La hija de los huesosAndrea Stweart (trad. de Cristina Martín Sanz)GamonTapa dura / Digital | 472 páginas | 23€ / 6,72€
Ningún imperio dura para siempre, señala un personaje, y creo que este ha estado demasiado maduro durante mucho, mucho tiempo. La hija de los huesos, primer libro de la trilogía El imperio hundido, es también el debut de Andrea Stweart, autora chino-estadounidense que utiliza ideas tanto innovadoras como efectivamente recicladas de la fantasía para tejer un compacto enigma político y social que hace de La hija de los huesos, un comienzo sólido e intrigante a partes iguales. Cinco narradores nos cuentan la historia de un imperio que comienza a caer, de unas islas que se están hundiendo en el mar, de un Emperador que esta envejeciendo y no tiene heredero aparente, y de un pueblo que se haya inquieto bajo la oligarquía presente. Cinco historias entrelazadas en un vasto mundo inspirado por la cultura asiática, pero con una clara manifestación sobre la diáspora.
Nobles, ladrones, rebeldes y constructos
Lin, hija del Emperador, vive en palacio prácticamente encerrada, obligada por su tiránico y egoísta padre a intentar recuperar los recuerdos de su juventud. Vive rodeada de constructos, una especie de robots orgánicos, criaturas vivientes esclavizadas por una programación escrita en fragmentos de hueso grabados. Una especie de gólems que pueden hablar, espiar, luchar y mucho más. Y Lin, por supuesto, quiere entender como crearlas, en parte para poder complacer a su padre, pero por otra parte, para conseguir ser la heredera. Su lucha viene con su hermano adoptivo Bayan, a quién el Emperador si esta enseñando a crear dichas construcciones. Un contrincante y a la vez un aliado, que lleva a Lin ir un paso más allá de las reglas establecidas. Ilustración de Heather Brockman Lee
En otras partes del Imperio, también hay más protagonistas para esta historia. El más interesante es Jovis, un ladrón con corazón de oro, que se encuentra en busca de su esposa desaparecida hace años mientras choca con una criatura marina especial, y se dedica a rescatar niños de un ritual brutal, en el que se extraen huesos para el Emperador y sus constructos. También tenemos a Phalue, hija del gobernador de una isla, y a su novia Ranami, una guerrillera contra la clase dominante que revolucionará una de las islas. Por último tenemos a Arena, un enigma en si mismo, ubicado en el límite exterior del imperio.
Un árido comienzo
La hija de los huesos, pese al sencillo estilo con el que esta escrito y el ritmo voraz con que se puede consumir, es un libro complejo y árido de entrada para cualquier lector. Es un libro incluso fascinante en retrospectiva una vez leído, pero que gasta mucha energía en la configuración de todo su universo. El ritmo al comienzo es complicado, con cinco puntos de vista en los primeros seis capítulos del libro. Mucha información y personajes que asimilar en poco tiempo. Sin embargo, una vez metido en las venas de La hija de los huesos, todo despega y comienza a tomar el control de cada historia y destino. Dos historias narradas en primera persona, las otras tres en tercera, cada una consigue tener su fortaleza y voz propia con el paso de las páginas. Sin embargo, pese a los esfuerzos, Lin y Jovis se sienten en los tramos finales como los verdaderos protagonistas de este primer volumen. Mapa de El Imperio Hundido
El mundo de El imperio hundido
Si al comienzo hablaba sobre una clara manifestación sobre la diáspora en La hija de los huesos es claramente por el mapa que plantea: la población vive en islas flotantes y migratorias que se desplazan a través del Mar Eterno, o que incluso pueden llegar a desaparecer en un momento dado. Una fusión de la tradición occidental por sus arquetipos en cuanto a personajes de fantasía, pero con una sensibilidad y una estética que aluden directamente a la inspiración asiática originaria de la autora. Las islas migran, manteniendo a sus habitantes atrapados durante estaciones o incluso años, haciendo de la navegación incluso un arte y una cualidad encomiable.
Sin embargo, lo que más fascina en El imperio hundido son los constructos. Stewart hace un trabajo excepcional en este aspecto y va desarrollando la magia de los fragmentos de hueso poco a poco. Estas esquirlas de hueso extraídas de los habitantes de las islas, que casi podrían ser ciencia ficción por su base informática, prestan especial atención a los detalles lingüísticos y aúna tanto el mundo de las inteligencias artificiales como el de la programación. La fantasía épica se ve las caras con la ciencia ficción en La hija de los huesos, en una magia de esquirlas que supone la única fuerza para luchar y mantener a raya un antiguo mal del que aún poco sabemos, los Alanga, pero del que estoy seguro se develará mucho más en los próximos dos volúmenes de la saga. Ilustración de la portada francesa
Destino e identidad personal
Si sentimos el mimo de la construcción de mundo, un paso más allá se percibe su cuidadosa cimentación de los personajes. A través de sus viajes y de sus destinos, vemos el Imperio desde diferentes puntos de vista y exploramos los esfuerzos grupales para desafiar de diferentes formas al poder. Phalue y su bofetón de realidad en la isla de Nephilanu, Lin y su oposición a la visión del Imperio de su padre, Jovis y su destino marcado e incluso Arena, en los últimos compases, nos muestra que esta más cercana al Imperio de lo que parece. Cada historia se va configurando y desarrollando, siempre partiendo de lugares y personajes que no aceptan su posición en la vida y deciden tomar decisiones para cambiarlo.
Y es que el verdadero corazón temático de La hija de los huesos son las elecciones que te definen. Cada personaje tiene puntos de inflexión en sus historias donde tienen que escoger, se dan cuenta de lo que hacen y de lo que quieren hacer. Cada personaje remodela su historia, dejando atrás el pasado y construyéndose una narrativa propia con la que conseguir sus objetivos. Este casi prólogo que podemos decir, en esta base que asienta toda la trilogía de El imperio hundido, es el momento en el que sus personajes toman las riendas de su destino y a través de sus acciones, consiguen empezar a cambiar la situación presente. Es, como decía al principio de la reseña, el momento en el que el ciclo de poder se tiene que romper, por que ningún imperio, dura para siempre.
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