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La gran ola

Publicado el 18 junio 2013 por Icreadas @icreadas
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Tahití, campeones de Oceanía

Ayer hablé con mi colega Jose de su última escapada a la costa para surfear antes del ataque invasivo de playas de cada verano. Coge el coche, su tabla, y en compañía de su novia o de sus amigos se escapa unos días a probar nuevas olas en sitios a ser posible remotos dentro de la Península. Las fotos que me enseñó reflejaban la tranquilidad, armonía con la naturaleza y refugio que atraen a tantos surfistas, amateurs o profesionales, al abrazo del mar, la espuma y la arena de la playa. Este fin de semana también empezó la Copa Confederaciones, y haciendo balance de las selecciones que participan este año, salió el nombre de Tahití, sorprendente campeona de Oceanía y una especie de sparring que se coló en el grupo de la selección española, Uruguay y Nigeria, que ya le endosó un 6-1 en su primer partido de la competición. Thaití, me dijo mi amigo (poco futbolero), está unida para al nombre de Teahupoo, la temida ola que cualquier buen surfista desearía probar al menos una vez en su vda. Estamos hablando de palabras mayores. Un respeto.

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El fútbol de Oceanía es sin duda el más débil del planeta, en general (con la excepción de Australia y Nueva Zelanda). Las mayores goleadas en las fases de clasificación se registran casi siempre en esta parte del mundo aunque carecen de importancia al lado de las competiciones americanas y europeas. Tahití, la isla más grande la Polinesia francesa, fue en su día lugar de cobijo del pintor postimpresionista francés Paul Gauguin cuando se refugió en ese lugar paradisíaco para huir de la artificialidad y el convencionalismo europeo. Hoy en día, su capital Paapeete, es la Meca de miles de surfistas cada año ansiosos de probar sus olas, y en especial Taahupoo (literalmente “muro de calaveras”), una ola no especialmente gigante pero cuyo emplazamiento puede provocar sacudidadas de extrema violencia para quienes intentan probarla. El respeto que impone ha dado pie a muchos reportajes, documentales y relatos. Subirse a esa ola puede suponer arriesgar tu vida, como ya ocurrió hace trece años en una prueba de la ASP World Tour en la que murió un surfista local tras quedar atrapado por una ola de 5 metros. Resulta curioso el respeto que provoca Tahití por sus olas en contraposición al maremoto que muchos esperan recibir por parte de La Roja en la Copa Confederaciones.

“Llegará un día como ningún otro; un día con unas olas tan grandes, un espectáculo de la naturaleza tan grandioso, que borrará todo lo anterior. Y ya nada volverá a ser lo mismo.” Esa frase del libro y película ‘El gran miércoles’ refleja mucho ese sentimiento de deseo y magnificación de las olas y la naturaleza de una parte del espíritu de aquellos surfistas de los 60 y 70. En la película de John Millus tres amigos viven su juventud y deseo de vivir dentro de un ambiente 60′s de ensueño, de adolescencia permanente y deseo de libertad en compañía de la naturaleza. Un eterno verano. Una ola sin fin. Fue una película que, pese a sus defectos y algunos tópicos, alcanzó rápidamente la categoría de culto, sobre todo entre las hornadas de nuevos surfistas. Cierto es que se hicieron antes otras películas parecidas, incluso existe un documental buenísimo de Don Brown y música de The Scandals titulado ‘The endless summer’ (1966) que podría ser la mejor muestra de ese espíritu nómada en busca de la ola perfecta dentro de un estilo de vida. Posteriormente también hay películas memorables, alguna donde integran el surf en una historia de acción (la mítica ‘Le llaman Bodhi’, 1991) o en un drama sobre el derecho de dos surfistas homosexuales a formar una familia (‘Shelter’, 2007) o, más recientemente, que tratan directamente el mundo del surf, como ‘Soul surfer’ (2011) que narra la historia real de superación de Bethany Hamilton, a la que un tiburón le arrancó un brazo con 13 años y consiguió volver a hacer surf.

Pero el espíritu de aventura y superación de El gran miércoles se ha quedado para siempre en ese rincón de Tahití, en la leyenda de la imponente ola de Teahupoo, mientras algunos de sus habitantes intentarán soñar este jueves con poder jugar de tú a tú contra la campeona del mundo y hacer historia.


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