La habitación de nuestro bebé , como bien decía Patricia en la entrada anterior es la forma de dedicarle tiempo, antenciones y cariño a nuestro hijo antes de que nazca, por eso su preparación ilusiona tanto.
Desde que supe que estaba embarazada miraba la que sería su habitación con ojos golosones, me asomaba a la puerta visualizando mi sueño de dormitorio, medía y volvía a medir, allí no había sitio para muchas cosas. Comencé a mirar por internet cunas, era lo único que cabía en una pieza de apenas cuatro metros cuadrados, encontré que la mayoría de cunas en Chile son una especie de todo en uno: cuna, cambiador, cómoda, baúl y cama de transición, es decir, se demontan los muebles y queda una cama de una plaza que sirve hasta los cinco años más o menos, la cómoda te sirve como mesita de noche y el baúl como juguetero…era la solución ideal para tan poco espacio. Una vez encargada la cuna llegó la indecisión que atormenta a muchos “embarazados”, cambiarse de casa o hacer reformas, voilà, nos cambiamos de departamento a uno más grande!!(Ésto bienmerece una entrada aparte).
A muchas nos pasa que nos obsesionamos con un color cuando estamos ideando un evento, me ocurrió con mi boda, y me pasó de nuevo con la habitación, en esa visión idílica todo era amarillo, blanco y gris, tanto era así que me regalaron la toca y el faldón a juego. En la práctica no se materializó totalmente así porque me fui dando cuenta de que los colores son lo que alegra la vista y a mi parecer un niño neceita alegría y estímulos. También ocurre que te regalan cositas y no encajan a la perfección con tu idea de habitación de catálogo, pero igual las colocas y quedan preciosas porque están hechas o compradas con muchísimo cariño hacia tu bebé. En las paredes y el suelo no cabían muchos cambios ya que hay papel y moqueta, exigencias a las que hay que adaptarse cuando uno vive de alquiler.
La cuna como ya he explicado fue hecha expresamente por un artesano en los colores y las dimensiones que nosotros elegimos, al contar con armario empotrado, encargamos los tiradores a juego.
En Chile, al ser un país sísmico, las ventanas carecen de persianas, así que es obligado el uso de cortinas Black Out que impidan la entrada de luz, yo misma confeccioné el stor con black out y una tela estampada en tono de los muebles, para complementarlo y darle un toque, ya que la ventana es enorme, le hice una guirnalda de banderines muy vistosa.
La ropa de la cuna la adquirí en una tienda local de manufacturas, el cambiador lo hice yo misma, me puse manos a la obra con una espuma dimensionada, una tela en tonos grises y un hule de plástico. Las cestitas para ordenar pañales, cremas, etc, las compramos en un gran almacén y también las personalicé con unos lacitos.
El vinilo de los BúhosHipster nos lo hizo una amiga diseñadora gráfica, el Árbol de koalas se lo encargamos a mi hermano, en él vamos anotando la altura del pequeñín y el monstruito es obra de una ilustradora chilena.
Los cuadros fueron caprichitos míos, ratitos que le dediqué a mi principal afición, las manualidades, unos con tela de Ikea y los otros sobre un bastidor para bordar, a Luis le fascina mirarlos cada vez que entra a su habitación.
Hay un elemento que sobra, la cama, la necesitamos para la visita de nuestros familiares cuando llegó Luis, estoy contando los días para que desaparezca y en su lugar tener una mecedora y un cesto lleno de libros y juguetes, así tener el lugar idóneo en el que inculcarle a mi hijo otra de mis aficiones, la lectura.
Por el momento Luis duerme en un moisés en nuestro dormitorio, tratamos de jugar y de que haga las siestas en su habitación para así facilitar en un futuro el temido cambio. El moisés es el modelo Lullago de Chicco, regalo de unos amigos y la ropita como no podía ser menos se la hizo su mamá con todo el amor del mundo, con la colcha anunciamos a todos cuál sería su nombre…de ahí el subtitulo de la entrada, handmade with love, horas y horas de costura que quedarán como recuerdo de una etapa preciosa.
Autor Lina Martinez
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