Desde el pediatra hasta la prima del pueblo y pasando por todas las revistas de puericultura, libros de crianza populares y programas de televisión:
*No cogerlo en brazos para que no se acostumbren.
*Que aprendan a dormir solos cuanto antes.
*Que aprendan a controlar esfinteres lo antes posible.
*Que aprendan a comer solos lo antes posible.
*A caminar lo antes posible .
*A hablar lo antes posible.
*Hay que llevarlos a la guardería cuanto antes para que se vayan acostumbrando de cara a *la entrada al cole y no se debe postergar esta mas allá de los 3 años que si no, no se acostumbrará a los 6, cuando ya sea obligatorio....
Prisas, prisas y mas prisas.
Queremos que crezcan rápido y que sean autónomos lo antes posible.
Queremos prepararlos para manejarse por si mismos lo antes posible, ergo...¿queremos prepararlos para nuestra ausencia?.
Está claro que los padres no siempre vamos a poder estar presentes, a veces por motivos de trabajo o por que inevitablemente,los padres no somos eternos....
Por supuesto ninguno de nosotr@s queremos tampoco que nuestros hij@s lleguen a la edad adulta necesitándonos para todo.
Para la primera opción, el trabajo, no veo por que ha de existir la premura en el fomento de la independencia, ya que aunque nosotros no estemos, nuestros hijos siempre quedaran a cargo de alguien que pueda hacer por y con ellos, aquello que por madurez propia no puedan.
En el segundo de los casos, la muerte....para esta no hay preparación que valga. Nada te prepara para la perdida de un ser querido.
Mi padre murió cuando yo tenía 16 años, le estaba prácticamente conociendo por que fue un padre ausente por circunstancias de su vida, durante la totalidad de la mía.
El vinculo que teníamos por entonces quizás no era muy fuerte y aun así, sentí muchísimo su muerte repentina.
El día que mi padre murió, me sentí huérfana, lloré su perdida y hace relativamente poco que realicé un duelo simbólico por el...
En el tercer caso, la edad, tampoco veo las prisas, ellos van a crecer queramos/quieran o no, por que el paso del tiempo pertenece , junto a la muerte, a ese grupo de hechos inexorables que tanto pueden asustar.
No podemos prepararlos para lo inevitable, ni tampoco para la perdida.
No hace falta que sean autónomos antes de tiempo, podemos dejarles encontrar su ritmo.
Si la vida me priva alguna vez, antes de tiempo, de poder estar a su lado, que se lleven todo mi tiempo, todos mis desvelos y todos mis cuidados.
Que me puedan recordar al pie de su cama y al lado de su cuaderno mientras hacían los deberes.
Que recuerden que les dije adiós cuando fueron de excursión y que me recuerden a su lado esperando en la sala de espera del medico.
Que recuerden mi cara de boba mientras les hacia el avión con una cuchara.
Que recuerden que les deseaba suerte antes de cada examen en la puerta del colegio.
Que sepan que estuve, que no me tengan que imaginar, que me recuerden siempre a su lado.
El dolor será el mismo cuando yo falte y entre medias habremos disfrutado.
La independencia está sobre valorada cuando hablamos de niños.
No debemos cortar sus alas, ni coartar su independencia, hay que ayudarles a conseguir poco a poco esa autonomía que todos necesitamos en la vida, pero sin prisas por favor, por que la infancia se va y no vuelve y la madurez llega por si sola, aunque no queramos.