“No basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo.“
Con esta frase, pronunciada por el mismo Julio César, según nos cuenta Plutarco en sus Vidas paralelas, quiero destacar lo importante que es la imagen hoy en día. Además de hacer las cosas bien, tiene que parecer que lo estamos haciendo bien. Incluso se puede ir más allá, y es que, aunque no hagamos las cosas bien, al menos que parezca que lo hacemos bien. A lo que quiero llegar es a algo que está en boca de todos los jugadores durante estas semanas: Microsoft y Xbox One. Voy a intentar no entrar a valorar qué me parece la política que han tomado los de Redmond con respecto a su consola de nueva generación, sino simplemente enumerar los movimientos que están haciendo y la imagen que están dando al público, que, no nos olvidemos, es quien le va a comprar el producto, no las productoras ni las distribuidoras.
Conforme estoy escribiendo estas líneas, se acaba de confirmar el rumor de que Microsoft iba a cambiar las políticas de Xbox One. No puedo evitar recurrir a otra cita, esta vez del ingenioso Groucho Marx: “Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros“. Pero no me voy a desviar porque Microsoft se haya decidido a realizar este movimiento, bastante valiente y coherente, todo sea dicho, porque el daño en la imagen ya está hecho, y eso es muy difícil de limpiar.
Presentación en sociedad
Todo comenzó el día 21 de mayo. Sony ya había presentado su consola (que no mostrado) y Microsoft se veía en la urgencia de dar el paso antes del E3, donde todas desplegarían la artillería pesada. Los ejecutivos se frotaban las manos y estoy seguro de que hubo peleas para ver quién era el primero en salir al escenario y enseñar físicamente la consola. No tardaron más de dos minutos en mostrar al público Xbox One y así asestar una pequeña puñalada a Sony. Hagamos una breve parada: Xbox One. Después de unos meses nos hemos acostumbrado, pero “one” es uno en inglés, lo que viene a significar primero. ¿Es la primera consola de Microsoft? Después de 360, ¿por qué volvemos al 1? Quizás 720 quedaría un poco pasado de vueltas, pero otro nombre, al estilo Nintendo, como el rumoreado Fusion o Infinity, creo que hubiera resultado ser una decisión más acertada. Además de que en España no la llamaríamos Xbox Juan, que sería un punto muy a su favor. Poco más que comentar sobre su presentación, ya que este vídeo la resumió perfectamente.
Un día después, Microsoft tenía que dar un empujón a la presentación, así que unas entrevistas para profundizar más era lo ideal para la ocasión. Don Mattrick, una de las cabezas más visibles, habló con el Wall Street Journal y soltó la siguiente perla: “La retrocompatibilidad es ir hacia atrás“. En inglés la frase gana porque es un juego de palabras bastante divertido, pero lo importante es el significado. Probablemente, Mattrick tenga razón en despreciar la retrocompatibilidad, ya que sólo un porcentaje muy pequeño de jugadores la utiliza (un 5%, según sus datos). El problema radica en la forma tan directa de decirlo. ¿Hace falta que recuerde esas declaraciones de Phil Harrison en la que aseguraba que la vibración era cosa de la pasada generación (de PS2) cuando presentaron el Sixaxis (de PS3)? El tiempo pone a cada uno en su lugar.
El plato principal venía en el E3, sólo que ahora Microsoft tenía compañía y competencia. Unas horas antes de dar comienzo la feria, algunos periodistas anunciaban vía Twitter que sus entrevistas personales con ejecutivos de la gran M habían sido canceladas. Alegaban “problemas de agenda”. Para quien no lo sepa, las entrevistas del E3 se conciertan con meses de antelación ya que las compañías tienen que acoger a decenas de medios. Después de toda esta titánica planificación, Microsoft dice que tiene “problemas de agenda”. El verdadero motivo nunca lo sabremos, quizás era ése y estamos sacando las cosas de quicio, pero lo que ve el que está en el exterior es que Microsoft tiene algo que ocultar o no es capaz de defender lo que ha presentado.
Desprecio al consumidor
En esta situación, tenían dos opciones: parar, reflexionar y rectificar o seguir hacia delante sacando pecho de sus errores. En ese momento optaron por la segunda vía. Una de las funciones “estrella” de Xbox One era la conexión obligatoria cada 24 horas si no querías tener en casa un pisapapeles la mar de caro. Don Mattrick se tiró a la piscina sin mirar si había agua y dijo: “Por suerte, tenemos un producto para los que no puedan acceder a Internet; se llama Xbox 360“. Mattrick no fue el único, Phil Spencer se unió a la fiesta para confirmar las palabras de su compañero: “Si no tienes conexión, Xbox One no es la consola para ti”. Por si alguien no se ha dado cuenta, Microsoft va al E3 a presentar una nueva consola que tiene que vender a los usuarios. Es cierto que la cantidad de población que no tenga acceso a Internet hoy en día será mínima, pero no puedes pegar un portazo en la cara a todos ellos, porque estás quedando muy mal. Después de esto, salió a la luz la opinión de un militar norteamericano que calificaba de “pecado” la decisión de Microsoft.
La puntilla final la clavó, una vez más, la propia Microsoft. Major Nelson dijo durante una entrevista que “no vamos a cambiar nada de lo que hemos hecho con Xbox One. Estamos muy contentos” y “estamos seguros del rumbo que hemos tomado”. Esto ocurrió el día 15 de junio y el 19 se anuncia que Microsoft da marcha atrás y cambia sus políticas criticadas hasta la extenuación. Es tal el descaro con el que han actuado que, a pesar de haber tomado una decisión correcta (rectificar es de sabios), Xbox One se va a quedar en la tienda durante un largo tiempo, al menos por mi parte. Las diferencias entre las consolas de Sony y Microsoft son ahora mínimas y podrán competir en relativa igualdad, lo único es que Microsoft nos la ha metido doblada, se ha reído de nosotros y, luego, después de enorgullecerse de sus meteduras de pata, se ha retractado. Esto sólo se puede resumir en una frase: “Si cuela, cuela”, ¿a que sí, Microsoft?
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