Hay cuestiones en la política, y en la vida, que no deben permitirse, bajo ningún concepto. Declaraciones como las del alcalde de Valladolid, Francisco de la Riva, deberían ser reprendidas duramente y tener consecuencias directas en un partido serio. Sin embargo, asegurar que la ministra de Salud, Leire Pajín, tiene unos “morritos” que cuando los ve sólo piensa en “una cosa”, no es merecedora de una reprobación pública del partido y de medidas contundentes en un país en el que el machismo sigue estando demasiado presente. En su momento, se corrió un tupido velo y sólo se escucharon algunas voces críticas, aunque nada ejemplarizantes.
Y ahora ha vuelto a demostrarse una tibieza preocupante y decepcionante: el personaje en cuestión afirmó que sus palabras sobre la ministra le beneficiarán en las próximas elecciones municipales (ha obtenido cinco mayorías absolutas consecutivas) gracias a un “efecto bumerán”, sin que el PP lo haya parado de ninguna manera. ¿Y cuáles son las consecuencias? Pues que un tipo como éste, con un largo historial de declaraciones asquerosamente machistas e inaceptables en un cargo público, se crece y se siente impune. El mensaje lanzado indirectamente por la dirección del PP, que en su momento llegó a respaldarlo totalmente con mensaje de móvil del propio Mariano Rajoy incluido, es: no te preocupes, digas lo que digas, aquí está el partido para apoyarte.
El mismo apoyo que ha recibido Carlos Fabra, presidente de la Diputación que ayer se quitó de un plumazo cuatro de los delitos por los que estaba imputado, después de que prescribieran. El juez no lo ha declarado inocente, sino que ha afirmado que no puede pronunciarse por el tiempo transcurrido. Sin embargo, el PP, en vez de pasar de puntillas por un asunto que debería ser vergonzante en cualquier casa, saca pecho. Su vicesecretario de comunicación, Esteban González Pons, afirmó que la decisión judicial (que, en ningún momento analiza el fondo de la cuestión y los delitos fiscales) es “una buena noticia para sus amigos y una mala noticia para los fans de los banquillos mediáticos”. Es decir, que sin que se haya demostrado que no cometió fraude fiscal en, al menos, cuatro ocasiones, sin que haya dado explicaciones sobre los 3,6 millones de euros aparecidos en sus cuentas y con una causa aún abierta por cohecho y tráfico de influencias, el PP cree que es una “buena noticia”. ¿Qué será lo siguiente? ¿Hasta dónde se puede llegar sin ser realmente castigado por tu partido?
Y con todas estas situaciones, que se suman a otras muchas que se dan en casi todas las siglas, algunos políticos siguen preguntándose por qué los ciudadanos se muestran desencantados y colocan a la clase política en el tercer lugar de los problemas más acuciantes de este país.