Dejando a un lado las reseñas de discos y todo lo demás, hoy voy a escribir una pequeña reflexión que quiero compartir con vosotros.
A lo largo de todos estos años muchas sociedades se han apoyado en la música para luchar por su causa, era como un elemento liberador de expresión para las personas. Para otras personas era como su única vía de sálida, y ciertamente para otras su fuente de alimentación.
Pero quería hablaros de la influencia de la música en "menor escala". De cómo la música puede influir en la vida de una persona. Realmente cuesta creerlo, sin embargo, es cierto. Yo que sólo soy un simple oyente que debo de conocer una mínima parte de todas las bandas y toda la música en su totalidad, amo la música como el que más. Hay una cosa que es innegable, y es que con la música sentimos. ¿Quién no ha sonreído escuchando esa canción que tanto le gusta, o que le recuerda algún momento especial de su vida? ¿Quién no ha dejado que la música le ayude a curar alguna que otra cicatriz?
La música es algo que nos acompaña en el día a día, es algo que se remonta millones de años atrás, incluso es más antigua que el mismo ser humano. Yo, al contrario que otras personas, he aprendido a no vivir sin ella. ¿Por qué debemos negar algo que nos hace cambiar nuestro estado de humor, que hace aflorar infinidad de sentimientos, o que nos hace sentir vivos?
La música es como una gran pregunta retórica, y es que no tiene respuesta. O lo que es mejor, no la necesita.