Revista Cultura y Ocio
La primera Gran Guerra, significó un acontecimiento único, un escenario de cambio, de enfrentamiento entre lo contemporáneo y propio del siglo XIX y lo actual propio del siglo anterior. Significó una ruptura en aquel mundo victoriano y anunciaba una etapa de la que Europa no se recuperaría hasta hace escasos años.
Tradicionalmente, ha sido desbancada en importancia por la II Guerra Mundial, y esta temporada, ami, me gustaría rescatarla del olvido.
El mundo europeo de inicios del siglo XX era un auténtico polvorín, en 1870 se había desarrollado una gran guerra entre Francia y Alemania. Los dos se habían vuelto entes poderosos, con enormes tensiones sociales internas, y que en general necesitaban desviar la energía del cambio y el progreso hacia el exterior.
Hoy quiero hablaros de la diplomacia
El conflicto de 1870, se había saldado con la victoria de Alemania, y la consiguiente incorporación de la Alsacia la Lorena, lo que provocó la ira de y el resentimiento de Francia. Durante años, Alemania creció industrial y militarmente, convirtiendose así en un importantísimo rival para el resto de estados.
Durante el inicio del siglo las alianzas fluctuaron intentando crear un status quo entre las potencias, pero en 1914 el juego había terminado. Dos grandes bloques se habían alzado por una parte Las potencias centrales, Alemania y Austria Hungria se unieron y por otra los llamados Aliados fueron Gran Bretaña, Francia y Rusia.
El entente entre naciones era fragil en extremo, sobre todo si tenemos en cuenta que el imperio austro-húngaro, Alemania, y Rusia, estaban unidos por lazos de parentesco, aunque al tiempo, los rusos se habían declarado defensores de los pueblos eslavos, como eran los eslavos de los Balcanes, que pretendían emanciparse del yugo austrohúngaro. Además entre Francia y Alemania solo se encontraba Bélgica, un país que Gran Bretaña había jurado proteger. italia y Portugal se encontraban en una situación neutral, pero venderían sus servicios al mejor postor, en busca de los "intereses nacionales". Además los diplomáticos que crearon esta situación pensaron que Austria debía unirse a la moribunda Turquía.
Y entre tanto, en neblinosas calles de Sarajevo, un hombre, una organización, tramaba un atentado que ningún diplomático pudo soñar...Se alzaba el crepúsculo de la vieja Europa...
La semana que viene, la Mano Negra