Revista Opinión

La homosexualidad y la cristiandad

Publicado el 05 abril 2015 por Liberal

Como ya dijimos en este blog hace tiempo, las nuevas leyes de “libertad religiosa” en los distintos estados de Estados Unidos iba a provocar un caos de enfrentamientos. Desgraciadamente, ya hubo la semana pasada un caso famoso en Indiana – había una ley que permitía a los negocios y empresas discriminar a los homosexuales con el pretexto de su “propiedad privada y su libertad confesional”. Hace ya dos días, a la vista de la furia internacional y nacional contra esa ley, Indiana ha tenido que recular. Bueno, mas bien – los republicanos de Indiana. Que sirva ese ejemplo como muestra de lo que pasa cuando hay anarquía y permisividad a la hora de permitir que cada persona interprete las cosas a su manera a nivel legislativo. Lo cierto es que NO ES ACEPTABLE usar tu religión como pretexto para discriminar y violar los derechos de terceros. Los que defienden eso en nada se diferencian de los terroristas del Estado islámico.

Cada vez más, hay iglesias que están abandonando las creencias tradicionales sobre la homosexualidad. No obstante, muchos cristianos ven homosexualidad como una práctica sexual incompatible con ser cristiano o con la iglesia. Eso no se debe tanto al odio (en la mayoría de casos) como más bien la fuerza de la tradición. Las creencias anquilosadas por siglos y siglos de enseñanzas no se borran con facilidad. Por eso yo creo que en este proyecto debemos ser valientes y estar a la vanguardia de las cosas, cueste lo que cueste, se ofenda quien se ofenda. Lo dije una vez y lo digo de nuevo: surge un nuevo entendimiento sobre la homosexualidad que hace incompatible las creencias antiguas con las realidades científicas, sociales y liberales.

Al final, el seguir viendo a los homosexuales como “pecadores” es una decisión – una decisión de un número cada vez reducido de personas. Pone en prioridad determinados versículos de la Biblia por encima de todo lo demás, como si los tiempos no hubiesen cambiado ni las prácticas en las relaciones. Por esa regla de tres, muchos de los que ahora siguen condenando ferozmente la homosexualidad también tendrían que estar en contra de que su novia les…toque la trompeta. También otros, en vez de gozar de mucho sexo fogoso mediterráneo en la cama, tendrían que solamente limitarse a mantener relaciones sexuales para procrear, cosa que condenaría a la práctica totalidad actual de los occidentales al infierno (de ser cierto que solo se debe hacer el amor para procrear).

Los homosexuales no son ni mejores ni peores que nosotros. Son la misma contradicción y debilidad, las mismas personas, con más o menos dignidad como todos. La mayoría de los que tienen hijos homosexuales saben esto. También lo saben los hijos de padres homosexuales. Es una verdad como un templo, menos ambigua que muchos textos bíblicos, menos complicada que cualquier credo religioso.

Así pues, nuestros debates sobre la libertad religiosa también deben incluir debates sobre liberar a las relgiones y a la gente religiosa o fanática de los prejuicios que no necesitan para nada y que, de hecho, hasta pueden eliminar por completo COMO YA HAN HECHO CON MUCHOS ASPECTOS DE LA FE HISTÓRICA. Que yo sepa, ningún cristiano hoy en día, salvo un tarado alocado, defiende quemar brujas, ni prohibir que las mujeres voten, ni la inquisición, ni quemar libros. Créanme, esto lo defendían los cristianos hace siglos. Todo eso cedió a las exigencias de la ilustración y la modernidad (tan vilipendiada por algunos en este foro). Pero de la misma manera que eso de “abrir las fronteras para los inmigrantes” es una idea oscurantista y nada ilustrada, el odiar a los homosexuales responde a lo mismo – a una idea de la humanidad totalmente surrealista y nada compatible con el tipo de sociedad que vamos a querer forjar.

Hay una verdad absolutamente incuestionable que molesta a los tradicionalistas cristianos: lo cierto es que a lo largo de los siglos, SÍ ha cambiado el “cómo” entendemos el pecado y QUÉ es pecaminoso. Érase una vez en la que bailar ritmos del Waltz se consideraba altamente pecaminoso, así como escuchar música de Mozart (el padre de nuestra moderna música electrónica). Muchos nacimos en ámbitos tradicionales donde se condenaba el baile, jugar a las cartas, beber alcohol, y la homosexualidad. Yo, por mi parte, he decidido abandonar esas creencias poco a poco. No solo yo, sino también lo ha decidido así muchos cristianos que ya no enseñan lo que enseñaban sus abuelos.

Durante siglos, por poner otro ejemplo, una mayoría de cristianos (salvo puritanos en Nueva Inglaterra) no tenía problema alguno con la esclavitud hasta que un buen día las cosas cambiaron y se dieron cuenta que la esclavitud es un terrible crimen. La gente pensaba que los condones eran pecaminosos, ahora ya casi nadie cree eso.

El papel de la mujer también ha cambiado muchísimo en sociedades cristianas o postcristianas – en EEUU o España, la mujer ya no está subordinada al hombre en cuanto a derechos políticos, a pesar de que la Biblia SÍ enseña que la mujer debe someterse al hombre. Al final, muchas cosas en la Biblia son culturales, cultura de una época y zona geográfica muy determinada. Nosotros no somos semitas, somos occidentales, somos hombres blancos (me refiero a la mayoría de lectores de este blog) y por mucho que quieran algunos, no somos judíos ni podemos tener todas las prácticas del desierto hace miles de años. Lo siento chicos, pero es así.

La mayoría de católicos, presbiterianos y metodistas hoy en día no tiene problema alguno con las relaciones homosexuales siempre que sean consentidas. Las cosas van por ese camino y el que no lo quiera ver, se convertirá en un dinosaurio irrelevante. Lo que está claro es que la “religión” sigue siendo el último refugio de los más reacios para que sigan teniendo pretexto a la hora de ejercer lo que no es otra cosa que odio contra x colectivo/s. Se pretende con la religión dar licencia a la discriminación y a los abusos políticos.

Pero ni siquiera en el muy “tradicionalista” público useño las cosas siguen como antes. Ahora, el 62% de los protestantes de raza blanca (solo un 38% de protestantes negros y un 35% de protestantes latinoamericanos están a favor) está a favor del matrimonio homosexual. Solo un 28% de protestantes blancos evangélicos están a favor – estos se concentran principalmente en el sur profundo de USA.

Como he dicho muchas veces antes aquí, estos protestantes evangélicos tienen mucho poder en las primarias republicanas.

Otra cosa a tomar en cuenta es esta: en la época de la Biblia, no existía el concepto de “homosexual” o “gay”. Esos son inventos del hombre blanco occidental, más romántico después del siglo XVIII. Incluso, la gente no se casaba “por amor” ni por el físico, sino para fabricar hijos. Por eso el presidente iraní dijo hace tiempo en la Universidad de Columbia que en Irán “no hay gays”. Lo que hay para ellos son hombres que cometen el “pecado de la sodomía”. En la cultura árabe y oriental, la homosexualidad no existe como concepto – solo se habla de sodomía, como en la Biblia. La homosexualidad se entendía como un exceso del hombre heterosexual – como lo que nosotros consideramos alcoholismo o drogadicción. No se consideraba una identidad individual.

Los dos testamentos bíblicos condenan comportamientos que nos condenarían a todos al infierno ya que hoy en día se practican casi todos con total normalidad (salvo el de la homosexualidad, bueno, yo al menos no soy homosexual). Pero, ¿quién no conoce hoy en día a un homosexual? Siempre han existido. Incluso, nuestros abuelos conocían a un hombre al que le solian llamar “el afeminado”. En aquella época no se hablaba de sexo abiertamente, y “afeminado” era una forma educada de decir “maricón perdido”.

Sea como sea, aquí ha llegado el momento de ser valientes. No voy a pedirle disculpas a los homosexuales por mis creencias antiguas que no analicé debidamente porque yo no voy por la vida pidiendo disculpas si no creo que tenga la culpa de nada. Pero sí creo que debemos ser valientes y decir: nos hemos equivocado en eso, como en tantas otras cosas. Debemos seguir luchando por el liberalismo, por nuestra soberanía nacional, por los derechos humanos y un nuevo entendimiento hacia EEUU – esto es, no tengo tan claro que hoy por hoy Estados Unidos sea el mejor aliado. Como decía un refrán antiguo – “solo hay intereses permanentes”. Yo como liberal solo tengo intereses permanentes. Los debates bizantinos sobre la moral se los dejo a otros y creo que en este blog hemos sido valientes en estas cuestiones. Con esto, yo creo que ya no cabe debatir sobre si la homosexualidad es pecado o no. Es una cuestión cada vez más superada. Tenemos otros dragones contra los que luchar y derrotar.

¡HE DICHO!


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