El deporte más popular de nuestro país no admite tiempos de transición en estas épocas. La realidad de hoy marca que de un día para el otro, cualquier equipo puede pasar de estar en el paraíso a estar en el infierno, o viceversa. Esta característica se da en todos los clubes, pero en los recién ascendidos se nota mucho más por su condición de tales y los cambios se ven en la tabla de promedios.
Los casos principales hoy en día son los de Olimpo de Bahía Blanca y All Boys. El elenco bahiense había comenzado el presente campeonato en zona de descenso directo, pero gracias al buen rendimiento demostrado y a los resultados obtenidos en los primeros partidos del Clausura le posicionaron momentáneamente fuera de peligro. A pesar de haber caído en el último compromiso ante San Lorenzo de Almagro, el entusiasmo de la gente Aurinegra está en alza debido al saludable momento que atraviesa el cuadro de Omar De Felippe.
El opuesto de Olimpo es All Boys. El conjunto de Floresta había sido una de las revoluciones del Apertura -de la mano de Matías Pérez García como principal figura-, certamen en el cual derrotó contra casi todo pronóstico a Boca Juniors y Estudiantes de La Plata. A pesar de haber incorporado jugadores de calidad y experiencia en el último receso, el nivel demostrado por los Albos en este torneo fue totalmente diferente al del certamen anterior. En estos momentos están 18° en la tabla en la que ningún club quiere figurar y por ello, si la temporada terminara hoy, jugarían la promoción contra un equipo de Nacional B.
Otro ejemplo de esto es Huracán de Parque Patricios, que tras la salida del técnico Miguel Ángel Brindisi y la asunción de Roberto Pompei parece haber encontrado en la dupla Javier Cámpora-Rolando Zárate la fórmula para empezar a salir del fondo del mar paso a paso.
Lo mismo sucede con otras instituciones, pero como no están comprometidas con la lucha por la permanencia, se les presta poca atención. En el fútbol argentino todo cambia de una fecha a la otra, no hay términos medios: pasás de ser héroe a villano en un instante, parece que todo lo sólido se desvanece en el aire.