Este domingo 25, a las 4 de la tarde, tendremos la oportunidad de ver en cines el ballet, ‘La hija del Faraón’, retransmitido en directo desde el Bolshoi en Moscú. En Madrid, será retransmitido en los cines Planetocio (Collado Villalba), Ideal, Isla Azul, Plenilunio y Conde Duque Santa Engracia. Las entradas se pueden comprar por internet desde entradas.com, aquí las del Conde Duque (erróneamente, el servicio las ha clasificado cómo ópera) y aquí las de los otros cines.
La versión que veremos será la versión que estrenó en mayo del año 2000 el historiador francés, Pierre Lacotte. La versión original se estrenó en San Petersburgo, el 30 de Enero de 1862, con coreografía de otro francés, Marius Petipa. La música pertenece a Cesare Pugni, y el libreto es una adaptación de Jules-Henri Vernoy de Sant-Georges de un poema de Théophile Gautier, ‘Le Roman de la momie‘ (que puede leer en español aquí). La formula Sant-Georges&Gautier ya se probó de sobra exitosa con el estreno de Giselle en 1841. Los primeros interpretes fueron, Carolina Rosati (Aspicia), Nicholas Goltz (Faraón), Marius Petipa (Taor), y Lev Ivanov (pescador).
El ballet fue transplantado a Moscú ya en 1864, pero en el propio San Petersburgo gozó de varias reposiciones por ser uno de los ballets favoritos de la influyente Mathilda Kchessinskaya. Una de estas reconstrucciones, en 1898 es la que aparece en los archivos de la colección Sergeyev, pero, reconocido por el propio Lacotte, poco se pudo sacar de ahí. Gracias a la memoria de Lyubov Egorova, su maestra, y de algún otro bailarín de la época, se agregaron algunos detalles.
Este será el reparto de bailarines que tendremos la oportunidad de ver:
Aspicia, la hija del Faraón Svetlana Zakharova
Lord Wilson, un inglés, que se convierte en el egipcio, Taor Ruslan Skvortsov
John Bull, su sirviente, que se convierte en el egipcio Passiphonte Denis Medvedev
Ramze, la esclava nubia de Aspicia Nina Kaptsova
Un pescador Vladislav Lantratov
La esposa del pescador Maria Vinogradova
Pas d’action Andrei Bolotin
Yulia Lunkina
Svetlana Pavlova
Maria Prorvich
Anastasia Stashkevich
Igor Tsvirko
Dos caballeros Karim Abdullin
Yegor Khromushin
Primer río– Guadalquivir Anna Tikhomirova
Segundo río – Congo Anna Okuneva
Tercer río – Neva Daria Khokhlova
El Faraón Andrei Sitnikov
El rey de Nubia Andrei Melanyin
El dios del Nilo Ivan Alexeyev
Sirvientes del Dios del Nilo Karim Abdullin
Dmitry Dorokhov
Yevgeny Golovin
Yegor Khromushin
Cariátides Anna Balukova
Victoria Litvinova
Anastasia Meskova
Anna Rebetskaya
El gran sacerdote Alexei Loparevich
Heraldo Denis Savin
Un mono Alexei Matrakhov
Para aquellos que no estén familiarizados con la historia de este ballet, o no hallan visto el dvd ya editado con Svetlana Zakharova y Sergei Filin, aquí dejo una traducción del libreto que se ofrece en inglés desde la web del Bolshoi:
Acto 1
Escena 1
Un joven lord inglés, lord Wilson, viaja por Egipto con su sirviente, John Bull. Frente a una pirámide, se encuentran con unos mercaderes árabes que amablemente los invitan a su campamento.
De repente, se levanta una gran tormenta y los viajeros y los mercaderes se apresuran a refugiarse dentro de la pirámide.
Escena 2.
El vigilante de la pirámide pide a sus nuevos, ‘huéspedes’ que no hagan ruido, y señala a una tumba al fondo de la pirámide. Allí yace Aspicia, la hija de uno de los faraones más poderosos de Egipto.
Acomodándose en una esquina de la pirámide, los mercaderes encienden sus pipas de opio. Lord Wilson también pide un chibouk. Finalmente, se duerme, y todo queda envuelto por una ligera capa de humo.
Increíbles sueños comienzan a tomar forma, las paredes del sepulcro desaparecen, y las momias vuelven a la vida, dejando sus sarcófagos. Tras ellos aparece Aspicia, su dama, la hija del gran Faraón. Acercándose al inglés, pone su mano en su pecho. En ese momento, ocurre una mágica metamorfosis: Lord Wilson y su sirviente se convierten en egipcios. El primero se llama Taor, el otro, Passiphonte.
Ensimismado por la belleza de Aspicia, Taor intenta seguirla, pero la princesa desaparece entre la niebla.
Escena 3
Taor y su sirviente Passiphonte, se adentran en el bosque en búsqueda de Aspicia. Milagrosamente, la encuentran, durmiendo encima de una roca, con sus damas cerca, derrotadas por el intenso calor.
Taor, cuidadosamente, se acerca a la princesa y pone su mano en su corazón. Aspicia se levanta y reconoce al bello joven. Sin prestar más atención a su alrededor, los dos se miran fijamente.
En la distancia se oyen cuernos de caza. Aspicia le pide a Taor que se esconda. Ramzé, su esclava, que ha visto al extraño, intenta convencer a su señora de que se vayan. Los cazadores aparecen e informan a Aspicia de que hay un león cerca, y ella parte con los cazadores en su búsqueda.
El león es rodeado, pero, de repente, se escapa de los cazadores y va hacia la princesa. Taor, que, desde su escondite sigue la escena con pavor, coge un arco y rápidamente dispara una flecha al corazón del león, salvando a Aspicia. Ella se desmaya, pero Taor la coge antes de tocar el suelo y la lleva a un sitio seguro.
Una fanfarria de trompetas anuncia la llegada del faraón y su corte. Viendo a su hija en los brazos de un extraño, el faraón ordena arrestarlo. Pero, Aspicia dice a su padre que Taor ha salvado su vida y debe ser retribuido. La furia del faraón se convierte en gratitud. Ordena que el joven sea liberado he invitado a su palacio.
Acto II.
Escena 4
Taor visita a Aspicia en sus suntuosos apartamentos y le declara su amor. El faraón entra, rodeado de un brillante desfile de dignatarios y oficiales de palacio. Les sigue el Rey de Nubia, que ha venido para pedir la mano de la hija del Faraón. El egipcio acepta dar a su hija en matrimonio con el Rey de Nubia y los dos hombres firman un tratado de amistad.
Oyendo esto, Taor casi desfallece de pena. Aspicia intenta calmarlo y le promete que nunca pertenecerá a nadie que no sea él.
El faraón ordena que las festividades para celebrar la boda de su hija comiencen. Tristemente, Taor recuerda a Aspicia que pronto debe de casarse, así que los dos amantes deciden escaparse.
En el punto álgido de las celebraciones, Taor obtiene una llave de una puerta secreta desde la que la pareja puede escapar del palacio.
El faraón se enfurece cuando se entera de la desaparición de su hija, y ordena que detengan a la pareja. Descubriendo la puerta secreta, el Rey de Nubia y sus soldados corren a perseguir a Taor y Aspicia.
Acto III
Escena 5
Taor y Aspicia se esconden en una casita de pescadores a la orilla del Nilo. A la caída del sol, los pescadores se preparan a salir a faenar, e instan a sus invitados a acompañarles. Aspicia, cansada, decide no ir. Taor le aconseja descansar y se marcha con los pescadores. En cuanto se marcha, el Rey de Nubia y sus soldados entran en la cabaña. Aspicia sabe bien que su boda la separaría para siempre del hombre al que ama. Así que, para evitar ser apresada, salta por la ventana y se lanza al Nilo.
En este momento, Taor y Passiphonte vuelven a la cabaña. El Rey de Nubia ordena su captura y los amenaza con vengarse por haber secuestrado a Aspicia.
Escena 6
El Dios del río Nilo, da la bienvenida a Aspicia, reconociéndola cómo la hija del Faraón. Pero la princesa sólo pide una cosa, ver a Taor de nuevo. El Dios del Nilo la satisface, y hace aparecer a Taor, reflejado en las aguas de un acantilado. Deseando reunirse con su amado, Aspicia pide al señor del Nilo que la devuelva a tierra. El Dios acepta.
Escena 7
En el palacio del Faraón. El señor de Egipto está desesperado. Pide que Taor sea llevado a su presencia y amenaza con matarlo si no le dice donde se esconde Aspicia. Pero Taor no sabe donde está la princesa, así que el Faraón ordena que el jóven sea condenado a muerte, a ser mordido por la serpiente sagrada. Pero, en ese momento, el sonido de una alegre marcha comienza a llegar desde lejos. Los pescadores han encontrado a Aspicia y la llevan de vuelva al palacio.
La princesa se arroja a los brazos de su padre y le cuenta sus aventuras, de su amor por Taor y de cómo el Rey de Nubia la amenazó y la obligó a lanzarse al río. El faraón rompe el tratado de amistad con el Rey de Nubia y le ordena abandonar el palacio. Aspicia pide a su padre que libere a Taor, pero el faraón se niega, no puede perdonar al hombre que secuestró a su hija. Así que Aspicia declara que está preparada para morir con su amado.
Corre hacia la serpiente y pone la mano para que le muerda. El faraón rápidamente sujeta a su hija. Impresionado por la profundidad de sus sentimientos, perdona a Taor y bendice la pareja. En el punto álgido de las celebraciones, el escenario se llena de humo.
Escena 8
En lugar del palacio, la pirámide vuelve a aparecer. Lord Wilson se despierta y mira a su alrededor sorprendido. En la esquina más lejana de la pirámide, ve la tumba de la hija del faraón. Su cara se ilumina con una gran sonrisa recordando el sueño que acaba de tener.