Revista Cultura y Ocio
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Cuando me topé con esta novela por casualidad en el Rastro de Madrid, no dudé en adquirirla. Hasta el momento no había leído nada de Gordimer, pero una lectura bien vale la pena. Aunque no es un libro de los más conocidos quise leerlo. Ha pasado varios años esperando turno, pero ha merecido la pena. Si hablamos de Nadine Gordimer, debemos situarla en una época y momento determinado que marcó una etapa importante en la historia de la humanidad: el Apartheid. Allí nos vamos: a Sudáfrica. Un país dividido en blanco y negros, donde estos últimos viven recluidos en guetos y carecen de los derechos y oportunidades que los ciudadanos blancos. No es una novela dura, pero su argumento profundiza en la lucha por la igualdad de derechos y oportunidades.
La novela está narrada a dos voces; la de Sonny y la de su hijo Will. Su realidad es la misma, pero su actitud no lo es. Padre e hijo profesan una relación de amor odio, al tener el primero un affair con una mujer blanca. La familia, que parecía perfecta, se desmorona en una falsa normalidad, que terminará pasando factura.
Gordimer conoce muy bien la lucha de los negros, sus represalias, sus encarcelamientos...; ya que entre sus mejores amigos contaba con Nélson Mandela.
No voy a profundizar más en la reseña porque es una novela que merece mucho la pena. Aunque la voy a etiquetar dentro de "Slavery", no esperéis una historia de esclavitud pura y dura; sino una esclavitud a la que todavía muchos colectivos se enfrentan.