La Historia Compartida – Marco Polo

La Historia Compartida…Por César del Campo de Acuña

Sean bienvenidos una vez más a La Historia Compartida, la sección de www.cincodays.com dedicada a las breves biografías de las más variopintas personalidades de la historia. En esta nueva entrada hablaremos de uno de los descubridores más importantes de todos los tiempos, un explorador incansable que paso a la historia gracias a sus interminables viajes y a sus sorprendentes exageraciones.

¿De quien hablamos?: de Marco Polo, un celebre viajero, explorador y mercader veneciano nacido el 15 de septiembre de 1254 en Venecia (aunque las ultimas investigaciones aseguran que nació en la isla de Korkula, Croacia) y fallecido el 8 o 9 de Enero de 1324 a los 69 años de edad.

¿Por qué paso a la historia?: paso a la historia por sus viajes al Extremo Oriente o Lejano Oriente narrados en Los viajes de Marco Polo, relato que dio a conocer en la Europa Medieval las tierras de Asia central y China.

¿Sabias que…?: Su linaje familiar procedía verdaderamente de Croacia (no es hasta el siglo XIII que se tengas constancia de la presencia del clan Polo en Venecia como una familia establecida en la famosa y acuosa ciudad), concretamente de Dalmacia y en un principio fijo su residencia en Costantinopla, ciudad desde la que dirigieron sus intereses comerciales a pesar de mantener una casa en Soldaji (Mar de Azov).

El escudo de la familia Polo representaba tres aves acuáticas. Curiosamente en veneciano antiguo la palabra pola significaba pájaro y en croata la palabra pol significaba lo mismo.

No existe referencia alguna a su infancia. Los primeros datos conocidos sobre el incansable viajero nos muestran a un Marco Polo con 17 años (1271) de edad dispuesto a embarcarse con su padre, Nikola, y su tío Mateo en el segundo gran viaje hacia Asía emprendido por estos (el primer viaje fue en 1255 y se prolongo durante catorce años).

Marco Polo, su padre Nikola y su tío Mateo (así como todos aquellos que les acompañaron en su segundo viaje) se convirtieron en los primeros europeos de la historia en atravesar el Pamir y en cruzar el desierto del Gobi.

Durante su primer gran viaje a Asia, Marco Polo “aprendió” (como solo se poda aprender en aquellos tiempos) a escribir y hablar a la perfección el Persa, Mongol y Turco. Sumen a su currículo nociones básicas de chino y tendrán a un perfecto embajador para Kublai Khan, gobernante que le encomendó todo tipo de misiones diplomáticas desde que lo conociera en 1275.

Marco Polo no volvió a Venecia hasta los 41 años de edad, es decir 24 años después de su partida. Gracias a los regalos del Khan, compraron una casa (sus parientes pensaban que habían desaparecido y vendieron sus posesiones durante su ausencia). Marco Polo se caso con Donata y tuvo tres hijas: Bellela, Marieta y Fantina.

Durante su encarcelamiento (tras caer preso por los genoveses tras la batalla de Curzola) escribió, junto a su viejo amigo Rusticello de Pisa (al que conoció al principio del viaje que le mantuvo 24 años fuera de casa), el libro titulado: El libro de Marco Polo, ciudadano de Venecia, llamado Millón, en el que se narran las maravilla del mundo. Luego fue titulado simplemente como: Libro de las maravilla del mundo.

Marco Polo fue apodado Millón o Millione; Hay dos teorías que explican este peculiar seudónimo. La primera afirma que el viajero y comerciante fue llamado así debido a que Millione es el diminutivo de Emillione, uno de los nombre de Marco Polo. La segunda asegura que era apodado Millón por ser un mentiroso y exagerado contador de cuentos ya que nadie podía creer las peripecias relatadas en su libro.

En su libro llego a contar que conoció la tumba de los Tres Reyes Magos en Saba. El viajero añadió que los cuerpos de los Reyes no habían sido corrompidos por el tiempo, quedándoles aun piel y pelo. Otros cuentos narrados en su libro nos hablan del Ave Roc, tan grande que era capaz de levantar un elefante con sus garras o del Pájaro Aguja, que defecaba diamantes. Ni que decir tiene que el libro no fue muy bien recibido por sus conciudadanos y tan solo se conservan unas 200 copias de las publicadas en aquel momento.

En su lecho de muerte y tras hacer testamento, sus amigos, familiares y confesores le pidieron que se rectificara, que negara sus “mentiras” y exageraciones a lo que Marco Polo respondió: No escribí la mitad de lo que vi.