En Somalia no hay nada que celebrar. Cuando la sequía- la más importante de las últimas dos décadas- no se ceba con la población lo hacen las balas de una guerra que se alarga indefinidamente en el tiempo y que ha convertido al país africano en un hervidero de odios e intereses. En este caldo de cultivo- donde Al Qaeda ya ha puesto los ingredientes para preparar a los futuros ‘mártires’ de la organización- la guerra continúa sumando víctimas a su feroz apetito. Y es que no hay nada mejor que sangre fresca para combatir la hambruna.
El voraz apetito de la insaciable guerra ha hecho que sus alargados tentáculos se vayan extendiendo por el país y que Mogadiscio haya dejado de ser un ‘coto’ de caza donde los radicales islamistas y las milicias progubernamentales se desfogaban a base de disparar al blanco- en este caso al ‘negro’ (perdonen por el chiste malo). Los tambores de la muerte han comenzado a sonar en la ciudad de Dusamareb- en el centro del país. Los milicianos de Al Shabab- la marca de Al Qaeda en Somalia- decidieron hacerse con el control de la ciudad a la fuerza lo que desencadenó violentos enfrentamientos con los milicianos de Ahlu Sunna Waljamaca. El saldo de la refriega asusta: 47 muertos y más de un centenar de heridos graves por lo que se espera que el número total de víctimas mortales ascienda considerablemente.
Los enfrentamientos entre ambas facciones se alargaron durante varios días en los que los milicianos de Al Shabab lograron recuperar el control de la ciudad - que perdieron esta misma plaza en diciembre de 2008 a manos de Sunna (un islamista moderado y progubernamental) durante unas horas antes de ser, nuevamente, expulsados por las milicias de Sunna. Desde diciembre de 2008 los radicales islámicos ansían hacerse con el control deDusamareb- a 560 kilómetro al norte de Mogadiscio- una ciudad estratégica ya que es la capital de la región central de Galgadud. Al Shabab ansía el control de la capital-Dusamareb- porque así podría extender sus áreas de control entre Mogadiscio y la región norte de Puntlandia- región pro gobierno y asfixiar a un gobierno desgastado y que ha perdido la iniciativa.
Pero este ataque podría ser una primera toma de contacto para poner a prueba a los milicianos de Ahlu Sunna y medir su capacidad de reacción. La región vive en tensión desde los ataques del fin de semana y la población civil ha comenzado a abandonar sus aldeas para marchar hasta zonas donde la guerra sólo sea un rumor. Los hombres de Sunna vuelven a tener el control de la ciudad de Dusamareb después de hacer cedido terreno ante el empuje de los radicales. Pero la lucha por esta plaza no ha acabado aquí. “Nuestras fuerzas han conseguido el control total de la ciudad. Hemos conseguido sacar de aquí a los milicianos de Al Shabab aunque todavía estamos buscando a algunos que se hayan podido ocultar entre la población civil. Pero no tardaran en ser localizados. Con seguridad afirmo que los cazaremos en otras localidades a las que vayan”, desafió el jeque Abdullah Abu Yusuf, a la agencia de noticias Reuters.
Un responsable de la ONG Elman Peace Center confirmó las informaciones sobre los duros combates vividos durante el fin de semana en Dusamareb. “Nosotros hemos contado hasta 47 muertos y más de un centenar de heridos. Los cadáveres se apilan en las calles. La mayoría de las bajas son de milicianos de ambos bandos, pero también hay algunos civiles entre los muertos. Mucha gente ha abandonado la ciudad por temor a nuevos ataques por parte de los milicianos de Al Shabab”.