"La inseguridad no te abandona nunca", decía la actriz Penélope Cruz el pasado fin de semana en una entrevista para D7. Así es. Y es bueno. Ya comentamos aquí en el post "Lecciones de Mckinsey", como un ex de la firma, hoy con responsabilidades europeas en Oracle, Miguel Milano, me comentaba que una de las primeras cosas que aprendes al llegar a la consultora es a ser un "insecure overachiever". Según sus palabras, "si estás demasiado seguro de que vas a hacer algo bien, lo haces mal; si tienes dudas, las cosas te mantienen alerta y las sacas adelante. Ésta forma de afrontar los retos es muy importante para el éxito".
Es esa especie de "miedo controlable" que te hace estar alerta permanentemente sin paralizarte. En esa sensación que te permite estar concentrado sin caer en la autocomplacencia y la relajación. No es fácil, pero conviene tenerlo en cuenta. El exceso de confianza suele jugar malas pasadas.
Pilar Jericó, en su blog, al dar algunos tips para speakers, decía: "Hablar en público siempre me impone. Es un miedo, no paralizante, pero sí lo noto. Y eso es bueno, porque significa que estoy alerta. Por eso, si te ocurre a ti, ¡bienvenido al mundo de los mortales! El reto no es no sentirlo, sino que no te impida hablar".
Una cierta inseguridad (tensión sana o eustrés) es buena; mucha inseguridad (tensión insana o distrés) algo fatal. No se preocupe si siente nerviosismo antes de una presentación a un cliente, de una conferencia, de impartir un curso, de conocer a alguna personalidad.. Es normal. La cuestión es enfrentarse al reto. Habitualmente el miedo desaparece con el conocimiento: cuantas más veces has realizado algo, más cómodo se siento uno, e incluso llega un momento que se empieza a "fluir" (flow) con aquellas experiencias que gustan a pesar de la tensión del momento. Las primeras veces, para que el miedo disminuya dedique más tiempo a llevarlo todo bien preparado; a medida que gane más experiencia reduzca la inversión en preparación.
Siempre que escuche a un actor de teatro veterano, le oirá decir que a pesar de llevar 20 ó 30 años sobre el escenario, le sigue teniendo respeto al público. Le impone. Así es, son actos en directo, como los eventos o ciertos programas de televisión, y en esas circunstancias no todo es controlable. Por tanto, para quedarse tranquilo, sepa que con el tiempo y la experiencia se gana seguridad, pero el respeto siempre existe. No busque que desaparezca, gestiónelo.