Revista Cultura y Ocio

La habitación de Nona - Cristina Fernández Cubas

Publicado el 18 noviembre 2015 por Elpajaroverde
Siempre he tenido dudas acerca de la utilización del término cuento y del término relato. No sé si se pueden utilizar indistintamente, si hay aspectos relevantes que diferencian al uno del otro o si esas diferencias son tan sutiles y subjetivas que crean dificultad a la hora de diferenciarlos. Tendemos a asociar el cuento con las historias para niños, tal vez también con las leyendas y las narraciones mitológicas; pareciera que los cuentos perteneciesen al reino de la fantasía. El relato en cambio, no sé si  es por compartir primera sílaba con la palabra realidad, se nos antoja más cercana a esta. No es mi intención dejar en esta reseña uno por encima del otro si es que acaso no estamos hablando de lo mismo; de todas formas, para el libro que hoy os traigo lo que estoy exponiendo aquí resulta una discusión estéril, pues se nos presenta ya como una reunión de cuentos y a su autora como una de las más prestigiosas cuentistas (el término en sí tiene ciertas acepciones despectivas) de nuestro país.  Aunque si queréis saber mi opinión sobre estos relatos, cuentos o narraciones, os diré que contienen mucha realidad pero que esconden también mucha ¿fantasía?... no, digamos mejor imaginación.
Y es curioso, las tres recordamos a aquel desconocido con un sentimiento muy semejante a la simpatía. Nos parece un personaje prestado. Una figura precedente de otra historia. Un enviado del Destino para disipar dudas, ahorrarnos trámites y poner punto final."

La habitación de Nona - Cristina Fernández Cubas

Portada de La habitación de Nona

"La habitación de "Nona es el título del cuento que abre y da nombre al último libro de Cristina Fernández Cubas. Y es un cuento complejo, absorbente, fascinante, inquietante. Excelente, en una palabra. Su final te deja en cierta medida descolocada, porque no atinas a discernir si lo has comprendido completamente, es más, te quedas con la sensación de que hay múltiples formas de reinterpretarlo. Porque sí, es fascinante e inquietante por la realidad que nos presenta, pero la imaginación de su autora y la imaginación de su protagonista dejan también la puerta abierta a la imaginación del lector. Brillante.
Continúan los cuentos, hasta seis, y aunque son muy diferentes entre sí todos comparten una tónica general: un lugar reservado a la imaginación pero no disociada de la realidad sino como parte indisoluble de esta. Comparten también el protagonismo femenino y el casi omnipresente uso de la primera persona en la narración. La autora barcelonesa sabe cómo contar una historia, sabe también que al tratarse de historias cortas ha de agarrarnos ya desde la primera frase y no soltarnos hasta el final. Y su seis cuentos, aunque es inevitable que algunos nos gusten más que otros, consiguen todos que nos mantengamos absortos en su lectura y en el mundo propio que crean o que nos hacen crear.
Inicié esta lectura el 1 de noviembre, cuya víspera nocturna invita a la lectura de historias de miedo. La causalidad ha querido que sea esta una más que digna recomendación para esa fecha, pues aunque no sean los suyos cuentos de terror al uso todos tienen algo que asusta, que causa desasosiego, como una corriente helada repentina que te abandona pero te deja la sensación de frialdad petrificada en ti. Y al rememorar estas fechas viene a mí un olor a tierra húmeda, a bosque de luz apagada una vez trascurrido el ocaso, a raíces subterráneas cuyas ramificaciones asemejan lo vivo y lo muerto tendiéndose la mano. Es el olor del bosque de Ana María Matute, cuyo último libro leí hace un año por estas mismas fechas (para leer su reseña pinchad aquí).
"Pero la memoria, lo estamos viendo, no es una tumba de alta seguridad. A la sola mención de su nombre las imágenes desterradas han salido de su escondrijo más vivas que nunca."
Caigo ahora en la cuenta de que las ubicaciones de los cuentos de Fernández Cubas son un poco lo que ese bosque de Ana María Matute, autora que cultivó también el género del cuento. Si en el bosque se dan la mano lo vivo y lo muerto, en estos cuentos lo hacen la realidad y la imaginación, la luz y la oscuridad que albergamos todos. Y lo mismo lo hacen en la habitación de una niña especial llamada Nona ("La habitación de Nona"), que en una jaula en la que nos encerramos nosotros mismos sin querer ("Hablar con viejas"), en una tribu perdida de la Amazonia ("Días entre los Wasi-Wano") o en nuestra asombrosa capacidad de mirar sin ver ("El final de Barbro"). A veces simplemente, como en "Interno con figura", en la observación de un cuadro cuyo incomprensible significado nos perturba sin saber por qué y ha de llegar la inocente voz de una niña y su lúcida mirada para hacernos entender lo que estamos viendo. La pregunta luego sería si acaso no estaríamos mejor sin saberlo.
"El silencio que acoge sus palabras no tardará en obrar como una pregunta."
Una niña, y hay varios niños en estos cuentos. Y habrá también a quien no le sorprenda pues pensará que los cuentos son precisamente cosa de niños. A mí no me sorprende en cambio porque pienso que todos volvemos a ser niños cuando leemos cuentos. Pero no esa personita que es como una hoja en blanco por escribir, sino el adulto lleno de borrones y de letra inteligible que necesita con el desamparo de un niño chico que alguien le ayude a traducir lo que él mismo ha escrito. Por eso en los cuentos no basta la realidad, por eso se recurre a la imaginación para explicar el mundo a los niños, por eso las leyendas y mitos hacen uso de la fantasía para preservar y transmitir una cultura. Los adultos también necesitamos echar mano de la imaginación, porque hay ciertas partes de la realidad que sin ella no nos atreveríamos a mirar ni a ponerle nombre, y la imaginación nos las devuelve como si de una imagen especular se tratase. Hay ciertas partes de nosotros que nos empeñamos en negar y las dejamos ahí encerradas en un cuarto bajo siete llaves. Nos hacen falta los cuentos para abrir la puerta de ese cuarto, reconocernos y comprendernos. Nos hacen falta los cuentos para abrir la puerta de la habitación de léase Nona, léase cualquiera de nuestros nombres propios.
"Y siento miedo. Una vez más. Miedo de lo que me escupen en silencio sus ojos brillantes. Miedo de lo que está siempre ahí, en el fondo de todo cuanto hago,..."

La habitación de Nona - Cristina Fernández Cubas

165/365 Little Red Hiding Hood. Fotografía de martinak15

Me gustan los cuentos.

Ficha del libro:
Título: La habitación de Nona
Autor: Cristina Fernández Cubas
Editorial: Tusquets
Año de publicación: 2015
Nº de páginas: 208

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