Revista Cine
Longeverne y Velran están en guerra. Pero no tiene nada que ver con la ocupación alemana de Francia, sino la guerra entre los chicos y niños de ambos pueblos. Cuando un pequeño grupo de Velran invade las tierras del padre Chevillon, Longeverne responde con una incursión en territorio enemigo, declarándose la guerra sin tregua -cada jueves después de clase- entre ambos pueblos. A pesar de todas las amenazas, Lebrac, el líder de Longeverne, ante la tortura de enemigo recurre al más sádico de los castigos, cortar todos los botones de su ropa, para que regrese a casa con el culo al aire. Tras este simpático enfrentamiento, la guerra en Europa continúa, la Resistencia francesa no para de trabajar para liberar a su país, así como para luchar contra las milicias fascistas que se creen los amos de Francia.Inspirada en la novela de Louis Pergaud, y en el film homónimo de 1962, La guerra de los botones -La nouvelle guerre des boutons en francés- nos cuenta con la ternura habitual de las películas de Christophe Barratier, como es la vida en el territorio ocupado durante la Segunda Guerra MundialAdemás del ejército de niños utilizado por Barratier, todos ellos desconocidos, sobretodo para el público de nuestro país, el director galo a contado con sus habituales Kad Merad y Gérard Jugnot, pero además cuenta con actores del talento y el prestigio de Laetitia Casta y Guillaume Canet, siendo este último el clásico maestro de escuela.La guerra de los botones es el tercer film en el que Barratier se sitúa tras las cámaras, cerrando una excelente y costumbrista trilogía sobre la Francia de los años cuarenta y cincuenta. Si bien se puede considerar una trilogía, tan solo dos filmes están protagonizados por niños, pero Los chicos del coro y el presente film podrían, si quisiéramos, formar una magnífica colección junto a El pequeño Nicolás.Esta película si por un lado nos da una visión divertida y agradable de la situación que, a pesar del drama, siempre encuentra un final feliz, por el otro se queda corta en la relación de los hechos históricos, dando lugar a una fábula muy bonita y bien tramada, que cojea en cuanto a contexto.A pesar de todo, el film es una buena manera de disfrutar de una tarde de cine, viviendo una guerra desde un punto de vista mucho más amable de la realidad.Valoración: 4/5