Revista Cultura y Ocio
Por Ezequiel Tena
Corcuera ha dado una patada en la puerta de Ferraz. De esta forma abandona el PSOE el que en su día diese nombre a la famosa ley de la patada en la puerta de 1992. La decisión de abandonar el partido socialista le honra. Llega a destiempo, como ocurre siempre a los socialistas. Corren nuevos tiempos para la jauría; la vieja guardia echa una mirada retrospectiva a la criatura engendrada y observa en ella -una vez más y siempre- el empeoramiento de la especie. Vuelven y vuelven -y vuelven a volver- los tics totalitarios. Frente a ellos el anonadamiento, el horror, el balbuceo y el discurso vacío certifican la imposibilidad de la regeneración del socialismo. "¿He sido yo?". La pana de la chaqueta es buena para el carpintero que sueña ser ebanista: el socialismo es mágico en la utopía que no puede realizarse. Imposibilidad del socialismo, dijo Hayek: antes y después. Y un fiasco sin precedentes en el durante. No es la única imposibilidad. Pienso que el Capitalismo tiene su propia y grave ceguera, y que ésta proviene de los millones de almas que sumamos al conocimiento descentralizado el sesgo con que el interés individual mira al mundo. Imperativo de presente. La falta de perspectiva trascendente de nuestras acciones y la futilidad de la trascendencia (no religiosa o no meramente religiosa) se ponen de manifiesto en el apremio que nos obliga a realizar la vida (individual) única exclusivamente en el marco de la competitividad. Son formas de sociedad que usan de la coacción: o violencia ejercida contra la realidad por desconocimiento criminal de ésta (socialismo) o constricción de la libertad al servicio del beneficio (Capitalismo). Socialismo y Capitalismo no son sin embargo igualmente aprovechables.
El Capitalismo puede y debería ser reformado, redirigido hacia un principio superior de promoción de la vida. Pero tranquilos, capitalistas: no lo será. Y ese es el drama. Pero esa es otra historia. El Socialismo no puede salvarse, es escombro intelectual.