Revista Ciencia

La interpretación de Copenhague y el principio de complementariedad

Publicado el 08 marzo 2015 por Rafael García Del Valle @erraticario
<img src="//i0.wp.com/www.erraticario.com/wp-content/plugins/send-to-kindle/media/white-15.png" alt="" title="" width="" height="" data-recalc-dims="1">Send to Kindle<img src="data:image/gif;base64,R0lGODlhAQABAIAAAAAAAAAAACH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAICRAEAOw==" data-lazy-original="http://i2.wp.com/www.erraticario.com/wp-content/uploads/2015/03/Gota-de-agua.jpg?resize=472%2C312" alt="Gota de agua" title="" data-recalc-dims="1"><noscript><img src="//i2.wp.com/www.erraticario.com/wp-content/uploads/2015/03/Gota-de-agua.jpg?resize=472%2C312" alt="Gota de agua" title="" data-recalc-dims="1">La interpretaci&#243;n de Copenhague pasa por ser la explicaci&#243;n m&#225;s aceptada de la naturaleza descrita por la f&#237;sica cu&#225;ntica. B&#225;sicamente, viene a decir que no se puede explicar el mundo a una escala cu&#225;ntica. No porque falten datos, sino porque el mundo es as&#237;, incierto. Falta la l&#243;gica cl&#225;sica. Y el mundo, dicen los partidarios de esta interpretaci&#243;n, s&#243;lo puede ser explicado desde ella.As&#237;, cuando se realiza un experimento, no se puede saber qu&#233; ocurre durante el mismo; simplemente,&#160; algo cambia. Por ejemplo, los f&#237;sicos colocan un pu&#241;ado de electrones en un disparador que apunta a una placa con dos rendijas, detr&#225;s de la cual hay una pantalla receptora. Luego activan los aparatos, en este caso el disparador y los sistemas de medici&#243;n, y, al final, miran a ver c&#243;mo ha acabado la cosa, o sea toman nota de lo que sale en la pantalla receptora. Lo que sale es un patr&#243;n de interferencias, que s&#243;lo es posible si se propagan ondas, no si se disparan part&#237;culas.Los defensores de la interpretaci&#243;n de Copenhague dicen que la cuesti&#243;n cient&#237;fica se limita a registrar los datos obtenidos por los detectores. Preguntarse qu&#233; ha pasado aqu&#237; no tiene sentido, porque el proceso por el cual una part&#237;cula se ha comportado como una onda no es l&#243;gico y, adem&#225;s, no ha podido ser observado ni medido, y, por tanto, no es cient&#237;fico.Erwin Schr&#246;dinger ide&#243; su famosa paradoja del gato muerto y vivo al mismo tiempo para demostrar cu&#225;n absurdo era preguntarse por el discurrir de los experimentos. En esa l&#237;nea, tras la Segunda Guerra Mundial, el &#233;xito de la revoluci&#243;n tecnol&#243;gica gracias a la mec&#225;nica cu&#225;ntica extendi&#243; la m&#225;xima del &#8220;c&#225;llate y calcula&#8221;, una actitud que a&#250;n hoy sigue siendo mayoritaria.Todo se reduce a salvar la l&#243;gica cl&#225;sica para que siga explicando el mundo, aun sabiendo que esta l&#243;gica es insuficiente. Werner Heisenberg reconoce en su ensayo F&#237;sica y Filosof&#237;a:&#8230;la interpretaci&#243;n de Copenhague parte de una paradoja: describimos nuestras experiencias en los t&#233;rminos de la f&#237;sica cl&#225;sica y al mismo tiempo sabemos, desde el principio, que estos conceptos no se ajustan con precisi&#243;n a la naturaleza.Hay un problema de partida con la interpretaci&#243;n de Copenhague: impone una naturaleza cl&#225;sica al universo, cuando el universo &#8211;incluido el ser humano&#8212; tiene su origen en las leyes de la f&#237;sica cu&#225;ntica. Se da por hecho que un experimento es una observaci&#243;n de un sistema cu&#225;ntico desde una tribuna cl&#225;sica, en la que se sit&#250;a el observador; a pesar de que los aparatos de medici&#243;n determinan los resultados, se siguen considerando fuera del sistema observado, en una realidad gobernada por la f&#237;sica cl&#225;sica, de modo que jam&#225;s se podr&#237;a llegar a conocer el universo en su totalidad siguiendo este proceso.Deber&#237;a ser el mundo cl&#225;sico el que se explique desde una posici&#243;n cu&#225;ntica, y no al rev&#233;s. Ahora bien, una cosa es conocer los principios y otra muy diferente poder aplicarlos. &#191;Puede el ser humano llegar a conocer la realidad desde esa otra perspectiva? &#191;O est&#225; condenado por los l&#237;mites que le impone su propia naturaleza? Es lo que se preguntaba Heisenberg cuando reflexionaba sobre los instrumentos con que los seres humanos se acercan a la realidad:&#8230;el instrumento de medici&#243;n ha sido construido por el observador; y debemos recordar que lo que observamos no es la naturaleza en s&#237; misma, sino la naturaleza presentada a nuestro m&#233;todo de investigaci&#243;n. Nuestro trabajo cient&#237;fico en f&#237;sica consiste en hacer preguntas acerca de la naturaleza con el lenguaje que tenemos, y en tratar de obtener respuestas de la experimentaci&#243;n, con los m&#233;todos que est&#225;n a nuestra disposici&#243;n. De este modo, la teor&#237;a cu&#225;ntica nos recuerda, como dice Bohr, la vieja sabidur&#237;a que aconseja no olvidar, al buscar la armon&#237;a de la vida, que en el drama de la existencia somos al mismo tiempo actores y espectadores.La interpretaci&#243;n de Copenhague naci&#243; del pensamiento de Niels Bohr y Werner Heisenberg en la d&#233;cada de 1920. Pero Bohr quiso hallar una soluci&#243;n a las paradojas de la f&#237;sica cu&#225;ntica. Como punto de partida, es necesario comprender que las paradojas se producen porque se piensa desde el paradigma cl&#225;sico. Y, desde la interpretaci&#243;n de Copenhague, no es posible pensar de otra manera.Fue as&#237; que Bohr desarroll&#243; el principio de complementariedad. Dos principios son complementarios si constituyen una descripci&#243;n completa de un sistema y, al mismo tiempo, son mutuamente excluyentes o incompatibles, como los conceptos de onda-part&#237;cula, necesarios para describir una &#250;nica entidad que no puede ser, por tanto, ni lo uno ni lo otro.La descripci&#243;n de la totalidad de los fen&#243;menos exige el uso de conceptos mutuamente excluyentes desde la l&#243;gica cl&#225;sica. Los experimentos s&#243;lo pueden mostrar una u otra parte, pero nunca el todo. Y el resultado depende de c&#243;mo se decida realizar el experimento. Esto significa que no es posible conocer una realidad objetiva, pues toda realidad manifestada en el espacio-tiempo ha sido condicionada por alg&#250;n proceso de observaci&#243;n, es decir, de interacci&#243;n entre objetos cu&#225;nticos, como un fot&#243;n incidiendo sobre un electr&#243;n, determinando as&#237; sus cualidades de part&#237;cula; antes de ese encuentro, el electr&#243;n no pod&#237;a ser una part&#237;cula, pues tambi&#233;n pose&#237;a cualidades de onda.Para que una observaci&#243;n sea objetiva, es necesario que el sistema sea cerrado, es decir, que no exista interacci&#243;n con elementos externos al objeto observado que puedan alterar las condiciones de dicho objeto. Algo que es imposible en el postulado cu&#225;ntico desde el momento en que el mismo acto de observaci&#243;n altera el experimento.No se puede afirmar, por tanto, que existe una realidad independiente, porque esa realidad depende de que se produzcan interacciones entre los diferentes objetos que entran en el sistema, incluyendo al sujeto observador. La tribuna cl&#225;sica desde la que observa el cient&#237;fico es un simple montaje sin valor epistemol&#243;gico serio, &#250;nicamente sirve a motivos pr&#225;cticos y tecnol&#243;gicos.Ahora bien, desde este marco no es posible hacer las cosas mejor, pues el argumento de la complementariedad afirma que la realidad es ambigua por naturaleza. Arbitraria, pues como se ha dicho los m&#233;todos cient&#237;ficos exigen un imposible: toda observaci&#243;n objetiva pasa por la eliminaci&#243;n de perturbaciones externas, pero la observaci&#243;n es ella misma una perturbaci&#243;n.Entonces, si no se puede observar un sistema porque se lo altera, si la descripci&#243;n objetiva del sistema es incompatible con la observaci&#243;n, ha de reducirse a abstracciones. El postulado cu&#225;ntico impide construir im&#225;genes espacio-temporales y causales &#8211;recrear lo que ocurre en mitad del experimento de la doble rendija, por ejemplo&#8212;.Seg&#250;n el argumento de complementariedad, nada en la naturaleza existe en un estado cl&#225;sico salvo que est&#233; sometido a observaci&#243;n. Sin embargo es necesario describirlo mediante el lenguaje cl&#225;sico para comunicarlo a otros seres humanos, limitados por la necesidad de visualizar los fen&#243;menos. La complementariedad amplia el marco cl&#225;sico y permite que convivan fen&#243;menos aparentemente contradictorios, al emplear simult&#225;neamente conceptos excluyentes entre s&#237; para describir la realidad. Detr&#225;s de la paradoja onda-part&#237;cula, por ejemplo, s&#243;lo cabe concebir una entidad abstracta con todas las cualidades de ambas, imposible de ser conocida directamente por el cient&#237;fico, que debe elegir, en virtud de sus aparatos de medici&#243;n, entre detectar una onda o una part&#237;cula.La realidad ser&#237;a, seg&#250;n esta interpretaci&#243;n, y saltando varias d&#233;cadas desde Bohr para aplicar el lenguaje de ahora, la informaci&#243;n que tenemos para comprender el universo y que determina lo que es posible y lo que no. La realidad cambia en funci&#243;n de la informaci&#243;n disponible.Esto implica que el concepto limitado de la realidad que tenemos los humanos no es una falta por nuestra parte, sino que la realidad misma impone dicha limitaci&#243;n. John A.&#160;Wheeler comparaba, en su breve ensayo&#160;Law without law,&#160; la observaci&#243;n cu&#225;ntica con un juego de las veinte preguntas distorsionado. Un equipo debe averiguar la palabra escondida, y pregunta al otro equipo, el cual va contestando s&#237; o no: &#191;Es un animal? S&#237; &#191;Tiene pelo? No &#191;Tiene plumas? S&#237;&#8230;Lo peculiar del juego &#8220;cu&#225;ntico&#8221; es que el equipo que responde no tiene ninguna palabra escondida: cada miembro va respondiendo a cada pregunta seg&#250;n las respuestas previas de sus compa&#241;eros, de modo que su propia respuesta sea compatible con las anteriores, pero la respuesta final es tan incierta para unos como para otros. En cada respuesta, el que contesta debe tener una palabra en mente que concuerde con el conocimiento que ha ido surgiendo. El segundo en responder tendr&#237;a que reducir sus opciones a un animal; el tercero, responder&#237;a descartando de su imaginaci&#243;n mam&#237;feros peludos, etc&#8230;Mientras no se desvele la palabra, &#233;sta ir&#225; cambiando de un miembro a otro sin que nadie sepa en qu&#233; va a terminar el juego. Si es que termina.</span>

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