Revista Sociedad
El capitalista explota y explotará a sus empleados aunque no quiera hacerlo, aunque luche personalmente contra esa explotación, ya que las leyes del sistema capitalista son inflexibles. Si el capitalista paga salarios muy altos, y si a pesar de ello mantiene los mismos precios para poder vender, lo que ocurre es que disminuyen sus ganancias. Pero una parte de ellas debe ser reinvertida en la empresa para poder perfeccionar su tecnología y de esa manera poder competir con sus similares en el mercado. Lo que ocurre entonces, es que este capitalista se va quedando atrás, hasta que llega un momento en que ya no puede competir con los costos más bajos de los otros capitalistas que han mejorado sus industrias, y por tanto va a la quiebra. Esto significa que este sistema capitalista no deja más alternativas que la explotación del trabajador o la desaparición del empresario.
Los empresarios buscan perpetuar la competitividad de sus negocios y para ello se valen de todo tipo de artimañas, entre las que sobresale el control de los estamentos del estado a través de la política y mediante los recursos financieros. Los trabajadores tienen como alternativa, cambiar el sistema por medio de sus hábitos y costumbres, ya que su esencia netamente consumista es la que sostiene al aparato explotador. Las revoluciones armadas son cosa de la historia; hoy se requiere un cambio de mentalidad a través del conocimiento de la información. Antiguamente no teníamos el acceso a la información como lo tenemos hoy, por eso no debemos dejarnos engañar más y reaccionar; el 99% de las cosas que tratan de vendernos día a día, no las necesitamos; el 99% de la publicidad es engañosa; el 99% de las personas vive una vida de completo engaño porque no se dan cuenta de la forma en que les condiciona el medio. El 1% restante, debe ayudar a los demás a despertar.