Revista Infancia

La inteligencia múltiple y las cinco mentes del futuro (h...

Por Jmburson @jmburson

LA INTELIGENCIA MÚLTIPLE Y LAS CINCO
MENTES DEL FUTURO (H...
LA INTELIGENCIA MÚLTIPLE Y LAS CINCO MENTES DEL FUTURO (Howard Gardner)
El autor de la inteligencia múltiple nos presenta un nuevo ensayo sobre la mente del futuro, en el promueve un análisis del tipo de mente de la que se tendrán que dotar nuestros niños y jóvenes para desarrollarse adecuadamente en la sociedad del Siglo XXI.
Gardner reflexiona que la educación consta de un conjunto de prácticas muy conservadoras ejercidas por un conjunto de instituciones de carácter también muy conservador. Los cambios sociales exigen nuevas formas y nuevos procesos educativos porque la mente que aprende se debe conformar y extender de una forma que hasta ahora no había sido vital o, por lo menos, no tan vital.
Los jóvenes deben aprender a pensar de una manera científica si quieren entender el mundo moderno y participar en él. El ciudadano que no comprenda el método científico no podrá tomar decisiones fundadas sobre el tratamiento médico que deberá seguir cuando se encuentre ante una serie de opciones ni tendrá una base suficiente para evaluar afirmaciones contradictorias sobre la crianza infantil o sobre la mejor psicoterapia. Si no domina mínimamente la informática, no podrá acceder a la información que necesite y menos aún usarla o sintetizarla de una manera productiva o reveladora.
Los educadores deben estar al tanto de los descubrimientos que surgen del laboratorio psicológico, de las máquinas que exploran el cerebro y, dentro de muy poco, del proyecto del genoma humano. En efecto, si quienes se han formado para ser educadores no adquieren esta información, los alumnos y sus padres se dirigirán a quienes puedan «leer» estos registros y la educación puede acabar convirtiéndose en una rama de la medicina aplicada.
Gardner distingue cinco tipos de mentes precisas para enfrentar el futuro del Siglo XXI:
La mente disciplinada. La mente del futuro debe ser disciplinada en dos sentidos. En primer lugar, debe dominar las principales formas distintivas de pensar que ha creado el ser humano: la ciencia, las matemáticas y la tecnología, pero también el pensamiento histórico, artístico y filosófico. En segundo lugar, debe dominar diversas maneras de ampliar la propia formación durante toda la vida, de una forma regular y sistemática.
En el futuro necesitaremos una forma de disciplina menos ritualista y mucho más interiorizada. Quienes tienen esta disciplina siguen aprendiendo, pero no porque se les haya programado para que pasen dos horas cada noche con los libros. Siguen aprendiendo y desarrollando su comprensión disciplinaria por otras dos razones: 1) porque comprenden que, dada la constante acumulación de nuevos conocimientos, datos y métodos, deberán estudiar toda la vida; 2) porque disfrutan -yen el fondo se apasionan- con el proceso de aprender sobre el mundo. Como decía Platón hace ya muchos siglos: «Mediante la educación, debemos ayudar al estudiante a disfrutar con lo que tiene que aprender».
La mente sintética. Aunque la educación debe partir de las aptitudes básicas y las disciplinas tradicionales, no puede acabar ahí. Cuando nos encontremos ante una cantidad excesiva de información deberemos ser capaces de resumirla con precisión, sintetizarla de una forma productiva y hacer que nos sea útil. Este objetivo supone un pensamiento de carácter interdisciplinario, una forma de pensamiento poco comprendida pero cada vez más importante.
La mente creativa. En el futuro, prácticamente todo lo que esté regido por reglas se hará con mayor rapidez y precisión mediante el uso de ordenadores (en realidad, podría haber dicho «hoy» en lugar de «en el futuro))). Se tendrá en gran estima a las personas que puedan ir más allá de la síntesis disciplinaria e interdisciplinaria para descubrir nuevos fenómenos, nuevos problemas y nuevas preguntas y puedan contribuir a su resolución  por lo menos hasta que se presente el siguiente enigma.
Mediada la infancia, nuestra tendencia a conectar ya ha sido aleccionada o domeñada. Los estudios de la capacidad metafórica indican que los niños pequeños tienden a producir más metáforas -de las graciosas y de las erróneas- que los niños de más edad. Los niños de 6 años o más aplican una especie de censura.
Hay un grupo de edad que no necesita ningún estímulo para adoptar una actitud creadora. Se trata de los niños pequeños, justo antes de empezar la enseñanza formal. Estos niños no sólo se sienten intrigados por una amplia variedad de fenómenos, experiencias, temas y cuestiones, también se empeñan en explorarlos sin necesidad de aliento y menos aún de recompensas..../.... En cierto sentido, la mente del niño de 5 años representa la cima del poder creativo. En consecuencia, el educador se enfrenta al desafío de mantener viva la mente y la sensibilidad de los niños pequeños.
Puede que la falta de crítica sea uno de los encantos de la mente infantil, pero el adolescente suele ser demasiado crítico consigo mismo y con los demás y esta actitud hipercrítica puede frustrar la creatividad.
Quienes estén «enganchados» a la actividad creadora usarán los ordenadores como prótesis intelectuales para manipular variables o acumular unas cantidades de información que habrían sido inconcebibles antes de nuestra era.
La mente respetuosa. Siempre ha sido deseable educar a las personas para que por lo menos sean tolerantes con quienes tienen un aspecto diferente, actúan de una manera distinta y, quizá, son distintos a ellas. Puede que antes fuera posible encerrarse en uno mismo o dentro de las propias fronteras. Pero ya no es así. Si no podemos aprender a convivir con los demás, el planeta pronto quedará despoblado, y a menos que nos respetemos mutuamente y valoremos nuestras diferencias, lo máximo que podemos esperar es una paz precaria. Si queremos formar adultos respetuosos con las diferencias tendremos que ofrecer lecciones y modelos educativos que fomenten esta actitud.
Los estudiantes deben entender por qué aprenden lo que aprenden y cómo se puede aplicar este conocimiento de una forma positiva. Una de las tareas de quien estudia una disciplina es entender el mundo. Pero otra es usar esta comprensión para mejorar la calidad de vida y procurar que esta comprensión no se use de una forma destructiva. Ésta es una de las razones por las que el servicio a la comunidad y otras formas de «entrega» son una parte importante del currículo de cualquier centro.
La mente ética. Más allá de un mundo que no se destruya existe el mundo en el que realmente nos gustaría vivir. Este mundo está habitado por personas honradas, consideradas y constructivas, dispuestas a sacrificar sus propios intereses en favor de las necesidades y los deseos de la comunidad. El respeto se da entre las personas; la ética se ocupa de la forma de la sociedad. Debemos educar -y, en el fondo, inspirar a los jóvenes para que deseen vivir en un mundo marcado por la integridad y guiado por el desinterés, y para que estén dispuestos a asumir la responsabilidad de lograr este objetivo.
Página de Howard Gardner

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