La importancia del uso del protector solar

En primavera y verano es la época del año en la que nuestro cuerpo está más expuesto a los rayos solares y por eso no podemos olvidarnos nunca de nuestro mejor aliado para protegernos, el protector solar.

Necesitamos protegernos de las radiaciones ultravioletas UVA, y sobre todo UVB que provocan la mayoría de los problemas cutáneos derivados de la acción solar, del fotoenvejecimiento cutáneo y que incluso en los casos más graves, puede llegar a desarrollar un melanoma o cáncer de piel.

Aunque el sol nos aporte un bonito bronceado, sensación de buen humor y vitamina D, la excesiva exposición al sol es tremendamente nociva y especialmente sin no llevamos ninguna protección solar.

Es bueno recordar antes de adquirir nuestro protector solar que hay varios tipos de protección diferentes y que para determinar el factor de protección solar (FPS) que se adapte mejor a nuestra piel se debe tener en cuenta: el tipo de piel y el estilo y el destino de nuestras vacaciones.

La protección baja (de 6 a 10), es la menos recomendada y es para aquellos que se broncean con facilidad. También se puede usar, cuando uno ya se ha bronceado, y quiere seguir tomando el sol. Recordad que siempre, aun cuando ya estemos  morenos, debemos protegernos del sol.

Protección media (entre 15 y 25), para quien se broncea y, a veces se quema, o su piel se pone roja ante la exposición solar.

Alta protección, el índice de entre 30 y 50, para pieles con problemas para broncearse, y por lo general se queman. De todas formas, estos factores de protección también están indicados para las primeras exposiciones al sol, se tenga la piel que se tenga, ya que los primeros días, son lo que hay que tener más cuidado.

Protección extrema índice por encima de 50, para casos muy determinados, como personas con problemas dermatológicos, que no producen melanina, protección de heridas y/o cicatrices, etc.

Nunca te olvides de aplicar la crema solar media hora antes de la exposición solar, volver a aplicar la crema cada dos horas, aproximadamente y evitar la exposición solar entre las 12 y las 15 horas de la tarde.

La protección frente al sol debe formar parte de nuestra rutina de cuidado de la piel, no sólo por una cuestión estética para evitar el envejecimiento, ya que el sol es uno de los factores que más lo acelera, sino también por una cuestión de salud.