Los niños son pequeñas esponjas que absorben todo lo que ven. Aunque siempre hay una serie de ambientes que les afectan mucho más que los otros. Nos referimos a la familia que les rodea. Que es con quien más tiempo paso y con quien en verdad conviven. Es por ello, que debemos ser conscientes e intentar crear el mejor ambiente posible para que los niños crezcan de una forma saludable y con una gran autoestima. Vamos a ver como influyen los diferentes tipos de ambientes y como la crisis que estamos viviendo está influyendo mucho más de lo que nos pensamos. Y como afectará a las futuras generaciones que tendremos en nuestro país.
¿Qué es el ambiente familiar?
Se habla mucho de él. Y sabemos que es muy importante en el desarrollo de los niños. Pero, vamos a ir un poco más allá. Ambiente se define como lo que rodea a los seres vivos. Y cuando lo concretamos con familiar. Nos referimos a lo que respiramos en familia, la atmósfera que creamos dentro de la familia, si discutimos creamos un ambiente, si somos muy amables el ambiente será otro.
El ambiente familiar, lo podemos reducir, a los miembros de la familia con los que convivimos más de continuo. Y lo que más influye en el desarrollo de todo niño. Así que un día vayamos a ver a unos primos, no podemos englobarlo en el ambiente familiar ese rato que pasemos en su casa. Lo que no quiere decir que nuestro comportamiento tenga que ver para su futura personalidad y actitud hacia la vida.
Pero, con el ejemplo anterior, si que podemos decir. Que el ver a los primos una vez al año si que podría influir a los niños en ser más o menos despegados. Según nuestra actitud hacia la visita a la familia cuando hablamos en privado entre los miembros más cercanos de la familiar. Ya que los niños escuchan y aprenden. Aunque muchas veces nos parezca que no están prestando atención.
Diferentes tipos de ambientes familiares.
Es complejo marcar un tipo de ambiente. Ya que no es algo que sea siempre igual. Ni de día a día, ni de año a año. Y las circunstancias que nos ocurran, siempre influirán en los niños, y además en el ambiente que vamos a crear en torno a ellos. Algún ejemplo que no podemos evitar, puede ser el que nos quedemos en paro, por mucho que lo intentemos, seguro que no vamos a comportarnos de igual manera que antes. Al encontrar trabajo, pasará lo mismo, va a haber un cambio general dentro de la familia. Otro ejemplo totalmente externo, podía ser una enfermedad, que nos tengan que ingresar en el hospital… Todo esto influirá y en muchos casos no podremos hacer nada, o será muy complicado controlarnos.
Pero no tenemos que irnos a una situación tan extrema. No es lo mismo cuando llegamos a casa cansados que no nos apetece ni hablar a cuando llegamos alegres y con mucha energía para jugar con ellos. Y esto puede variar perfectamente de un día a otro. Es obvio que la vida es muy larga y nos es imposible controlar todas nuestras actitudes y formas de actuar.
Por eso, cuando hablamos de ambiente familiar, a mi me gusta verlo en un aspecto amplio. Es cierto que los niños son esponjas. Pero si el 95% del tiempo nos comportamos de una forma y solo un rato nos portamos de otra, no va a afectar de la misma medida al niño.
Ojo, no me refiero a casos extremos. Si 6 días a la semana somos muy respetuosos con nuestra pareja, la cuidamos colaboramos y el domingo nos volvemos locos y nos pegamos o la insultamos… Evidentemente influirá con más peso la violencia que el resto. Cuando yo hablo de tener un margen, me refiero a prestar más atención a estar un día más cansado, a decir un día un taco, pero corregirlo, a compartir las tareas del hogar, pero un día que estamos cansados hacerlo todo uno (tanto el hombre como la mujer)… Ese tipo de casos.
Influencias en el niño de los diferentes ambientes.
El ambiente que respiran los niños influye en muchos aspectos de su vida. Vamos a ver algunos de estos aspectos y como podemos ayudarle. Viendo que hay diferentes tipos de padres, según su forma de actuar con los niños.
- El padre autoritario. Impone lo que cree que es lo correcto y no hay discusión que valga.
- El padre permisivo. Deja mucha más libertad a los niños.
- El padre democrático. Toma las decisiones por consenso.
Como siempre la teoría es muy bonita. Ya que es muy raro encontrar a unos padres, que cumplan a raja tabla esta serie de condiciones. Por lo general suelen estar mezclados y dependen del momento en que se encuentren.
Así lo que vean los niños serán lo que suelen adoptar como lo normal y como se debe ver la vida. Si somos autoritarios, lo mismo le pasará al niño cuando esté con sus amigos, intentando imponerse.
Si es permisivo, se supone que va a ser un niño sin muchas normas y muy tolerante.
Y en el caso democrático, tendremos niños que les guste interactuar con los demás y escuchar las diferentes opiniones.
Todo es muy bonito cuando hablamos de ello. Aunque como siempre es la teoría. A la hora de la verdad, todo es muy complejo.
Con nuestra actitud, estamos jugando con la personalidad que va a tener nuestro niño. Y curiosamente, siempre queremos que se parezca a nosotros, incluso, cuando pensamos que algo nos ha traído algún tipo de problemas. Por que al fin y al cabo, pensamos, si tuve este problema en que no me relacionaba, pero a la larga eso me hizo que me conociera mejor a mi mismo y eso es lo que quiero para mi niño.
Yo no creo que haya una forma ideal de crear un ambiente familiar. Evitando como siempre los extremos. Recuerda que hoy no hablamos de los casos extremos como son la violencia, el machismo… Sino, la forma de interactuar entre los miembros de la familia que no tenga problemas. En otro artículo hablaremos de los verdaderos problemas del ambiente familiar problemático.
Dentro de la personalidad, influirá en todos los aspectos que nos podemos imaginar. Aunque siempre tendrá su toque personal, debido al resto de ambientes que visitará, como el colegio, los amigos, actividades…
La autoestima. Un ejemplo son las familias americanas. Las cuales trabajan muchisimo la autoestima de los niños. Yo siempre diré lo mismo, lo mejor es que sea un niño equilibrado. Ya que si tiene exceso de autoestima, no va a escuchar críticas y no va a poder aprender. Y si le tenemos sin autoestima, no va a ser capaz de tomar sus decisiones ni de imponerse en ningún momento.
Las relaciones sociales: Como interactuemos con nuestro niño. va a influir también en como se acabará relacionando con los demás niños y con los adultos. Debemos saber escuchar y mantener conversaciones serias con los niños. Y por supuesto, tambien conversaciones de broma y de juego.
La implicación: El llegar hasta el final y meterse en proyectos que le puedan gustar no por sacar algo sino por diversión.
La cultura: Muchas veces no nos damos cuenta, pero la cultura es fundamental que nos vean interés por el conocimiento. Si no lo hacemos, le estamos condenando a no mostrar interés por aprender (por gusto no por obligación). Si los niños ven que en casa se ven los programas del corazón, si en las comidas, hablamos de lo bueno que es un jugador de fútbol o los amoríos de una de las de hombres mujeres y viceversa. Luego no podemos exigir al niño que lea un libro. O pedirle que tenga curiosidad por aprender cosas. La cultura se mama desde el nacimiento. No creo que nos cueste mucho ponernos diferentes documentales delante de ellos y hablar de actualidad de las noticias en las comidas (sin violencia y sin ser muy autoritarios con nuestras posturas) Y luego si queremos cuando se vayan a la cama, vemos los programas del corazón. O ver algún partido de fútbol. Pero no demostrarle que el fútbol es lo principal en esta vida. Y si no leemos, es el momento ideal para descubrir un nuevo mundo en el que no hay edad para empezar. Que no lo hayamos hecho o no nos guste no quiere decir que ya nunca nos va a gustar.
Un caso no tan curioso, más bien común.
Es algo que he estado pensando durante toda la semana. Ya que el pasado fin de semana, me paso algo curioso en el parque. Cuando estábamos a punto de irnos para casa. De repente vi venir corriendo hacia el parque a una madre de unos 30 años con su hijo y unos amigos del niño que tendrían alrededor de 8 años.
La cuestión es que la madre iba poseída, diciendo frases tales como:
“Dime quien es ese Jorge que te ha pegado, que se va a enterar ahora”.
“Vamos a por él.”
Vamos me recordó totalmente cuando tenias 16 años y veías a un niño que iba a por otro a pegarle una paliza. La cara totalmente descolocada, mirando hacia todos los lados y con una agresividad que me dio miedo hasta a mi. En cosa de 30 segundos, ya tenía a todos los niños del parque detrás de ella queriendo saber que iba a pasar. En ese momento nosotras nos fuimos.
No se si el otro niño había pegado a su niño y seguro que ella tampoco. Tendría la versión de su hijo. El cual estoy segura no es una joya. Ya que viendo a lo que está acostumbrado a ver.
Creo que nadie tendrá ninguna duda de que será de ese niño. Cuando tenga 14 años, irá buscando pelea y en cuanto alguien le diga algo que no le guste, tendrá exactamente la misma actitud que ha visto a su madre y que considerará lo normal. Después diremos que los niños son malos, que son violentos. Sin pararnos a pensar, que pasa de verdad, donde está el problema. Y nos olvidaremos como siempre, de que la educación, el ambiente y la situación son mucho más fuertes que la genética.
No nos damos cuenta de que somos su principal ejemplo durante un largo periodo de tiempo. Y después lo serán sus amigos, la tele, vídeo juegos… Con lo que debemos tratar de hacerlo bien, al fin y al cabo, solo dura unos años nuestra gran influencia. Y si sentamos bien las bases, todo estará hecho.