Revista Ciencia

La importancia de que nuestros hijos aprendan a vivir con animales

Por Morgan Alberto Sánchez @mascotafriends_

Últimamente los niños que me cruzo mientras paseo con mi perro, rehúyen de él como si fuera una fiera incontrolable y que les va a hacer mucho daño si se les acerca a ellos.

Quizás sea sensación mía, pero creo que la nueva generación de humanos no saben vivir teniendo animales al lado o pasando a su lado. Es más, me aventuraría a decir que tienen miedo a que se les acerque cualquier animal, sea de la especie que sea.

Vivo al lado de un colegio y en hora punta de entrada de niños a clase, o sea las 9.00h de la mañana, me cruzo con padres y vástagos cuando paseo a esas horas con Kiba. Aún paseándolo con correa, aún teniéndolo a mi lado, aún teniendo 2 ó 3 metros de distancia entre ellos y nosotros, los padres cogen a sus hijos como si el perro se los fuera a comer si en un momento se descuidasen. Es una reacción proteccionista. Es instintivo. Pero también es enfermizo.

Dudo que todos esos padres que retiran a sus hijos de nuestro camino hayan pasado por una situación traumática con un perro. Dudo que si alguno la ha sufrido, que haya sido con un perro de las características de Kiba, un pointer blanco y negro. Y, rizando el rizo, dudo que la situación que les ha llevado a tener tanto miedo a los perros haya sido con uno que lleve correa. Entonces, ¿por qué este miedo irracional a los perros?

Kiba de cachorro

Kiba de cachorro

Antes, me acuerdo de todos los niños que se acercaban a Kiba cuando era un cachorro. No me extraña porque era adorable y parecía un peluche. Además, esos padres asustadizos azuzaban a sus pequeños para que le acariciaran. Ahora, que Kiba es más dócil, sabe comportarse mejor con niños, porque ya ha tenido experiencias con algunos, huyen de él como si fuera un león sujeto a una cadena. ¿Qué ha cambiado? ¿El tamaño de los dientes?

Los niños con los que juegan también tienen dientes, se pegan entre ellos en alguna ocasión, se hacen daño jugando,… ¿les prohibimos a nuestros hijos jugar con esos niños? Creo que la respuesta es obvia. Al igual que la educación de un perro depende de su dueño, la educación de un niño depende de sus padres. Yo educo a mi perro para que sepa vivir en convivencia con todo ser humano y los de su propia especie, ¿haces lo mismo con tus hijos? Creo que la respuesta a esta pregunta es el quiz de la cuestión.

Eduquemos a nuestros hijos de tal manera que sepan acercarse a los perros, que los acaricien, que sepan apreciar los cambios de estado de ánimo y vean también cuándo está nervioso. Los perros son animales con los que convivimos. Seguro que tienes algún vecino que tiene un perro grande. ¿Por qué no invitáis a vuestros hijos a acariciarlo si el dueño os lo permite? El que mejor conoce a su animal es su dueño, si él os deja es porque no les va a a hacer nada.

Kiba pidiendo caricias

Kiba pidiendo caricias

Lo mejor es que esos niños a priori asustadizos, que se acercan a acariciar a los perros, se convertirán en personas que comprenden a los animales y entienden que vivan entre nosotros, con nosotros. Incluso puede que en un futuro tengan uno viviendo con ellos, quién sabe. O, por el contrario, puede que ese miedo irracional a los animales que les inculcan sus padres desemboque en una fobia incontrolada y cualquier bicho sea causa de un ataque de pánico, como también he visto en algunos adultos cuando se les acerca un perro.

La importancia de que nuestros hijos aprendan a vivir con animales en Mascotafriends.com.


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