Recientemente estuve reflexionando sobre un libro: Rarita y adorable, de Sarra Manning, publicado hace unos pocos meses en España. Yo leí este libro en inglés hace más de dos años, antes de todo el boom de literatura juvenil romántica

Y hay algo que debemos dejar claro: que se hubiera publicado antes no habría garantizado que el libro hubiera tenido más o menos éxito. Ahora bien, creo que entonces habría tenido a su favor el factor innovador, habría aportado algo «nuevo». Ahora, sin embargo, este aspecto del libro ya no destaca.
Aparte de Rarita y adorable, hay otro libro o, mejor dicho, saga de libros, que se vio afectada por el momento en el que se publicó: Vampire Academy, de Richelle Mead. El primer título de la saga se publicó a mediados de 2007, en pleno bombardeo de literatura vampírica juvenil. Fue tal el bombardeo que recibió el público, que incluso ahora, siete años después, hay muchísimas personas que siguen afirmando estar saturadas y hartas de esta temática. Eso ha provocado que una saga tan maravillosa como esta pase muy desapercibida, algo que personalmente me da muchísima pena. Lo que me da más rabia es que Vampire Academy, más allá de ser una saga de vampiros, poco tiene que ver con la gran mayoría de libros que se publicaron en ese momento. Pero eso poco importa, el hecho es que la saga llegó en mal momento y la editorial no supo hacerla resaltar.
Estos son solo dos casos para ejemplificar un factor muy importante en el mundo de la edición, un factor que, como ya hemos visto, puede ser decisivo en la trayectoria de un libro. ¿Vosotros qué pensáis al respecto? ¿Conocéis otros casos?