Revista Opinión

La hora de los valientes

Publicado el 01 noviembre 2011 por Carmentxu

La hora de los valientesGrecia ha puesto en jaque a los mercados. La Bolsa cae, la deuda se levanta y cae un chaparrón en este vertiginoso corro de la patata. Otro martes negro (creo que no queda ningún día de la semana, excepto el sábado y domingo, sin parqués, por hacerse con ese adjetivo). El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, ha decidido someter a referéndum el segundo rescate de la UE. Ese rescate va acompañado, cómo no, de más y renovadas penurias para las clases trabajadoras del país. Islandia hizo lo mismo y le salió muy bien. Su principal problema ahora es que no puede entrar en la UE hasta que no pague la deuda, pero es un mal menor, ya que el país ha demostrado que hay vida fuera de la eurozona, al contrario de lo que se nos inculca.

El problema es que Grecia no es Islandia. Y hará falta mucha valentía, diez veces más por lo menos. Los islandeses dejaron quebrar sus bancos y metieron en la cárcel a sus especuladores patrios. Un no de Grecia es enviar un torpedo nuclear directo a la línea de flotación de bancos alemanes y franceses, principalmente, los más implicados en deuda griega y los que más tienen que perder en caso de impago. Las contramedidas no se harían esperar. Ideológicamente, Islandia no es una isla. Está íntimamente ligada a la visión del mundo del norte de Europa, donde los ciudadanos soportan con gusto una presión fiscal respecto al producto interior bruto (PIB) de más del 50% de media, que es la que permite y garantiza un estado del bienestar modélico. Pagan y estan contentos de hacerlo porque son conscientes de que es la única manera de mantener sus derechos. Pero Grecia, pese a aplicar una presión fiscal similar a la alemana, del 44%, no logra recaudar ese dinero como consecuencia de una agencia tributaria ineficiente e impotente ante los mil y un atajos que encuentran los griegos para evadirse del fisco. La economía sumergida es, al igual que en España, el salvavidas de muchas familias y empresarios que creen erróneamente que los servicios son gratis. No nos engañemos, no son gratis: los pagmos entre todos. De ahí el peligro de reducir impuestos, que sólo puede derivar en la disminución o desaparición de los mismos. Nada es gratis. Se ha de pagar entre todos. Si el no de Grecia no va unido a un nuevo concepto de solidaridad interna, no habrá salida. Los griegos deben tener claro que, de negarse al rescate europeo, serán ellos mismos los que deberán salvarse y eso sólo se conseguirá con responsabilidad. El problema a corto y medio plazo es que esa responsabilidad no se adquiere de un día para otro. Se empieza en las escuelas, sigue en casa y, finalmente, se aplica llegada la hora de entrar en el mercado laboral como asalariado o empresario. Pero no hay tiempo, habrá que aprender rápido y bien, y habra que ser muy valientes. Y muy responsables.


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