que se estrenaba el 15 de marzo de 2009 venía de la mano de una joven cantante escocesa que sorprendería gratamente con su álbum de debut cosechando un tremendo éxito con una música fresca y directa. Estoy hablando de Amy Macdonald.
Con una música vinculada al folk-rock y una voz bastane peculiar, la escocesa se convirtió en una de las grandes revelaciones del año 2009 con su álbum de debut titulado “This Is The Life” aunque le costaría un poco llamar la atención del público ya que no sería hasta la aparición en el mercado del tercer sencillo de este disco cuando lograría el éxito definitivo y que el público británico en un primer momento y del resto de Europa a continuación se sintiera atraído por la música que en él se incluía.
Con un sonido marcado por la guitarra acústica y algunas canciones que son auténticas joyas, Amy Macdonald cosecharía un éxito que no ha vuelto a repetir en su carrera que ha terminado por circunscribirse casi en exclusiva al Reino Unido, obteniendo a partir de entonces menor repercusión en el resto de Europa. De todas maneras, la publicación como tercer sencillo del tema que daba título al álbum la catapultó como una de las artistas más destacadas del año 2009 y se convertiría en la única presencia en nuestra lista, aunque con unos resultados excepcionales con 56 semanas de permanencia para alcanzar el puesto número 2 como mejor registro.
COMPARTE QUE ALGO QUEDA
Nos vamos acercando poco a poco al final del número de “La Graminola” de hoy pero todavía nos quedan por disfrutar un buen puñado de canciones. Antes de sumergirnos en la contraportada vamos con esos momentos inolvidables en los que distintos artistas deciden unir sus fuerzas para ofrecernos colaboraciones llenas de talento. Aquí tenemos tres ejemplos.
THE COMMUNARDS & SARAH JANE MORRIS / DON’T LEAVE ME THIS WAY
El mundo de la música está repleto de colaboraciones entre grandes artistas y en un porcentaje bastante elevado la mejor manera de unir sus fuerzas consistía en realizar versiones de grandes clásicos que retomaban protagonismo y cobraban un sonido muy especial. El primer tema que os ofrezco en el día de hoy en la sección que semanalmente dedicamos a los grandes duetos cumple con estos parámetros.
Jimmy Somerville había iniciado junto a Richard Coles una nueva etapa en su carrera formando The Communards tras sus primeros pasos en el mundo de la música en Bronski Beat. El dúo se había convertido a base de una música animosa y cercana al tecno-pop en uno de los grupos de mayor éxito de la época y a pesar de que su recorrido no fue demasiado largo, poco más de tres años permanecieron juntos, fueron capaces de dejarnos unos cuantos himnos de la música de la década de los 80, como el que viene a continuación.
Iniciaron su andadura en 1985 y un año más tarde, Jimmy conocería a una cantante inglesa llamada Sarah Jane Morris que había formado parte de varios grupos ofreciendo unas interpretaciones espectaculares gracias a un tono de voz muy grave que no dejaba indiferente a nadie. Alguien pensó que ese tono podía encajar perfectamente con el contraste que Jimmy ofrecía con su peculiar y famoso falsete y tras llevar a cabo una improvisación informal se dieron cuenta de que la idea de grabar algo juntos podía ofrecer unos resultados excepcionales.
A Somerville le encataba un tema de los años 60 titulado “Don’t Leave Me This Way”, un clásico de aquella época, que había sido interpretado en su momento por Thelma Houston por un lado y por Harold Melvin & The Buenotes por el otro, ofreciendo versiones bien diferenciadas entre sí. Ésta sería la canción elegida para compartir protagonismo con Sarah Jane, aunque habría sus más y sus menos entre los dos miembros de The Communards ya que Somerville prefería ajustarse a la versión de Thelma Houston mientras que Coles prefería la de Harold Melvin. Como era de esperar, el cantante de los falsetes imposibles se saldría con la suya.
Así pues, en el año 1986 nos regalarían esta magnífica versión de “Don’t Leave Me This Way” con una mezcla simplemente mágica de la voz aguda en falsete de Jimmy y la grave y rotunda de Sarah Jane, los papeles cambiados de manera genial, que superaría con creces las versiones iniciales que de este tema se realizaron en la década de los 60. Que levante la mano quien no haya vibrado y bailado con esta espectacular colaboración.
OWL CITY & CARLY RAE JEPSEN / GOOD TIME
Avanzamos a continuación unos cuantos años en el tiempo y nos situamos no demasiado lejos de la actualidad, ya que la segunda colaboración que “La Graminola” os ofrece esta semana data del año 2015. Un tema que tendría cierta aceptación en nuestro país y en el resto de Europa y que lo petaría a lo grande al otro lado del Atlántico tanto en tierras norteamericanas como canadienses, de la mano de un grupo estadounidense y una cantante de Canadá.
Owl City es un grupo de música electrónica norteamericano que por aquel entonces ya había logrado unos cuantos éxitos y se había hecho un nombre en el panorama musical internacional. Aquel año 2015 decidieron que era el momento de asaltar también el mercado Canadiense y para ello se les ocurriría contar con el apoyo de una de las cantantes de ese país de mayor éxito y popularidad.
Se trataba de Carly Rae Jepsen, una jovencísima cantante que había conquistado al público canadiense con su desparpajo y simpatía tras participar en el talent-show televisivo “Canadian Idol” en el que acabaría en la tercera posición. Tanto los norteamericanos como ella se encontraban en un gran momento de popularidad en sus respectivos países y con esta colaboración iban a ir un paso más allá cruzando las respectivas fronteras para seguir cosechando el éxito.
La canción en la que unirían sus fuerzas llevaría el título de “Good Time” y encajaba perfectamente con los estilos de ambos, ofreciendo un sonido de pop desenfadado aderezado con los habituales arreglos de sintetizador de los norteamericanos. Nada del otro mundo pero que supera con creces cualquier tema de los que triunfa hoy en día.
Esta canción vendría acompañada de cierta polémica. Un compositor norteamericano que respondía al nombre de Allyson Nichole Burnett les acusó de plagio sobre una de sus canciones titulada “Ah, It’a Love Song” presentando la correspondiente demanda. Para evitar el escándalo, los acusados llegarían a un acuerdo económico con él para que retirara la denuncia algo que hizo. Sin embargo, poco después se descubrió que la acusación no tenía ningún fundamento y los demandados se convertirían en demandantes y no solamente recuperarían el dinero pagado sino que además recibirían una considerable indemnización. Se pasó de listo el señor Burnett y lo pagó bastante caro.
MC MIKER “G” & DEEJAY SVEN / HOLIDAY RAP
Vamos a cerrar la sección de colaboraciones de esta semana a lo grande, con una de esas canciones que todos los que somos de mi generación hemos bailado hasta la saciedad. Un tema creado a ritmo de rap inspirándose en uno de los éxitos más representativos de la carrera de Madonna.
Lo de que dos DJs decidan colaborar en algunas creaciones no es nuevo. Muchos se piensan que eso se ha inventado desde que existen los David Guetta y compañía, pero lo cierto es que en la década de los 80 ya era habitual realizar estas prácticas. Uno de los temas remezclados a ritmo de rap más original y de mayor éxito iba a llegar en 1986 y se iba a convertir en una de las canciones de ese año y en uno de esos temas que se convierten en llenapistas nada más salir al mercado.
Los protagonistas eran dos holandeses llamados Lucien Witteveen y Sven van Veen aunque sus nombres artísticos eran MC Miker & DJ Sven respectivamente. Juntos darían lugar a un tema irrepetible inspirado en “Holiday”, el primer gran éxito de la carrera de Madonna y de ella se realizarían infinitas remezclas, alguna de las cuales incluía la voz de la propia cantante, aunque la más genuina sería la original, la que yo os ofrezco a continuación y que invita a bailar desde sus primeras notas. Así pues, todos a recordar viejos y mejores tiempos al ritmo de “Holiday Rap”.
Cuando este tema salió al mercado, Madonna ya empezaba a ser una estrella a nivel mundial gracias a “Like A Virgin”, pero lo cierto es que “Holiday” había tenido una repercusión menor en Europa a pesar de haber llegado al número uno en las listas de éxitos de los Estados Unidos. “Holiday Rap” no solamente se convertiría en un pelotazo sino que serviría para que en el Viejo Continente el tema en el que se inspiraba recuperara el terreno y se convirtiera también en un gran y rotundo éxito.
LA ÚLTIMA DE LA GRAMINOLA
Llega el momento de ir cerrando el garito por esta semana y para hacerlo como Dios manda tenemos una contraportada que nos trae la música de uno de los grandes monstruos del rock que cumple años, el recuerdo de un grupo nacional bastante original y una novedad de lo mejorcito del indie de nuestro país. Para no perdérsela.
EFEMÉRIDE
Ya fuera con Supertramp o en solitario, la música de Roger Hodgson siempre ha sido excepcional. Hoy cumple años y lo celebramos como Dios manda recordando uno de sus temas más representativos. Todo un lujo.
El protagonista de la efeméride de esta semana es uno de los grandes. Se trata de un artista descomunal que formó parte de una de las mejores bandas de rock que hayamos podido disfrutar y que en solitario también nos ha ofrecido momentos brillantes. Hoy celebramos que un 21 de marzo de 1950 venía al mundo el señor Roger Hodgson.
Mantuvo una dura pelea por el liderato dentro de esa grandísimba banda que fue Supertramp con otro de los grandes como es Rick Davies, una pugna que les obligaría a ambos a dar lo mejor de sí mismos y regalarnos momentos únicos. Con su inconfundible voz de falsete se convirtió en uno de los artistas más importantes de los 70 y de los 80, dando muestra de un talento tremendo a la hora de componer.
Las disputas y la batalla de egos entre él y Davies irían mermando poco a poco la sintonía entre ambos y en el año 1981 Hodgson se compró una casa apartado de la civilización donde construyó un pequeño estudio de grabación en el que comenzó a trabajar con algunas canciones para iniciar su carrera en solitario, algo que llevaría a cabo nada más terminar la gira promocional del disco “Famous Last Words” momento en el que anunció su salida de Supertramp.
Los seguidores de la mítica banda se sentirían un tanto huérfanos con su marcha pero a cambio recibirían con gusto la nueva etapa de Hodgson como solista que se iniciaría a lo grande con la publicación en el año 1984 de su primer disco al margen de sus hasta entonces compañeros de fatiga. Un grandísimo disco del que se extraía el tema que quiero compartir hoy con todos vosotros para celebrar su 69 cumpleaños en el día de hoy.
Este álbum de debut llevaría el título de “In the Eye of the Storm” y es un disco descomunal. Muchas de sus canciones suenan al Supertramp más auténtico pero con ciertos toques diferenciales que le hacen único. Es sin duda alguna el mejor trabajo de su carrera en solitario y entre las canciones incluidas en el mismo yo destacaría esta joya titulada “Had a Dream (Sleeping with the Enemy)”. Hodgson en esencia pura.
LA EDAD DE ORO DE LA MÚSICA ESPAÑOLA
Nacieron en la época de “La Movida”, se nutrieron de artistas vinculados a la misma pero siempre se diferenciaron de ella. La sección dedicada a grandes momentos de la música de nuestro país está protagonizada en el día de hoy por un peculiar grupo madrileño que atendía al nombre de Ciudad Jardín. Originales hasta decir basta.
La música española de la contraportada de esta semana nos llega de la mano de un grupo un tanto atípico. Así hay que calificar una banda creada en Madrid por un artista que antes de darle cuerpo tuvo un paso fugaz por un par de grupos vinculados a “La Movida Madrileña”, movimiento del que se desmarcó totalmente con su nuevo y muy personal proyecto. Un grupo que tuvo un recorrido de quince años con continuos altibajos pero dejándonos algunos temas que son parte de la historia del pop español.
El creador de esta banda, y auténtica alma máter, fue Rodrigo de Lorenzo, quien había militado con anterioridad en Ella y los Neumáticos, donde compartió honores con Christina Rosenvinge, y en Glutamato Ye-Ye. En el año 1982 decide dar forma a su propio grupo al que denomina Ciudad Jardín y desde el primer momento se desmarca de todo lo que rodeaba a “La Movida” intentando tener sus propias señas de identidad lo que supuso ganarse la fama de grupo creativo y original así como un tanto raro y atípico.
Durante sus primeros años no acabó de llegarles el éxito a nivel comercial, a pesar de que quedar en segunda posición en una de las ediciones del “Festival de Rock de Villa de Madrid” les aportaría un pequeño impulso. En el año 1985 se originaría una pequeña crisis dentro del grupo y de Lorenzo decidió disolverlo y centrarse en su carrera en solitario, pero dos años después volvería con ansias renovadas rehaciendo la banda con la incorporación de Paco Musulén y Luis Elices, dos músicos que acababan de abandonar Objetivo Birmania. Esta nueva fórmula les llevaría lograr por fin el reconocimiento que tanto buscaban.
Ese mismo año saldría al mercado el disco más representativo de su carrera bajo el título de “Dame Calidad”, con el que conseguirían el mayor número de ventas y en el que se incluían algunas de las canciones por las que siempre serán recordados, entre las que se encontraba este inclasificable e inconfundible “Su Casa es Suya”.
Después de este trabajo seguirían publicando algunos discos más con resultado desigual y ya sabemos que en el mundo de la música si no vendes muchos discos vas perdiendo fuelle y eso es lo que les sucedería a ellos que en el año 1997 decidieron arrojar la toalla definitivamente.
NOVEDAD
Son uno de los grupos que pueden considerarse como reyes del indie español y acaban de publicar un nuevo álbum con muy buena música. Se trata de Miss Caffeina quienes dan una nueva vuelta de tuerca más a su carrera con “Oh Long Johnson” un disco redondo de principio a fin que irradia optimismo y ritmo por los cuatro costados. Un imprescindible.
Para poner broche de oro al número de “La Graminola” de esta semana vamos con la habitual recomendación de un disco recién salido del horno. En esta ocasión nos llega de la mano de uno de los mejores grupos que existen en la actualidad en nuestro país y que desde la publicación de su anterior trabajo ya se han convertido en referencia musical absoluta. Estoy hablando de Miss Caffeina.
Hace tres años publicaron un magnífico disco titulado “Detroit” con el que demostraron que muy pocos son capaces de hacer la muy buena música que ellos ofrecen. De verdad es un disco muy recomendable y he de reconoceros que yo lo he escuchado hasta la saciedad y no me canso de hacerlo. Lo mejor de todo es que con el álbum que acaban de sacar al mercado siguen las mismas pautas con una música muy similar y una calidad idéntica.
El nuevo álbum lleva el título de “Oh Long Johnson” y en él Alberto Jiménez, Sergio Sastre, Álvaro Navarro y Antonio Poza se muestran más maduros que nunca y dan la impresión de saber manejar la situación a su antonjo, ofreciéndonos su habitual sonido pop con marcada presencia de sintetizadores acompañados de sus precisas guitarras, garantizando la diversión y el baile en sus actuaciones en vivo donde lo dan todo provocando una comunión con el público que asiste a sus conciertos que está al alcance de muy pocos.
La canción que ha servido de presentación de este muy recomendable disco lleva el título de “Merlí” y está basada en una serie de la televisión autónoma catalana del mismo título, sirviendo como excusa para hablar de algunas de las intolerancias más evidentes de la sociedad en la que vivimos, mostrándose más involucrados que nunca en temas sociales. Un paso más dentro de una carrera impecable.
Aquí lo dejamos por hoy con la promesa de que en tan sólo siete días estamos de regreso con la mejor música que os podáis imaginar. Os espero a todos y que se corra la voz.
Hasta entonces, Graminoleños.
JUAN JOSÉ GOMARIZ