Integrado por personas internadas y externadas del Hospital Borda y por ciudadanos sanos (si es que alguien lo está), el Frente de Artistas del Borda es una organización independiente que desde 1984 busca cuestionar el imaginario social de la locura y contribuir, en base a la legislación vigente, al llamado “proceso de desmanicomialización”. El martes de la semana pasada, sus responsables denunciaron “los reiterados robos sufridos en el último año y medio”. El episodio delictivo más reciente ocurrió el miércoles 25 de julio y provocó el mayor daño en el Taller de Música, “al que despojaron de herramientas del trabajo diario”.
Es un ejercicio recomendable leer el comunicado entero que el FAB publicó en su propio blog. Además de hacer públicos los actos de vandalismo, el texto propone algunas preguntas que invitan a la reflexión. Por ejemplo, qué entienden por “seguridad” el director del hospital y el Gobierno de la Ciudad; porqué la administración PRO contrata a empresas de vigilancia privada sin la idoneidad necesaria para trabajar en instituciones de atención pisquiátrica; si existe alguna intencionalidad política en estos ataques.
Lo que pasa en/con el Borda -o, en otras palabras, lo que el Poder Ejecutivo y la Legislatura de la CABA deciden en materia de salud pública mental- dista de ser una prioridad (ni si quiera un tema mínimamente relevante) para la mayoría de los porteños. En este caso particular, son pocos los que se solidarizaron con la comunidad del hospital cuando soportó un año sin gas, o ahora cuando resiste el proyecto de construcción de un centro cívico en un predio donde ¿funcionaban? los Talleres Protegidos de Rehabilitación.
Salvo contadas excepciones, nuestra prensa contribuye a la indiferencia ciudadana ya que les niega una cobertura sostenida a los conflictos mencionados. A lo sumo, presenta de manera aislada sucesos como la irrupción sin permiso judicial de la Policía Metropolitana o la realización del acampe iniciado el sábado pasado y extendido hasta el próximo jueves.
Curiosamente las palabras “loco” y “locura” aparecen con frecuencia en nuestro discurso cotidiano (si las habremos pronunciado entre insultos en estos diez días de metroparo). Igual presencia tiene el sustantivo “in/seguridad“.
Con suerte, la mención de este último término en la denuncia blogger del Frente de Artistas del Borda consigue llamar la atención de los porteños -y de sus representantes- hacia una problemática que supera la situación particular de un solo establecimiento y que compromete, nada más y nada menos, que a nuestra salud mental. La de todos.
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